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La cursiva de los fragmentos que de ahora en adelante citaré, es mía.

 

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Entre otros autores en los que aparece el tema, señalo Ovidio, quien en el Libro IV de las Metamorfosis (135-141), hace que Tisbe, al despertar y ver a Píramo muerto, intente recoger su último suspiro con su boca. El motivo aparece asimismo en el área de la tradición popular: lo encontramos, en el Romancero, por ejemplo, en el romance «Ferido está don Tristán», donde del protagonista, herido de muerte y su enamorada doña Iseo se cuenta que, «Tanto están boca con boca / como una misa rezada» (192-193). También en Romeo y Julieta de Shakespeare, la protagonista besa los labios de su amante muerto, en este caso, no para recoger la vida sino para recoger el veneno que queda en sus labios e intentar realizar, de este modo, la fusión en la muerte. Pocos años más tarde, Juan de Jáuregui volverá a proponer una variante del tema en su Orfeo, al componer los versos en los que trata de la muerte de su protagonista: «La vida, entre los últimos alientos, / espira el labio, que inspiró mil vidas: / y el resonar «Eurídice» en voz clara, / fue el alma, que su pecho desampara» y «muerta, la lengua a Eurídice respira; / rota, la cuerda a Eurídice resuena». (II: 62, vv. 213-216 y 64, vv. 267-268, respectivamente). Sólo un ejemplo de su persistencia en la literatura de nuestros días: en su extraordinaria novela La saga/fuga de j.b., Gonzalo Torrente Ballester introduce el motivo en el relato de la muerte de una abuela (Lilaila) y la asimilación de su alma por parte de la nieta (Celinda). En el texto se lee: «Cuando Lilaila expiró, Celinda tenía la boca abierta, y la cerró enseguida, y la mantuvo cerrada varios días: creía haber tragado el alma de su abuela, y evitaba su posible escapatoria. No volvió a abrirla hasta que creyó haberla asimilado; más aún, le pareció que el alma de Lilaila, emigrada a su almario, le daba vigor para mantener el secreto, de momento, y, más adelante, para llevar a cabo sus recomendaciones». (143)

 

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En las notas suplementarias a su edición de la poesía y prosa de Garcilaso, Bienvenido Morros da una exhaustiva información sobre las fuentes clásicas del motivo y su nueva vitalidad en el Renacimiento.

 

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Alusión al verso 11 del Soneto V: 17. La referencia a Garcilaso no quiere sino señalar un momento álgido en la recreación del tema. En mi utilización del verso hay algo de juego y mucho de homenaje al poeta.

 

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La retórica de la metamorfosis de Constanza remite por sus modalidades pero no por sus causa, a los mitos de Dafne (árbol-laurel) y de Anaxarete (estatua de piedra-mármol). Quiero señalar también que el expediente ha sido aplicado anteriormente en la novela: el primer caso tiene como sujeto Auristela (122) y el segundo a Periandro y sus compañeros (243).

 

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Función diferente adquieren los hallazgos narrativos a partir de los libros autobiográficos de Goytisolo, Coto vedado y En los reinos de taifa. Véase especialmente, José Manuel Martín Morán, en «La escritura mística de Juan Goytisolo»; también, entre los muchos críticos que señalan fases diferentes en la evolución de Goytisolo, véanse, Annie Perrin-Françoise Zmantar, en «El mito del laberinto»; Annie Perrin, en «Répétition (et inversion) dans l'oeuvre de Juan Goytisolo» y Andrés Sánchez Robayna, en «Introducción» a su edición de Juan Goytisolo, Paisajes después de la batalla, quienes indican en Señas de identidad la ruptura con el patrón realista.

 

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Este ensayo se constituye como una clarificación de su propia poética y por esto acojo aquí los avisos de José Manuel Martín Morán acerca de que los estudiosos de la obra de Goytisolo a menudo «nos dejamos iluminar por la palabra autorizada y encaminamos nuestras interpretaciones por sus mismos derroteros» («Instrucciones»163) y el de Andrés Sánchez Robayna que en la «Introducción» a su edición de Paisajes después de la batalla, advierte: «la perspectiva crítica autorial ha de entenderse tan sólo como tal punto de referencia y nunca, claro está, como perspectiva privilegiada, pues puede darse por parte del autor, como es nuestro caso, una engañosa «falacia intencional»que coarte otras dimensiones interpretativas» (13, n. 4).

 

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Enmiendo los errores evidentes en la edición de Contracorrientes, reproduciendo el mismo discurso pronunciado en el acto de recepción del premio Europalia en 1985 y publicado también por la revista Anthropos, 60-61 (1986): 44-50: «el» por «al» y «Quijote» por «Quijote».

 

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Francisco Márquez Villanueva en «Ser y estar en Las virtudes del Pájaro Solitario», habla del «cervantizar» de Goytisolo como «afortunado neologismo de formación intencionadamente paralela a 'judaizar' e 'islamizar', y al recordar la fundamental vertiente paradójica de Cervantes, afirma: «'Cervantizar' quiere decir también un voluntario asentarse en un terreno creador calculadamente determinado por lo paradójico. Aunque el nuevo libro explora una de las zonas más siniestras y negativas de la experiencia humana, está hecho, sin embargo, de páginas luminosas y de infinitos escarceos irónicos» (157).

 

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Revista Hispánica Moderna. Número Homenaje a Susana Redondo, 49 (Diciembre, 1996), 375-92.