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1

Tomo II, pág. 35.

 

2

Die Geschichtschrelber der Araber und ihre Werke.-Götingen 1882.

 

3

Mission scientifique en Tunisie (1882), par O. Houdas, professeur á l'École des lettres d'Alger, et René Basset, chargé de cours á l'École des lettres d'Alger. -Alger, 1884.

 

4

Véase tomo III de este BOLETÍN, pág. 67, y tomo IV, pág. 159 y 320.

 

5

Fita (D. Fidel). Lámina celtibérica de bronce, hallada en el término de Luzaga, partido judicial de Sigüenza. Véase este BOLETÍN, t. II, pág. 25.

 

6

Zobel (D. Jacobo), ibid., ibid., pág. 43.

 

7

Saavedra (D. Eduardo). Mems. de esta Academia, t. IX.

 

8

94. A. R. 621. -Entretanto Retógenes, por sobrenombre Caraunio (según otros Caravino), el ciudadano más esforzado de Numancia, acompañado de cinco amigos, otros tantos criados é igual número de caballos, atravesó en una noche oscura el espacio que mediaba entre los dos campos, sin ser visto, y con una escala doblada ó especie de puente que llevaba, así que llegó subió á las fortificaciones con sus amigos. Muertos aquí los centinelas que había de una y otra parte, despacharon á la ciudad los criados, y subiendo los caballos por medio de la escala, escaparon á las ciudades de los arevacos, suplicándoles con ramos de oliva que socorriesen á los Numantinos sus parientes. En muchas ciudades los despidieron al instante sin oírles por temor á los romanos; pero   —28→   en cierta poderosa ciudad llamada Lutia, distante de Numancia trescientos estadios, la juventud se puso de parte de los numantinos, é indujo á la ciudad á que los auxiliase; bien que los ancianos avisaron de esto á Scipión por bajo de cuerda. Informado á la hora octava de lo que pasaba, marchó con diligencia con la mayor parte de la infantería que pudo, rodea al amanecer á Lutia con sus tropas, y pide que se le entreguen los principales de la juventud; pero como le respondiesen que ya había marchado esta, les amenazó por un trompeta que saquearía la ciudad si no le entregaban los autores. Aterrorizados con esto los ciudadanos le entregaron cuatrocientos jóvenes, á quienes cortó las manos; y quitándoles la guarnición, al día siguiente al amanecer entró en su campamento. (Traduc. de Appiano Alejandrino por Rui Bamba revisada por D. Eduardo Saavedra. Via entre Uxama y Augustobriga, Mems. Acad. de la Historia t. IX, pág. 96.)

 

9

Dificultades tipográficas de última hora impiden consignar en la transcripción de esta leyenda la forma especial de su segunda letra, debiendo remitir al lector al grabado de la moneda.

 

10

Véase el tomo IV del BOLETÍN, pág. 209.