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241

No hallo en Laguna ni en Colmeiro la tortarosa, gramonilla y flor salvaje. (N. del E.)

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242

Higueruela. Psoralea bituminosa L. et P. hispánica Lag. (Leguminosas). Medicinal (COLMEIRO). En Jerez se llama higueruela; en Granada, angelote; en otras partes, hierba cabruna o cabrera, trébol hediondo, o de Sodoma, o agudo o de mal olor. El pico de oro y hoja tinta no se mientan tampoco en los citados autores. (N. del E.)

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243

Estoraque. «Es singular el estoraque líquido contra infinitas enfermedades frías y principalmente sirve para facilitar el parto, metiendose con aceite de azucenas por las partes secretas.» (LAG., Diosc., I, 58); véase además l. I, c. 64. Jazmín: «quita las manchas del rostro» (LAG., Diosc.. I, 67), el cual trata del menjui o benjui en el l. 3, c. 88. (N. del E.)

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244

Neguilla. LAG., Diosc., 3, 87: La que se dice en latín nigela es aquella mesma que llamamos en Castilla ajenuz y neguilla. Esto dice Laguna, y en el mismo lugar Dioscórides: «Aplicandose con vinagre estirpa las pecas y las asperezas, las hinchazones antiguas y las durezas del cuero. Aplicada con orina de muchos días arranca las muy arraigadas verrugas, siendo primero sarjadas en derredor.» (N. del E.)

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245

Yerva paxarera o Stellaria media Sm., cariofilea, según Colmeiro, y que en algunas partes llaman yedra pamplina, pamplina, yerba de canarios, Mariquita de invierno. (N. del E.)

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246

De punto, cosiéndolo. (N. del E.)

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247

Hojaplasma, no hallo lo que sea en ninguna parte. (N. del E.)

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248

Cebolla albarrana, véase en LAGUNA, Diosc., 2, 162 y 163. Cepacavallo debe ser el equisetum o cola de caballo, del cual dice Laguna (Diosc. 4, 47) que «toda la yerva tiene virtud estiptica, por donde su zumo restaña la sangre de las heridas... Las hojas majadas y aplicadas en forma de emplastro sueldan las heridas sangrientas... Dícese que sus hojas bebidas con agua sueldan las heridas penetrantes al vientre y a la vejiga y juntamente las quebraduras». (N. del E.)

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249

El embaxador francés. «También tiene visos de cosa no inventada (y sobre este pasaje me llamó la atención el Sr. Foulché-Delbosc)» (MEN. PELAYO, Oríg. Nov., III, 39). (N. del E.)

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250

Huessos de coraçón. J. HUERTA, Plinio, pte. I, l. 8, c. 32, anot., f. 248: «Son los ciervos de grandísimo provecho en el uso de medicina. Dícese que cuando las ciervas se sienten preñadas, tragan cierta piedrecilla, que las libra del muebdo, aunque más corran, y así hallando esta en su vientre se guarda para las mujeres, porque trayendola atada al brazo, no malparen: y lo mesmo afirman del hueso que se halla en su corazón. Este dicen ser de grande provecho para los desmayos, según escribe Aretuario. Pero, aunque comúnmente le llaman hueso, realmente no se puede llamar así, pues no es sino un nervio, o una membrana nervosa, que se endurece con la edad del ciervo. Aunque Conrado Gesnero afirma con experiencia que después de muerto adquiere la dureza que tiene: porque abriendo el corazón de un ciervo acabado de matar, halló que no tenía sino un nervio o membrana nervosa muy blanda y abriendo después otro de seis días muerto, la halló mas dura. Pero cierto él se engañó con esta experiencia, porque sería el uno nuevo y el otro viejo... yo he hecho algunas veces experiencia dello y cualquiera que la hiciere hallará que el endurecerse consiste en la edad y no en la muerte.» En algunas partes, como en Inglaterra, el hueso del corazón del ciervo, engarzado en un broche formado de un remache de un barco que se haya ido a pique, es un amuleto contra las mordeduras de culebra (BLACK, Medic. popul.). «Medula de ciervo, que tanto envejece, / que traga culebra por rejuvenir», dice a este propósito Mena en el Laberinto (c. 241). (N. del E.)

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