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Carlos de Gante

Carlos de Gante


Don Juan de Austria

Peter O'M. Pierson

Santa Clara University, California


     Don Juan de Austria (1547-1578), hijo natural de Carlos V, es una de las figuras más fascinantes del siglo XVI. Bosquejos biográficos aparecieron durante su vida y después de su muerte, incluso uno por el Sieur de Brantôme. Figura prominente en las apologías de Antonio Pérez, quien trataba de envenenar sus relaciones con su medio hermano, Felipe II. La primera biografía detallada, hecha por Lorenzo van der Hammen y León, se publicaba en 1627. Con respecto a Van der Hammen, Baltasar Porreño no publicaba su biografía de Don Juan, la cual no aparece impresa hasta 1899. Don Juan también entraba en el mundo de la ficción. Juan Rufo le hace héroe de su épico Austriada, y Lope de Vega le ponía sobre la escena.

     Las guerras largas entre católicos y protestantes influyeron en el tratamiento que le dieron los historiadores extranjeros, cuyos prejuicios colorearon sus obras. Durante el siglo XIX su vida tuvo una fascinación romántica. La mejor biografía fue una de aquel siglo, escrita por el victoriano inglés Sir William Stirling-Maxwell, Don John of Austria, 2 tomos (Londres, 1883). En español me gusta más la de Carlos Ibáñez de Ibero, marqués de Mulhacén, Don Juan de Austria, político y innovador (Madrid, 1944). La mayoría de las otras de nuestro tiempo son populares, aunque algunas son buenas.

     Muchas cuestiones se quedan sin resolver, y tal vez no encontremos nunca las soluciones. Don Juan es un personaje tan importante, que los archivos de Europa y América se han minado a fondo siguiendo su pista, y me parece improbable que se encuentre mucho más sobre él.

     Las primeras cuestiones sobre esta figura se refieren a su nacimiento y a sus padres. En un codicilo a su testamento de 6 de Junio 1554, Carlos V admitía que «por quanto estando yo en Alemania, después que embiudé, huve un hijo natural de una muger soltera, el que se llama Gerónimo.»

     ¿Cuál fue el año del nacimiento de Don Juan, 1545 o 1547? Carlos V no lo dice. Pero sabemos que estaba en Regensburg (Ratisbona) en la primavera y verano de 1546. Mientras que unos contemporáneos afirmaban que fue en 1545, la evidencia más antigua en España sobre su edad y lugar de nacimiento la encontramos en ceremonias públicas, que apoyan la fecha de 1547. El día exacto, dado muchas veces, 24 de febrero, podría deberse a una circunstancia sentimental, porque es el día del nacimiento de Carlos V. Pero puesto que el niño era concebido en Mayo de 1546, puede ser posible.

     ¿Quién era su madre? Los documentos contemporáneos nombraba a Barbara Blomberg.

     La tradición mantiene que, al tiempo de su relación intima con el emperador, ella tiene dieciocho años, era guapa, cantaba bien, y era de la clase burguesa alemana. Después del nacimiento del hijo del emperador, se desposaba con Jerôme Pyramus Kegel, un comisario en la corte de María de Hungría en Bruselas. Quizás María estaba a cargo del destino del muchacho. Cualquier nombre que se le diera el día del bautismo era lo de menos, pues el muchacho empezó a ser conocido como Jeromín, como si Jerôme Kegel fuese su padre.

     Kegel y Barbara tenían dos hijos; el padre y el menor de ellos murieron en 1569. Como viuda, Barbara empezaba a recibir una pensión de Felipe II, como madre de Don Juan. Ella pronto empezó a vivir de forma escandalosa y por encima de las posibilidades de esta renta, hasta que, en 1577 Don Juan lograba con engaños que su madre viajara a España. Se conservan unas cartas de ella pidiendo dinero de Felipe II después de la muerte de Don Juan. Barbara moriría en Colindres en 1598.

     Se equivocan las biografías más antiguas al afirmar que la madre de Don Juan era una mujer de la alta nobleza alemana, aunque otras que hacen mención de Barbara Blomberg, dicen que ella era la verdadera madre. Algunas veces Barbara, encolerizada, le decía a Don Juan que ella no era la madre, pero siempre aceptó el dinero que le daban en este concepto..

     ¿Qué llevó a Carlos a reconocer a Don Juan? En su testamento dice que «unas causas que á esto me mueven» pero nunca explicaba las causas. El año 1554 fue muy difícil para Carlos, su salud estaba quebrantada, y pensaba frecuentemete en la muerte. Una explicación de carácter religioso me parece más apropiada.

     En el año 1550, cuando las cosas estaban mejor, Carlos decide que un músico flamenco de la corte y su mujer española, Ana de Medina, acojan a Jeromín en España, en pueblo de Leganés. ¿Por qué? Una vez reconocido por el padre natural a la edad de tres años, el niño se sometía a la responsabilidad del padre. Se comunicó entonces a Medina y a su marido que el niño era el bastardo de un cortesano, y que tenían que tratarle como a hijo propio, por cincuenta ducados anuales. ¿Esperaba Carlos que Jeromín muriera en su niñez o desapareciera? No lo puedo decir.

     Pero en 1554, claramente Carlos decidía proveer a Jeromín. Lo que el emperador tiene en cuenta aparece en su testamento: «que pudiéndose buenamente endereçar que de su libre y spontánea voluntad él tomase hábito en alguna religión de frailes reformados, á lo qual se encamine, sin hacerle para ello premio ni extorsión alguna. Y no pudiendo esto guiar assí, y queriendo él más seguir la vida y estado seglar... treinta mil ducados en el reyno de Nápoles....».

     En 1554 Carlos mandaba que Jeromín pasara de Ana de Medina, ahora viuda, a Doña Magdalena de Ulloa, esposa de su consejero y confidente, Don Luis de Quijada. Durante los cincos año siguientes Jeromín vivió en el castillo de Quijada, en Villagarcía de Campos. Doña Magdalena y su marido se convierten en sus nuevos padres adoptivos. Mientras que sus biógrafos, como el Padre Coloma, muchas veces hacen un romance caballeresco de su vida en Villagarcía, estos años serían cruciales en la formación de su carácter y su primera enseñanza.

     A Yuste fue llamado el niño, de once años de edad, en 1558, al lado del emperador, que no hacía ningún señal de reconocimiento de la paternidad, aunque comenzaban a correr rumores de la misma. Para aquella fechas ya sabía Felipe II que tenía un hermano. Carlos V se moría en septiembre 1558 y Felipe debía cumplir el testamento de su padre.

     Felipe II se encontró por primera vez con Jeromín en 1559 cerca de Valladolid. Inmediatamente Felipe cambió el nombre de su medio hermano Jeromín por el de Juan, el nombre de otro hermano suyo difunto en la infancia. Desde este punto la carrera pública del señor Don Juan de Austria está bien documentada. Podemos trazar con exactitud su educación en la corte y en la Universidad de Alcalá con sus sobrinos, Don Carlos y Alessandro Farnese, que tienen dos años más que él. Los retratos de su juventud muestran un mozo guapísimo y de buen estado, rubio y con ojos azules. Él se convertía enseguida en el querido de todos, y se hablaba mucho de sus amantes cuanto tenían sólo diecinueve años. Sabemos que tuvo dos hijas. La primera, nacida en España y reconocida como doña Ana de Austria, y puesta en un convento, se hacía monja llegando a ser abadesa de las Huelgas de Burgos. Su madre era una María de Mendoza, pero María de Mendoza, había tantas. María de Mendoza por Mercedes Formica (Madrid, 1979) persigue el misterio de esta mujer. La segunda de estas hijas fue Donna Giovanna d'Austria, nacida en Nápoles, y después de pasar muchos años en un convento fue liberada por Felipe III y se desposada con un príncipe italiano.

     Claro, Don Juan había sido educado para «la vida seglar». Su tentativa en 1565 de escaparse de la corte a Barcelona, para irse con la armada para salvar Malta, convencía a Felipe II de que su hermano debía ser empleado como guerrero y hombre del estado. Y, así, Don Juan, como Don Carlos, empezó a asistir a las sesiones del consejo de Estado.

     Sus relaciones con Don Carlos merecen más atención. Fue la advertencia de Don Juan, en enero de 1568, lo que movió a Felipe II a encarcelar a su hijo. Don Juan ya había sido nombrado capitán general de la Mar y estaba a bordo de su galera cuando moría Don Carlos. Al volver a la corte en Octubre, descubrió la muerte de la reina Isabel de Valois, otra compañera de su juventud.

     En este momento surge otro problema: el descontento de Don Juan sobre su estado público dentro de la familia real y la corte. Desde el principio Felipe ordenó que Don Juan tuviera su casa aparte del Palacio Real, que fuera tratado de «Excelencia», y no de «Alteza», como era la costumbre con personas de sangre real.

     De este modo, en ceremonias públicas Don Juan se colocaba detrás de la familia real, pero delante de los grandes. No obstante, en privado era considerado como uno más de la familia, y llevaba a sus sobrinas al bautismo.

     A pesar de que estuvo al lado de Felipe en la vigilia por la reina difunta, no apareció en la ceremonia funeral pública. ¿Que pasó? Se rumoreaba que Don Juan, con profunda emoción, había manifestado su descontento sobre esta situación a Felipe II, mostrándole su deseo de ocupar un lugar prominente en la ceremonia. Felipe rechazó esta propuesta y le invitó a calmarse, por lo que Don Juan se retiraba a un monasterio.

     Pocas semanas después, tenía noticia de la sublevación de los moriscos de Granada y se ponía al servicio de su hermano. Don Juan había aceptado completamente su destino en servicio de la dinastía Habsburgo. En la primavera de 1569 Felipe le ponía al cargo de los comandantes regionales para proseguir la guerra contra los moriscos. Conservamos de esta campaña la primera correspondencia sostenida por Don Juan y podemos ver a través de ella su manera de trabajo, sus sentimientos, su estilo, mucho más vivo y claro que el estilo de Felipe.

     Interesante fue la solicitud de Felipe hacia su hermano, por ejemplo cuando amonestaba a Don Juan porque acaudillaba un ataque, teniendo su morión arañado por un mosquetazo. O cuando Quijada estaba herido mortalmente y en la correspondencia se puede comprender la pena de Don Juan. En esta correspondencia hay lugar para más trabajos de investigación sobre la sublevación de los moriscos y el papel de Don Juan en ella.

     Su participación en la guerra de Lepanto también están bien documentada. Cabe investigar más los hechos referidos al mundo Mediterráneo a la luz de la obra de Fernand Braudel y la de los otros muchos que la siguieron. La toma y pérdida de Túnez por Don Juan en 1573-74 demandan un nuevo estudio, y también su diplomacia y otras actividades en Génova y el norte de Italia. Y siempre vale la pena la consideración de sus relaciones, casi todas por carta, con su media hermana Margarita de Parma.

     Los historiadores todavía no pueden decidirse si Don Juan era un espadachín o un hombre de estado. Sus contemporáneos, Felipe incluso, no estaban seguros de ello. El Cardenal Granvelle y el marqués de Mondéjar creían que él era poco más que un bizarro, pero ambos tenían razones personales para mantener esta opinión. Yo pienso que la verdad es que Don Juan era al mismo tiempo un gran espadachín y buen hombre de estado.

     Hay también cuestiones pendientes sobre los secretarios y su influencia en Don Juan: Antonio Pérez en la corte, y el sustituto de Juan de Soto con Juan de Escobedo.

     Las últimas cuestiones pertenecen al nombramiento de Don Juan como gobernador general de los Países Bajos. Don Juan en su correspondencia con Margarita de Parma dejaba claro que no deseaba el oficio de ninguna manera. Sin embargo, poco tiempo pasó en Madrid entre la noticia de le muerte de Requesens en Marzo de 1576 y el nombramiento de Don Juan para este cometido. ¿Hubo un debate? Transcurrieron 20 días entre el recibo de las órdenes por Don Juan y su aceptación y salida de Nápoles. Sabemos que Don Juan y el marqués de Santa Cruz preparaban en ese momento un proyecto para un ataque contra las costas de Túnez, pero ésta no parece razón suficiente para este retraso y dilación.

     Está asimismo el tema de su visita a Madrid, en vez de acudir directamente a Bruselas. Don Juan tenía sus propias fuentes de información en los Países Bajos. Demandaba a Felipe el envío de dinero, y éste parece el problema principal, antes de su salida de Italia. Cuando el dinero no había llegado aún a mediados del mes de agosto, Don Juan viajaba a Madrid. Afirmaba que había recabado información nueva sobre los desordenes de Flandes que hacía necesaria una conversación personal con Felipe. Otros afirmaban que el interés por esta entrevista derivaba del plan propuesto por Roma a Don Juan consistente en invadir Inglaterra, liberar y desposar a María, reina de Escocia, y restaurar en Inglaterra la sumisión a la iglesia católica romana. ¿Pero por eso era necesario que él viajara a Madrid? Lo cierto es que permaneció dos meses en Vigevano, esperando la vuelta de su secretario Juan de Escobedo, antes de viajar a España.

     El nombre de Escobedo suscita otras cuestiones sobre la suspicacia que se crecía en Madrid acerca de las ambiciones de Don Juan y el papel de sus secretarios, de Antonio Pérez y del propio Felipe, tema que configura una gran parte del libro famoso de Gregorio Marañón, Antonio Pérez (Madrid, 1947). A mi juicio, Marañón tiene una estimación demasiado baja de Don Juan.

     Su relación con los Países Bajos suscita también más cuestiones. Cuando llegaba por fin a Luxemburgo, su ejército se había amotinado y saqueado Amberes. ¿Si había llegado en Julio o Agosto, podría Don Juan haberlo impedido en vez de viajar a Madrid ? ¿Se rompía el pacto de los Estados con su falta de paciencia? ¿Intentaban el príncipe de Orange y sus confederados asesinarle? Él lo creía así cuando tomaba Namur y reclamaba la vuelta del ejercito. Después de una victoria en Gembloux, en Enero de 1578, y una campaña deshilvanada durante el verano, Don Juan moría de disentería el 1 de octubre 1578 en su campamento, cerca de Namur. Muchas veces se ha afirmado que Don Juan se malogró como gobernante, mientras que su sucesor Alessandro Farnese tuvo éxito en el gobierno de los Países Bajos. Pero los dos, siempre amigos, pensaban de la misma manera. La política de Farnese parece una continuación de la política adoptaba por Don Juan después del fracaso de la política de amnistía, que podía suceder sólo al precio de la rendición de todo el poder real. El éxito de Farnese resulta de dos cosas, que solo se hicieron patentes después de la muerte de Don Juan: la revolución social que comenzó en Gante en 1578 -que impelía a casi todos los nobles al campo real-, y el mejoramiento de las finanzas de Felipe II después de la adhesión de Portugal en 1580.

     La carrera de Don Juan de Austria todavía deja muchas cuestiones abiertas.

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