Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —358→     -fol. 295v-  

ArribaAbajoCapitulo XLIX

Donde se trata del discreto coloquio que Sancho Pança tuuo con su señor don Quixote


«¡Ha!», dixo Sancho. «¡Cogido le tengo! ¡Esto es lo que yo desseaua saber como al alma y como a la vida! Venga aca, señor: ¿podria negar lo que comunmente suele dezirse por ay quando vna persona está de mala voluntad: “No se qué tiene fulano, que ni come, ni beue, ni duerme, ni responde a proposito a lo que le preguntan, que no parece sino que está encantado”? De donde se viene a sacar que los que no comen, ni beuen, ni duermen, ni hazen las obras naturales que yo digo, estos tales estan encantados; pero no aquellos que tienen la gana que vuestra merced tiene, y que beue2026 quando se lo dan, y come quando lo tiene, y responde a todo aquello que le preguntan.»

«Verdad dizes, Sancho», respondio don Quixote; «pero ya te he dicho que ay muchas maneras de encantamentos, y podria ser que con el tiempo se huuiessen mudado de vnos en otros, y que agora se vse que los encantados hagan todo lo que yo hago, aunque antes no lo hazian. De manera, que contra el vso de los tiempos no ay que arguyr ni de qué hazer consequencias. Yo se y tengo para mi que voy encantado, y esto me basta para la seguridad de mi conciencia; que la formaria muy grande si yo pensasse que no estaua encantado y me   —359→   dexasse estar en esta xaula, perezoso y couarde, defraudando el socorro que podria dar a muchos menesterosos y necessitados que de mi ayuda y amparo deuen tener a la hora de ahora2027 precisa y estrema necessidad.»

«Pues con todo   -fol. 296r-   esso», replicó Sancho, «digo que, para mayor abundancia y satisfacion, seria bien que vuestra merced prouasse a salir desta carcel; que yo me obligo con todo mi poder a facilitarlo, y aun a sacarle della, y prouasse de nueuo a subir sobre su buen Rozinante, que tambien parece que va encantado, segun va de malencolico2028 y triste; y echo esto, prouassemos otra vez la suerte de buscar mas auenturas, y si no nos sucediesse bien, tiempo nos queda para boluernos a la xaula, en la qual prometo, a ley de buen y leal escudero, de encerrarme juntamente con vuestra merced, si acaso fuere vuestra merced tan desdichado, o yo tan simple, que no acierte a salir con lo que digo.»

«Yo soy contento de hazer lo que dizes, Sancho hermano», replicó don Quixote, «y quando tu veas coyuntura de poner en obra mi libertad, yo te obedecere en todo y por todo; pero tu, Sancho, veras cómo te engañas en el conocimiento de mi desgracia.»

En estas platicas se entretuuieron el cauallero andante y el mal andante escudero, hasta que llegaron donde, ya apeados, los aguardauan el cura, el canonigo y el baruero. Deshuncio luego los bueyes de la carreta el boyero y   —360→   dexolos andar a sus anchuras por aquel verde y apazible sitio, cuya frescura combidaua a quererla gozar, no a las personas tan encantadas como don Quixote, sino a los tan aduertidos y discretos como su escudero; el qual rogo al cura que permitiesse que su señor saliesse or vn rato de la xaula, porque si no le dexauan salir, no yria tan limpia aquella prision como requiria la decencia de vn tal cauallero como su amo.

Entendiole el cura, y dixo que de muy buena   -fol. 296v-   gana haria lo que le pedia, si no temiera que, en viendose su señor en libertad, auia de hazer de las suyas, y yrse donde jamas gentes le viessen.

«Yo le fio de la fuga», respondio Sancho.

«Y yo y todo», dixo el canonigo, «y mas si el me da la palabra como cauallero de no apartarse de nosotros hasta que sea nuestra voluntad.»

«Si doy», respondio don Quixote, que todo lo estaua escuchando; «quanto mas que el que está encantado, como yo, no tiene libertad para hazer de su persona lo que quisiere, porque el que le encantó le puede hazer que no se mueua de vn lugar en tres siglos, y si huuiere huydo, le hara boluer en bolandas.» [...] Y que, pues esto era assi, bien podian soltalle2029, y mas siendo tan en prouecho de todos, y del no soltalle2030 les protestaua que no podia dexar de fatigalles2031 el olfato, si de alli no se desuiauan.

  —361→  

Tomole la mano el canonigo, aunque las tenia atadas, y debaxo de su buena fe y palabra le desenxaularon, de que el se alegró infinito y en grande manera2032 de uerse fuera de la xaula. Y lo primero que hizo fue estirarse todo el cuerpo, y luego se fue donde estaua Rozinante, y, dandole dos palmadas en las ancas, dixo:

«Aun espero en Dios y en su bendita Madre, flor y espejo de los cauallos, que presto nos lo hemos de ver los dos qual desseamos: tu con tu señor a cuestas, y yo encima de ti, exercitando el oficio para que Dios me echó al mundo.»

Y, diziendo esto don Quixote, se apartó con Sancho en remota parte, de donde vino mas aliuiado y con mas desseos de poner en obra lo que su escudero ordenasse. Miraualo el canonigo y admirauase de ver la estrañeza de su grande locura, y de que en quanto hablaua y   -fol. 297r-   respondia mostraua tener bonissimo entendimiento; solamente venia a perder los estribos, como otras vezes se ha dicho, en tratandole de caualleria2033; y, assi, mouido de compassion, despues de auerse sentado todos en la verde yerua para esperar el repuesto del canonigo2034, le dixo:

«¿Es possible, señor hidalgo, que aya podido tanto con vuestra merced la amarga y ociosa letura de los libros de cauallerias, que le ayan buelto el juyzio de modo que venga a creer que va encantado, con otras cosas deste jaez, tan lexos de ser verdaderas como lo está la   —362→   mesma2035 mentira de la verdad? Y ¿cómo es possible que aya entendimiento humano que se de a entender que ha auido en el mundo aquella infinidad de Amadises, y aquella turbamulta de tanto famoso cauallero, tanto emperador de Trapisonda, tanto Felixmarte2036 de Yrcania, tanto palafren, tanta donzella andante, tantas sierpes, tantos endriagos, tantos gigantes, tantas inauditas auenturas, tanto genero de encantamentos2037, tantas batallas, tantos desaforados encuentros, tanta bizarria de trajes, tantas princessas enamoradas, tantos escuderos condes, tantos enanos graciosos, tanto villete, tanto requiebro, tantas mugeres valientes, y, finalmente, tantos y tan disparatados casos2038 como los libros de cauallerias contienen? De mi se dezir que quando los leo, en tanto que no pongo la imaginacion en pensar que son todos mentira y liuiandad, me dan algun contento; pero quando caygo en la cuenta de lo que son, doy con el mejor dellos en la pared, y aun diera con el en el fuego, si cerca o presente le tuuiera, bien como a merecedores de tal pena, por ser falsos y embusteros y fuera del trato   -fol. 297v-   que pide la comun naturaleza, y como a inuentores de nueuas sectas y de nueuo modo de vida, y como a quien da ocasion que el vulgo ignorante venga a creer y a2039 tener por verdaderas tantas necedades como contienen.

»Y aun tienen tanto atreuimiento, que se atreuen a turbar los ingenios de los discretos y bien nacidos hidalgos, como se echa bien de   —363→   ver por lo que con vuestra merced han hecho, pues le han traydo a terminos que sea forçoso encerrarle en vna xaula, y traerle sobre vn carro de bueyes, como quien trae o lleva algun leon, o algun tygre, de lugar en lugar, para ganar con el dexando que le vean. Ea, señor don Quixote, duelase de si mismo y reduzgase al gremio de la discrecion, y sepa vsar de la mucha que el cielo fue seruido de darle, empleando el felicissimo talento de su ingenio en otra letura que redunde en aprouechamiento de su conciencia y en aumento de su honra. Y si todavia, lleuado de su natural inclinacion, quisiere leer libros de hazañas y de cauallerias, lea en la Sacra Escritura el de los Iuezes; que alli hallará verdades grandiosas y hechos tan verdaderos como valientes. Vn Viriato tuuo Lusitania; vn Cesar Roma; vn Anibal Cartago; vn Alexandro Grecia; vn Conde Fernan Gonçalez Castilla; vn Cid Valencia; vn Gonçalo Fernandez Andaluzia; vn Diego Garcia de Paredes Estremadura; vn Garci Perez de Vargas Xerez; vn Garci Lasso Toledo; vn don Manuel de Leon Seuilla2040, cuya lecion de sus valerosos hechos puede entretener, enseñar, deleytar y admirar a los mas altos ingenios que los leyeren. Esta si sera letura digna del buen entendimiento   -fol. 298r-   de vuestra merced, señor don Quixote mio, de la qual saldra erudito en la historia, enamorado de la virtud, enseñado en la bondad, mejorado en las costumbres, valiente sin temeridad, osado sin couardia, y todo esto,   —364→   para honra de Dios, prouecho suyo y fama de la Mancha, do, segun he sabido, trae vuestra merced su principio y origen.»

Atentissimamente estuuo don Quixote escuchando las razones del canonigo, y quando vio que ya auia puesto fin a ellas, despues de auerle estado vn buen espacio mirando, le dixo:

«Pareceme, señor hidalgo, que la platica de vuestra merced se ha encaminado a querer darme a entender que no ha auido caualleros andantes en el mundo, y que todos los libros de cauallerias son falsos, mentirosos, dañadores e inutiles para la republica, y que yo he hecho mal en leerlos, y peor en creerlos, y mas mal en imitarlos, auiendome puesto a seguir la durissima profession de la caualleria andante que ellos enseñan; negandome que no ha auido en el mundo Amadises, ni de Gaula, ni de Grecia, ni todos los otros caualleros de que las escrituras estan llenas.»

«Todo es al pie de la letra, como vuestra merced lo va relatando», dixo a esta sazon el canonigo.

A lo qual respondio don Quixote:

«Añadio tambien vuestra merced, diziendo que me auian hecho mucho daño tales libros, pues me auian buelto el juyzio y puestome en vna jaula, y que me seria mejor hazer la enmienda y mudar de letura, leyendo otros mas verdaderos y que mejor deleytan y enseñan.»

«Assi es», dixo el canonigo.

  —365→  

«Pues yo», replicó don Quixote, «hallo   -fol. 298v-   por mi cuenta que el sin juyzio y el encantado es vuestra merced, pues se ha puesto a dezir tan tas blasfemias contra vna cosa tan recebida en el mundo y tenida por tan verdadera, que el que la negasse, como vuestra merced la niega, merecia la mesma2041 pena que vuestra merced dize que da a los libros quando los lee y le enfadan. Porque querer dar a entender a nadie que Amadis no fue en el mundo, ni todos los otros caualleros auentureros, de que estan colmadas las historias, sera querer persuadir que el sol no alumbra, ni el yelo enfria, ni la tierra sustenta; porque ¿qué ingenio puede auer en el mundo que pueda persuadir a otro que no fue verdad lo de la infanta Floripes y Guy de Borgoña? ¿Y lo de Fierabras con la puente de Mantible, que sucedio en el tiempo de Carlo Magno, que voto a tal que es tanta verdad como es aora de dia?2042.

»Y si es mentira, tambien lo deue de ser que no huuo Hector, ni Aquiles, ni la guerra de Troya, ni los doze pares de Francia, ni el rey Artus de Ingalaterra, que anda hasta aora conuertido en cueruo, y le esperan en su reyno por momentos2043. Y tambien se atreueran a dezir que es mentirosa la historia de Guarino Mezquino, y la de la demanda del Santo Grial, y que son apocrifos los amores de don Tristan y la reyna Yseo, como los de Ginebra y Lançarote2044, auiendo personas que casi se acuerdan de auer visto a la dueña Quintañona, que   —366→   fue la mejor escanciadora de vino que tuuo la Gran Bretaña. Y es esto tan ansi2045, que me acuerdo yo que me dezia vna mi aguela, de partes de mi padre, quando veia2046 alguna dueña con tocas reuerendas: “Aquella, nieto, se parece a la dueña   -fol. 299r-   Quintañona.” De donde arguyo yo que la deuio de conocer ella, o, por lo menos, deuio de alcançar a ver algun retrato suyo. Pues, ¿quién podra negar no ser verdadera la historia de Pierres y la linda Magalona, pues aun hasta oy dia se vee2047 en la armeria de los reyes la clauija con que boluia al2048 cauallo de madera, sobre quien yua el valiente Pierres por los ayres, que es vn poco mayor que vn timon de carreta2049, y junto a la clauija está la silla de Babieca?

»Y en Roncesualles está el cuerno de Roldan, tamaño como vna grande viga2050; de donde se infiere que uuo doze pares, que huuo Pierres, que huuo Cides y otros caualleros semejantes,


   destos que dizen las gentes
que a sus auenturas van2051.

»Si no, diganme tambien que no es verdad que fue cauallero andante el valiente lusitano Iuan de Merlo, que fue a Borgoña y se combatio en la ciudad de Ras con el famoso señor de Charni, llamado Mosen Pierres, y despues, en la ciudad de Basilea, con Mosen Enrique de Remestan, saliendo de entrambas empresas vencedor y lleno de honrosa fama. Y las   —367→   auenturas y desafios que tambien acabaron en Borgoña los valientes españoles Pedro Barba y Gutierre Quixada -de cuya alcurnia yo deciendo, por linea recta de varon-, venciendo a los hijos del conde de San Polo. Nieguenme, assimesmo2052, que no fue a buscar las auenturas a Alemania don Fernando de Gueuara, donde se combatio con Micer Iorge, cauallero de la casa del duque de Austria. Digan que fueron burla las justas de Suero de Quiñones, del Passo; las empresas de Mosen Luys de Falces contra don Gonçalo de Guzman, cauallero   -fol. 299v-   castellano2053, con otras muchas hazañas hechas por caualleros christianos, destos y de los reynos estrangeros, tan autenticas y verdaderas, que torno a dezir, que el que las negasse careceria de toda razon y buen discurso.»

Admirado quedó el canonigo de oyr la mezcla que don Quixote hazia de verdades y mentiras, y de ver la noticia que tenia de todas aquellas cosas, tocantes y concernientes a los hechos de su andante caualleria, y, assi, le respondio:

«No puedo yo negar», señor don Quixote, «que no sea verdad algo de lo que vuestra merced ha dicho, especialmente en lo que toca a los caualleros andantes españoles; y, assimesmo2054, quiero conceder que huuo doze Pares de Francia, pero no quiero creer que hizieron todas aquellas cosas que el arçobispo Turpin dellos escriue; porque la verdad dello   —368→   es, que fueron caualleros escogidos por los reyes de Francia, a quien llamaron pares, por ser todos yguales en valor, en calidad y en valentia, a lo menos, si no lo eran, era razon que lo fuessen, y era como vna religion de las que aora se vsan de Santiago o de Calatraua, que se presupone que los que la professan han de ser o deuen ser caualleros valerosos, valientes y bien nacidos; y como aora dizen cauallero de San Iuan o de Alcantara, dezian en aquel tiempo cauallero de los doze Pares, porque lo2055 fueron doze yguales los que para esta religion militar se escogieron. En lo de que huuo Cid, no ay duda, ni menos Bernardo del Carpio; pero de que hizieron las hazañas que dizen, creo que la ay muy grande. En lo otro de la clauija, que vuestra merced dize del conde Pierres, y que está junto a la silla de Babieca en la armeria de los reyes, confiesso mi   -fol. 300r-   pecado, que soy tan ignorante o tan corto de vista, que, aunque he visto la silla, no he echado de ver la clauija, y mas siendo tan grande como vuestra merced ha dicho.»

«Pues alli está sin duda alguna», replicó don Quixote, «y por mas señas, dizen que está metida en vna funda de vaqueta, porque no se tome de moho.»

«Todo puede ser», respondio el canonigo, «pero por las ordenes que recebi, que no me acuerdo auerla visto; mas puesto que conceda que está alli, no por eso me obligo a creer las historias de tantos Amadises ni las de tanta   —369→   turbamulta de caualleros como por ay nos cuentan, ni es razon que vn hombre como vuestra merced, tan honrado y de tan buenas partes, y dotado de tan buen entendimiento, se de a entender que son verdaderas tantas y tan estrañas locuras como las que estan escritas en los disparatados libros de cauallerias.»



  —370→  

ArribaAbajoCapitulo L

De las discretas altercaciones que don Quixote y el canonigo tuuieron, con otros sucessos


«Bveno está esso», respondio don Quixote; «los libros que estan impressos con licencia de los reyes, y con aprouacion de aquellos a quien se remitieron, y que con gusto general son leydos y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de los letrados e lo ignorantes, de los plebeyos y caualleros, finalmente, de todo genero de personas, de qualquier estado y condicion que sean, ¿auian de ser mentira, y mas lleuando tanta   -fol. 300v-   apariencia2056 de verdad, pues nos cuentan el padre, la madre, la patria, los parientes, la edad, el lugar y las hazañas, punto por punto y dia por dia, que el tal cauallero hizo, o caualleros hizieron? Calle vuestra merced, no diga tal blasfemia y creame -que le aconsejo en esto lo que deue de hazer como discreto-; si no2057, lealos, y verá el gusto que recibe de su leyenda.

»Si no, digame, ¿ay mayor contento que ver, como si dixessemos, aqui aora se muestra delante de nosotros vn gran lago de pez hiruiendo a boruollones, y que andan nadando y cruzando por el muchas serpientes, culebras y lagartos, y otros muchos generos de animales feroces y espantables, y que del medio del lago sale vna voz tristissima, que dize: “Tu, cauallero, quien quiera que seas, que el temeroso lago   —371→   estás mirando: si quieres alcançar el bien que debaxo destas negras aguas se encubre, muestra el valor de tu fuerte pecho, y arrojate en mitad de su negro y encendido licor, porque si assi no lo hazes, no seras digno de ver las altas marauillas que en si encierran y contienen los siete castillos de las siete fadas, que debaxo desta negregura yazen?” ¿Y que apenas el cauallero no ha acabado de oyr la voz temerosa, quando sin entrar mas en cuentas consigo, sin ponerse a considerar el peligro a que se pone, y aun sin despojarse de la pesadumbre de sus fuertes armas, encomendandose a Dios y a su señora, se arroja en mitad del bullente lago?

»Y quando no se cata ni sabe dónde ha de parar, se halla entre vnos floridos campos, con quien los Eliseos no tienen que ver en ninguna cosa. Alli le parece que el cielo es mas transparente,   -fol. 301r-   y que el sol luze con claridad mas nueua. Ofrecesele a los ojos vna apazible floresta, de tan verdes y frondosos arboles compuesta, que alegra a la vista su verdura, y entretiene los oydos el dulce y no aprendido canto de los pequeños, infinitos y pintados paxarillos que por los intricados ramos van cruzando. Aqui descubre vn arroyuelo, cuyas frescas aguas, que liquidos cristales parecen, corren sobre menudas arenas y blancas pedrezuelas, que oro cernido y puras perlas semejan. Aculla vee vna artificiosa fuente de jaspe variado y de liso marmol compuesta. Aca vee otra, a lo brutesco   —372→   adornada, adonde las menudas conchas de las almejas, con las torcidas casas, blancas y amarillas, del caracol, puestas con orden desordenada, mezclados entre ellas pedaços de cristal luziente y de contrahechas esmeraldas, hazen vna variada labor de manera, que el arte, imitando a la naturaleza, parece que alli la vence.

»Aculla, de improuiso, se le descubre vn fuerte castillo o vistoso alcaçar, cuyas murallas lo son de mazizo oro, las almenas de diamantes, las puertas de jazintos; finalmente, el es de tan admirable compostura, que con ser la materia de que está formado no menos que de diamantes, de carbuncos, de rubies, de perlas, de oro y de esmeraldas, es de mas estimacion su hechura. Y, ¿ay mas que ver, despues de auer visto esto, que ver salir por la puerta del castillo vn buen numero de donzellas, cuyos galanos y vistosos trajes, si yo me pusiesse aora a dezirlos como las historias nos los cuentan, seria nunca acauar; y tomar luego la que parecia principal de todas por la   -fol. 301v-   mano al atreuido cauallero que se arrojó en el feruiente lago, y lleuarle, sin hablarle palabra, dentro del rico alcaçar o castillo, y hazerle desnudar como su madre le pario, y bañarle con templadas aguas, y luego vntarle todo con olorosos vnguentos, y vestirle vna camisa de cendal delgadissimo, toda olorosa y perfumada, y acudir otra donzella y echarle vn manton sobre los ombros, que, por lo menos menos, dizen que suele valer una ciudad y aun mas?

  —373→  

»¿Qué es ver, pues, quando nos cuentan que tras todo esto, le lleuan a otra sala, donde halla puestas las mesas con tanto concierto, que queda suspenso y admirado? ¿Qué el verle echar agua a manos, toda de ambar y de olorosas flores distilada? ¿Qué el hazerle sentar sobre vna silla de marfil? ¿Qué verle seruir todas las donzellas, guardando vn marauilloso silencio? ¿Qué el traerle tanta diferencia de manjares, tan sabrosamente guisados, que no sabe el apetito a quál deua de alargar la mano? ¿Quál sera oyr la musica que en tanto que come suena, sin saberse quién la canta ni adónde suena? Y ¿despues de la comida acabada y las mesas alçadas, quedarse el cauallero recostado sobre la silla, y quiça mondandose los dientes, como es costumbre, entrar a deshora por la puerta de la sala otra mucho mas hermosa donzella que ninguna de las primeras, y sentarse al lado del cauallero, y començar a darle cuenta de qué castillo es aquel, y de como ella está encantada en el, con otras cosas que suspenden al cauallero y admiran a los leyentes que van leyendo su historia?

»No quiero alargarme mas en esto, pues dello se puede colegir   -fol. 302r-   que qualquiera parte que se lea de qualquiera historia de cauallero andante ha de causar gusto y marauilla a qualquiera que la leyere. Y vuestra merced creame, y, como otra vez le he dicho, lea estos libros, y vera como le destierran la melancolia que tuuiere, y le mejoran la condicion, si acaso   —374→   la tiene mala. De mi se dezir que, despues que soy cauallero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortes, atreuido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos; y, aunque ha tan poco que me vi encerrado en vna jaula como loco, pienso, por el valor de mi braço, fauoreciendome el cielo y no me siendo contraria la fortuna, en pocos dias verme rey de algun reyno, adonde pueda mostrar el agradecimiento y liberalidad que mi pecho encierra; que mia fe, señor, el pobre está inabilitado de poder mostrar la virtud de liberalidad con ninguno, aunque en sumo grado la possea. Y el agradecimiento, que solo consiste en el desseo, es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras2058. Por esto querria que la fortuna me ofreciesse presto alguna ocasion, donde me hiziesse emperador, por mostrar mi pecho, haziendo bien a mis amigos, especialmente a este pobre de Sancho Pança, mi escudero, que es el mejor hombre del mundo, y querria darle vn condado que le tengo muchos dias ha prometido, sino que temo que no ha de tener abilidad para gouernar su estado.»

Casi estas vltimas palabras oyo Sancho a su amo, a quien dixo:

«Trabaje vuestra merced, señor don Quixote, en darme esse condado, tan prometido de vuestra merced como de mi esperado; que yo le prometo que no me falte   -fol. 302v-   a mi abilidad para gouernarle, y, quando me faltare, yo he oydo   —375→   dezir que ay hombres en el mundo que toman en arrendamiento los estados de los señores y les dan vn tanto cada año, y ellos se tienen cuydado del gouierno; y el señor se está a pierna tendida, gozando de la renta que le dan, sin curarse de otra cosa; y assi hare yo, y no repararé en tanto mas quanto, sino que luego me desistire de todo, y me gozaré mi renta como vn duque; y alla se lo ayan.»

«Esso, hermano Sancho», dixo el canonigo, «entiendese en quanto al gozar la renta; empero, al administrar justicia, ha de atender2059 el señor del estado, y aqui entra la abilidad y buen juyzio, y principalmente la buena intencion de acertar, que si esta falta en los principios, siempre yran errados los medios y los fines; y assi suele Dios ayudar al buen desseo del simple como desfauorecer al malo del discreto.»

«No se essas filosofias», respondio Sancho Pança; «mas solo se que tan presto tuuiesse yo el condado como sabria regirle; que tanta alma tengo yo como otro, y tanto cuerpo como el que mas; y tan rey seria yo de mi estado como cada vno del suyo; y siendolo, haria lo que quisiesse; y haziendo lo que quisiesse, haria mi gusto; y haziendo mi gusto, estaria contento; y en estando vno contento, no tiene mas que dessear; y no teniendo mas que dessear, acabose, y el estado venga; y a Dios y veamonos, como dixo vn ciego a otro2060

«No son malas filosofías essas, como tu dizes,   —376→   Sancho» [dixo el canonigo]; «pero, con todo esso, ay mucho que dezir sobre esta materia de condados.»

A lo qual replicó don Quixote:

«Yo no se qué aya mas que dezir2061; solo me   -fol. 303r-   guio por el exemplo que me da el grande Amadis de Gaula, que hizo a su escudero conde de la Insula Firme; y, assi, puedo yo sin escrupulo de conciencia hazer conde a Sancho Pança, que es vno de los mejores escuderos que cauallero andante ha tenido.»

Admirado quedó el canonigo de los concertados disparates2062 que don Quixote auia dicho, del modo con que auia pintado la auentura del Cauallero del Lago, de la impression que en el auian hecho las pensadas mentiras de los libros que auia leydo; y, finalmente, le admiraua la necedad de Sancho, que con tanto ahinco desseaua alcançar el condado que su amo le auia prometido.

Ya en esto boluian los criados del canonigo, que a la venta auian ydo por la azemila del repuesto, y, haziendo mesa de vna alhombra y de la verde yerua del prado, a la sombra de vnos arboles se sentaron y comieron alli, porque el boyero no perdiesse la comodidad de aquel sitio, como queda dicho. Y, estando comiendo, a deshora oyeron vn rezio estruendo y vn son de esquila, que por entre vnas çarças y espessas matas que alli junto estauan sonaua, y al mesmo2063 instante vieron salir de entre aquellas malezas vna hermosa cabra, toda la   —377→   piel manchada de negro, blanco y pardo. Tras ella venia vn cabrero dandole vozes, y diziendole palabras a su vso, para que se detuuiesse, o al rebaño boluiesse. La fugitiua cabra, temerosa y despauorida, se vino a la gente, como a fauorecerse della, y alli se detuuo. Llegó el cabrero, y, asiendola de los cuernos, como si fuera capaz de discurso y entendimiento, le dixo:

«¡A cerrera, cerrera; manchada, manchada, y cómo andays vos estos dias de pie coxo! ¿Qué   -fol. 303v-   lobos os espantan, hija?; ¿no me direys qué es esto, hermosa? Mas ¿qué puede ser sino que soys hembra, y no podeys estar sossegada; que mal aya vuestra condicion y la de todas aquellas a quien imitays? Bolued, bolued, amiga; que si no tan contenta, a lo menos, estareys mas2064 segura en vuestro aprisco, o con vuestras compañeras; que si vos, que las aueys de guardar2065 y encaminar, andays tan sin guia y tan descaminada, ¿en qué podran parar ellas?»

Contento dieron las palabras del cabrero a los que las oyeron, especialmente al canonigo, que le dixo:

«Por vida vuestra, hermano, que os sossegueys vn poco, y no os acucieys en boluer tan presto essa cabra a su rebaño; que pues ella es hembra, como vos dezis, ha de seguir su natural distinto, por mas que vos os pongays a estoruarlo. Tomad este bocado, y beued vna vez, con que templareys la colera, y, en tanto, descansará la cabra.»

  —378→  

Y el dezir esto y el darle con la punta del cuchillo los lomos de vn conejo fiambre, todo fue vno. Tomolo, y agradeciolo el cabrero; beuio, y sossegose; y luego dixo:

«No querria que por auer yo hablado con esta alimaña tan en seso, me tuuiessen vuestras mercedes por hombre simple; que en verdad que no carecen de misterio las palabras que le dixe. Rustico soy; pero no tanto que no entienda cómo se ha de tratar con los hombres y con las bestias.»

«Esso creo yo muy bien», dixo el cura, «que ya yo se de esperiencia que los montes crian letrados, y las cabañas de los pastores encierran filosofos.»

«A lo menos, señor», replicó el cabrero, «acogen hombres escarmentados; y para que creays esta verdad y la toqueys con la mano, aunque parezca que sin ser rogado me combido, si no os enfadays   -fol. 304r-   dello, y quereys, señores, vn breue espacio prestarme oydo atento, os contaré vna verdad, que acredite lo que esse señor -señalando al cura- ha dicho, y la mia.»

A esto respondio don Quixote:

«Por ver que tiene este caso vn no se qué de sombra de auentura de caualleria, yo, por mi parte, os oyre, hermano, de muy buena gana, y assi lo harán todos estos señores, por lo mucho que tienen de discretos y de ser amigos de curiosas nouedades que suspendan, alegren y entretengan los sentidos, como sin duda pienso   —379→   que lo2066 ha de hazer vuestro cuento. Començad, pues, amigo; que todos escucharemos.»

«Saco la mia», dixo Sancho, «que yo a aquel arroyo me voy con esta empanada, donde pienso hartarme por tres dias; porque he oydo dezir a mi señor don Quixote, que el escudero de cauallero andante ha de comer quando se le ofreciere, hasta no poder mas, a causa que se les suele ofrecer entrar acaso por vna selua tan intricada, que no aciertan a salir della en seys lo dias, y si el hombre no va harto, o bien proueydas las alforjas, alli se podra quedar, como muchas vezes se queda, hecho carne momia.»

«Tu estás en lo cierto, Sancho», dixo don Quixote; «vete adonde quisieres y come lo que pudieres; que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refaccion2067, como se la dare escuchando el cuento deste buen hombre.»

«Assi las2068 daremos todos a las nuestras», dixo el canonigo.

Y luego rogo al cabrero que diesse principio a lo que prometido auia. El cabrero dio dos palmadas sobre el lomo a la cabra, que por los cuernos tenia, diziéndole:

«Recuestate junto a mi, manchada; que tiempo nos queda para boluer a nuestro apero.»

Parece que lo   -fol. 304v-   entendio la cabra, porque en sentandose su dueño, se tendio ella junto a el con mucho sossiego, y mirandole al rostro, daua a entender que estaua atenta a lo que el cabrero yua diziendo, el qual començo su historia desta manera.



  —380→  

ArribaAbajo Capitulo LI

Que trata de lo que conto el cabrero a todos los que lleuauan a don Quixote


«Tres leguas deste valle está vna aldea que, aunque pequeña, es de las mas ricas que ay en todos estos contornos, en la qual auia vn labrador muy honrado, y tanto, que aunque es anexo al ser rico el ser honrado, mas lo era el por la virtud que tenia, que por la riqueza que lo alcançaua; mas lo que le hazia mas dichoso, segun el dezia, era tener vna hija de tan estremada hermosura, rara discrecion, donayre y virtud, que el que la conocia y la miraua, se admiraua de ver las estremadas partes con que el cielo y la naturaleza la auian enriquezido. Siendo niña, fue hermosa, y siempre fue creciendo en belleza, y en la edad de diez y seys años fue hermosissima. La fama de su belleza se començo a estender por todas las circunuezinas aldeas, ¿qué digo yo por las circunuezinas no mas, si se estendio a las apartadas2069 ciudades, y aun se entró por las salas de los reyes y por los oydos de todo genero de gente que, como a cosa rara, o como a imagen de milagros, de todas partes a verla venian?

»Guardauala su padre y guardauase ella, que no ay candados, guardas ni cerraduras que mejor guarden a vna donzella que las del recato   -fol. 305r-   proprio2070. La riqueza del padre y la belleza de la hija mouieron a muchos, assi del   —381→   pueblo como forasteros, a que por muger se la pidiessen; mas el, como a quien tocaua disponer de tan rica joya, andaua confuso, sin saber2071 determinarse a quién la entregaria de los infinitos que le importunauan; y entre los muchos que tan buen desseo tenian, fuy yo vno, a quien dieron muchas y grandes esperanças de buen sucesso conocer que el padre conocia quien yo era, el ser natural del mismo pueblo, limpio en sangre, en la edad floreciente, en la hazienda muy rico y en el ingenio no menos acabado.

»Con todas estas mismas partes la pidio tambien otro del mismo pueblo, que fue causa de suspender y poner en balança la voluntad del padre, a quien parecia que con qualquiera de nosotros estaua su hija bien empleada; y por salir desta confusion, determinó dezirselo a Leandra, que assi se llama la rica que en miseria me tiene puesto, aduirtiendo que, pues los dos eramos iguales, era bien dexar a la voluntad de su querida hija el escoger a su gusto, cosa digna de imitar de todos los padres que a sus hijos quieren poner en estado. No digo yo que los dexen escoger en cosas ruynes y malas, sino que se las propongan buenas2072, y de las buenas que escoxan a su gusto. No se yo el que tuuo Leandra; solo se que el padre nos entretuuo a entrambos con la poca edad de su hija, y con palabras generales, que ni le obligauan, ni nos desobligauan2073 tampoco. Llamase mi competidor Anselmo, y yo Eugenio,   —382→   porque vays con noticia   -fol. 305v-   de los nombres de las personas que en esta tragedia se contienen, cuyo fin aun está pendiente, pero bien se dexa entender que ha de ser desastrado.

»En esta sazon vino a nuestro pueblo vn Vicente de la Rosa2074, hijo de vn pobre labrador del mismo lugar, el qual Vicente venia de las Italias y de otras diuersas partes, de ser soldado; lleuole de nuestro lugar, siendo muchacho de hasta doze años, vn capitan que con su compañia por alli acerto a passar, y boluio el moço de alli a otros doze, vestido a la soldadesca, pintado con mil colores, lleno de mil dixes de cristal y sutiles cadenas de acero; oy se ponia vna gala y mañana otra, pero todas sutiles, pintadas, de poco peso y menos tomo. La gente labradora, que de suyo es maliciosa, y dandole el ocio lugar es la misma malicia, lo notó, y conto punto por punto sus galas y preseas, y halló que los vestidos eran tres de diferentes colores, con sus ligas y medias, pero el hazia tantos guisados e inuenciones dellas, que si no se los contaran, huuiera quien jurara que auia hecho muestra2075 de mas de diez pares de vestidos y de mas de veinte plumajes2076. Y no parezca impertinencia y demasia esto que de los vestidos voy contando, porque ellos hazen vna buena parte en esta historia.

»Sentauase en vn poyo que debaxo de vn gran alamo está en nuestra plaça, y alli nos tenia a todos la boca abierta, pendientes de las hazañas que nos yua contando: no auia tierra   —383→   en todo el orbe que no huuiesse visto, ni batalla donde no se huuiesse hallado; auia muerto mas moros que tiene Marruecos y Tunez, y entrado   -fol. 306r-   en mas singulares desafios, segun el dezia, que Gante y Luna, Diego García de Paredes2077 y otros mil que nombraua, y de todos auia salido con vitoria, sin que le huuiessen derramado2078 vna sola gota de sangre; por otra parte, mostraua señales de heridas que, aunque no se diuisauan, nos hazia entender que eran arcabuzazos dados en diferentes rencuentros y faciones; finalmente, con vna no vista arrogancia llamaua de vos a sus iguales y a los mismos que le conocian, y dezia que su padre era su braço, su linaje sus obras, y que, debaxo de ser soldado, al mismo rey no deuia nada. Añadiosele a estas arrogancias ser vn poco musico y tocar vna guitarra a lo rasgado, de manera, que dezian algunos que la hazia hablar; pero no pararon aqui sus gracias, que tambien la tenia de poeta, y assi, de cada niñeria que passaua en el pueblo componia vn romance de legua y media de escritura.

»Este soldado, pues, que aqui he pintado, este Vicente de la Rosa, este brauo, este galan, este musico, este poeta, fue visto y mirado muchas vezes de Leandra desde vna ventana de su casa que tenia la vista a la plaça; enamorola el oropel de sus vistosos trajes; encantaronla sus romances, que de cada vno que componia daua veynte traslados; llegaron a sus oydos las hazañas que el de si mismo auia referido, y,   —384→   finalmente, que assi el diablo lo deuia de tener ordenado, ella se vino a enamorar del, antes que en el naciesse presuncion de solicitalla2079, y como en los casos de amor no ay ninguno que con mas facilidad se cumpla que aquel que   -fol. 306v-   tiene de su parte el desseo de la dama, con facilidad se concertaron Leandra y Vicente, y primero que alguno de sus muchos pretendientes cayessen2080 en la cuenta de su desseo, ya ella le tenia2081 cumplido, auiendo dexado la casa de su querido y amado padre, que madre no la tiene, y ausentadose de la aldea con el soldado, que salio con mas triunfo desta empresa que de todas las muchas que el se aplicaua.

»Admiró el sucesso a toda el2082 aldea, y aun a todos los que del noticia tuuieron; yo quedé suspenso, Anselmo atonito, el padre triste, sus parientes afrentados, solicita la justicia, los quadrilleros listos; tomaronse los caminos, escudriñaronse los bosques y quanto auia, y al cabo de tres dias hallaron a la antojadiza Leandra en vna cueua de vn monte, desnuda en camisa, sin muchos dineros y preciosissimas joyas que de su casa auia sacado. Boluieronla a la presencia de su lastimado padre; preguntaronle su desgracia; confesso sin apremio que Vicente de la Rosa2083 la auia engañado, y debaxo de su palabra de ser su esposo la persuadio que dexasse la casa de su padre; que el la lleuaria a la mas rica y mas viciosa ciudad que auia en todo el vniuerso mundo, que era Napoles,   —385→   y que ella, mal aduertida y peor engañada, le auia creydo, y, robando a su padre, se le entregó la misma noche que auia faltado; y que el la lleuó a vn aspero monte y la encerro en aquella cueua donde la auian hallado. Conto tambien como el soldado, sin quitalle2084 su honor, le robó quanto tenia, y la dexó en aquella cueua y se fue: sucesso que de   -fol. 307r-   nueuo puso en admiracion a todos.

»Duro se nos2085 hizo de creer la continencia del moço, pero ella lo afirmó con tantas veras, que fueron parte para que el desconsolado padre se consolasse, no haziendo cuenta de las riquezas que le lleuauan, pues le auian dexado a su hija con la joya que, si vna vez se pierde, no dexa esperança de que jamas se cobre. El mismo2086 dia que parecio Leandra la desparecio su padre de nuestros ojos y la lleuó a encerrar en vn monesterio2087 de vna villa que está aqui cerca, esperando que el tiempo gaste alguna parte de la mala opinion en que su hija se puso. Los pocos años de Leandra siruieron de disculpa de su culpa, a lo menos con aquellos que no les yua algun interes en que ella fuesse mala o buena; pero los que conocian su discrecion y mucho entendimiento no atribuyeron a ignorancia su pecado, sino a su desemboltura y a la natural inclinacion de las mugeres, que, por la mayor parte, suele ser desatinada y mal compuesta.

»Encerrada Leandra, quedaron los ojos de Anselmo ciegos, a lo menos, sin tener cosa que   —386→   mirar que contento le diesse; los mios en tinieblas, sin luz que a ninguna cosa de gusto les encaminasse; con la ausencia de Leandra crecia nuestra tristeza, apocauase nuestra paciencia, maldeziamos las galas del soldado y abominauamos del poco recato del padre de Leandra; finalmente, Anselmo y yo nos concertamos de dexar el aldea y venirnos a este valle, donde el apacentando vna gran cantidad de ouejas suyas proprias2088, y yo vn numeroso rebaño de cabras, tambien mias, passamos   -fol. 307v-   la vida entre los arboles, dando vado a nuestras passiones, o cantando juntos alabanças o vituperios de la hermosa Leandra, o suspirando2089 solos y a solas comunicando con el cielo nuestras querellas.

»A imitacion nuestra2090, otros muchos de los pretendientes de Leandra se han venido a estos asperos montes vsando el mismo exercicio nuestro, y son tantos, que parece que este sitio se ha conuertido en la pastoral Arcadia, segun está colmo2091 de pastores y de apriscos, y no ay parte en el donde no se oyga el nombre de la hermosa Leandra; este la maldize y la llama antojadiza, varia y deshonesta; aquel la condena por facil y ligera; tal la absuelue y perdona, y tal la justicia2092 y vitupera; vno celebra su hermosura, otro reniega de su condicion, y, en fin, todos la deshonran y todos la adoran, y de todos se estiende a tanto la locura, que ay quien se quexe de desden sin auerla jamas hablado, y aun quien se lamente   —387→   y sienta la rabiosa enfermedad de los zelos, que ella jamas dio a nadie, porque, como ya tengo dicho, antes se supo su pecado que su desseo. No ay hueco de peña, ni margen de arroyo, ni sombra de arbol que no esté ocupada de algun pastor que sus desuenturas a los ayres cuente; el eco repite el nombre de Leandra dondequiera que pueda formarse; Leandra resuenan los montes; Leandra murmuran los arroyos, y Leandra nos tiene a todos suspensos y encantados, esperando sin esperança y temiendo sin saber de qué tememos.

»Entre estos disparatados, el que muestra que menos y mas juyzio tiene es mi competidor   -fol. 308r-   Anselmo, el qual, teniendo2093 tantas otras cosas de que quexarse, solo se quexa de ausencia, y al son de vn rabel que admirablemente toca, con versos, donde muestra su buen entendimiento, cantando se quexa; yo sigo otro camino mas facil, y a mi parecer el mas acertado, que es dezir mal de la ligereza de las mugeres, de su inconstancia, de su doble trato, de sus promessas muertas, de su fe rompida y, finalmente, del poco discurso que tienen en saber colocar sus pensamientos e intenciones que tienen2094. Y esta fue la ocasion, señores, de las palabras y razones que dixe a esta cabra quando aqui llegué: que por ser hembra la tengo en poco, aunque es la mejor de todo mi apero.

»Esta es la historia que prometi contaros; si he sido en el contarla prolixo, no sere en seruiros2095   —388→   corto; cerca de aqui tengo mi maxada, y en ella tengo fresca leche y muy2096 sabrosissimo queso, con otras varias y sazonadas frutas, no menos a la vista que al gusto agradables.»



  —389→     -fol. 308v-  

ArribaAbajoCapitulo LII

De la pendencia que don Quixote tuuo2097 con el cabrero, con la rara auentura de los deceplinantes, a quien dio felice fin a costa de su sudor.


General gusto causó el cuento del cabrero a todos los que escuchado le auian, especialmente le recibio el canonigo, que con estraña curiosidad notó la manera con que le auia contado, tan lexos de parecer rustico cabrero quan cerca de mostrarse discreto cortesano; y, assi, dixo que auia dicho muy bien el cura en dezir que los montes criauan letrados. Todos e ofrecieron a Eugenio, pero el que mas se mostro liberal en esto fue don Quixote, que le dixo:

«Por cierto, hermano cabrero, que si yo me hallara possibilitado de poder començar alguna auentura, que luego luego me pusiera en camino, porque vos la tuuierades buena; que yo sacara del monesterio, donde sin duda alguna deue de estar contra su voluntad, a Leandra, a pesar de la2098 abadesa y de quantos quisieran estoruarlo, y os la pusiera en vuestras manos para que hizierades della a toda vuestra voluntad y talante, guardando, pero2099, las leyes de la2100 caualleria, que mandan que a ninguna donzella se le sea fecho desaguisado alguno; aunque yo espero en Dios Nuestro Señor que no ha de poder tanto la fuerça de   —390→   vn encantador malicioso, que no   -fol. 309r-   pueda mas la de otro encantador mejor intencionado, y para entonces os prometo mi fauor y ayuda, como me obliga mi profession, que no es otra si no es2101 fauorecer a los desvalidos y menesterosos2102

Mirole el cabrero, y como vio a don Quixote de tan mal pelage y catadura, admirose y preguntó al barbero, que cerca de si tenia:

«Señor, ¿quién es este hombre que tal talle tiene y de tal manera habla?»

«¿Quién ha de ser», respondio el barbero, «sino el famoso don Quixote de la Mancha, desfazedor de agrauios, endereçador de tuertos, el amparo de las donzellas, el assombro de los gigantes y el vencedor de las batallas?»

«Esso me semeja», respondio el cabrero, «a lo que se lee en los libros de caualleros andantes, que hazian todo esso que de este hombre vuestra merced dize; puesto que para mi tengo, o que vuestra merced se burla, o que este gentil hombre deue de tener vazios los aposentos de la cabeça.»

«Soys vn grandissimo vellaco», dixo a esta sazon don Quixote, «y vos soys el vazio y el menguado; que yo estoy mas lleno que jamas lo estuuo la muy hideputa puta que os pario.»

Y, diziendo y hablando2103, arrebató de vn pan que junto a si tenia, y dio con el al cabrero en todo el rostro, con tanta furia, que le remachó las narices; mas el cabrero, que no sabia de burlas, viendo con quántas veras le   —391→   maltratauan2104, sin tener respeto a la alhombra, ni a los manteles, ni a todos aquellos que comiendo estauan, saltó sobre don Quixote, y, asiendole del cuello con entrambas manos, no dudara de ahogalle2105,   -fol. 309v-   si Sancho Pança no llegara en aquel punto y le asiera por las espaldas y diera con el encima de la mesa, quebrando platos, rompiendo taças y derramando y esparziendo quanto en ella estaua. Don Quixote, que se vio libre, acudio a subirse sobre el cabrero, el qual, lleno de sangre el rostro, molido a cozes de Sancho, andaua buscando a gatas algun cuchillo de la mesa para hazer alguna sanguinolenta vengança, pero estoruauanselo2106 el canonigo y el cura; mas el barbero hizo de suerte que el cabrero cogio debaxo de si a don Quixote, sobre el cual llouio tanto numero de moxicones, que del rostro del pobre cauallero llouia tanta sangre como del suyo.

Rebentauan de risa el canonigo y el cura, saltauan los quadrilleros de gozo, çuçauan2107 los vnos y los otros, como hazen a los perros quando en pendencia estan trauados; solo Sancho Pança se desesperaua, porque no se podia desasir de vn criado del canonigo, que le estoruaua que a su amo no ayudasse. En resolucion, estando todos en regozijo y fiesta, sino los dos aporreantes que se carpian, oyeron el son de vna trompeta, tan triste, que les2108 hizo boluer los rostros hazia donde les parecio que sonaua; pero el que mas se alborotó de oyrle fue don Quixote, el qual, aunque estaua   —392→   debaxo del cabrero, harto contra su voluntad y mas que medianamente molido, le dixo:

«Hermano demonio, que no es posible que dexes de serlo, pues has tenido valor y fuerças para sujetar las mias, ruegote que hagamos treguas, no mas de por vna hora, porque el doloroso son de aquella trompeta   -fol. 311r [310r]-   que a nuestros oydos llega me parece que a alguna nueua auentura me llama.»

El cabrero, que ya estaua cansado de moler y ser molido, le dexó luego, y don Quixote se puso en pie, boluiendo assimismo el rostro adonde el son se oya, y vio a deshora que por2109 vn recuesto baxauan muchos hombres vestidos de blanco a modo de diciplinantes. Era el caso, que aquel año auian las nuues negado su rocio a la tierra, y por todos los lugares de aquella comarca se hazian processiones, rogatiuas y diciplinas, pidiendo a Dios abriesse las manos de su misericordia y les llouiesse; y para este efecto2110 la gente de vna aldea que alli junto estaua venia en procession a vna deuota ermita que en un recuesto de aquel valle auia.

Don Quixote, que vio los estraños trajes de los diciplinantes, sin passarle por la memoria las muchas vezes que los2111 auia de auer visto, se imaginó que era cosa de auentura y que a el solo tocaua, como a cauallero andante, el acometerla; y confirmole mas esta imaginacion, pensar que vna imagen que trayan cubierta de luto fuesse alguna principal señora que lleuauan   —393→   por fuerça aquellos follones y descomedidos malandrines, y como esto le cayo en las mientes, con gran ligereza arremetio a Rozinante, que paciendo andaua, quitandole del arzon el freno y el adarga, y en vn punto le enfrenó, y pidiendo a Sancho su espada, subio sobre Rozinante y embraçó su adarga, y dixo en alta voz a todos los que presentes estauan:

«Agora2112, valerosa compañia, veredes quánto importa que aya en el mundo caualleros que professen la orden   -fol. 311v [310v]-   de la andante caualleria; agora2113 digo que veredes, en la libertad de aquella buena señora que alli va cautiua, si se han de estimar los caualleros andantes.»

Y, en diziendo esto, apreto los muslos a Rozinante, porque espuelas no las tenia, y a todo galope, porque carrera tirada no se lee en toda esta verdadera historia que jamas la diesse Rozinante, se fue a encontrar con los diciplinantes, bien que fueran2114 el cura y el canonigo y barbero a detenelle2115; mas no les fue possible, ni menos2116 le detuuieron las vozes que Sancho le daua, diziendo:

«¿Adónde va, señor don Quixote?; ¿qué demonios lleua en el pecho que le incitan a yr contra nuestra fe catolica? Aduierta, malaya yo, que aquella es procession de diciplinantes, y que aquella señora que lleuan sobre la peana es la imagen benditissima de la Virgen sin manzilla; mire, señor, lo que haze, que por esta vez se puede dezir que no es lo que sabe.»

  —394→  

Fatigose2117 en vano Sancho, porque su amo yua tan puesto en llegar a los ensauanados y en librar a la señora enlutada, que no oyo palabra, y aunque la oyera, no boluiera, si el rey se lo mandara. Llegó, pues, a la procession, y paró a Rozinante, que ya lleuaua desseo de quietarse vn poco, y con turbada y ronca voz, dixo:

«Vosotros, que quiça por no ser buenos os encubris los rostros, atended y escuchad lo que deziros quiero.»

Los primeros que se detuuieron fueron los que la imagen lleuauan, y vno de los quatro clerigos que cantauan las ledanias2118, viendo la estraña catadura2119 de don Quixote, la flaqueza de2120 Rozinante y otras circunstancias2121 de risa que notó   -fol. 311r-   y descubrio en don Quixote, le respondio, diziendo:

«Señor hermano, si nos quiere dezir algo, digalo presto, porque se van estos hermanos abriendo las carnes, y no podemos, ni es razon que nos detengamos a oyr cosa alguna, si ya no es tan breue que en dos palabras se diga.»

«En vna lo dire», replicó don Quixote, «y es esta: que luego al punto dexeys libre a essa hermosa señora, cuyas lagrimas y triste semblante dan claras muestras que la lleuays contra su voluntad y que algun notorio desaguisado le auedes fecho; y yo, que naci en el mundo para desfazer semejantes agrauios, no consentire que vn solo passo adelante passe sin darle la desseada libertad que merece.»

En estas razones, cayeron todos los que las   —395→   oyeron que don Quixote deuia de ser algun hombre loco, y tomaronse a reyr muy de gana, cuya risa fue poner poluora a la colera de don Quixote, porque sin dezir mas palabra, sacando la espada, arremetio a las andas; vno de aquellos que las lleuauan, dexando la carga a sus compañeros, salio al encuentro de don Quixote, enarbolando vna horquilla o baston con que sustentaua las andas en tanto que descansaua, y recibiendo en ella una gran cuchillada que le tiró don Quixote, con que se la hizo dos partes, con el vltimo tercio, que le quedó en la mano, dio tal golpe a don Quixote encima de vn ombro, por el mismo lado de la espada, que no pudo cubrir el adarga contra villana2122 fuerça, que el pobre don Quixote vino al suelo muy mal parado.

Sancho Pança, que jadeando2123 le yua a los alcances2124, viendole caydo, dio voces a su moledor   -fol. 311v-   que no le diesse otro palo, porque era vn pobre cauallero encantado, que no auia hecho mal a nadie en todos los dias de su vida; mas lo que detuuo al villano no fueron las voces de Sancho, sino el ver que don Quixote no bullia pie ni mano; y, assi, creyendo que le auia muerto, con priessa se alçó la tunica a la cinta y dio a huyr por la campaña como vn gamo.

Ya en esto llegaron2125 todos los de la compañia de don Quixote2126 adonde el estaua2127; mas los de la procession, que los vieron venir corriendo, y con ellos los quadrilleros con sus   —396→   ballestas, temieron algun mal sucesso y hizieronse2128 todos vn remolino alrededor de la imagen, y alçados los capirotes2129, empuñando las diciplinas y los clerigos los ciriales, esperauan el assalto, con determinacion de defenderse y aun ofender, si pudiessen, a sus acometedores2130; pero la fortuna lo hizo mejor que se pensaua, porque Sancho no hizo otra cosa que arrojarse sobre el cuerpo de su señor, haziendo sobre el el mas doloroso y risueño llanto del mundo, creyendo que estaua muerto.

El cura fue conocido de otro cura que en la procession venia, cuyo conocimiento puso en sossiego el concebido temor de los dos esquadrones; el primer cura dio al segundo en dos razones cuenta de quién era don Quixote, y assi, el como toda la turba de los diciplinantes fueron a ver si estaua muerto el pobre cauallero, y oyeron que Sancho Pança, con lagrimas en los ojos, dezia:

«¡O flor de la caualleria, que con solo vn garrotazo acabaste la carrera de tus tan bien gastados años! ¡O honra de tu linaje, honor2131 y gloria de toda la Mancha y aun de todo el mundo2132,   -fol. 312r-   el qual, faltando tu en el, quedará lleno de malhechores2133, sin temor de ser castigados de sus malas fechorias! ¡O liberal sobre todos los Alexandros, pues por solos ocho meses de seruicio me tenias dada la mejor insula que el mar ciñe y rodea! ¡O humilde con los soberuios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas,   —397→   enamorado sin causa, imitador de los buenos, açote de los malos, enemigo de los ruynes; en fin, cauallero andante, que es todo lo que dezir se puede!»

Con las vozes y gemidos de Sancho reuiuio don Quixote, y la primer palabra que dixo fue:

«El que de vos viue ausente, dulcissima Dulzinea, a mayores miserias que estas está sujeto; ayudame, Sancho amigo, a ponerme sobre el carro encantado; que ya no2134 estoy para oprimir la silla de Rozinante, porque tengo todo este ombro hecho pedaços.»

«Esso hare yo de muy buena gana, señor mio», respondio Sancho, «y boluamos a mi aldea en compañia destos señores, que su bien dessean, y alli daremos orden de hazer otra salida que nos sea de mas prouecho y fama.»

«Bien dizes, Sancho», respondio don Quixote, «y sera gran prudencia dexar passar el mal influxo de las estrellas que agora2135 corre.»

El canonigo y el cura y barbero le dixeron que haria muy bien en hazer lo que dezia; y assi, auiendo recebido grande gusto de las simplicidades de Sancho Pança, pusieron a don Quixote en el carro, como antes venia. La procession boluio a ordenarse y a proseguir su camino. El cabrero se despidio de todos. Los quadrilleros no quisieron passar adelante, y el cura les pagó lo que se les deuia. El canonigo pidio al   -fol. 312v-   cura le auisasse el sucesso de don Quixote, si sanaua de su locura, o si proseguia en ella, y con esto tomó licencia para seguir su viaje.

  —398→  

En fin, todos se diuidieron2136 y apartaron, quedando solos el cura y barbero, don Quixote y Pança, y el bueno de Rozinante, que a todo lo que auia visto estaua con tanta paciencia como su amo. El boyero vnzio sus bueyes y acomodó a don Quixote sobre vn haz de heno, y con su acostumbrada flema siguio el camino que el cura quiso, y a cabo de seis dias llegaron a la aldea de don Quixote, adonde entraron en la mitad del dia, que acerto a ser domingo, y la gente estaua toda en la plaça, por mitad de la qual atrauesso el carro de don Quixote. Acudieron todos a ver lo que en el carro venia, y, quando conocieron a su compatrioto, quedaron marauillados, y vn muchacho acudio corriendo a dar las nueuas a su ama y a su sobrina de que su tio y su señor venia flaco y amarillo, y tendido sobre vn monton de heno, y sobre vn carro de bueyes. Cosa de lastima fue oyr los gritos que las dos buenas señoras alçaron, las bofetadas que se dieron, las maldiciones que de nueuo echaron a los malditos libros de cauallerias; todo lo qual se renouo quando vieron entrar a don Quixote por sus puertas.

A las nueuas desta venida de don Quixote acudio la muger de Sancho Pança, que ya auia sabido que auia ydo con el, siruiendole de escudero, y, assi como vio a Sancho, lo primero que le preguntó fue que si venia bueno el asno. Sancho respondio que venia mejor que su amo.

«Gracias sean dadas a Dios», replicó ella,   —399→   «que tanto bien me ha hecho; pero contadme agora2137, amigo, ¿qué bien aueis sacado de vuestras escuderias?; ¿qué saboyana me   -fol. 313r-   traeis2138 a mi?; ¿qué çapaticos a vuestros hijos?»

«No traygo nada desso», dixo Sancho, «muger mia, aunque traygo otras cosas de mas momento y consideracion.»

«Desso recibo yo mucho gusto», respondio la muger; «mostradme essas cosas de mas consideracion y mas momento, amigo mio; que las quiero ver para que se me alegre este coraçon, que tan triste y descontento ha estado en todos los siglos de vuestra ausencia.»

«En casa os las mostraré, muger», dixo Pança, «y por agora2139 estad contenta, que, siendo Dios seruido de que otra vez salgamos en viage a buscar auenturas, vos me vereys presto conde o gouernador de vna insula, y no de las de por ahi, sino la mejor que pueda hallarse.»

«Quieralo assi el cielo, marido mio; que bien lo auemos menester. Mas dezidme, ¿qué es esso de insulas, que no lo entiendo?»

«No es la miel para la boca del asno», respondio Sancho; «a su tiempo lo veras, muger, y aun te admirarás de oyrte llamar señoria de todos tus vassallos.»

«¿Qué es lo que dezis, Sancho, de señorias, insulas y vassallos?», respondio Iuana Pança, que assi se llamaua la muger de Sancho, aunque no eran parientes, sino porque se vsa en   —400→   la Mancha tomar las mugeres el apellido de sus maridos.

«No te acucies, Iuana, por saber todo esto tan apriessa; basta que te digo verdad, y cose la boca. Solo te sabre dezir, assi de passo, que no ay cosa mas gustosa en el mundo que ser vn hombre honrado escudero de vn cauallero andante, buscador de auenturas. Bien es verdad que las mas que se hallan no salen tan a gusto como el hombre querria, porque de ciento que se encuentran, las nouenta y nueue suelen salir auiessas y torcidas. Selo yo de expiriencia2140, porque de algunas he   -fol. 313v-   salido manteado y de otras molido. Pero, con todo esso, es linda cosa esperar los sucessos, atrauessando montes, escudriñando seluas, pisando peñas, visitando castillos, aloxando en ventas a toda discrecion, sin pagar ofrecido sea al diablo el marauedi.»

Todas estas platicas passaron entre Sancho Pança y Iuana Pança, su muger, en tanto que el ama y sobrina de don Quixote le recibieron y le desnudaron y le tendieron en su antiguo lecho. Miraualas el con ojos atrauessados, y no acabaua de entender en qué parte estaua. El cura encargó a la sobrina tuuiesse gran cuenta con regalar a su tio, y que estuuiessen alerta de que otra vez no se les escapasse, contando lo que auia sido menester para traelle a su casa. Aqui alçaron las dos de nueuo los gritos al cielo; alli se renauaron las maldiciones de los libros de cauallerias; alli pidieron al cielo   —401→   que confundiesse en el centro del abismo a los autores de tantas mentiras y disparates. Finalmente, ellas quedaron confusas y temerosas de que se auian de ver sin su amo y tio en el mesmo2141 punto que tuuiesse alguna mejoria; y assi2142 fue, como ellas se lo imaginaron.

Pero el autor desta historia, puesto que con curiosidad y diligencia ha buscado los hechos que don Quixote hizo en su tercera salida, no ha podido hallar noticia de ellas2143, a lo menos por escrituras autenticas; solo la fama ha guardado en las memorias de la Mancha, que don Quixote, la tercera vez que salio de su casa, fue a Çaragoça, donde se halló en vnas famosas justas que en aquella ciudad hizieron, y alli le passaron cosas dignas de su valor y buen entendimiento. Ni de su fin y acabamiento pudo alcançar cosa   -fol. 314r-   alguna, ni la alcançara, ni supiera, si la buena suerte no le deparara vn antiguo medico, que tenia en su poder vna caxa de plomo, que, segun el dixo, se auia hallado en los cimientos derribados de vna antigua ermita que se renouaua. En la qual caxa se auian hallado vnos pergaminos escritos con letras goticas, pero en versos castellanos, que contenian muchas de sus hazañas y dauan noticia de la hermosura de Dulzinea del Toboso, de la figura de Rozinante, de la fidelidad de Sancho Pança y de la sepultura del mesmo2144 don Quixote, con diferentes epitafios y elogios de su vida y costumbres.

Y los que se pudieron leer y sacar en limpio,   —402→   fueron los que aqui pone el fidedigno autor desta nueua y jamas vista historia. El qual autor no pide a los que la leyeren, en premio del inmenso trabajo que le costo inquerir2145 y buscar todos los archiuos manchegos por sacarla a luz, sino que le den el mesmo2146 credito que suelen dar los discretos a los libros de cauallerias, que tan validos andan en el mundo; que con esto se tendra por bien pagado y satisfecho. Y se animará a sacar y buscar otras, si no tan verdaderas, a lo menos, de tanta inuencion y passatiempo. Las palabras primeras que estauan escritas en el pergamino que se halló en la caxa de plomo eran estas:

Los academicos de la Argamasilla, lugar de la Mancha, en vida y muerte del valeroso don Quixote de la Mancha, HOC SCRIPSERUNT.

  —403→     -fol. 314v-  

El Monicongo2147, academico de la Argamasilla, a la sepultura de don Quixote.




EPITAFIO


   El caluatrueno, que adornó a la Mancha
de mas despojos que Iason de Creta;
el juyzio que tuuo la veleta
aguda donde fuera mejor ancha;
el braço que su fuerça tanto ensancha,  5
que llegó del Catay hasta Gaeta;
la mussa mas horrenda y mas discreta,
que grauó versos en broncinea plancha;
el que a cola dexó los Amadises,
y en muy poquito a Galaores tuuo,  10
estribando en su amor y bizarria;
el que hizo callar los Belianises;
aquel que en Rozinante herrando anduuo2148,
yaze debaxo desta losa fria.

Del Paniaguado, academico de la Argamasilla, in laudem Dulzineae del Toboso2149.




SONETO


   Esta que veys de rostro amondongado,
alta de pechos y ademan brioso,
es Dulzinea, reyna del Toboso,
de quien fue el gran Quixote aficionado.
-fol. 315r-

   Pisó por ella el vno y otro lado  5
de la gran Sierra Negra, y el famoso
campo de Montiel, hasta el eruoso2150
llano de Aranjuez, a pie y cansado.

   Culpa de Rozinante. ¡O dura estrella,
que esta manchega dama y este inuito  10
andante cauallero, en tiernos años,

    ella dexó muriendo de ser bella,
y el, aunque queda en marmores2151 escrito,
no pudo huyr de amor, yras y engaños!2152

  —404→  

Del Caprichoso, discretissimo academico de la Argamasilla, en loor de Rozinante, cauallo de don Quixote de la Mancha.




SONETO


   En el soberuio trono2153 diamantino
que con sangrientas plantas huella Marte,
frenetico el manchego su estandarte
tremola con esfuerço peregrino.

   Cuelga las armas y el acero fino  5
con que destroça, assuela, raja y parte:
¡nueuas proezas!, pero inuenta el arte
vn nueuo estilo al nuevo paladino.
-fol. 315v-

   Y si de su Amadis se precia Gaula,
por cuyos brauos descendientes Grecia  10
triunfó mil vezes, y su fama ensancha,

   oy a Quixote le corona el aula
do2154 Belona preside, y del se precia
mas que Grecia, ni Gaula, la alta Mancha.

    Nunca sus glorias el oluido mancha,  15
pues hasta Rozinante en ser gallardo,
excede a Brilladoro2155 y a Bayardo.

Del Burlador, academico Argamasillesco, a Sancho Pança.




SONETO


   Sancho Pança es aqueste en cuerpo chico,
pero grande en valor, ¡milagro estraño!
escudero el mas simple y sin engaño
que tuuo el mundo, os juro y certifico.

   De ser conde no estuuo en vn tantico,  5
si no se conjuraran en su daño
insolencias y agrauios del tacaño
siglo, que aun no perdonan a vn borrico.
—405→

   Sobre el anduuo, con perdon se miente,
este manso escudero, tras el manso  10
cauallo Rozinante y tras su dueño.

   ¡O vanas esperanças de la gente,
cómo passays con prometer descanso,
y al fin parays en sombra, en humo, en sueño!

  -fol. 316r-  

Del Cachidiablo2156, academico de la Argamasilla, en la sepultura de don Quixote:




EPITAFIO


   Aqui yaze el cauallero
bien molido y mal andante,
a quien lleuó Rozinante
por vno y otro sendero.

   Sancho Pança, el majadero,  5
yaze tambien junto a el,
escudero el mas fiel
que vio el trato de escudero.

Del Tiquitoc2157, academico de la Argamasilla, en la sepultura de Dulzinea del Toboso:




EPITAFIO


    Reposa aqui Dulzinea,
y aunque de carnes rolliza,
la boluio en poluo y ceniza
la muerte espantable y fea.

   Fue de castiza ralea  5
y tuuo assomos de dama;
del gran Quixote fue llama,
y fue gloria de su aldea.

  -fol. 316v-  

Estos fueron los versos que se pudieron leer; los demas, por estar carcomida la letra, se entregaron   —406→   a vn academico para que por congeturas los declarasse. Tienese noticia que lo ha hecho, a costa de muchas vigilias y mucho trabajo, y que tiene intencion de sacallos a luz con esperança de la tercera salida de don Quixote.

Forse altri cantera con miglior plettro2158.

  —407-409→   2159   -[fol. Ir]-     -[fol. Iv]-     -[fol. IIr]-     -[fol. IIv]-     -[fol. IIIr]-     -[fol. IIIv]-     -[fol. IVr]-     —410→     —411-480→   2160






ArribaApéndice

Don Quijote, I, 412, «Portada», al segundo párrafo añádase: Góngora dedicó Las Soledades al duque de Béjar.

Don Quijote, I, 433, línea 11, léase: Londres, 1740.

Don Quijote, I, página 436, línea 7, añádase: Debo a la atención de mi erudito maestro el doctor H. R. Lang las ediciones siguientes: crebanto nin duelo en la Primera Crónica General (edición Menéndez Pidal), página 537 b; pesar et quebranto, 354 a; lloro et crebanto, 645 a; Poemas de Alfonso onceno, estrofa 878: duelo y quebranto; Gómez Manrique, Cancionero (edición Paz y Melia), I, 166: dolor y quebranto; y en el Cancionero de Baena se encuentra varias veces la misma frase: dolor e quebranto.

Don Quijote, I, página 440, nota 54-15, después de 1893 añádase: páginas 60 y siguientes.

Don Quijote, I, pág. 442, nota 62-14, añádase: Lope de Vega, en La Prueba de los amigos, III: «No estuvo en un instante de dar con los verdaderos [ladrones].»

Don Quijote, I, página 370-17: que despotrique; compárese: Vélez de Guevara, El Rey en su imaginación (edición Ocerín), página 71:


      por vida
del rey, si conmigo intentan
el condestable o los suios
civilidades groseras,
que despotrique con todos.

Don Quijote, I, nota 288-8: Por fin encontré en la   —482→   Biblioteca Central, de Zürich (Suiza) el libro aludido por Clem., Don Quijote, II, 160, que explica el ceremonial de los cardenales; se titula: Sacrarum Cerimoniarum, sive ritvvm ecclesiasticorum sanctae Romanae Ecclesiae libri tres. Post omnes omnium editiones summa denuo vigilantia recogniti. Vniversis Ecclesiasticis, non tan iocundi quam vtiles & necessarii. Romae Typis Valerii Dorici MDLX (el colofón MDLIX). Cum Priuilegio.

En el liber secundus, titulus secundus, folio 106, se lee: De Uigilia Pentecostes & mutatione capparum: «In vigilia Pentecostes Cardinales & praelati Romanae Curiae depositis cappis, & capuciis pellibus subduplicatis, accipiunt alias cum serico rubro, sine cremusino in quibus veniunt ad vesperas solemnes; quae fiunt more consueto: consueuit etiam Pontifex Hymnum vesperorum, videlicet Veni Creator spiritus, in sede solii sui stans de tecto capite inchoare; deinde descendere ad faldistorium, ubi postquam genuflexit; & non prius, cantores prosequuntur Hymnum. Finito primo versu surgit Pontifex, & assumpta mitra redit ad faldistorium, ubi deposita mitra stat usque ad finem hymni. Alia omnia fiunt more solito sed ad primum versum Hymni Pontifex semper genuflectit hac die sive ipse incipiat, sive non. Haec mutatio capparum fit hodie in die Festo Resurrectionis dominicae ex decreto Leonis Papae X in concilio Lateranensi, quia ita fiebat antiquitus.» -De die Pentecostes: «In die Pentecostes Pontifex indutus paramentis purpureis preciosis venit ad ecclesiam; & consueuit solemniter celebrare in tali die ceremoniis consuetis: quod si non est dispositus ad celebrandum, sacra facit vnus ex reuerendissimis Dominis Episcopis Cardinalibus ornamentis rubris paratus, etc.» -Liber tertius, titulus tertius: De habitu Cardinalium: «Reuerendissimi Domini Cardinales cuiuscunque sint ordinis, utuntur semper en capellae, & in publico cappa ampla supra rochetum coloris violacei plus vel minus clari, aut obscuri blaui, siue aerei: & aliquando rubri, sed rarius. Nam rubeus color proprie ad Papam pertinet & ad legatos, qui mittuntur de latere extra Italiam... Paulus segundus instituit quod Cardinales birreto rubro vterentur, & Super equis siue mulis rubris stratoriis; cappa cardinalis potest esse ex lana siue ex zamelloto: et in officiis defunctorum, & sede vacante, & a quarta   —483→   feria maioris hebdomadae vsque ad sabbatum Sanctum solebat vti cappis suis obscuris cum pellibus de griseis & non de varris, hoc tamen hodie non seruatur, sed a vesperis omnium sanctorum inclusiue vsque ad vesperas pentecostes exclusiue utuntur albis pellibus de variis. In reliquo tempore vtuntur serico rubri coloris loco pellium