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  -fol. 10r-  

ArribaAbajoActo II

 

Salen el CONDE FEDERICO y LEONIDO, criado.

 
FEDERICO
¿Aquí la viste?
LEONIDO
Aquí entró
como el alba por un prado,
que a su tapete bordado
la primera luz le dio;
y según la devoción,5
no pienso que tardarán,
que conozco al capellán
y es más breve que es razón.
FEDERICO
¡Ay, si la pudiese hablar!
LEONIDO
Siendo tú su primo, es cosa10
acompañarla forzosa.
FEDERICO
El pretenderme casar
ha hecho ya sospechoso
mi parentesco, Leonido,
que antes de haberla querido15
nunca estuve temeroso.
Verás que un hombre visita
una dama libremente
por conocido o pariente
mientras no la solicita,20
pero en llegando a querella,
aunque de todos se guarde,
menos entra, y más cobarde,
y apenas habla con ella.
Tal me ha sucedido a mí25
con mi prima la Condesa,
tanto, que de amar me pesa,
pues lo más del bien perdí,
pues me estaba mejor vella
tan libre como solía.30
 

(Sale[n] el MARQUÉS RICARDO y CELIO.)

 
CELIO
A pie digo que salía,
y alguna gente con ella.
RICARDO
Por estar la Iglesia enfrente
y por preciarse del talle
ha querido honrar la calle.35
CELIO
¿No has visto por el Oriente
salir, serena mañana,
el sol con mil rayos de oro,
cuando dora el blanco Toro
que pace campos de grana40
(que así llamaba un poeta
los primeros arreboles)?
Pues tal salió, con dos soles,
más hermosa y más perfecta,
la bellísima Dïana,45
la condesa de Belflor.
RICARDO
Mi amor te ha vuelto pintor
de tan serena mañana,
y hácesla sol con razón,
porque el sol, en sus caminos,50
va pasando varios signos
que sus pretendientes son.
Mira que allí Federico
aguarda sus rayos de oro.
CELIO
¿Cuál de los dos será el Toro55
a quien hoy al sol aplico?
RICARDO
Él, por primera afición,
aunque del nombre se guarde,
que yo, para entrar más tarde,
seré el signo de León.60
FEDERICO
¿Es aquel Ricardo?
LEONIDO
Él es.
FEDERICO
Fuera maravilla rara
que deste puesto faltara.
LEONIDO
¡Gallardo viene el Marqués!
FEDERICO
No pudieras decir más65
si tú fueras el celoso.
  -fol. 10v-  
LEONIDO
¿Celos tienes?
FEDERICO
¿No es forzoso?
De alabarle me los das.
LEONIDO
Si a nadie quiere Dïana,
¿de qué los puedes tener?70
FEDERICO
De que le puede querer,
que es mujer.
LEONIDO
Sí, mas tan vana,
tan altiva y desdeñosa,
que a todos os asegura.
FEDERICO
Es soberbia la hermosura.75
LEONIDO
No hay ingratitud hermosa.
CELIO
Dïana sale, señor.
RICARDO
Pues tendrá mi noche día.
CELIO
¿Hablarasla?
RICARDO
Eso querría,
si quiere el competidor.80
 

(Salen OTAVIO, FABIO, TEODORO, la CONDESA y, detrás, MARCELA, DOROTEA, ANARDA, con mantos. Llegue el CONDE por un lado.)

 
FEDERICO
Aquí aguardaba con deseo de veros.
DIANA
Señor Conde, seáis muy bien hallado.
RICARDO
Y yo, señora, con el mismo agora
a acompañaros vengo y a serviros.
DIANA
Señor Marqués, ¿qué dicha es esta mía?85
¡Tanta merced...!
RICARDO
Bien debe a mi deseo
vuseñoría este cuidado.
FEDERICO
Creo
que no soy bien mirado y admitido.
LEONIDO
Háblala, no te turbes.
FEDERICO
¡Ay, Leonido!
Quien sabe que no gustan de escuchalle,90
¿de qué te admiras que se turbe y calle?
 

(Todos se entren por la otra puerta, acompañando a la CONDESA, y quede allí TEODORO.)

 
TEODORO
Nuevo pensamiento mío
desvanecido en el viento,
que, con ser mi pensamiento,
de veros volar me río,95
parad, detened el brío,
que os detengo y os provoco
porque, si el intento es loco,
de los dos lo mismo escucho,
aunque donde el premio es mucho100
el atrevimiento es poco;
y si por disculpa dais
que es infinito el que espero,
averigüemos primero,
pensamiento, en qué os fundáis.105
¿Vós a quien servís amáis?
Diréis que ocasión tenéis
si a vuestros ojos creéis,
pues, pensamiento, decildes
que sobre pajas humildes110
torre de diamante hacéis.
Si no me sucede bien,
quiero culparos a vós,
mas teniéndola los dos,
no es justo que culpa os den,115
que podréis decir también,
cuando del alma os levanto
y de la altura me espanto
donde el amor os subió,
que el estar tan bajo yo120
os hace a vós subir tanto.
-fol. 11r-
Cuando algún hombre ofendido
al que le ofende defiende,
que dio la ocasión se entiende
del daño que os ha venido,125
sed en buen hora atrevido,
que aunque los dos nos perdamos
esta disculpa llevamos:
que vós os perdéis por mí
y que yo tras vós me fui130
sin saber adónde vamos.
Id en buen hora aunque os den
mil muertes por atrevido,
que no se llama perdido
el que se pierde tan bien.135
Como otros dan parabién
de lo que hallan, estoy tal
que de perdición igual
os le doy, porque es perderse
también, que puede tenerse140
envidia del mismo mal.
 

[Sale TRISTÁN.]

 
TRISTÁN
Si en tantas lamentaciones
cabe un papel de Marcela,
que contigo se consuela
de sus pasadas prisiones,145
bien te le daré sin porte,
porque a quien no ha menester
nadie le procura ver
a la usanza de la corte.
Cuando está en alto lugar 150
un hombre (¡y qué bien lo imitas!),
¡qué le vienen de visitas
a molestar y a enfadar!,
pero si mudó de estado,
como es la Fortuna incierta,155
todos huyen de su puerta
como si fuese apestado.
¿Parécete que lavemos
en vinagre este papel?
TEODORO
Contigo, necio, y con él160
entrambas cosas tenemos.
Muestra, que vendrá lavado
si en tus manos ha venido.

 (Lea.) 

«A Teodoro, mi marido.»
¿Marido? ¡Qué necio enfado!165
¡Qué necia cosa!
TRISTÁN
Es muy necia.
TEODORO
Pregúntale a mi ventura
si subida a tanta altura
esas mariposas precia.
TRISTÁN
Léele, por vida mía,170
aunque ya estés tan divino,
que no se desprecia el vino
de los mosquitos que cría,
que yo sé cuando Marcela,
que llamas ya mariposa,175
era águila caudalosa.
TEODORO
El pensamiento que vuela
a los mismos cercos de oro
del sol tan baja la mira,
que aun de que la vee se admira.180
TRISTÁN
Hablas con justo decoro.
Mas ¿qué haremos del papel?
TEODORO
Esto.
TRISTÁN
¿Rasgástele?
TEODORO
Sí.
TRISTÁN
¿Por qué, señor?
TEODORO
Porque ansí
respondí más presto a él.185
TRISTÁN
Ese es injusto rigor.
TEODORO
Ya soy otro, no te espantes.
TRISTÁN
Basta, que sois los amantes
boticarios del amor,
que como ellos las recetas190
vais ensartando papeles:
récipe celos crüeles,
agua de azules violetas;
récipe un desdén estraño,
sirupi del borrajorum195
con que la sangre templorum
para asegurar el daño;
récipe ausencia, tomad
un emplasto para el pecho,
que os hiciera más provecho200
estaros en la ciudad;
récipe de matrimonio:
allí es menester jarabes
-fol. 11v-
y, tras diez días süaves,
purgalle con entimonio;205
récipe signus celeste,
que Capricornius dicetur,
ese enfermo morïetur,
si no es que paciencia preste;
récipe que de una tienda210
joya o vestido sacabis,
con tabletas confortabis
la bolsa que tal emprenda.
A esta traza, finalmente,
van todo el año ensartando;215
llega la paga: en pagando,
o viva o muera el doliente
se rasga todo papel;
tú la cuenta has acabado
y el de Marcela has rasgado220
sin saber lo que hay en él.
TEODORO
Ya tú debes de venir
con el vino que otras veces.
TRISTÁN
Pienso que te desvaneces
con lo que intentas subir.225
TEODORO
Tristán, cuantos han nacido
su ventura han de tener;
no saberla conocer
es el no haberla tenido.
O morir en la porfía,230
o ser conde de Belflor.
TRISTÁN
César llamaron, señor,
a aquel duque que traía
escrito por gran blasón
«César o nada» y, en fin,235
tuvo tan contrario el fin
que al fin de su pretensión
escribió una pluma airada:
«"César o nada", dijiste,
y todo, César, lo fuiste,240
pues fuiste César y nada».
TEODORO
Pues tomo, Tristán, la empresa,
y haga después la Fortuna
lo que quisiere.
 

(Salen MARCELA y DOROTEA.)

 
DOROTEA
Si a alguna
de tus desdichas le pesa245
de todas las que servimos
a la Condesa, soy yo.
MARCELA
En la prisión que me dio
tan justa amistad hicimos,
y yo me siento obligada250
de suerte, mi Dorotea,
que no habrá amiga que sea
más de Marcela estimada.
Anarda piensa9 que yo
no sé cómo quiere a Fabio.255
Pues della nació mi agravio,
que a la Condesa contó
los amores de Teodoro.
DOROTEA
Teodoro está aquí.
MARCELA
¡Mi bien!
TEODORO
Marcela, el paso detén.260
MARCELA
¿Cómo, mi bien, si te adoro,
cuando a mis ojos te ofreces?
TEODORO
Mira lo que haces y dices,
que en palacio los tapices
han hablado algunas veces.265
¿De qué piensas que nació
hacer figuras en ellos?
De avisar que detrás dellos
siempre algún vivo escuchó.
Si un mudo, viendo matar270
a un rey, su padre, dio voces,
figuras que no conoces
pintadas sabrán hablar.
MARCELA
¿Has leído mi papel?
TEODORO
Sin leerle le he rasgado,275
que estoy tan escarmentado
que rasgué mi amor con él.
MARCELA
¿Son los pedazos aquestos?
TEODORO
Sí, Marcela.
MARCELA
¿Y ya mi amor
has rasgado?
TEODORO
¿No es mejor
280
que vernos por puntos puestos
en peligros tan estraños?
Si tú de mi intento estás,
-fol. 12r-
no tratemos desto más
para escusar tantos daños.285
MARCELA
¿Qué dices?
TEODORO
Que estoy dispuesto
a no darle más enojos
a la Condesa.
MARCELA
En los ojos
tuve muchas veces puesto
el temor desta verdad.290
TEODORO
Marcela, queda con Dios;
aquí acaba de los dos
el amor, no el amistad.
DOROTEA
¿Tú dices eso, Teodoro,
a Marcela?
TEODORO
Yo lo digo,
295
que soy de quietud amigo
y de guardar el decoro
a la casa que me ha dado
el ser que tengo.
MARCELA
Oye, advierte.
TEODORO
Déjame.
MARCELA
¿De aquesta suerte
300
me tratas?
TEODORO
¡Qué necio enfado!
 

(Váyase.)

 
MARCELA
¡Ah Tristán, Tristán!
TRISTÁN
¿Qué quieres?
MARCELA
¿Qué es esto?
TRISTÁN
Una mudancita,
que a las mujeres imita
Teodoro.
TRISTÁN
¿Cuáles mujeres?
305
TRISTÁN
Unas de azúcar y miel.
MARCELA
Dile...
TRISTÁN
No me digas nada,
que soy vaina de esta espada,
nema de aqueste papel,
caja de aqueste sombrero,310
fieltro deste caminante,
mudanza deste danzante,
día deste vario hebrero,
sombra deste cuerpo vano,
posta de aquesta estafeta,315
rastro de aquesta cometa,
tempestad deste verano,
y finalmente yo soy
la uña de aqueste dedo,
que en cortándome no puedo320
decir que con él estoy.
 

(Váyase.)

 
MARCELA
¿Qué sientes desto?
DOROTEA
No sé,
que a hablar no me atrevo.
MARCELA
¿No?
Pues yo hablaré.
DOROTEA
Pues yo no.
MARCELA
Pues yo sí.
DOROTEA
Mira que fue
325
bueno el aviso, Marcela,
de los tapices que miras.
MARCELA
Amor en celosas iras
ningún peligro recela.
A no saber cuán altiva330
es la Condesa, dijera
que Teodoro en algo espera,
porque no sin causa priva
tanto estos días Teodoro.
DOROTEA
Calla, que estás enojada.335
MARCELA
Mas yo me veré vengada,
ni soy tan necia que ignoro
las tretas de hacer pesar.
 

(Sale FABIO.)

 
FABIO
¿Está el secretario aquí?
MARCELA
¿Es por burlarte de mí?340
FABIO
Por Dios, que le ando a buscar,
que le llama mi señora.
MARCELA
Fabio, que sea o no sea,
pregúntale a Dorotea
cuál puse a Teodoro agora.345
¡No es majadero cansado
este secretario nuestro!
FABIO
¡Qué engaño tan necio el vuestro!
¿Querréis que esté deslumbrado
de los que los dos tratáis?350
¿Es concierto de los dos?
MARCELA
¿Concierto? ¡Bueno!
FABIO
Por Dios,
que pienso que me engañáis.
MARCELA
Confieso, Fabio, que oí
las locuras de Teodoro,355
mas yo sé que a un hombre adoro
harto parecido a ti.
FABIO
¿A mí?
MARCELA
Pues ¿no te pareces
a ti?
FABIO
Pues ¿a mí, Marcela?
MARCELA
Si te hablo con cautela,360
-fol. 12v-
Fabio, si no me enloqueces,
si tu talle no me agrada,
si no soy tuya, mi Fabio,
máteme el mayor agravio,
que es el querer despreciada.365
FABIO
Es engaño conocido
o tú te quieres morir,
pues quieres restitüir
el alma que me has debido.
Si es burla o es invención,370
¿a qué camina tu intento?
DOROTEA
Fabio, ten atrevimiento
y aprovecha la ocasión,
que hoy te ha de querer Marcela
por fuerza.
FABIO
Por voluntad
375
fuera amor, fuera verdad.
DOROTEA
Teodoro más alto vuela.
De Marcela se descarta.
FABIO
Marcela, a buscarle voy.
Bueno en sus desdenes soy;380
si amor te convierte en carta,
el sobrescrito a Teodoro,
y, en su ausencia, denla a Fabio;
mas yo perdono el agravio
aunque ofenda mi decoro,385
y de espacio te hablaré
siempre tuyo en bien o en mal.
 

(Váyase.)

 
DOROTEA
¿Qué has hecho?
MARCELA
No sé; estoy tal
que de mí misma no sé.
¿Anarda no quiere a Fabio?390
DOROTEA
Sí quiere.
MARCELA
Pues de los dos
me vengo, que amor es Dios
de la envidia y del agravio.
 

(Salen la CONDESA y ANARDA.)

 
DIANA
Esta ha sido la ocasión.
No me reprehendas más.395
ANARDA
La disculpa que me das
me ha puesto en más confusión.
Marcela está aquí, señora,
hablando con Dorotea.
DIANA
Pues no hay disgusto que sea400
para mí mayor agora.
Salte allá fuera, Marcela.
MARCELA
Vamos, Dorotea10, de aquí.
Bien digo yo que de mí
o se enfada o se recela.405
 

(Váyanse MARCELA y DOROTEA.)

 
ANARDA
¿Puédote hablar?
DIANA
Ya bien puedes.
ANARDA
Los dos que de aquí se van
ciegos de tu amor están;
tú en desdeñarlos excedes
la condición de Anajarte,410
la castidad de Lucrecia,
y quien a tantos desprecia...
DIANA
Ya me canso de escucharte.
ANARDA
¿Con quién se piensa casar?
¿No puede el marqués Ricardo,415
por generoso y gallardo,
si no exceder, igualar
al más poderoso y rico?
¿Y la más noble mujer
también no lo puede ser420
de tu primo Federico?
¿Por qué los has despedido
con tan estraño desprecio?
DIANA
Porque uno es loco, otro necio,
y tú, en no haberme entendido,425
más, Anarda, que los dos.
No los quiero porque quiero,
y quiero porque no espero
remedio.
ANARDA
¡Válame Dios!
¿Tú quieres?
DIANA
¿No soy mujer?
430
ANARDA
Sí, pero imagen de yelo
donde el mismo sol del cielo
podrá tocar y no arder.
DIANA
Pues esos yelos, Anarda,
dieron todos a los pies435
de un hombre humilde.
ANARDA
¿Quién es?
  -fol. 13r-  
DIANA
La vergüenza me acobarda
que de mi propio valor
tengo; no diré su nombre.
Basta que sepas que es hombre440
que puede infamar mi honor.
ANARDA
Si Pasife quiso un toro,
Semíramis un caballo
y otras los monstros que callo
por no infamar su decoro,445
¿qué ofensa te puede hacer
querer hombre, sea quien fuere?
DIANA
Quien quiere puede, si quiere,
como quiso, aborrecer.
Esto es lo mejor: yo quiero450
no querer.
ANARDA
¿Podrás?
DIANA
Podré,
que si cuando quise amé,
no amar en queriendo espero.
 

(Toquen dentro.)

 
¿Quién canta?
ANARDA
Fabio con Clara.
DIANA
Ojalá que me diviertan.455
ANARDA
Música y amor conciertan.
Bien en la canción repara.
[VOCES]

 (Canten dentro.) 

¡Oh, quién pudiera hacer, oh, quién hiciese,
que en no queriendo amar aborreciese!
¡Oh, quién pudiera hacer, oh, quién hiciera,460
que en no queriendo amor aborreciera!
ANARDA
¿Qué te dice la canción?
¿No ves que te contradice?
DIANA
Bien entiendo lo que dice,
mas yo sé mi condición,465
y sé que estará en mi mano
como amar11, aborrecer.
ANARDA
Quien tiene tanto poder
pasa del límite humano.
 

(TEODORO entre.)

 
TEODORO
Fabio me ha dicho, señora,470
que le mandaste buscarme.
DIANA
Horas ha que te deseo.
TEODORO
Pues ya vengo a que me mandes,
y perdona si he faltado.
DIANA
Ya has visto estos dos amantes,475
estos dos mis pretendientes.
TEODORO
Sí, señora.
DIANA
Buenos talles
tienen los dos.
TEODORO
Y muy buenos.
DIANA
No quiero determinarme
sin tu consejo. ¿Con cuál480
te parece que me case?
TEODORO
Pues ¿qué consejo, señora,
puedo yo en las cosas darte
que consisten en tu gusto?
Cualquiera que quieras darme485
por dueño será el mejor.
DIANA
Mal pagas el estimarte
por consejero, Teodoro,
en caso tan importante.
TEODORO
Señora, ¿en casa no hay viejos490
que entienden de casos tales?
Otavio, tu mayordomo,
con experiencia lo sabe,
fuera de su larga edad.
DIANA
Quiero yo que a ti te agrade495
el dueño que has de tener.
¿Tiene el Marqués mejor talle
que mi primo?
TEODORO
Sí, señora.
DIANA
Pues elijo al Marqués; parte
y pídele las albricias.500
 

(Váyase la CONDESA.)

 
TEODORO
¿Hay desdicha semejante?
-fol. 13v-
¿Hay resolución tan breve?
¿Hay mudanza tan notable?
¿Estos eran los intentos
que tuve? ¡Oh sol, abrasadme505
las alas con que subí,
pues vuestro rayo deshace
las mal atrevidas plumas
a la belleza de un ángel!
Cayó Dïana en su error.510
¡Oh, qué mal hice en fïarme
de una palabra amorosa!
¡Ay, cómo entre desiguales
mal se concierta el amor!
Pero ¿es mucho que me engañen515
aquellos ojos a mí
si pudieran ser bastantes
a hacer engaños a Ulises?
De nadie puedo quejarme
sino de mí; pero, en fin,520
¿qué pierdo cuando me falte?
Haré cuenta que he tenido
algún acidente grave
y que mientras me duró
imaginé disparates.525
No más; despedíos de ser,
¡oh pensamiento arrogante!,
conde de Belflor. Volved
la proa al antigua margen;
queramos nuestra Marcela;530
para vós Marcela baste.
Señoras busquen señores,
que amor se engendra de iguales,
y pues en aire nacistes,
quedad convertido en aire,535
que donde méritos faltan
los que piensan subir caen.
 

(Sale FABIO.)

 
FABIO
¿Hablaste ya con mi señora?
TEODORO
Agora,
Fabio, la hablé, y estoy con gran contento
porque ya la Condesa, mi señora,540
rinde su condición al casamiento.
Los dos que viste cada cual la adora,
mas ella, con su raro entendimiento,
al Marqués escogió.
FABIO
Discreta ha sido.
TEODORO
Que gane las albricias me ha pedido,545
mas yo, que soy tu amigo, quiero darte,
Fabio, aqueste provecho. Parte presto
y pídelas por mí.
FABIO
Si debo amarte
muestra la obligación en que me has puesto.
Voy como un rayo, y volveré a buscarte550
satisfecho de ti, contento desto,
y alábese el Marqués, que ha sido empresa
de gran valor rendirse la Condesa.
 

(Váyase FABIO y sale TRISTÁN.)

 
TRISTÁN
Turbado a buscarte vengo.
¿Es verdad lo que me han dicho?555
TEODORO
¡Ay, Tristán! Verdad será
si son desengaños míos.
TRISTÁN
Ya, Teodoro, en las dos sillas
los dos batanes he visto
-fol. 14r-
que molieron a Dïana,560
pero que hubiese elegido
hasta agora no lo sé.
TEODORO
Pues, Tristán, agora vino
ese tornasol mudable,
esa veleta, ese vidrio,565
ese río junto al mar,
que vuelve atrás, aunque es río,
esa Dïana, esa luna,
esa mujer, ese hechizo,
ese monstro de mudanzas570
que solo perderme quiso
por afrentar sus vitorias,
y que dijese me dijo
cuál de los dos me agradaba,
porque sin consejo mío575
no se pensaba casar.
Quedé muerto, y tan perdido,
que no responder locuras
fue de mi locura indicio;
díjome, en fin, que el Marqués580
le agradaba, y que yo mismo
fuese a pedir las albricias.
TRISTÁN
¿Ella, en fin, tiene marido?
TEODORO
El marqués Ricardo.
TRISTÁN
Pienso,
que a no verte sin jüicio585
y porque dar aflición
no es justo a los afligidos,
que agora te diera vaya
de aquel pensamiento altivo
con que a ser conde aspirabas.590
TEODORO
Si aspiré, Tristán, ya espiro.
TRISTÁN
La culpa tienes de todo.
TEODORO
No lo niego, que yo he sido
fácil en creer los ojos
de una mujer.
TRISTÁN
Yo te digo
595
que no hay vasos de veneno
a los mortales sentidos,
Teodoro, como los ojos
de una mujer.
TEODORO
De corrido
te juro, Tristán, que apenas600
puedo levantar los míos.
Esto pasó, y el remedio
es sepultar en olvido
el suceso y el amor.
TRISTÁN
¡Qué arrepentido y contrito605
has de volver a Marcela!
TEODORO
Presto seremos amigos.
 

(Sale MARCELA.)

 
MARCELA
¡Qué mal que finge amor quien no le tiene!
¡Qué mal puede olvidarse amor de un año!
Pues mientras más el pensamiento engaño,610
más atrevido a la memoria viene.
Pero si es fuerza y al honor conviene,
remedio suele ser del desengaño
curar el propio amor amor estraño,
que no es poco remedio el que entretiene.615
Mas, ¡ay!, que imaginar que puede amarse
en medio de otro amor es atreverse
a dar mayor venganza por vengarse.
Mejor es esperar que no perderse,
que suele alguna vez, pensando helarse,620
amor con los remedios encenderse.
  -fol. 14v-  
TEODORO
¿Marcela?
MARCELA
¿Quién es?
TEODORO
Yo soy.
¿Así te olvidas de mí?
MARCELA
Y tan olvidada estoy
que a no imaginar en ti625
fuera de mí misma voy,
porque si en mí misma fuera,
te imaginara y te viera,
que, para no imaginarte,
tengo el alma en otra parte,630
aunque olvidarte no quiera.
¿Cómo me osaste nombrar?
¿Cómo cupo en esa boca
mi nombre?
TEODORO
Quise probar
tu firmeza, y es tan poca635
que no me ha dado lugar.
Ya dicen que se empleó
tu cuidado en un sujeto
que mi amor sostituyó.
MARCELA
Nunca, Teodoro, el discreto640
mujer ni vidrio probó.
Mas no me des a entender
que prueba quisiste hacer;
yo te conozco, Teodoro,
unos pensamientos de oro645
te hicieron enloquecer.
¿Cómo te va? ¿No te salen
como tú los imaginas?
¿No te cuestan lo que valen?
¿No hay dichas que las divinas650
partes de tu dueño igualen?
¿Qué ha sucedido? ¿Qué tienes?
Turbado, Teodoro, vienes.
¿Mudose aquel vendaval?
¿Vuelves a buscar12 tu igual,655
o te burlas y entretienes?
Confieso que me holgaría
que dieses a mi esperanza,
Teodoro, un alegre día.
TEODORO
Si le quieres con venganza,660
¿qué mayor, Marcela mía?
Pero mira que el amor
es hijo de la nobleza;
no muestres tanto rigor,
que es la venganza bajeza665
indigna del vencedor.
Venciste; yo vuelvo a ti,
Marcela, que no salí
con aquel mi pensamiento.
Perdona el atrevimiento670
si ha quedado amor en ti,
no porque no puede ser
proseguir las esperanzas
con que te pude ofender,
mas porque en estas mudanzas675
memorias me hacen volver.
Sean, pues, estas memorias
parte a despertar la tuya,
pues confieso tus vitorias.
MARCELA
No quiera Dios que destruya680
los principios de tus glorias.
Sirve, bien haces; porfía,
no te rindas, que dirá
tu dueño que es cobardía.
Sigue tu dicha, que ya685
voy prosiguiendo la mía.
No es agravio amar a Fabio
pues me dejaste, Teodoro,
sino el remedio más sabio,
que aunque el dueño no mejoro690
basta vengar el agravio.
Y quédate a Dios, que ya
me cansa el hablar contigo,
no venga Fabio, que está
medio casado conmigo.695
TEODORO
Tenla, Tristán, que se va.
TRISTÁN
Señora, señora, advierte
que no es volver a quererte
dejar de haberte querido:
disculpa el buscarte ha sido,700
si ha sido culpa ofenderte.
Óyeme, Marcela, a mí.
MARCELA
¿Qué quieres, Tristán?
TRISTÁN
Espera.
  -fol. 15r-  
 

(Salen la CONDESA y ANARDA.)

 
DIANA
¿Teodoro y Marcela aquí?
ANARDA
Parece que el ver te altera705
que estos dos se hablen ansí.
DIANA
Toma, Anarda, esta antepuerta,
y cubrámonos las dos.

 ([Aparte.] 

Amor con celos despierta.)
MARCELA
¡Déjame, Tristán, por Dios!710
ANARDA
Tristán a los dos concierta,
que deben de estar reñidos.
DIANA
El alcahuete lacayo
me ha quitado los sentidos.
TRISTÁN
No pasó más presto el rayo715
que por sus ojos y oídos
pasó la necia belleza
desa mujer que le adora.
Ya desprecia su riqueza,
que más riqueza atesora720
tu gallarda gentileza.
Haz cuenta que fue cometa
aquel amor. Ven acá,
Teodoro.
DIANA
¡Brava estafeta
es el lacayo!
TEODORO
Si ya
725
Marcela, a Fabio sujeta,
dice que le tiene amor,
¿por qué me llamas, Tristán?
TRISTÁN
Otro enojado.
TEODORO
Mejor
los dos casarse podrán.730
TRISTÁN
¿Tú también? ¡Bravo rigor!
Ea, acaba; llega, pues;
dame esa mano y después
que se hagan las amistades.
TEODORO
Necio, ¿tú me persüades?735
TRISTÁN
Por mí quiero que le des
la mano esta vez, señora.
TEODORO
¿Cuándo he dicho yo a Marcela
que he tenido a nadie amor?
Y ella me ha dicho...
TRISTÁN
Es cautela
740
para vengar tu rigor.
MARCELA
No es cautela, que es verdad.
TRISTÁN
¡Calla, boba! Ea, llegad.
¡Qué necios estáis los dos!
TEODORO
Yo rogaba; mas, por Dios,745
que no he de hacer amistad.
MARCELA
Pues a mí me pase un rayo.
TRISTÁN
No jures.
MARCELA
Aunque le muestro
enojo, ya me desmayo.
TRISTÁN
Pues tente firme.
DIANA
¡Qué diestro
750
está el bellaco lacayo!
MARCELA
Déjame, Tristán, que tengo
que hacer.
TEODORO
Déjala, Tristán.
TRISTÁN
Por mí, vaya.
TEODORO
¡Tenla!
MARCELA
¡Vengo,
mi amor!
TRISTÁN
¿Cómo no se van
755
ya? Que a ninguno detengo.
MARCELA
¡Ay, mi bien! No puedo irme.
TEODORO
Ni yo, porque no es tan firme
ninguna roca en la mar.
MARCELA
Los brazos te quiero dar.760
TEODORO
Y yo a los tuyos asirme.
TRISTÁN
Si yo no era menester,
¿por qué me hicistes cansar?
ANARDA
¿Desto gustas?
DIANA
Vengo a ver
lo poco que hay que fïar765
de un hombre y una mujer.
TEODORO
¡Ay! ¡Qué me has dicho de afrentas!
TRISTÁN
Yo he caído ya con veros
juntar las almas contentas,
que es desgracia de terceros770
no se concertar las ventas.
MARCELA
Si te trocare, mi bien,
por Fabio ni por el mundo,
que tus agravios me den
la muerte.
TEODORO
Hoy de nuevo fundo,
775
Marcela, mi amor también,
y si te olvidare digo
que me dé el cielo en castigo
el verte en brazos de Fabio.
MARCELA
¿Quieres deshacer mi agravio?780
TEODORO
¿Qué no haré por ti y contigo?
MARCELA
Di que todas las mujeres
son feas.
TEODORO
Contigo es claro.
-fol. 15v-
Mira qué otra cosa quieres.
MARCELA
En ciertos celos reparo,785
ya que tan mi amigo eres,
que no importa que esté aquí
Tristán.
TRISTÁN
Bien podéis por mí,
aunque de mí mismo sea.
MARCELA
Di que la Condesa es fea.790
TEODORO
Y un demonio para mí.
MARCELA
¿No es necia?
TEODORO
Por todo estremo.
MARCELA
¿No es bachillera?
TEODORO
Es cuitada.
DIANA
Quiero estorbarlos, que temo
que no reparen en nada,795
y aunque me yelo, me quemo.
ANARDA
¡Ay, señora, no hagas tal!
TRISTÁN
Cuando queráis decir mal
de la Condesa y su talle,
a mí me oíd.
DIANA
¿Escuchalle
800
podré desvergüenza igual?
TRISTÁN
Lo primero...
DIANA
Yo no aguardo
a lo segundo, que fuera
necedad.
MARCELA
Voyme, Teodoro.
 

(Váyase con una reverencia MARCELA.)

 
TRISTÁN
¡La Condesa!
TEODORO
¡La Condesa!
805
DIANA
Teodoro.
TEODORO
Señora, advierte...
TRISTÁN

 [Aparte.] 

El cielo a tronar comienza;
no pienso aguardar los rayos.
 

(Vase TRISTÁN.)

 
DIANA
Anarda, un bufete llega;
escribirame Teodoro810
una carta de su letra,
pero notándola yo.
TEODORO

 [Aparte.] 

Todo el corazón me tiembla.
¡Si oyó lo que hablado habemos!
DIANA

 [Aparte.] 

Bravamente amor despierta815
con los celos a los ojos.
¡Que aqueste amase a Marcela
y que yo no tenga partes
para que también me quiera!
¡Que se burlasen de mí!820
TEODORO

 [Aparte.] 

Ella murmura y se queja.
Bien digo yo que en palacio,
para que a callar aprenda,
tapices tienen oídos
y paredes tienen lenguas.825
 

(Sale ANARDA con un bufetillo pequeño y recado de escribir.)

 
ANARDA
Este pequeño he traído
y tu escribanía.
DIANA
Llega,
Teodoro, y toma la pluma.
TEODORO

 [Aparte.] 

Hoy me mata o me destierra.
DIANA
Escribe.
TEODORO
Di.
DIANA
No estás bien
830
con la rodilla en la tierra.
Ponle, Anarda, una almohada.
TEODORO
Yo estoy bien.
DIANA
Pónsela, necia.
TEODORO

 ([Aparte.] 

No me agrada este favor
sobre enojos y sospechas,835
que quien honra las rodillas
cortar quiere la cabeza.)
Yo aguardo.
DIANA
Yo digo ansí.
TEODORO

 [Aparte.] 

Mil cruces hacer quisiera.
 

(Siéntese la CONDESA en una silla alta.)

 
 

(Ella diga y él vaya escribiendo.)

 

[DIANA]  «Cuando una mujer principal se ha declarado con un hombre humilde, es lo mucho el término de volver a hablar con otra, mas quien no estima su fortuna, quédese para necio.»

TEODORO
¿No dices más?
DIANA
Pues ¿qué más?
840
El papel, Teodoro, cierra.
ANARDA

 [Aparte a DIANA.] 

¿Qué es esto que haces, señora?
DIANA
Necedades de amor llenas.
ANARDA
Pues ¿a quién tienes amor?
DIANA
¿Aún no le conoces, bestia?845
Pues yo sé que le murmuran
de mi casa hasta las piedras.
TEODORO
Ya el papel está cerrado.
-fol. 16r-
Solo el sobrescrito resta.
DIANA
Pon, Teodoro, para ti,850
y no lo entienda Marcela,
que quizá le entenderás
cuando de espacio le leas.
 

(Váya[n]se y quede solo, y entre MARCELA.)

 
TEODORO
¿Hay confusión tan estraña?
¡Que aquesta mujer me quiera855
con pausas como sangría
y que tenga intercadencias
el pulso de amor tan grandes!
MARCELA
¿Qué te ha dicho la Condesa,
mi bien? Que he estado temblando860
detrás de aquella antepuerta.
TEODORO
Díjome que te quería
casar con Fabio, Marcela,
y este papel que escribí
es que despacha a su tierra865
por los dineros del dote.
MARCELA
¿Qué dices?
TEODORO
Solo que sea
para bien y, pues te casas,
que de burlas ni de veras
tomes mi nombre en tu boca.870
MARCELA
Oye.
TEODORO
Es tarde para quejas.
 

(Váyase.)

 
MARCELA
No, no puedo yo creer
que aquesta la ocasión sea.
Favores de aquesta loca
le han hecho dar esta vuelta,875
que él está como arcaduz,
que cuando baja le llena
del agua de su favor
y cuando sube le mengua.
¡Ay de mí, Teodoro ingrato,880
que luego que su grandeza
te toca al arma me olvidas!
Cuando te quiere me dejas,
cuando te deja me quieres,
¿quién ha de tener paciencia?885
 

(Sale[n] el MARQUÉS y FABIO.)

 
RICARDO
No pude, Fabio, detenerme un hora.
Por tal merced le besaré las manos.
FABIO
Dile presto, Marcela, a mi señora
que está el Marqués aquí.
MARCELA
Celos tiranos,
celos crüeles, ¿qué queréis agora890
tras tantos locos pensamientos vanos?
FABIO
¿No vas?
MARCELA
Ya voy.
FABIO
Pues dile que ha venido
nuestro nuevo señor y su marido.
 

(Vase MARCELA.)

 
RICARDO
Id, Fabio, a mi posada, que mañana
os daré mil escudos y un caballo895
de la casta mejor napolitana.
FABIO
Sabré, si no servillo, celebrallo.
RICARDO
Este es principio solo, que Dïana
os tiene por crïado y por vasallo
y yo por solo amigo.
FABIO
Esos pies beso.
900
RICARDO
No pago ansí; la obligación confieso.
  -fol. 16v-  
 

(Sale la CONDESA.)

 
DIANA
¿Vuseñoría aquí?
RICARDO
Pues ¿no era justo
si me enviáis con Fabio tal recado,
y que después de aquel mortal disgusto
me elegís por marido y por crïado?905
Dadme esos pies, que de manera el gusto
de ver mi amor en tan dichoso estado
me vuelve loco, que le tengo en poco
si me contento con volverme loco.
¿Cuándo pensé, señora, mereceros910
ni llegar a más bien que desearos?
DIANA
No acierto, aunque lo intento, a responderos.
¿Yo he enviado a llamaros o es burlaros?
RICARDO
Fabio, ¿qué es esto?
FABIO
¿Pude yo traeros
sin ocasión agora, ni llamaros915
menos que de Teodoro prevenido?
DIANA
Señor Marqués, Teodoro culpa ha sido.
Oyome anteponer a Federico
vuestra persona, con ser primo hermano
y caballero generoso y rico,920
y presumió que os daba ya la mano.
A vuestra señoría le suplico
perdone aquestos necios.
RICARDO
Fuera en vano
dar a Fabio perdón, si no estuviera
a donde vuestra imagen le valiera.925
Bésoos los pies por el favor y espero
que ha de vencer mi amor esta porfía.
 

(Váyase el MARQUÉS.)

 
DIANA
¿Paréceos bien aquesto, majadero?
FABIO
¿Por qué me culpa a mí vuseñoría?
DIANA
Llamad luego a Teodoro. ¡Qué ligero930
este cansado pretensor venía
cuando me matan celos de Teodoro!
FABIO
Perdí el caballo y mil escudos de oro.
 

(Váyase FABIO y quede la CONDESA sola.)

 
DIANA
¿Qué me quieres amor? ¿Ya no tenía
olvidado a Teodoro? ¿Qué me quieres?935
Pero responderás que tú no eres,
-fol. 17r-
sino tu sombra, que detrás venía.
¡Oh, celos!, ¿qué no hará vuestra porfía?
Malos letrados sois con las mujeres,
pues jamás os pidieron pareceres940
que pudiese el honor guardarse un día.
Yo quiero a un hombre bien, mas se me acuerda
que yo soy mar, y que es humilde barco,
y que es contra razón que el mar se pierda.
En gran peligro, amor, el alma embarco,945
mas si tanto el honor tira la cuerda,
por Dios que temo que se rompa el arco.
 

(Sale[n] TEODORO y FABIO.)

 
FABIO
Pensó matarme el Marqués,
pero, la verdad diciendo,
más sentí los mil escudos.950
TEODORO
Yo quiero darte un consejo.
FABIO
¿Cómo?
TEODORO
El conde Federico
estaba perdiendo el seso
porque el Marqués se casaba.
Parte y di que el casamiento955
se ha deshecho, y te dará
esos mil escudos luego.
FABIO
Voy como un rayo.
TEODORO
Camina.

 [A DIANA.] 

¿Llamábasme?
DIANA
Bien ha hecho
ese necio en irse agora.960
TEODORO
Un hora he estado leyendo
tu papel y, bien mirado,
señora, tu pensamiento,
hallo que mi cobardía
procede de tu respeto,965
pero que ya soy culpado
en tenerle, como necio,
a tus muchas diligencias,
y así, a decir me resuelvo
que te quiero, y que es disculpa970
que con respeto te quiero.
Temblando estoy, no te espantes.
DIANA
Teodoro, yo te lo creo.
¿Por qué no me has de querer
si soy tu señora y tengo975
tu voluntad obligada,
pues te estimo y favorezco
más que a los otros crïados?
TEODORO
Ese lenguaje no entiendo.
DIANA
No hay más que entender, Teodoro,980
ni pasar el pensamiento
un átomo desta raya.
Enfrena cualquier deseo,
que de una mujer, Teodoro,
tan principal, y más siendo985
tus méritos tan humildes,
basta un favor muy pequeño
para que toda la vida
vivas honrado y contento.
TEODORO
Cierto que vuseñoría,990
perdóneme si me atrevo,
tiene en el jüicio a veces,
que no en el entendimiento,
mil lúcidos intervalos.
¿Para qué puede ser bueno995
haberme dado esperanzas
que en tal estado me han puesto?
Pues del peso de mis dichas
caí, como sabe, enfermo
casi un mes en una cama1000
luego que tratamos desto.
Si cuando vee que me enfrío
se abrasa de vivo fuego,
-fol. 17v-
y cuando vee que me abraso
se yela de puro yelo,1005
dejárame con Marcela.
Mas viénele bien el cuento
del perro del hortelano:
no quiere, abrasada en celos,
que me case con Marcela1010
y, en viendo que no la quiero,
vuelve a quitarme el jüicio
y a despertarme si duermo.
Pues coma o deje comer,
porque yo no me sustento1015
de esperanzas tan cansadas,
que si no, desde aquí vuelvo
a querer donde me quieren.
DIANA
Eso no, Teodoro, advierto
que Marcela no ha de ser.1020
En otro cualquier sujeto
pon los ojos, que en Marcela
no hay remedio.
TEODORO
¿No hay remedio?
Pues ¿quiere vuseñoría
que si me quiere y la quiero1025
han de aprobar voluntades?
¿Tengo yo de tener puesto
a donde no tengo gusto
mi gusto por el ajeno?
Yo adoro a Marcela, y ella1030
me adora, y es muy honesto
este amor.
DIANA
¡Pícaro infame!
¡Haré yo que os maten luego!
TEODORO
¿Qué hace vuseñoría?
DIANA
Daros por sucio y grosero1035
estos bofetones.
 

(Sale[n] FABIO y el CONDE FEDERICO.)13

 
FABIO
Tente.
FEDERICO
Bien dices, Fabio, no entremos.
Pero mejor es llegar.
Señora mía, ¿qué es esto?
DIANA
No es nada; enojos que pasan1040
entre crïados y dueños.
FEDERICO
¿Quiere vuestra señoría
alguna cosa?
DIANA
No quiero
más de hablaros en las mías.
FEDERICO
Quisiera venir a tiempo1045
que os hallara con más gusto.
DIANA
Gusto, Federico, tengo,
que aquestas son niñerías.
Entrad y sabréis mi intento
en lo que toca al Marqués.1050
 

(Váyase DIANA.)

 
FEDERICO

 (Aparte.) 

Fabio.
FABIO
¿Señor?
FEDERICO
Yo sospecho
que en estos disgustos hay
algunos gustos secretos.
FABIO
No sé, por Dios; admirado
de ver, señor Conde, quedo1055
tratar tan mal a Teodoro,
cosa que jamás ha hecho
la Condesa, mi señora.
FEDERICO
Bañole de sangre el lienzo.
 

(Váyanse FEDERICO y FABIO.)

 
TEODORO
Si aquesto no es amor, ¿qué nombre quieres,1060
amor, que tengan desatinos tales?
Si así quieren mujeres principales,
furias las llamo yo, que no mujeres.
Si la grandeza escusa los placeres
que iguales pueden ser en desiguales,1065
¿por qué, enemiga, de crueldad te vales
y por matar a quien adoras mueres?
¡Oh mano poderosa de matarme!
-fol. 28r [18r]-
¡Quién te besara entonces, mano hermosa,
agradecido al dulce castigarme!1070
No te esperaba yo tan rigurosa,
pero si me castigas por tocarme,
tú sola hallaste gusto en ser celosa.
 

(Sale TRISTÁN.)

 
TRISTÁN
Siempre tengo de venir
acabados los sucesos.1075
Parezco espada cobarde.
TEODORO
¡Ay, Tristán!
TRISTÁN
Señor, ¿qué es esto?
¿Sangre en el lienzo?
TEODORO
Con sangre
quiere amor que de los celos
entre la letra.
TRISTÁN
Por Dios
1080
que han sido celos muy necios.
TEODORO
No te espantes, que está loca
de un amoroso deseo,
y como el ejecutarle
tiene su honor por desprecio,1085
quiere deshacer mi rostro,
porque es mi rostro el espejo
adonde mira su honor,
y véngase en verle feo.
TRISTÁN
Señor, que Juana o Lucía1090
cierren conmigo por celos
y me rompan con las uñas
el cuello que ellas me dieron,
que me repelen y arañen
sobre averiguar por cierto1095
que les hice un peso falso,
vaya: es gente de pandero,
de media de cordellate
y de zapato frailesco,
pero que tan gran señora1100
se pierda tanto el respeto
a sí misma es vil acción.
TEODORO
No sé, Tristán; pierdo el seso
de ver que me está adorando
y que me aborrece luego.1105
No quiere que sea suyo
ni de Marcela, y si dejo
de mirarla, luego busca
para hablarme algún enredo.
No dudes; naturalmente,1110
es del hortelano el perro:
ni come ni comer deja,
ni está fuera ni está dentro.
TRISTÁN
Contáronme que un doctor,
catredático y maestro,1115
tenía un ama y un mozo
que siempre andaban riñendo;
reñían a la comida,
a la cena y hasta el sueño
le quitaban con sus voces,1120
que estudiar no había remedio.
Estando en lición un día,
fuele forzoso corriendo
volver a casa y, entrando
de improviso en su aposento,1125
vio el ama y mozo acostados
con amorosos requiebros,
y dijo: «¡Gracias a Dios
que una vez en paz os veo!»,
y esto imagino de entrambos,1130
aunque siempre andáis riñendo.
 

(Sale la CONDESA.)

 
DIANA
Teodoro.
TEODORO
¿Señora?
TRISTÁN

 [Aparte.] 

¿Es duende
esta mujer?
DIANA
Solo vengo
a saber cómo te hallas.
TEODORO
¿Ya no lo ves?
DIANA
¿Estás bueno?
1135
TEODORO
Bueno estoy.
DIANA
¿Y no dirás:
«A tu servicio»?
TEODORO
No puedo
estar mucho en tu servicio
siendo tal el tratamiento.
  -fol. 28v [18v]-  
DIANA
¡Qué poco sabes!
TEODORO
Tan poco
1140
que te siento y no te entiendo,
pues no entiendo tus palabras
y tus bofetones siento.
Si no te quiero, te enfadas,
y enójaste si te quiero;1145
escríbesme si me olvido,
y si me acuerdo, te ofendo;
pretendes que yo te entienda,
y si te entiendo, soy necio.
Mátame o dame la vida:1150
da un medio a tantos estremos.
DIANA
¿Hícete sangre?
TEODORO
Pues no.
DIANA
¿Adónde tienes el lienzo?
TEODORO
Aquí.
DIANA
Muestra.
TEODORO
¿Para qué?
DIANA
Para mí14 esta sangre quiero.1155
Habla a Otavio, a quien agora
mandé que te diese luego
dos mil escudos, Teodoro.
TEODORO
¿Para qué?
DIANA
Para hacer lienzos.
 

(Váyase la CONDESA.)

 
TEODORO
¿Hay disparates iguales?1160
TRISTÁN
¿Qué encantamentos son estos?
TEODORO
Dos mil escudos me ha dado.
TRISTÁN
Bien puedes tomar al precio
otros cuatro bofetones.
TEODORO
Dice que son para lienzos1165
y llevó el mío con sangre.
TRISTÁN
Pagó la sangre y te ha hecho
doncella por las narices.
TEODORO
No anda mal agora el perro,
pues después que muerde halaga.1170
TRISTÁN
Todos aquestos estremos
han de parar en el ama
del doctor.
TEODORO
¡Quiéralo el cielo!