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240

«La verdad dello es, que fueron cavalleros escogidos por los reyes de Francia, a quien llamaron pares..., y era como una religión de las que aora se usan de Santiago o de Calatrava, que se presupone que los que la professan han de ser o deven ser cavalleros valerosos, valientes y bien nacidos; y como aora dizen cavallero de San Juan o de Alcántara, dezían en aquel tiempo cavallero de los doze Pares, porque lo fueron doze iguales los que para esta religión militar se escogieron» (II, 367, 32-368, 13).



 

241

No es tan extraño como pudiera parecer que hubiera naufragios en una obra sobre Bernardo del Carpio, quien en los poemas épicos anteriores había viajado mucho (un ejemplo fácilmente accesible: Barahona de Soto, Las lágrimas de Angélica, ed. Lara Garrido, pág. 572). Teniendo en cuenta que el escenario mediterráneo era el preferido por Cervantes en sus novelas, Bernardo bien podría haber visitado Tierra Santa, como Pelayo hace en el Pelayo de López Pinciano y Carlomagno hace en diversas leyendas tardías, como el Triunfo de los nueve... de la Fama (véase nota 170, supra). También es posible que Bernardo hubiera dirigido la resistencia contra los invasores normandos, que llegaban por mar.



 

242

«A los nigrománticos y hechiceros castigó [Ramiro] con pena de fuego» (Mariana, pág. 207a).



 

243

Véase Bataillon, Erasmo y España, págs. 620-621. Naturalmente Cervantes también creía que sus comedias estarían entre las mejores que se habían producido en España (nota 182, supra; en el prólogo de las Ocho comedias también vemos la estima en que las tenía).



 

244

Véase «Cervantes y Tasso vueltos a examinar», págs. 42-43.



 

245

«Si [tratárades] de encantadores y hechizeras, Homero tiene a Calipso, y Virgilio a Circe» (I, 35, 27-29). Aunque pueda sorprender que se juzgara los poemas de Homero y de Virgilio por su exactitud histórica, y según este criterio se encontraban deficientes, de hecho es lo que ocurría, y esta crítica no era nueva: incluso Platón (en la República) criticaba a Homero por esta razón. Joaquín Romero de Cepeda, en el prólogo de su Antigua memorable, y sangrienta destruición de Troya (Toledo: Pero López de Haro, a costa de Antonio López, 1583), dice que va a «pon[er] en el processo della [esta historia] la verdad, y la más común opinión de los más graves autores, entre los quales Virgilio, y Homero tienen poco crédito. Y quien esto quisiere ver, lea a Dión Griego, del qual dize Sabelico, que no entendía sino en confutar mentiras de Homero, el qual fue tenido por loco, pues fingía los Dioses pelear con los hõbres y ser dellos heridos» (fols. 6v-7r). En todo caso Homero no fue popular en la España del Siglo de Oro (ni tampoco en la Edad Media); sólo había una edición parcial de la Odisea, que nunca fue reimpresa, y López Pinciano (III, 179-180) dijo que «pudiera ser que, si Aristóteles alcançara a Virgilio, no gastara tanto en alabar a Homero». Sobre críticas de Virgilio, véase Forcione, Cervantes, Aristotle, and the «Persiles», pág. 175; sobre su imagen posclásica, John Spargo, Virgil the Necromancer (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1934).



 

246

II, 344, 28. Cervantes creía que era «aquel que en la invención excede a muchos» (Parnaso, 55, 5-6).



 

247

II, 346, 9; II, 341, 24-25; II, 344, 28-29.



 

248

«Disagreement about an interpretation is usually a disagreement about genre», Validity in Interpretation, pág. 98. Acerca de la importancia del género para la interpretación de una obra véase también Alastair Fowler, Kinds of Literature (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1982), capítulo 14, quien señala que «la actividad en la teoría de los géneros generalmente ha precedido o ha coincidido con períodos en que se han escrito grandes obras, y ha despertado el interés de los mejores escritores» (pág. 256).



 

249

La Galatea, I, xlvii, 3. Avalle-Arce confirma en su nota a ese pasaje que este término se refiere a la obra en conjunto. También lo confirma Francisco Ynduráin, «Relección de La Galatea», en su Relección de clásicos (Madrid: Prensa Española, 1969), págs. 61-73, en la pág. 67. En prensa en las Actas del Segundo Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, está la comunicación de Seiji Honda, «Sobre La Galatea como égloga».



 
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