Jornada III |
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Sale el CONDE de camino.
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CONDE | Trae
los caballos de la rienda, Tello, | | que a pie quiero gozar
del día bello, | | pues tomó de este monte | | el día posesión
de este horizonte. | | ¡Qué campo deleitoso! | 5 | Tú
que le vives, morirás dichoso, | | pues en él,
don García, | | dotrina das a la filosofía,
| | y la mujer más cuerda, | | Blanca en virtud, en
apellido Cerda; | 10 | pero si no me miente | | la vista, sale
apresuradamente | | con señas celestiales | | de
entre aquellos jarales | | una mujer desnuda; | 15 | bella será,
si es infeliz, sin duda. | |
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(Sale DOÑA BLANCA
con algo de sus vestidos en los brazos, mal puesto.)
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DOÑA BLANCA | ¿Dónde voy
sin aliento, | | cansada, sin amparo, sin intento, | |
entre aquesta espesura? | | Llorad, ojos, llorad mi desventura,
| 20 | y en tanto que me visto, | | decid, pues no resisto,
| | lenguas del corazón sin alegría. | | ¡Ay,
dulces prendas cuando Dios quería! | |
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CONDE | Aunque
mal determino, | 25 | parece que se viste, y imagino | | que está
turbada y sola; | | de la sangre española | | digna
empresa es aquesta. | |
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DOÑA BLANCA | Un
hombre para mí la planta apresta. | 30 |
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DOÑA BLANCA | Quiero
esconderme entre la verde rama. | |
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CONDE | Mujer,
¡escucha, tente! | | ¿Sales, como Diana de la fuente | | para
matar, severa, | 35 | de amor al cazador como a la fiera? | |
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DOÑA
BLANCA | Mas, ¡ay, suerte dichosa!, | | este es el Conde. |
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CONDE | ¡Hija,
Blanca hermosa! | | ¿Dónde vas desta suerte? | |
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DOÑA
BLANCA | Huyendo de mi esposo y de mi muerte.
| 40 | Ya las dulces canciones | | que en tanto que dormía
en mis balcones | | alternaban las aves, | | no son, ¡oh,
Conde!, epitalamios graves. | | Serán, ¡oh, dueño
mío!, | 45 | de pájaro funesto agüero impío,
| | que el día entero y que las noches todas | | cante mi muerte por cantar mis bodas. | | Trocóse
mi ventura; | | oye la causa y presto te asegura, | 50 | y ve
a mi casa, adonde | | muerto hallarás mi esposo. ¡Muerto,
Conde! | | Aquesta noche, cuando | | le aguardaba mi amor
en lecho blando, | | último del deseo | 55 | término
santo y templo de Himeneo, | | cuando yo le invocaba
| | y la familia recogida estaba, | | entrar le vi severo,
| | blandiendo contra mí un blanco acero; | 60 | dejé
entonces la cama, | | como quien sale de improvisa llama,
| | y mis vestidos busco, | | y al ponerme, me ofusco
| | esta cota brillante | 65 | ¡Mira qué fuerte peto de
diamante! | | Vístome el faldellín, y apenas
puedo | | hallar las cintas ni salir del ruedo. | | Pero
sin compostura | | le aplico a mi cintura, | 70 | y mientras le
acomodo, | | lugar me dio la suspensión a todo. | | La causa le pregunto, | | mas él, casi difunto,
| | a cuanto vio y a cuanto le decía, | 75 | con un suspiro
ardiente respondía, | | lanzando de su pecho y de sus
ojos | | piedades confundidas con enojos, | | tan juntos,
que dudaba | | si eran iras o amor lo que miraba, | 80 | pues
de mí retirado, | | le vi volver más tierno,
más airado, | | diciéndome entre fiero y
entre amante: | | «Tú, Blanca, has de morir, y yo al
instante». | | Mas el brazo levanta, | 85 | y abortando su voz
en su garganta, | | cuando mi fin recelo, | | caer le vi
en el suelo, | | cual suele el risco cano, | | del aire impulso
decender al llano, | 90 | y yerto en él, y mudo, | | de
aquel monte membrudo, | | suceder en sus labios y en sus
ojos | | pálidas flores a claveles rojos. | | Y con
mi boca y mi turbada mano | 95 | busco el calor entre su hielo
en vano, | | y estuve desta suerte | | neutral un rato
entre la vida y muerte; | | hasta que ya latiendo, | | oí
mi corazón estar diciendo: | 100 | «Vete, Blanca infelice,
| | que no son siempre iguales | | los bienes y los males,
| | y no hay acción alguna | | más vil que sujetarse
a la Fortuna». | 105 | Yo le obedezco y dejo | | mi aposento y
mi esposo, y dél me alejo | | y en mis brazos,
sin bríos, | | mal acomodo los vestidos míos.
| | Por donde voy no vía, | 110 | cada paso caía,
| | y era, Conde, forzoso, | | por volver a mirar mi amado
esposo. | | Las cosas que me dijo | | cuando la muerte me intimó
y predijo, | 115 | los llantos, los clamores, | | la blandura mezclada
con rigores, | | los acometimientos, los retiros, | | las
disputas, las dudas, los suspiros, | | el verle amante y fiero,
| 120 | ya derribarse el brazo, ya severo, | | levantarle arrogante
| | como la llama en su postrero instante, | | el templar
sus enojos | | con llanto de mis ojos, | 125 | el luchar, y no
en vano, | | con su puñal mi mano, | | que con arte
consiente | | vencerse fácilmente, | | como amante que
niega | 130 | lo que desea dar a quien le ruega; | | el esperar
mi pecho | | el crudo golpe, en lágrimas deshecho;
| | ver aquel mundo breve, | | que en fuego comenzó
y acabó nieve, | 135 | y verme a mí asombrada,
| | sin determinación, sola y turbada, | | sin encontrar
recurso | | en mis pies, en mi mano, en mi discurso; | | el
dejarle en la tierra, | 140 | como suele en la sierra | | la destroncada
encina, | | el que oyó de su guarda la bocina,
| | que deja al enemigo, | | desierto el tronco en quien buscaba
abrigo; | 145 | el buscar de mis puertas, | | con las plantas inciertas,
| | las llaves, y sintiendo... | | ¡Aquí, señor,
me ha de faltar el aliento! | | El abrirlas a escuras, | 150 |
el no poder hallar las cerraduras, | | tan turbada y sin juicio,
| | que la buscaba de uno en otro quicio, | | y las penas
que pasa | | el corazón, cuando dejé mi casa,
| 155 | por estas espesuras, | | en cuyas ramas duras | | hallarás
mis cabellos, | | ¡pluguiera a Dios me suspendiera en ellos!
| | Te contaré otro día. | 160 | Agora ve, socorre
al alma mía, | | que queda deste modo; | | yo lo
perdono todo, | | que no es, señor, posible | | fuese
su brazo contra mí terrible | 165 | sin algún fundamento;
| | bástele por castigo el mismo intento | | y a
mí por pena básteme el cuidado, | | pues yace,
si no muerto, desmayado. | | Acúdele a mi esposo,
| 170 | ¡oh, Conde valeroso!, | | sucesor y pariente | | de tanta,
con diadema, honrada frente; | | así la blanca plata
| | que por tu grave pecho se dilata, | 175 | barra de España
las moriscas huellas, | | sin dejar en su suelo señal
dellas, | | que los pasos dirijas | | adonde, si está
vivo, le corrijas | | de fiereza tan dura | 180 | y seas, porque
cobre mi ventura | | cuando de mí te informe,
| | árbitro entre los dos que nos conforme, | | pues
los hados fatales | | me dieron el remedio entre los males,
| 185 | pues mi fortuna quiso | | hallase en ti favor, amparo,
aviso; | | pues que miran mis ojos | | no salteadores de
quien ser despojos, | | pues eres, Conde ilustre, | 190 | gloria
de Illán y de Toledo lustre; | | pues que plugo a mi
suerte | | la vida hallase quien tocó la muerte.
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CONDE | Digo es el caso de prudencia mucha,
| | éste es mi parecer. ¡Ah, Tello! Escucha. | 195 |
(Sale TELLO.)
| Ya sabes, Blanca, como siempre
es justo | | acudas a mi gusto; | | así, sin replicarme,
| | con Tello al punto, sin escusas darme, | | en aquese caballo,
que lealmente | 200 | a mi persona sirve, juntamente | | caminad
a Toledo; | | esto conviene, Blanca, esto hacer puedo.
| | Y tú, a Palacio llega, | | a la Reina la entrega,
| 205 | que yo voy a tu casa, | | que por llegar el corazón
se abrasa, | | y de estar de tu parte | | para servirte,
Blanca, y ampararte. | |
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DOÑA BLANCA | Más quisiera, señor,
ver a García. | |
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CONDE | Que aquesto importa advierte.
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DOÑA BLANCA | Principio es de acertar, obedecerte.
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(Vanse, y sale DON GARCÍA con el puñal
desnudo.)
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DON GARCÍA | ¿Dónde
voy, ciego homicida? | | ¿Dónde me llevas, honor,
| 215 | sin el alma de mi amor, | | sin el cuerpo de mi vida?
| | ¡Adiós, mitad dividida | | del
alma, sol que eclipsó | | una sombra! Pero no, | 220 | que
muerta la esposa mía, | | ni tuviera luz el día,
| | ni tuviera vida yo. | | ¿Blanca muerta?
No lo creo; | | el cielo vida la dé, | 225 | aunque esposo
la quité | | lo que amante la deseo; | | quiero
verla, pero veo | | sólo el retrete,
y abierta | | de mi aposento la puerta, | 230 | limpio en mi mano
el puñal, | | y en fin, yo vivo, señal
| | de que mi esposa no es muerta. | | ¿Blanca
con vida, ¡ay de mí!, | | cuando yo sin honra estoy?
| 235 | Como ciego amante soy, | | esposo cobarde fui. | | Al
Rey en mi casa vi | | buscando mi prenda
hermosa, | | y aunque noble, fue forzosa | 240 | obligación
de la ley | | ser piadoso con el Rey | | y tirano con mi
esposa. | | ¡Cuántas veces fié
al tirano | | acero la ejecución! | 245 | ¡y cuántas
el corazón | | dispensó el golpe a la mano!
| | Si es muerta, morir es llano; | | si
vive, muerto he de ser. | | Blanca, Blanca, ¿qué he
de hacer? | 250 | Mas, ¿qué me puedes decir, | | pues sólo
para morir | | me has dejado en qué escoger? | |
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(Sale el CONDE.)
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CONDE | Dígame
vueseñoría: | | ¿Contra qué morisco alfanje
| 255 | sacó el puñal esta noche, | | que está
en su mano cobarde? | | ¿Contra una flaca mujer, | | por
presumir, ignorante, | | que es villana? Bien se acuerda
| 260 | cuando propuso casarse, | | que le dije era su igual,
| | y mentí, porque un Infante | | de los Cerdas fue
su abuelo, | | si Conde su noble padre. | 265 | ¿Y con una labradora
| | se afrentara? ¡Cómo sabe | | que el Rey ha venido
a verle | | y por mi voto le hace | | Capitán de aquesta
guerra, | 270 | y me envía de su parte | | a que le lleve
a Toledo!... | | ¿Es bien que aquesto me pague | | con
su muerte, siendo Blanca | | luz de mis ojos brillante? | 275 | Pues, ¡vive Dios!, que le había | | de costar al loco,
al fácil, | | cuanta sangre hay en sus venas | | una gota de su sangre. | |
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DON GARCÍA | Decidme: Blanca,
¿quién es? | 280 |
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CONDE | Su mujer, y aquesto baste. | |
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DON
GARCÍA | Reportaos. ¿Quién os ha dicho | | que quise matarla? |
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CONDE | Un
ángel | | que hallé desnudo en el monte; | |
Blanca, que entre sus jarales | 285 | perlas daba a los arroyos,
| | tristes suspiros al aire. | |
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CONDE | A
Palacio, | | esfera de su real sangre, | | la envié
con un criado. | 290 |
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DON GARCÍA | ¡Matadme, señor!
¡Matadme! | | ¡Blanca en Palacio, y yo vivo! | | Agravios,
honor, pesares, | | ¿cómo, si sois tantos juntos,
| | no me acaban tantos males? | 295 | ¿Mi esposa en Palacio, Conde?
| | ¿Y el Rey, que los Cielos guarden, | | me envía
contra Algecira | | por capitán de sus haces | | siendo
en su opinión villano? | 300 | ¡Quiera Dios que en otra
parte | | no desdore con afrentas | | estas honras que
me hace! | | Yo me holgara, ¡a Dios pluguiera!, | | que esa
mujer que criasteis | 305 | en Orgaz para mi muerte, | | no fuera
de estirpes reales, | | sino villana y no hermosa, | |
y a Dios pluguiera que antes | | que mi pecho enterneciera,
| 310 | aqueste puñal infame | | su corazón, con
mi riesgo, | | le dividiera en dos partes; | | que yo os
escusara, Conde, | | el vengarla y el matarme, | 315 | muriéndome
yo primero. | | ¡Qué muerte tan agradable | | hubiera
sido, y no agora | | oír, para atormentarme, | | que
está sin defensa adonde | 320 | todo el poder la combate!
| | Haced cuenta que mi esposa | | es una bizarra nave
| | que por robarla, la busca | | el pirata de los mares,
| 325 | y en los enemigos puertos | | se entró, cuando vigilante
| | en los propios la buscaba, | | sin pertrechos que la
guarden, | | sin piloto que la rija | 330 | y sin timón
y sin mástil. | | No es mucho que tema, Conde,
| | que se sujete la nave | | por fuerza o por voluntad | | al
capitán que la bate. | 335 | No quise, por ser humilde,
| | darla muerte, ni fue en balde; | | creed que, aunque
no la digo, | | fue causa más importante. | | No puedo
decir por qué, | 340 | mas advertid que más sabe,
| | que el entendido en la ajena, | | en su casa el ignorante.
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DON GARCÍA | Sois
Toledo, | | y sois Illán por linaje. | 345 |
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DON GARCÍA | Sí,
| | que os he tenido por padre. | |
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CONDE | ¿Sabe que presido a un reino? | |
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CONDE | Pues
confiese lo que siente, | | y puede de mí fiarse | 355 | el valor de un caballero | | tan afligido y tan grave,
| | dígame vueseñoría, | | hijo, amigo,
como padre, | | como a amigo sus enojos; | 360 | cuénteme
todos sus males, | | refiérame sus desdichas.
| | ¿Teme que Blanca le agravie? | | Que es, aunque noble, mujer.
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DON GARCÍA | ¡Vive Dios, Conde, que os mate, | 365 | si
pensáis que el sol ni el oro, | | en sus últimos
quilates, | | para exagerar su honor | | es comparación
bastante! | |
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CONDE | Aunque habla como debe, | 370 | mi duda no satisface
| | por su dolor regulada. | | Solos estamos, acabe; | | por la cruz de aquesta espada | | de acudille y de amparalle,
| 375 | si fuera Blanca mi hija, | | que en materia semejante | | por su honra depondré | | el amor y las piedades.
| | Dígame si tiene celos. | 380 |
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DON GARCÍA | Tanto
mal | | que no podéis remedialle. | |
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CONDE | Pues,
¿qué hemos de hacer los dos | | en tan apretado lance?
| 385 |
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DON GARCÍA | ¿No manda el Rey que a Toledo | | me llevéis?
Conde, llevadme. | | Mas decid: ¿Sabe quién soy
| | Su Majestad? |
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DON GARCÍA | Pues vamos, Conde, a Toledo.
| 390 |
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CONDE | (Aparte.) | Tu honor y vida amenaza,
| | Blanca, silencio tan grande, | | que es peligroso accidente
| | mal que a los labios no sale. | 395 |
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DON GARCÍA | (Aparte.) | ¿No estás en Palacio, Blanca? | | ¿No fuiste y me dejaste?
| | Pues venganza será ahora | | la que fue prevención
antes. | |
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(Vanse, y salen la REINA y DOÑA BLANCA.)
|
REINA | De vuestro amparo me
obligo, | 400 | y creedme que me pesa | | de vuestros males, Condesa.
| |
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DOÑA BLANCA | (Aparte. | ¿Condesa? No habla conmigo.)
| | Mire Vuestra Majestad | | que de quien
soy no se acuerda. | 405 |
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REINA | Doña Blanca de la Cerda,
| | prima, mis brazos tomad. | |
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DOÑA BLANCA | Aunque
escuchándola estoy | | y sé no puede mentir,
| | vuelvo, señora, a decir, | 410 | que una labradora soy,
| | tan humilde, que en la villa | |
de Orgaz pobre me crié | | sin padre. |
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REINA | Y
padre que fue | | propuesto Rey en Castilla. | 415 | De
don Sancho de la Cerda | | sois hija; vuestro marido
| | es, Blanca, tan bien nacido | | como vos, y pues sois cuerda,
| | y en Palacio habéis de estar,
| 420 | en tanto que vuelve el Conde, | | no digáis quién
sois, y adonde | | ha de ser voy a ordenar. | | (Vase.)
|
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DOÑA BLANCA | ¿Habrá alguna,
Cielo injusto, | | a quien dé el hado cruel | 425 | los
males tan de tropel | | y los bienes tan sin gusto | |
como a mí? ¿Ni podrá estar
| | viva con mal tan esento, | | que no da vida un contento
| 430 | y da la muerte un pesar? | | ¡Ay, esposo,
qué de enojos | | me debes! Mas pesar tanto, | | ¿cómo lo dicen sin llanto | | el corazón y
los ojos? | 435 |
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(Pone un lienzo en el rostro y sale DON
MENDO.)
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DON MENDO | Labradora
que al abril | | florida en la gala imita, | | de los bellos
ojos quita | | ese nublado sutil, | | si no es que, con perlas
mil, | 440 | bordas, llorando, la holanda.
| | ¿Quién eres? La Reina manda | | que te guarde,
y ya te espero. | |
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DOÑA BLANCA | Vamos, señor
caballero, | | el que trae la roja banda. | 445 |
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DON MENDO | Bella
labradora mía, | | conócesme acaso? |
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DOÑA
BLANCA | Sí;
| | pero tal estoy, que a mí | | apenas me conocía.
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DON MENDO | Desde que te vi aquel día | 450 | cruel
para mí, señora, | | el corazón que te
adora | | ponerse a tus pies procura. | |
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DOÑA BLANCA
| (Aparte.) | ¡Sólo aquesta desventura, | | Blanca, te
faltaba ahora! | 455 |
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DON MENDO | Anoche en tu
casa entré | | con alas de amor por verte, | | mudaste
mi feliz suerte, | | mas no se mudó mi fe; | | tu esposo
en ella encontré, | 460 | que cortés
me resistió. | |
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DON MENDO | Que
no, | | Blanca, la ventura halla | | amante que va a buscalla,
| | sino acaso, como yo. | 465 |
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DOÑA BLANCA | Ahora
sé, caballero, | | que vuestros locos antojos
| | son causa de mis enojos | | que sufrir y callar quiero.
| |
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(Sale DON GARCÍA.)
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DON GARCÍA | (Aparte.) | Al conde de Orgaz espero. | 470 | Mas,
¿qué miro? |
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|
DON MENDO | Tu
dolor | | satisfaré con amor. | |
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DOÑA BLANCA |
Antes quitaréis primero | | la autoridad a un lucero,
| | que no la luz a mi honor. | 475 |
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DON GARCÍA | (Aparte.) | ¡Ah, valerosa mujer! | | ¡Oh, tirana Majestad! | |
|
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DON MENDO
| Ten, Blanca, menos crueldad. | |
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DON MENDO | Y
yo poder, | | y mejores han de ser | 480 | mis brazos que honra
te dan | | que no sus brazos. |
|
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DOÑA BLANCA | Sí,
harán, | | porque bien o mal nacido, | | el más
indigno marido | | excede al mejor galán. | 485 |
|
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DON GARCÍA
| (Aparte.) | Mas, ¿cómo puede sufrir | | un caballero
esta ofensa? | | Que no le conozco piensa | | el Rey; saldréle
a impedir. | |
|
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DON MENDO | ¿Cómo te has de resistir?
| 490 |
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DOÑA BLANCA | Quien
dio | | fama a Roma en las edades. | |
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DON MENDO | ¡Oh, qué
villanas crueldades! | | ¿Quién puede impedirme? |
|
|
DON GARCÍA | Yo,
| 495 | que esto sólo se permite | | a
mi estado y desconsuelo, | | que contra rayos del cielo
| | ningún humano compite, | | y sé que aunque
solicite | 500 | el remedio que procuro, | |
ni puedo ni me aseguro | | que aquí, contra mi
rigor, | | ha puesto un muro el amor | | y aquí el respeto
otro muro. | 505 |
|
|
|
DON MENDO | (Aparte.) | Disimular
es cordura. | |
|
|
DON GARCÍA | ¡Oh malograda hermosura!
| | ¡Oh poderosa porfía! | |
|
|
DOÑA BLANCA | ¡Grande
fue la dicha mía! | 510 |
|
|
|
DOÑA BLANCA | Albricias pido a
mi amor. | |
|
|
DON GARCÍA | Venganza pido a los Cielos,
| | pues en mis penas y celos | | no halla remedio el honor;
| 515 | mas este remedio tiene: | | vamos, Blanca,
al Castañar. | |
|
|
DON MENDO | En mi poder ha de estar
| | mientras otra cosa ordene, | | que me han dicho que conviene
| 520 | a la quietud de los dos | | el guardalla.
|
|
|
DON GARCÍA | Guárdeos
Dios | | por la merced que la hacéis; | | mas no
es justo vos guardéis | | lo que he de guardar de vos;
| 525 | que no es razón natural, | | ni
se ha visto ni se ha usado, | | que guarde el lobo al
ganado | | ni guarde el oso al panal. | | Antes, señor,
por mi mal | 530 | será, si a Blanca
no os quito, | | siendo de vuestro apetito, | | oso ciego,
voraz lobo, | | o convidar con el robo | | o rogar con el delito.
| 535 |
|
|
|
DON MENDO | Estás, Blanca, por mi cuenta, | | y
no has de irte. |
|
|
DON GARCÍA | Esta
afrenta | | no os la merece mi amor. | |
|
|
|
DON GARCÍA | Es
rigor | 540 | que de injusticia procede. | |
|
|
DON
MENDO | (Aparte. | Para que en Palacio quede | | a la Reina
he de acudir.) | | De aquí no habéis de salir,
| | ved que lo manda quien puede. | 545 | (Vase.) |
|
|
DON GARCÍA
| Denme los Cielos paciencia, | | pues ya
me falta el valor, | | porque acudiendo a mi honor | |
me resisto a la obediencia. | | ¿Quién vio tan dura
inclemencia? | 550 | Volved a ser homicida,
| | mas del cuerpo dividida | | el alma, siempre inmortales
| | serán mis penas, que hay males | | que no acaban
con la vida. | 555 |
|
|
DOÑA BLANCA | García,
guárdete el Cielo; | | fénix, vive eternamente
| | y muera yo, que inocente | | doy la causa a tu desvelo,
| | que llevaré por consuelo, | 560 | pues
de tu gusto procede | | mi muerte, tú vive y quede
| | viva en tu pecho al partirme. | |
|
|
DON GARCÍA |
¿Qué, en efeto, no he de irme? | | No, que lo manda
quien puede. | 565 |
|
|
DOÑA BLANCA | Vuelve,
si tu enojo es | | porque, rompiendo tus lazos, | | la
vida no di a tus brazos; | | ya te la ofrezco a tus pies.
| | Ya sé quien eres, y pues | 570 | tu
honra está asegurada | | con mi muerte, en tu alentada
| | mano blasone tu acero, | | que aseguró a un
caballero | | y mató a una desdichada; | 575 | que
quiero me des la muerte | | como lo ruego a tu mano,
| | que si te temí tirano, | | ya te solicito fuerte;
| | anoche temí perderte | 580 | y ahora
llego a sentir | | tu pena; no has de vivir | | sin honor,
y pues yo muero | | porque vivas, sólo quiero | | que
me agradezcas morir. | 585 |
|
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DON GARCÍA | Bien
sé que inocente estás | | y en vano a mi honor
previenes, | | sin la culpa que no tienes, | | la disculpa
que me das. | | Tu muerte sentiré más, | 590 | yo
sin honra y tú sin culpa; | | que mueras el amor culpa,
| | que vivas siente el honor, | | y en vano me culpa amor
| | cuando el honor me disculpa. | 595 | Aquí
admiro la razón, | | temo allí la Majestad:
| | matarte será crueldad, | | vengarme será
traición, | | que tales mis males son | 600 | y
mis desdichas son tales, | | que unas a otras iguales | | de tal suerte se suceden, | | que sólo impedir se
[...en] | | las desdichas con los males. | 605 | Y
sin que me falte alguno, | | los hallo por varios modos,
| | con el sentimiento a todos, | | con el remedio a ninguno;
| | en lance tan importuno | 610 | consejo te
he de pedir, | | Blanca, mas si has de morir, | | ¿qué
remedio me has de dar, | | si lo que he de remediar | | es
lo que llego a sentir? | 615 |
|
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DOÑA BLANCA | Si
he de morir, mi García, | | no me trates desa suerte,
| | que la dilatada muerte | | especie es de tiranía.
| |
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DON GARCÍA | ¡Ay, querida esposa mía, | 620 | qué
dos contrarios extremos! | |
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DON GARCÍA | Esperemos
| | a quien nos pudo mandar | | no volver al Castañar.
| | Aparta, y disimulemos. | 625 |
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(Salen el REY, y la
REINA, el CONDE y DON MENDO, y los que pudieren.)
|
REY | ¿Blanca en Palacio y García?
| | Tan contento de ello estoy, | | que estimaré
tengan hoy | | de vuestra mano y la mía | | lo
que merecen. |
|
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DON MENDO | No
es bueno | 630 | quien por respetos, señor, | | no satisface
su honor | | para encargarle el ajeno. | | Créame,
pues se confía | | de mí Vuestra Majestad.
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REY | (Aparte. | Ésta es poca voluntad.) | | Mas allí
Blanca y García | | están.
Llegad, porque quiero | | mi amor conozcáis los dos.
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DON GARCÍA | Caballero, guárdeos Dios. | 640 | Dejadnos
besar primero | | de Su Majestad los pies.
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DON GARCÍA | (Aparte. | ¡Honra desdichada mía!
| | ¿Qué engaño es éste que ves?) | 645 |
A los dos, Su Majestad... | | besar la mano,
señor... | | pues merece este favor... | | que bien
podéis... |
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REY | Apartad,
| | quitad la mano, el color | 650 | habéis
del rostro perdido. | |
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DON GARCÍA | (Aparte. | No le
trae el bien nacido | | cuando ha perdido el honor.)
| | Escuchad aquí un secreto: | | sois
sol, y como me postro | 655 | a vuestros rayos, mi rostro | | descubrió
claro el defeto. | |
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DON GARCÍA | Y
ve | | mi ofensor, porque me asombre. | |
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DON GARCÍA |
Sí
haré. | | (A DON MENDO.) | Aquí fuera hablaros
quiero | | para un negocio importante, | | que el Rey no
ha de estar delante. | |
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DON MENDO | (A DON GARCÍA.) | En
la antecámara espero. | 665 | (Vase.) |
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DON GARCÍA | A cumplir lo
que mandáis, | | pues no sois vos mi ofensor. | | (Vase.)
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REY | Triste de su agravio estoy; | 670 | ver
a quién señala quiero. | |
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DON GARCÍA
| (Dentro.) | ¡Éste es honor, caballero! | |
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(Sale DON GARCÍA, envainando el puñal
ensangrentado.)
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DON GARCÍA | No
soy quien piensas, Alfonso, | | no soy villano, ni injurio
| 675 | sin razón la inmunidad | | de tus palacios augustos.
| | Debajo de aqueste traje | | generosa sangre encubro,
| | que no sé más de los montes | 680 | que el desengaño
y el uso. | | Don Fernando el Emplazado | | fue tu padre,
que difunto | | no menos que ardiente joven | | asombrado dejó
el mundo, | 685 | y a ti de un año, en sazón | |
que campaba el moro adusto, | | y comenzaba a fundar
| | en Asia su imperio el turco. | | Eran en Castilla entonces
| 690 | poderosos, como muchos, | | los Laras, y de los Cerdas
| | cierto el derecho, entre algunos, | | a tu corona,
si bien | | Rey te juraron los tuyos, | 695 | lealtad que en los
castellanos | | solamente caber pudo. | | Murmuraban en
la Corte | | que el conde Garci Bermudo | | que de la paz y
la guerra | 700 | era señor absoluto, | | por tu poca edad
y hacer | | reparo a tantos tumultos, | | conspiraba a
que eligiesen | | de tu sangre Rey adulto, | 705 | y a don Sancho
de la Cerda | | quieren decir que propuso, | | si con mentira
o verdad, | | ni le defiendo ni arguyo; | | mas los del gobierno,
antes | 710 | que fuese en el fin Danubio | | el que era apenas
arroyo, | | o fuese rayo futuro | | la que era apenas centella,
| | la vara, tronco robusto, | 715 | preso restaron al Conde | | en el Alcázar de Burgos. | | Don Sancho, con una
hija | | de dos años huyó oculto, | | que no
fio su inocencia | 720 | del juicio de tus tribunos; | | con la
presteza, quedó | | desvanecido el obscuro | | nublado
que a tu corona | | amenazaba confuso. | 725 | Su esposa, que estaba
cerca, | | vino a la ciudad, y trujo | | consigo un hijo
que entraba | | en los términos de un lustro; | | pidió
de noche a los guardas | 730 | licencia de verle, y pudo | | alcanzarla,
si no el llanto, | | el poder de mil escudos. | | «No vengo
-le dijo- esposo, | | cuando te espera un verdugo, | 735 | a afligirte,
sino a dar | | a tus desdichas refugio | | y libertad».
Y sacó | | unas limas de entre el rubio | | cabello
con que limar | 740 | de sus pies los hierros duros; | | y ya libre,
le entregó | | las riquezas que redujo | | su poder,
y con su manto | | de suerte al Conde compuso, | 745 | que entre
las guardas salió | | desconocido y seguro | | con
su hijo; y entre tanto | | que fatigaba los brutos | | andaluces,
en su cama | 750 | sustituía otro bulto. | | Manifestóse
el engaño | | otro día, y presa estuvo,
| | hasta que en hombros salió | | de la prisión
al sepulcro. | 755 | En los montes de Toledo | | para el Conde,
entre desnudos | | peñascos, y de una cueva | |
vivía el centro profundo, | | hurtado a la diligencia
| 760 | de los que en distintos rumbos | | le buscaron; que trocados
| | en abarcas los coturnos, | | la seda en pieles, un
día | | que se vio en el cristal puro | 765 | de un arroyo,
que de un risco | | era precipicio inundo, | | hombre mentido
con pieles, | | la barba y cabello infurto | | y pendientes
de los hombros, | 770 | en dos aristas diez juncos; | | viendo
su retrato en él, | | sucedido de hombre en bruto,
| | se buscaba en el cristal | | y no hallaba su trasunto;
| 775 | de cuyas campañas, antes | | que a las flores los
coluros | | del sol en el lienzo vario | | diesen el postrer
dibujo, | | llevaba por alimento | 780 | fruta tosca en ramo inculto,
| | agua clara en fresca piel, | | dulce leche en vasos
rudos, | | y a la escasa luz que entraba | | por la boca de
aquel mustio | 785 | bostezo que dio la tierra | | después
del común diluvio, | | al hijo las buenas letras
| | le enseñó, y era sin uso | | ojos despiertos
sin luz | 790 | y una fiera con estudio. | | Pasó joven
de los libros | | al valor, y al colmilludo | | jabalí
opuesto a su cueva, | | volvía en su humor purpúreo.
| 795 | Tenía el anciano padre | | el rostro lleno de sulcos
| | cuando le llamó la muerte, | | débil,
pero no caduco; | | y al joven le dijo: «Orgaz | 800 | yace cerca,
importa mucho | | vayas y digas al Conde | | que a aqueste
albergue noturno | | con un religioso venga, | | que un deudo
y amigo suyo | 805 | le llama para morir». | | Habló al
Conde, y él dispuso | | su viaje sin pedir | | cartas
de creencia al nuncio. | | Llegan a la cueva, y hallan | 810 |
débiles los flacos pulsos | | del Conde, que al huésped
dijo, | | viendo le observaba mudo: | | «Ves aquí,
conde de Orgaz, | | un rayo disuelto en humo, | 815 | una estatua
vuelta en polvos, | | un abatido Nabuco; | | éste
es mi hijo». Y entonces | | sobre mi cabeza puso | | su débil
mano. «Yo soy | 820 | el conde Garci Bermudo; | | en ti y estas
joyas tenga | | contra los hados recurso | | este hijo,
de quien padre | | piadoso te sostituyo». | 825 | Y en brazos de
un religioso, | | pálido y los ojos turbios, | | del cuerpo y alma la muerte | | desató el estrecho
nudo. | | Llevámosle al Castañar | 830 | de noche,
porque sus lutos | | nos prestase, y de los cielos | |
fuesen hachas los carbunclos, | | adonde con mis riquezas
| | tierras compro y casas fundo; | 835 | y con Blanca me casé,
| | como a Amor y al Conde plugo. | | Vivía sin
envidiar | | entre el arado y el yugo, | | las Cortes, y de
tus iras | 840 | encubierto me aseguro. | | Hasta que anoche en
mi casa | | vi aqueste huésped perjuro, | | que
en Blanca, atrevidamente, | | los ojos lascivos puso; | 845 | y
pensando que eras tú, | | por cierto engaño
que dudo, | | le respeté, corrigiendo | | con la
lealtad lo iracundo; | | hago alarde de mi sangre, | 850 | venzo
al temor, con quien lucho; | | pídeme el honor venganza,
| | el puñal luciente empuño, | | su corazón
atravieso; | | mírale muerto, que juzgo | 855 | me tuvieras
por infame | | si a quien de este agravio acuso | | le
señalara a tus ojos | | menos, señor, que difunto.
| | Aunque sea hijo del sol, | 860 | aunque de tus grandes uno,
| | aunque el primero en tu gracia, | | aunque en tu imperio
el segundo, | | que esto soy, y éste es mi agravio,
| | éste el ofensor injusto, | 865 | éste el brazo
que le ha muerto, | | éste divida un verdugo.
| | Pero en tanto que mi cuello | | esté en mis hombros
robusto, | | no he de permitir me agravie | 870 | del Rey abajo,
ninguno. | |
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DOÑA BLANCA | ¿Qué importa la vida
pierda? | | De don Sancho de la Cerda | | la hija infelice
soy; | 875 | si mi esposo ha de morir, | | mueran
juntas dos mitades. | |
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CONDE | Verdades
| | que es forzoso descubrir. | |
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REINA | Obligada
a su perdón | 880 | estoy. |
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REY | Mis
brazos tomad; | | los vuestros, Blanca, me dad; | | y de
vos, Conde, la acción | | presente
he de confiar. | |
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DON GARCÍA | Pues toque el parche sonoro,
| 885 | que rayo soy contra el moro | | que fulminó el Castañar.
| | Y verán en sus campañas
| | correr mares de carmín, | | dando con aquesto fin
| 890 | y principio a mis hazañas. | |
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