551
Llamado también Sebón, Sebeide, Sabonde o de Sabonde; se ignora el año de su nacimiento; murió en Tolosa, en 1432, donde profesó la medicina y la teología, V. en La Ciencia Española, del señor Menéndez y Pelayo, el capítulo sobre «la patria de Raimundo Sabunde». (N. del T.)
552
Porque es grato pisotear aquello que más se temió y reverenció. LUCRECIO, I, 5, v. 1139. (N. del T.)
553
En París, en la imprenta de Gabriel Buon, 1569. (N. del T.)
554
Tal, inalterable en su profunda base, la dilatada roca rechaza las olas que braman en su derredor y desmenuza su impotente rabia. (Versos imitados de VIRGILIO, Eneid., VII, 587, compuestos por un anónimo en loor de Ronsard.) (N. del T.)
555
Evangelio de SAN MATEO, XVII, 19. (N. del T.)
556
Cree, y conocerás muy luego el camino de la virtud y de la dicha. QUINTILIANO, XII, 11. -Montaigne interpreta a su manera el texto de Quintiliano. (J. V. L.)556.1
556.1 |
[«J. V. S.» en el original (N. del E.)] |
557
En vez de lamentar nuestra disolución dejaríamos gozosos la vida; abandonaríamos nuestra envoltura como la culebra deja la piel que la cubre, como el ciervo se deshace de su inútil cornamenta. LUCRECIO, III, 612. (N. del T.)
558
SAN PABLO, Epístola de los Filipenses. (N. del T.)
559
Epístola de los Romanos. (N. del T.)
560
Dios no envidia a las criaturas la dicha de contemplar el firmamento; al ordenar que éste puede sin cesar sobre nuestras cabezas, él mismo se expone ante nuestra vista al descubierto; muéstrasenos para ser claramente conocido, y nos enseña a contemplar su marcha y a conocer y a meditar detenidamente sus leyes. MANILIO, IV, 907. (N. del T.)