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501

184-15. C: ponerla. (N. del E.)

 

502

185-1. Es alusión a las ordalias o pruebas llamadas judicia Dei en el derecho medieval. Aquí Ambrosio recuerda la lex feretri, según la cual el acusado de asesinato podía ser llevado a la presencia de su víctima para ver si las heridas volvían a verter sangre, probándose en tal caso su culpa. Se pueden ver dos ejemplos famosos de esta creencia en: a) La Canción de los Nibelungos, edición K. Lachman, Berlin, 1892, IX, estrofas 984 y siguientes (página 105), y b) Shakespeare: Ricardo III, acto I, 2, edición Furness, página 52. (Consúltese H. C. Lea: Superstition and Force, tercera edición, Philadelphia, 1878, páginas 315 y siguientes; R. M.: Las supersticiones en el Quijote, conferencia dada en el Centro de Intercambio Germano-Español, 1926, páginas 6 y siguientes.) (N. del E.)

 

503

185-3. C: desapiadado. (N. del E.)

 

504

185-6. Alude a Tulia, esposa de Tarquino e hija de Servio Tulio. Cervantes parece haber seguido en esta equivocación al romance anónimo «Tulia, hija de Tarquino, que en Roma rey residía». (Consúltese Durán: Romancero general, I, números 517 y 518.) (N. del E.)

 

505

186-27. B, C, Br: tampoco. (N. del E.)

 

506

186-32. Br: adorno. (N. del E.)

 

507

187-18. A, B, Br: alguno; C: alguna. (N. del E.)

 

508

187-19. A, B, C, Br: el. (Sobre la enmienda de en por el, consúltese Cort., I, 293.) (N. del E.)

 

509

188-14. B, C: elecion. (N. del E.)

 

510

189-5. La edición de Tonson (1738) lee: a aquel. (N. del E.)