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43-3. B, C, Br: heziste. (N. del E.)

 

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43-6. B, C, Br: heziste. (N. del E.)

 

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43-23. B, C, Br: embidio. (N. del E.)

 

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43-27. buzcorona:


    Sin temer que tijeritas
le trasquilasen la morra,
habiéndose echado al buz,
se levantó de corona.

(Quevedo: B. A. E., III, 152.)                


Consúltese también La Barrera: El Cachetero del Buscapié, Santander, 1916, página 175.


      Que merece
mil coronas tu Alteza: como a mona
le obedezco y le hago buzcorona.

(Lope de Vega: El Prodigio de Etiopía.)                


(N. del E.)

 

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44-1. Algunos consideran Donoso nombre de poeta, puntuando «del Donoso, poeta entreverado»; me parece adjetivo como en otros lugares del Quijote. Compárese «del Donoso y grande escrutinio», I, 6; «donosa majadería», I, 22; Sancho llama a Avellaneda «donoso»: «donosa cosa de historiador por cierto», II, 59; acerca de entreverado, compárese: «él es un entreverado loco, lleno de lucidos intervalos», Don Quijote, II, 18; «Gorda o flaca, es de advertir que si no pudiere ser entreverada, la quiero flaca y no gorda», Quevedo: B. A. E., II, 557, col. primera; «los entreverados años de Ricla», Persiles y Sigismunda, II, página 16. Cervantes parece aludir en sus elogios al asunto entremezclado del poeta que trata de Sancho entreverado con Rocinante, juntando lo gordo con lo flaco. (N. del E.)

 

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44-7. «Apercibete, a la primera boz que oyeres, tomar calzas de Villadiego», se halla en la Celestina, auto 12, edición Cej., II, 85; con mucha frecuencia se decía sólo «tomar las de Villadiego», y es posible que la imaginación del pueblo añadiese la palabra calzas. «Como vi el juego tan revuelto y que todos estaban ocupados, tomé las de Villadiego», Lazarillo de Tormes, segunda parte, de Luna, capítulo X. Compárense los idiotismos: «las corrió», «me la pagarás», «habérselas con», «no tenerlas todas consigo», etc., donde la, las, tienen el valor del neutro lo; consúltese Hanssen: Gramática, página 194; Cej.: Gramática, 305; Rodríguez Marín, II, 151; también Quevedo: B. A. E., I, 348, 431; Lisandro y Roselia, en Libros raros, III, 210. (N. del E.)

 

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44-18. Para R. M. el verso significa: que ganaba Rocinante porque menos corría en la carrera; pero otros han entendido: que Rocinante, que «fué a poder de un don Quijote», línea 17, iba igual con él, o se le parecía a él, en lo flojo («por pecados de flaqueza», línea 16). (N. del E.)

 

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44-23. Sobre este lance del Lazarillo véase la edición de Bonilla, Madrid, Ruiz Hermanos, 1915, páginas XII y 17. (N. del E.)

 

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45-1. El Orlando furioso es una de las obras de mayor importancia para el estudio del Quijote; Ariosto la terminó en 1532. Consúltese D'Ancona e Bacci: Manuale della letteratura italiana, Firenze, 1924-25, II, 298 y siguientes, y VI, 367, para el estudio y la bibliografía de Ariosto; Ferrazzi: Bibliografía ariostesca, Bassano, 1881; M. A. Garrone: El Orlando furioso considerado como fuente del Quijote, en España Moderna, marzo, 1911, páginas 111 y siguientes; A. Ludwig: Lope de Vega als Schüler Ariosts, en Festschrift Adolf Tobler gewidmet, Braunschweig, 1905, páginas 211 y siguientes. Cervantes debió de despreciar las traducciones españolas del Orlando según lo que escribe en el capítulo 6, página 98-32; había tres: la del Capitán Hieronymo de Urrea, Anvers, 1549, aludida y condenada por Cervantes en dicho pasaje; la de Hernando de Alcocer, Toledo, 1550, y la de Diego Vázquez de Contreras, Madrid, 1585 (las tres Museo Británico). (N. del E.)

 

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45-7. Br: inuicto. (N. del E.)