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721

¿Hay algún ser más desdichado que el hombre, que se deja esclavizar por sus propias ficciones? (N. del T.)

 

722

Sólo al hombre es dado conocer a los dioses y númenes celestiales o saber al menos que son incognoscibles. LUCANO, I, 452. (N. del T.)

 

723

No podrás aproximarte aunque revientes. HORACIO, Sal., II, 8. 19. (N. del T.)

 

724

Como los hombres no son capaces de conocer a Dios, al pretender adivinarle piensan realmente en sí mismos creyendo pensar en él, y se lo imaginan no como él es, sino como ellos son. SAN AGUSTÍN, de Civil. Dei, XII, 15. (N. del T.)

 

725

Del encantador Merlín, cuyo padre, según la leyenda, fue un espíritu. (N. del T.)

 

726

La inteligencia del hombre está conformada de tal suerte, sujeta a tales prejuicios, que fatalmente tiene que representarse a Dios en forma humana. CICERÓN, de Nat.deor., I, 27. (N. del T.)

 

727

Montaigne sienta aquí principios contrarios a los del autor cuya apología escribe. En muchas páginas de este capítulo parece refutar más bien que defender los argumentos de Raimundo Sabunde. (N. del T.)

 

728

¡De tal suerte es la naturaleza, hábil, conciliadora y amante de la paz entre los hombres! CICERÓN, de Nat. deor., I. 27. (N. del T.)

 

729

El palacio del viejo Saturno retembló con gran estrépito y los hijos de la tierra fueron dominados por el poderoso brazo de Hércules. HORACIO, Od., II, 12, 6. (N. del T.)

 

730

Neptuno, armado de su tridente formidable, echa abajo los muros de Troya y arrasa la ciudad hasta los cimientos; en tanto la implacable Juno se apodera de las puertas Scaeas. VIRGILIO, Eneida, II, 610. (N. del T.)