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100-6.

«Y yo, ¿mondo ñísperos? Y Fulano, ¿monda ñísperos? (Cuando no meten a uno en cuenta, y debe ser contado, por ser tan digno o más que otros.)»


(Correas.)                


Pero Cervantes dice aquí níspolas, como en El rufián viudo. Véanse también Lope, Dorotea, I, 6, y Quevedo, Jácara V. Encuéntranse asimismo las formas nésperas, niésperas, nísperos y ñísperos. (N. del E.)

 

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100-30. Espléndidas, ricas (del latín lautus). (N. del E.)

 

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101-2. Así, por «cebellinas», más finas que las otras, y procedentes de la Europa septentrional. Sancho estropea el vocablo del mismo modo. (Quixote, II, 14.) (N. del E.)

 

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101-11. Véase nuestra edición de estas Comedias, II, 61-31 (nota). (N. del E.)

 

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101-32. Clavijo habla de alijar, en el sentido de desembarcar la carga del navío; y Torrente, poco ducho en términos náuticos, entiende ahijar o adoptar. (N. del E.)

 

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102-6. El P. José de Acosta, en su Historia natural moral de las Indias, impresa por primera vez en Sevilla, 1590, menciona este golfo (lib. III, cap. IV: Que en la tórrida zona corren siempre brisas, y fuera de ella, vendavales y brisas):

«Salen de Sevilla las flotas, y hasta llegar a las Canarias sienten la mayor dificultad, por ser aquel golfo de las Yeguas vario, y contrastado de varios vientos.»


(Edición de Madrid, 1792; pág. 116 del primer tomo.)                


Antonio de Herrera, en la mencionada Descripción de las Indias occidentales (cap. II, De la navegación de las Indias), dice:

«De San Lucar se va en demanda de las Canarias, hasta donde ai como docientas i cinquenta leguas de navegacion de ocho o diez dias por el Golfo de las Yeguas, que en Invierno es peligroso de tormentas.»


(Edición de Madrid, 1730; pág. 3, col. 1.ª)                


Véase también a G. Hernández de Oviedo y Valdés, Historia general y natural de las Indias (cuatro tomos; Madrid, 1851-1855; tomo I, lib. II, cap. IX, pág. 36). (N. del E.)

 

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104-1. El texto: «bien». (N. del E.)

 

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106-25.

«Sea en buen hora -dixo Sancho-, y yo le dire a vuesa merced quien soy, para que vea si puedo entrar en dozena con los mas hablantes escuderos.»


(Don Quixote, II, 12, fol. 43 vuelto.)                


(N. del E.)

 

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106-26. Véase la nota puesta a El rufián dichoso en estas Comedias, II, pág. 381. (N. del E.)

 

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113-31. «Brindar es solicitar y convidar al compañero con la taza en la mano, bebiendo él y luego el otro; y este modo de beber se llama brindez.» (Covarrubias.) Este lexicólogo juzga que brindez (después brindis) procede del alemán. Es el caso que en el curioso libro Colloquia et Dictionariolum octo linguarum, cuya primera edición lleva fecha de 1585 (tenemos a la vista la edición veneciana de 1677), se traduce de este modo la frase:

Alemán:Español: Italiano:
A. David, bringt mir
doch eins
.
A. David, bebed
a mí una vez.
A. David, fatemi
un brindis.

(N. del E.)