811
Separadamente son mortales; la especie es la eterna. APULEYO, de Deo Socratis. (N. del T.)
812
Esta carta de Alejandro, que no ha llegado a nosotros, era probablemente apócrifa, como las que conocemos de este héroe en que describe sus expediciones de la India. (N. del T.)
813
Montaigne amontona aquí todos estos relatos tal y como los encontró en algunas relaciones sin cuidarse de examinar si son reales o ficticios. Pueden leerse detallados, casi de igual modo que en estas páginas se transcriben, en la Historia de la Conquista de Méjico, de Solís, y en el Comentario Real del Inca Garcilaso de la Vega. (C.)
814
La naturaleza del clima influye en el desarrollo corporal, así como en la conformación del espíritu. VEGECIO, I, 2. (N. del T.)
815
El ambiente de Atenas es tenue, sutil, por lo cual los atenienses se distinguen por su perspicacia; el de Tebas, denso, de donde viene que los tebanos sean rudos y vigorosos. CICERÓN, de Falo. (N. del T.)
816
¿Cuál es la razón de nuestros temores o de nuestros deseos? ¿Tuviste acaso la fortuna de concebir algo de que más tarde no te arrepientas, aun siéndote el éxito favorable? JUVENAL, Sat., X, 4. (N. del T.)
817
Pedimos mujer y deseamos descendencia, mas sólo los dioses saben quién será nuestra esposa, quiénes nuestros hijos. JUVENAL, Sat., X, 352. (N. del T.)
818
Atormentado por tan extraño suplicio, desea librarse de estas riquezas que le reducen a la indigencia más extremada y odia lo que antes apeteciera, OVIDIO, Metam., XI, 128. (N. del T.)
819
Tu vara y tu báculo han sido mi consuelo. Salmo XXII, 4. (N. del T.)
820
He aquí mi consejo: deja que los dioses nos den lo que nos convenga, lo que ellos saben que es para nosotros provechoso... Los dioses aman al hombre más que él se ama a sí mismo. JUVENAL, Sat., X, 316. (N. del T.)