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181

M.: «malicia que». (N. del E.)

 

182

M. omite «la». (N. del E.)

 

183

211-25183.1. Sobre hechicerías y brujerías, en la época cervantina, es copioso arsenal de peregrinas noticias la citada edición de D. Agustín G. de Amezúa y Mayo: El Casamiento engañoso y el Coloquio de los perros (Madrid, 1912). Sobre las causas y evolución del fenómeno en España, es fundamental el libro de Henry Charles Lea (A History of the Inquisition of Spain; New York, 1907; vol. IV; págs. 206-247). (Considera que la creencia en la brujería nació en España a mediados del siglo XIV; que su desarrollo fue fomentado por los rigores de la persecución, y que virtualmente desapareció a fines del siglo XVIII, estimando que el Santo Oficio contribuyó a ello con sus procedimientos.) (N. del E.)

 

183.1

[«24» en el original (N. del E.)]

 

184

M.: «legion». (N. del E.)

 

185

212-22. Hay varios cuentos populares, en los cuales se encuentra una mujer acusada de haber parido varios perros. Vg. véase Keightley, Tales and popular fiction, pág. 92. (N. del E.)

 

186

M.: «torcidas». (N. del E.)

 

187

M.: «conjecturas». (N. del E.)

 

188

M.: «presas». (N. del E.)

 

189

215-23. Un típico ejemplo de tales experiencias lo suministra la Relación de lo que se hizo por los inquisidores de Calahorra para averiguar el mal trato y vivienda de las brujas, el año 1590, incluida por el Sr. Marqués de Laurencín en sus Relaciones históricas de los siglos XVI y XVII (Madrid, 1896; Sociedad de Bibliófilos Españoles). Allí, el inquisidor Andrés Martínez de Ibarra, averigua «por la experiencia -escribe-, que yo hice»: 1.º, que las brujas salen por ventanas y chimeneas y por cualquier parte que ellas quisieren, «que el demonio las sostiene y las viene a llevar»; 2.º, que tienen ayuntamiento carnal con el demonio, a quien ven los viernes a la media noche; 3.º, «que todos los brujos y brujas se pueden conocer por una señal que se les imprime en el ojo izquierdo, encima de lo negro del ojo»; 4.º, «que cuando la tierra se pierde por piedra y tempestades, en este reino y en otra cualquier parte, que es por maleficio dellas»; 5.º, que hechizan a las gentes, matan a los niños de teta «e los desentierran y sacan la corada y el corazon»; 6.º, «que ninguna operacion han de hacer con la mano derecha, y lo que más les es vedado es que no nombren el nombre de Jesús ni se santigüen», etc., etc. En su consecuencia, dice: «condenamos a todas a muerte, y algunas fueron ajusticiadas en Pamplona». (N. del E.)

 

190

M. omite «me». (N. del E.)