751
Ignoramos qué cosa sea nuestra alma; si nace por sí misma, o si por el contrarío, comienza a existir en el momento en que nosotros nacemos; si se disuelve y perece cuando morimos; si penetra en las vastas lagunas del Oreo tenebroso, o si es destinada por los dioses a tomar cuerpo en otros animales. LUCRECIO, I, 113. (N. del T.)
752
Él vomitó su alma sanguínea. VIRGILIO, Eneida, IV, 349. (N. del T.)
753
Su energía es como la del fuego, y su origen celestial. VIRGILIO, Eneida, VI 73. (N. del T.)
754
Cierta forma habitual de la vida corpórea, o sea lo que los griegos llaman armonía. LUCRECIO, III, 100. (N. del T.)
755
Cuál de estas opiniones sea la verdadera, sólo un dios podría decirlo. CICERÓN, Tusc., I, 11. (N. del T.)
756
Así se dice que la buena salud está en el cuerpo, y sin embargo no es uno. parte del hombre que de ella dispone. LUCRECIO, III, 103. (N. del T.)
757
En él se nota la depresión producida por el miedo y el terror; en torno de él se advierte el deleite suave y engendrado por las plácidas sensaciones. LUCRECIO, III, 152. (N. del T.)
758
Cuál sea la figura del alma y en qué parte del cuerpo reside, cuestiones son éstas que es inútil investigar. CICERÓN, Tusc., I, 28. (N. del T.)
759
No es posible decir nada por absurdo que sea, que no se encuentre ya dicho por algún filósofo. CICERÓN, de Divinat., II, 58. (N. del T.)
760
Febo no abandona jamás su camino marcado en medio del cielo, y sin embargo todo lo alumbra con sus rayos. CLAUDIANO, de Sexto consul. Honorii, V, 411. (N. del T.)