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125-8. Quizá pensaba Cervantes, al recordar este antiguo uso catalán, en las seculares contiendas entre niarros y cadells, a que alude en el capítulo LX de la segunda parte del Quixote; contiendas que a principios del siglo XVII seguían teniendo sus respectivos caudillos en Rocaguinarda y Trucafort. (Cons. P. Parasols, Nyerros y cadells, en las Memorias de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, año 1880; L. María Soler y Terol, Perot Roca Guinarda, Manresa, 1909; J. Givanel Mas, Comentarios al capítulo LXI de la Segunda Parte del «Don Quijote», Madrid-Barcelona, 1911.) (N. del E.)

 

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133-10. La primera edición: «parecer». (N. del E.)

 

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133-18. El pensamiento queda incompleto en este párrafo. Deberá suplirse: «¡Ay, qué [huuiera sido de mi]», etc., o algo por el estilo. (N. del E.)

 

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136-32. Nótese la sintaxis del adjetivo otra, equivalente aquí a una. No es raro semejante giro en Cervantes. Así, en el mismo libro I de la Galatea se lee: «Carino... vino a dar auiso a Crisaluo..., el qual, con otros quatro parientes suyos...»; y en el capítulo XXIX de la Parte I de Don Quixote, se cuenta que el barbero, que estaba de rodillas ante el ingenioso hidalgo, «se leuantó, y tomó de la otra mano a su señora». En la edición de Bruselas de 1607 y en algunas posteriores se omitió «otra» para remediar la extrañeza de la frase. (N. del E.)

 

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139-27. La primera edición: «miron». (N. del E.)

 

86

[«auenturare» corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

87

[«auia» corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

88

[«auerme» corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

89

[«haure» corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

90

[«que sólo» corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]