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Antigua. Historia y Arqueología de las civilizaciones

Conjunto arqueológico de Tarraco

Presentación del conjunto arqueológico de Tarraco

Primer cuartel de invierno de Gneo Escipión en el año 218 a. C. y gran base militar del ejército romano en Hispania durante la Segunda Guerra Púnica (218-206 a. C.), Tarraco fue el nombre que los latinos dieron al oppidum ibérico de Cese. Con estatuto de ciudad libre o federada, la ciuitas republicana recibió probablemente de Julio César el título de colonia romana en la asamblea provincial del año 49 a. C. Augusto residió en la ciudad durante dos años (27-25 a.C.) recuperando su maltrecha salud durante las guerras cántabras. Tarraco vio entonces confirmada su importancia como cabeza de un conventus judicial y capital de la provincia Hispania Citerior, desde ahora también denominada Tarraconense.

La Tarragona actual conserva un gran número de monumentos de época romana aceptados por la UNESCO desde el año 2001 como Patrimonio de la Humanidad: un amplio circuito de las murallas romanas republicanas, el foro augusteo con la gran basílica jurídica, el teatro construido cerca del puerto, el gigantesco foro provincial flavio compuesto por un templo de orden gigante, dos plazas superpuestas en conexión axial y un circo transversal, el anfiteatro extramuros de inicios del siglo II d. C., termas, casas, calles...

La ciudad estaba rodeada por densas áreas de necrópolis, siendo destacable el cementerio paleocristiano surgido en los siglos V y VI d. C. junto a la basílica funeraria de los mártires del 256 d. C. Fructuoso, Augurio y Eulogio. Fuera de la ciudad son destacables las canteras del Medol, el sepulcro turriforme denominado de los Escipiones, la villa romana dels Munts, el arco de Bará construido sobre la Vía Augusta, el acueducto de Les Ferreres y el mausoleo tardorromano de Centcelles con su gran cúpula decorada con un espectacular y único mosaico polícromo figurado.

Entre las colecciones arqueológicas del Museu Nacional Arqueològic y del Museu d'Història de Tarragona, además de amplios conjuntos de elementos arquitectónicos, esculturas, objetos de bronce, mosaicos, numismática y ceramología, ha de destacarse la mayor colección de epigrafía latina de todo el occidente romano con más de 1.200 inscripciones catalogadas.

Joaquín Ruiz de Arbulo
Universitat de Lleida

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