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21

Valera se refiere a este tema en Pepita Jiménez y recuerda la historia de Putifar, vid. p. 65; sobre este asunto aplicado a los clásicos, vid. M. López Salvá: «El tema de Putifar en la literatura arcaica y clásica griega en su relación con la del Próximo Oriente», Cuadernos de Filología Clásica (Estudios Griegos) 1, 1994, p. 77-112 y J. M. Lucas: «El motivo de Putifar en la tragedia griega» Epos. Revista de Filología, 8, 1992, p. 37-56.

 

22

A este respecto coincidimos con M. Delaunois cuando afirma: «la passion se révèle irrésistible car imposée par Aphrodite, déesse de l’amour qui, orgueilleuse et vindicative, veut perdre le jeune homme parce que celui-ci, farouchement dévoué à Artémis, repousse toute concession à l’amour qu’elle patronne» en «Le jeu tragique des caractères dans Eclairages pour notre temps», Cuadernos de Filología Clásica, 3, 1993, p. 41. Vid. también F. Rodríguez Adrados: «Las tragedias eróticas de Eurípides», Revista de Occidente, 10, 1990, p. 5-32.

 

23

Estamos de acuerdo con el Dr. Ruiz de Elvira cuando afirma que «[...] si ella de algún modo no hubiera querido que Hipólito conociera su pasión, no lo haría ahora responsable de su repulsa, y digno, a sus ojos, de escarmiento» en A. Ruiz de Elvira: «La ambigüedad de Fedra», Cuadernos de Filología Clásica-Estudios latinos, n.º extraordinario, 2001, p. 340.

 

24

De todas maneras, no lo acusa directamente sino que antes de colgarse se coloca en el cuello una tablilla indicándolo.

 

25

Como madre de sus hijos legítimos tiene ya el título de «gyné».

 

26

M.ª L. Harto Trujillo: «Pasión y suicidio: de Dido a Fedra», Anuario de Estudios Filológicos, XVIII, 1995, p. 216. El subrayado es de la autora.

 

27

En la obra de Valera, la vocación de D. Luis; el padre Vicario, apologizando sobre el carácter de las mujeres indica: «¡Las mujeres sois peores que Pateta! -dijo el Vicario- Echáis la zancadilla al mismísimo mengue!», Pepita Jiménez, op. cit., p. 97.

 

28

Según la clasificación de Hesíodo.

 

29

Cf. Roberto Lérida y Lafarga: «Fedra y sus engaños: de heroína clásica a pecadora cristiana», Estudios Clásicos, XLIII, 119, 2001, p. 37-61; especialmente, p. 37- 42.

 

30

J. L. de Miguel Jover: «Hipólito, ¿puro, casto o altivo? Notas para una nueva lectura del Hipólito euripideo», Estudios de Filología Griega, 1, 1985, p. 95.

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