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208-26. El texto: «los». (N. del E.)

 

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209-1. El texto: «ALBER.» (N. del E.)

 

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209-11. El texto: «ALBER.» (N. del E.)

 

54

210-16. El texto: «ALBER.» (N. del E.)

 

55

213-2. La isla de Chío, en el mar Egeo. (N. del E.)

 

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213-9. El texto: «ALBER.» (N. del E.)

 

57

214-9. El texto: «ALBER.» (N. del E.)

 

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215-6. Alusión al refrán «Más vale salto de mata que ruego de buenos, o de hombres buenos». (N. del E.)

 

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216-24. Diego Galán, en la relación de su Cautiverio y trabajos, dice, describiendo la ciudad de Constantinopla:

«Pues, llegado a cosas de sustento, hay por la orilla del puerto cada cosa de por sí, en desembarcaderos de navíos, de fruta verde y seca en grande abundancia, y desembarcaderos de pescados costosos y de barato, que está bullendo; hay desembarcaderos de harina, carnes y cecinas, aunque no de puerco; hay desembarcadero de todo género de leña y carbón, de por sí, y a estos desembarcaderos llaman ellos escalas, y así hay nombres de la escala de tal cosa, y tal cosa, y escala de las naciones de cristianos, aparte de las de los navíos de su nación, con cuidado de apartar las galeras de por sí, de manera que los navíos están a una parte y las galeras a otra. Tiene a orillas de mar cosa de ciento y cuarenta cuartos de casa, a quienes ellos llaman atarazanas, que es donde se fabrican las galeras; en cada atarazana una galera, sin que en tiempo de invierno se mojen las maderas, ni los que las labran, y, en estando acabada, la bajan los oficiales al mar con gran facilidad.»



La palabra atarazanas ofrece también interés para la historia del teatro antiguo español: Juan de la Cueva nos dice que entre los tres lugares que sirvieron para representaciones dramáticas en Sevilla, figuraban las Atarazanas; y Schack, Nachträge zur Geschichte der dramatischen Literatur und Kunst in Spanien, Frankfurt, 1854, pág. 19 (edición española, I, pág. 443), cita a Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de la ilustrísima ciudad de Sevilla, Sevilla, 1634, pág. 59 b., donde se lee:

«Edificó el señor Rey D. Alonso el Sabio unas atarazanas o arcena: tan grandioso, que si permaneciera en su antigua forma y sirviera del uso para que fue edificado, fuera uno de los edificios más celebrados de Sevilla», etc.



(N. del E.)