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50-7. «Calvóle, por engañóle, que también se usa en la lengua latina: Salustio, en el III libro de su Historia:
«Contra ille calvi ratus», hoc est, decipi, etc.» |
(Covarrubias.) |
El verbo latino es calvor. (N. del E.)
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62-31. Ostugo se encuentra varias veces en Cervantes; ocurre sólo en casos de completa negación, y equivale a «nada»:
«Yo boluere de dia, y no dexarê ostugo en todo este lugar, donde no busque la casa, alcaçar ô palacio de mi señora.» |
(Don Quixote, II, 9, fol. 31 vuelto.) |
«El, poniendose el dedo pulgar en la garganta, y estendiendo la mano arriba, les dio a entender que no tenia ostugo de moneda, y picando al rucio rompio por ellos.» |
(Ibid., II, 54, fol. 205 vuelto.) |
Nada de cierto se sabe acerca del origen de la palabra. (N. del E.)
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63-20. Charcas de la Plata o Chuquisaca, en Bolivia. Hoy es una de las provincias que forman el departamento de Potosí. Cítalo Cervantes para indicar las riquezas de este último lugar, famosísimo por las cantidades de plata producidas desde 1545, fecha del descubrimiento de sus minas. Antonio de Herrera, en su Descripción de las Indias occidentales, impresa por primera vez en Madrid, 1601, dice (cap. XXI):
(Pág. 46, col. 2.ª, de la edición de Madrid, 1730.) |
(N. del E.)
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64-29. Imaginario país, como la tierra de Jauja o la de Maricastaña, en el cual
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y donde
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(Véase el poema El reino de Cucaña, por el licenciado de Galuchena, en Revue Hispanique, XXXV, 277, y la recensión de C. Murúa en la Revista Crítica Hispano-Americana, tomo II, núm. IV.) (N. del E.)
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65-8.
«Una ruedecita de cáscara de naranja, que se suele esprimir en el vino.» |
(Covarrubias.) |
(N. del E.)
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65-15. Cerrados. Tapida, dícese de la tela tupida o apretada. Véase el tomo II, 55-6, y la nota correspondiente de esta edición de las Comedias y entremeses. (N. del E.)
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65-23 (y véase, más adelante, 91-13). Buzo, en lengua germanesca, significa, según Juan Hidalgo, «ladrón muy diestro o que ve mucho»; pero ignoramos la significación de buzaque. Buzaco, según Oudin, era una especie de cañón grueso. Pudiera estar buzaque por busaque, que se encuentra en varios diccionarios con la significación de «relleno de liebre». Así, tanto Cristina, como más tarde don Antonio (91-13), pueden bien motejar a Ocaña de liebre, cobarde y valentón. (N. del E.)
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73-8. Véase a Cejador, Tesoro de la lengua castellana, Silbantes, I, 9, pág. 25, donde trae varios ejemplos de chito, chitón, etc. (N. del E.)
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74-5. Preferiríamos leer «sucio». (N. del E.)
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74-10. Alusión a las supersticiones de los que consultaban a las tenidas por hechiceras, que echaban las habas y adivinaban por la suerte del cedazo. Véase sobre este punto a Amezúa, en su edición de El casamiento engañoso y El coloquio de los perros, página 616; y El rufián dichoso, tomo II, 27-7, de nuestra edición. (N. del E.)