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1541

Filiberto de la Guiche, gobernador de Lyon; favorito de Enrique III y, después de Enrique IV. (N. del T.)

 

1542

Esta dedicatoria fue puesta por Montaigne en un ejemplar de los Ensayos (edic. de 1588, c. n. 4.º). El doctor Payen la transcribió de este ejemplar, perteneciente a la biblioteca de M. Lignerolles, y la incluyó en 1856 en sus Recherches et Documents inédits, núm. 4. (N. del T.)

 

1543

Esta carta, que se guardaba en la Biblioteca Nacional de París (Colección Dupuy, t. LXIII, fol. 77-78), fue publicada por primera vez en 1580 por M. A. Juvinal. El doctor Payen dio a luz una copia de la misma, que difiere notablemente de la primera. Para la presente traducción he tenido a la vista la misma epístola, incluida en Le Trésor Epistolaire de la France, de M Eugenio Crepet (París, 1865), quien reprodujo fielmente el autógrafo original. (N. del T.)

 

1544

Tenía que decírselo a su confesor porque su proceder significaba el aplauso de las prosperidades de un herético y de un príncipe que combatía entonces al soberano a quien Montaigne estaba obligado a servir, a Enrique III. (N. del T.)

 

1545

Aun cuando Enrique IV fuera proclamado rey de Francia el 2 de agosto de 1589, día del asesinato de Enrique III, estaba todavía muy lejos de hallarse en posesión de su reino. Obligado a levantar el sitio de París, tuvo que refugiarse en Normandía. Encerrado luego y asediado por el duque de Mayenne, recibió un refuerzo de cuatro mil hombres de la reina Isabel y marchó de nuevo camino de la capital. El 18 de enero, día en que Montaigne escribía a Enrique IV, éste se hallaba en Lisicux, cuya plaza acababa de tomar. (N. del T.)

 

1546

Para penetrar la intención de Montaigne al poner de relieve «el sincero celo y la prudencia maravillosa» del mariscal de Matignon, hay que tener presente el estado en que a la sazón se encontraba Guiena. Los católicos desconfiaban de Enrique IV y no creían en su próxima conversión; los hugonotes mostrábanse resistentes con los triunfos del rey de Navarra; los de la Liga acababan de proclamar rey de Francia al cardenal de Borbón. También Enrique había sido proclamado soberano por la Asamblea de Tours, pero el Parlamento de Languedoc le había destituido, y el de Burdeos se disponía a imitar al de Tolosa, diciendo: Quae fides infideli? Matignon, por su ascendiente, acierto, prudencia y actividad, supo ganar tiempo para con el Parlamento, contener a los hugonotes en su triunfo, reprimir a los de la Liga con las fuerzas necesarias y guardar al rey la provincia de Guiena. (DOCTOR PAYEN.)

 

1547

Publicada por primera vez en el Journal de l'Instruction publique, el 4 de noviembre de 1846, por M. Antonio Macé, que la encontró en el tomo LXI de la colección de Dupuy, en la Biblioteca Nacional de París. En el original hay escrito a la vuelta de la segunda hoja: «Monsr de Montaigne, dos sept. 1590» (N. del T.)

 

1548

Muchos partidarios de Enrique IV, y Enrique IV mismo, no creían en la resistencia dilatada de parte de los de la Liga. El soberano escribía el 20 de noviembre de 1589 a la señora de Grammont: «Creo poder aseguraros que a fines de enero estaré ya en París.» Esta esperanza fue cruelmente frustrada, pues no entró en la ciudad hasta el 20 de marzo de 1594, que había muerto en 1592, no pudo regocijarse con el acontecimiento. (N. del T.)