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La Macolla, poblado eneolítico de llanura en Villena (Alicante)

José María Soler García


Instituto de Estudios Alicantinos.
Director del Museo Arqueológico de Villena



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En 1955 dimos primera noticia del yacimiento de la Casa de Lara1, rico poblado de llanura cuya nota singular era la de la cerámica «cardial», que hasta entonces sólo había aparecido en los estratos antiguos del Neolítico de cuevas.

Diez años después, publicamos una breve nota acerca de otro yacimiento villenense de idénticas características, el del Arenal de la Virgen2, el cual nos hizo pensar que este tipo de poblados en llano no debía ser tan escaso como pudiera hacer suponer su rareza en la bibliografía arqueológica.

Y aprovechamos la oportunidad que nos depara la cita de este último yacimiento para dar cuenta de un hecho que no debe ser ignorado de los investigadores. El depósito arqueológico del Arenal de la Virgen ha sido en gran parte trasplantado a una finca bastante alejada, la llamada Casa de Canales, en la partida del Zaricejo, a fin de mejorar la calidad de sus tierras con las finas arenas de aquél, extraídas con las potentes máquinas actuales hasta tres metros de profundidad en algunos lugares. La Casa de Canales suministra hoy sílex y tiestos neolíticos que no están in situ y pudieran desorientar a futuros prospectores. Este hecho, impensable para épocas lejanas, puede repetirse hoy con bastante frecuencia, especialmente en terrenos arenosos.

La experiencia adquirida con aquellos dos descubrimientos, incrementada con una visita a El Prado, de Jumilla (Murcia), del que tuvimos noticia por la amabilidad de su descubridor, D. Jerónimo Molina, Director del Museo Arqueológico de aquella población, nos hizo buscar por otros parajes de la llanura villenense, y descubrir en 1967, con la colaboración de nuestros habituales ayudantes Miguel Flor y los hermanos Pedro y Enrique Doménech Albero, el yacimiento al que vamos a dedicar aquí nuestra atención.

La Macolla es una de las partidas rurales situadas en la más baja cota del término villenense, en la margen del Vinalopó, no lejos de su confluencia con la Acequia del Rey (fig. 1), así llamada en recuerdo de Carlos IV, quien ordenó construirla en 1803 para desecar la antigua y famosa Laguna de Villena, que cubría una gran extensión de tierras salitrosas al oeste del término y era uno de los mejores lugares cinegéticos de España, al decir de D. Juan Manuel, señor   —[190]→     —191→   de Villena en la décimo-cuarta centuria3. La Acequia del Rey atravesó el yacimiento por su parte occidental, y hoy pueden recogerse materiales prehistóricos a una y otra orilla de este canal de drenaje.

Mapa

Fig. 1.ª- Mapa topográfico del término de Villena, con todos los yacimientos citados en el texto. Los puntos gruesos señalan los poblados de llanura

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Sendos caminos carreteros bordean la acequia en sus dos márgenes, los cuales pueden tomarse a partir de La Puentecilla, cruce de la acequia con la carretera de Villena a Pinoso por El Puerto. Atravesado el puente, la acequia se desvía al nordeste e inflexiona pronto hacia el sudeste, dejando en el interior de este meandro la partida denominada La Curva. Una nueva inflexión hacia el Sur se produce después del puente atravesado por el camino del Matadero, y hay que recorrer un centenar de metros en esta dirección para llegar al yacimiento, cuyo núcleo más importante, que es el de la margen izquierda, se halla en la cuadrícula 449-450 de la Hoja 845, Cuarto I, del mapa topográfico nacional a escala 1:25.000. Al Este queda la Casa del Panadero; algo más al Nordeste, la de la Cencerra, y al Norte, algo más alejada, la llamada Casa de Ayelo.

La porción occidental del yacimiento, a la derecha de la acequia, pertenece realmente a la partida del Carrizal, y no a la de la Macolla, cuyos límites terminan precisamente en dicha acequia, pero es esta porción occidental, pese a su reducida extensión, la que más abundantes materiales nos ha suministrado, por hallarse depositados en la superficie inculta del camino, relleno y allanado con las tierras extraídas al excavar el cauce de la acequia. Probablemente, estas tierras nunca fueron removidas, hasta que, hace unos años, hubo que hacerlo para colocar, paralela a la acequia, una tubería de conducción de aguas, depositada a un metro de profundidad.

Las primitivas ordenanzas de la Comunidad de Regantes de la Laguna, a cuya jurisdicción pertenece La Macolla, establecían, en 1880, que los dueños del dominio directo de las tierras estaban obligados a «ejecutar a su costa cada ocho años, como término medio, la limpieza a palería de la acequia del Rey», que debería hacerse «por la rasante marcada en el fondo con damas de sillería» y en la misma forma que se había practicado en el año de 18744. Otras ordenanzas posteriores, de 1919, fijaron el plazo de la «monda a casco» de la acequia cada diez años5.

Los barros y cienos procedentes de estas mondas se depositan a ambos lados del camino, y la remoción de estos barros proporciona también materiales prehistóricos en abundancia.

Los restos se localizan en una extensión de cuarenta a cincuenta metros a lo largo del camino, mientras que la porción oriental del yacimiento, entre la acequia y la casa de la Cencerrera, alcanza más de doscientos metros. A falta de observaciones más precisas, puede calcularse, pues, la extensión del yacimiento en una hectárea aproximadamente.

Por los datos apuntados, puede suponerse que nuestras actividades se han limitado a la recogida de materiales de superficie, sin otra excavación que la de   —192→   una zanja en el camino para comprobar la existencia de la tubería de conducción y su profundidad.

Estos materiales, no obstante, han sido de importancia más que suficiente para merecer la atención de los estudiosos, y es lo que nos ha promovido a divulgarlos en este I Congreso de la historiografía regional.


Los materiales


1. Sílex

Es muy abundante, con piezas de excelente calidad. Prescindiremos aquí de las lascas, algunas foliáceas y de gran tamaño, para ocuparnos de las piezas que consideramos más definidas, ya que, por las condiciones del hallazgo, no caben aquí recuentos estadísticos.


a) Flechas

Es curioso que, de los seis ejemplares recogidos, en ninguno se repita el mismo tipo. Tenemos así un buen muestrario de las formas usadas en el yacimiento. Los dibujos nos eximen de una más detallada descripción (fig. 2). La núm. 1

Flechas

Fig. 2.- La Macolla: flechas de sílex

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es de sílex marrón translúcido; la núm. 2, de color crema; la núm. 3, gris-pardo; las números 4 y 6, grises, y la núm. 5, blanquecina.




b) Hojas

En ninguno de los yacimientos villenenses explorados hasta ahora se da un conjunto de tan excelente calidad y grandes dimensiones. Las hay, tanto grandes como pequeñas, sin retoque alguno (fig. 3, núms. 1, 5 y 9); con retoques parciales (núms. 8 y 12); con un borde retocado (núm. 3), o con los dos (núms. 2, 4, 6, 7, 10 y 11), que en algunos casos se hace invasor (núms. 6 y 11). La señalada con el núm. 3, de buen sílex melado, es un magnífico ejemplar de elemento de hoz, denunciado por el intenso brillo que presenta en el chaflán retocado. Son muchos los dientes de hoz recogidos en los yacimientos villenenses, pero ninguno alcanza en tamaño al que ahora presentamos. La señalada en el núm. 8 podría ser incluida entre los raspadores.




c) Raspadores

Un buen ejemplar nucleiforme, con numerosas «huellas de parada», es el núm. 5 de la fig. 4. El núm. 9 es también nucleiforme, obtenido en una lasca de avivamiento. En extremo de hoja larga es el núm. 8 de la fig. 3; en hoja corta, con retoque denticulado en todo el contorno, el núm. 7 de la fig. 4; en lasca larga el núm. 6, y en lasca corta y espesa, con frente muy desgastado, el núm. 8.




d) Raederas

Las hay laterales cóncavo-convexas (fig. 4, núm. 1); frontales rectas (núm. 3), y varias otras en lascas u hojas de menor tamaño.




e) Muescas

La muesca retocada se da en el ejemplar núm. 4 de la fig. 4, que es una lasca foliácea de sílex amarillo con retoques menudos en todo el filo derecho, y también en el perforador núm. 2 de la misma figura.




f) Perforadores

Un claro ejemplar es el que acabamos de citar en la fig. 4, núm. 2, con punta cuidadosamente retocada por ambas caras.




g) Otros utensilios

Hay varios esferoides y núcleos de lascas, algunos de buen tamaño, lo que explica la existencia de las hojas largas. Un núcleo amigdaloide presenta uno de los bordes fuertemente esquirlado, por haber sido utilizado como percutor. Como en todos los yacimientos en que abunda el sílex, son numerosas las piezas irregulares, retocadas para usos diversos, a veces en la misma lasca.

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Hojas

Fig. 3.- La Macolla: hojas de sílex

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Utensilios

Fig. 4.- La Macolla: utensilios de sílex. 1 y 3, raederas; 2, perforador; 4, muesca; 5 a 9, raspadores





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2. Otras piedras


a) Ofitas

Abundan las hachas y azuelas, de ofitas locales verdes y negruzcas, bien trabajadas y pulidas, algunas solamente en la región del filo. De ofita gris-verdosa es también un hendedor en lasca amigdaloide, con filo sinuoso obtenido por talla alterna. Una piedra de molino, plano-convexa, es asimismo de ofita gris.




b) Fibrolita

Se recogió el talón de una pequeña hachuela blanquecina, con vetas rojizas y amarillas.




c) Calizas

Varios molinos oblongos, uno de ellos completo, de 20 cm. de dimensión máxima.

Un fragmento triangular, de grano fino.

Un mortero, partido por la profunda cavidad de la superficie.




d) Areniscas

Varios fragmentos de placas, en arenisca micácica, probablemente afiladores, uno de ellos plano-convexo, con uno de los bordes alisado por frotación, y otro, de sección romboidal, muy alisado en todas las superficies.




e) Cuarcitas

Varios esferoides y una moleta circular, de 20 cm. de diámetro.




f) Yesos

Aparte de emplearse como desgrasante en la cerámica, hay varios núcleos, prismáticos o triangulares, probablemente utilizados como bruñidores.






3. Concha

Aparecen fragmentos de pectúnculo, de cardium y de una concha indeterminada, con el interior nacarado. Un fragmento pulido quizá perteneciera a un brazalete.




4. Hueso

Aparte del fragmento medial de un punzón pulido hay dos cinceles en huesos fuertes, con un extremo biselado y una pequeña falange, con ranura circular cerca de un extremo, que podemos considerar como colgante.



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5. Barro

Señalaremos un trozo con improntas de caña fina o junco; fragmento de una pieza cilíndrica, posiblemente «pesa de telar», y un trozo de placa cuadrangular, con orificio en uno de los ángulos.




6. Adornos

Aparte de los moluscos y de la falange de hueso ya mencionados, es de señalar un fragmento de brazalete de caliza fina, que tuvo 5 cm. de diámetro interno (fig. 5, núm. 1).

Brazalete

Fig. 5.- La Macolla: brazalete de caliza




7. Cerámica


a) Vasos sin decoración

Si se tiene en cuenta que nuestra exploración más intensa se ha realizado en el pequeño sector del yacimiento que queda en el camino oriental, junto a la acequia, podemos asegurar que la cerámica es muy abundante, como lo acreditan los trescientos bordes de vasijas que hemos podido recoger.

Abunda la de factura tosca, irregular en el grosor de los tiestos, aunque las superficies se presenten en muchos casos espatuladas. Por coloraciones, hay un 31% de fragmentos de color marrón; un 23%, grises; un 19%, de color crema; un 13%, negros, y el resto, amarillos, rojizos y anaranjados, escala que nos indica un deficiente grado de cocción. Los desgrasantes empleados suelen ser gruesos, de cuarzo, yeso, esquisto o mica blanca. Hemos observado grandes cristales de yeso incrustados: uno de 9 x 6 mm. y otro de 8 x 4 mm.

Media docena de fragmentos pertenecen a una especie que hemos denominado «centelleante», en cuya fabricación se mezcla la arcilla con mica dorada en fuerte proporción como único desgrasante. Estos tiestos rutilan con bello efecto, tanto en la pasta interna como en ambas superficies. Es una modalidad que no hemos visto nunca individualizada, y que se presenta en varios yacimientos villenenses, especialmente en la Cueva del Lagrimal. En El Prado de Jumilla, son casi exclusivas estas cerámicas «centelleantes».

En cuanto a las formas, predominan los cuencos, algunos de borde exvasado, y las ollas cilíndricas de base redondeada. La forma carenada no existe hasta   —198→   ahora, aunque parece insinuarse en algunas vasijas. Abunda también la vasija esferoidal o cuenco de borde entrante.

Los perfiles de los bordes son muy variados.

Son muy escasas, hasta el momento, las asas verdaderas, de las que sólo hemos visto un par de ejemplares, pero abundan los mamelones u orejetas de aprehensión, algunas con perforación vertical (fig. 12, núm. 1). Estos mamelones son de todos los tamaños y se colocan en cualquier posición. En muchos de los casos son postizos, y ésta es la causa de que algunos aparezcan sueltos.

Las vasijas de base plana no son infrecuentes (fig. 12), y se dan también los tiestos con perforación cilíndrica (fig. 10, núm. 1), cónica (fig. 10, núm. 3) o bicónica (fig. 10, núm. 2).




b) Vasos decorados

En las figuras 6, 7 y 8 presentamos todos los tipos de decoración recogidos hasta el momento. El más simple es el de líneas incisas: sencillas (fig. 6, núms. 2 y 3), paralelas (fig. 6, núm. 4), o en ángulo (fig. 6, núm. 1). Es dudoso el ejemplar núm. 5 de la fig. 6, con trazos gruesos que pudieran ser accidentales. Otro tipo de decoración es el de botones o pequeños mamelones en serie (fig. 8, núm. 1).

Hasta ahora, el ornamento más prodigado es el de puntos gruesos y profundos, obtenidos, no con punzón romo, sino con instrumento cilíndrico hueco, posiblemente una caña fina, que deja en el fondo del hoyuelo una pequeña protuberancia (fig. 7, núms. 1 al 4). Estos hoyos se colocan en filas paralelas o en metopas junto al borde (fig. 7, núms. 1 y 2), o como relleno de triángulos opuestos que dejan entre sí negativos en zig-zag (fig. 7, núms. 3 y 4). En uno de los casos, vemos que el vértice del triángulo se apoya en otra fila puntillada (fig. 7, núm. 4).

Cuando la caña es gruesa, su impresión en el barro produce pastillas en relieve, circulares y planas (fig. 8, núm. 2).

Un último tipo de decoración es el de anchos surcos paralelos, obtenidos seguramente por digitación (fig. 8, núm. 3). El fragmento no permite determinar si estos surcos eran horizontales o verticales.

En la mayor parte de los casos, la decoración se aplica a vasos en forma de cuenco.






8. Fauna

Gran cantidad de huesos sin clasificar, pero fácilmente atribuibles a cápridos, cérvidos, équidos, óvidos y suidos aparecen por todo el yacimiento.






Interpretación y cronología

Hay entre el yacimiento que acabamos de presentar y los de Casa de Lara y Arenal de la Virgen, por no referirnos sino a los de la comarca villenense, muchas similitudes y algunas diferencias, que pueden no ser tales cuando las exploraciones se intensifiquen.

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Cerámicas incisas

Fig. 6.- La Macolla: cerámicas incisas

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Cerámicas puntilladas

Fig. 7.- La Macolla: cerámicas puntilladas

La más acusada de estas diferencias es la inexistencia en La Macolla de microlitos geométricos y de cerámicas «cardiales», aunque, si englobamos estas últimas en la más amplia denominación de «cerámicas impresas», la unificación se produce, puesto que «impresos» son los adornos obtenidos con la huella de una caña. La ausencia de microlitos geométricos es también un dato negativo al que no podemos dar excesivo valor, pues no sería de extrañar que hicieran su aparición en cualquier momento.

No vemos inconveniente, pues, en asimilar los tres yacimientos en cuanto a su significación cultural, que interpretamos como sencillos poblados de agricultores y pastores asentados en tierras ligeras y en parajes pantanosos. Así nos lo aseguran, por lo que a la agricultura se refiere, los dientes de hoz, las hachas y azuelas pulidas y las piedras de moler. El pastoreo lo atestiguan los abundantes huesos de animales domésticos.

Para el encuadramiento cronológico no hay datos seguros, pero el conjunto de los materiales nos induce a colocar el yacimiento en un Eneolítico, cargado   —201→   todavía de elementos arcaicos en la industria lítica: raspadores, raederas, perforadores, muescas, etc., nada extraños en una comarca que posee una gran tradición en el trabajo del sílex desde el Paleolítico medio.

Este encuadramiento viene avalado por otra serie de elementos que tipifican la cultura: situación en llano y abundancia de puntas de flecha y de hachas pulimentadas.

Los paralelos que pudiéramos establecer serían muy numerosos en cuanto a la industria, pero escasos todavía por lo que al tipo de poblados se refiere. Los más importantes son los ya citados de Casa de Lara y Arenal de la Virgen, ambos en la comarca de Villena, y el de la Ereta del Pedregal, en Navarrés (Valencia)6. El Prado de Jumilla (Murcia) está inédito, y los restantes, más o menos asimilables, han sido recogidos por Tarradell en un todavía reciente trabajo de síntesis7.

Nos limitaremos, pues, a comparar algunos de los elementos materiales de mayor singularidad.

Por lo que a las formas cerámicas se refiere, es significativa la ausencia de vasos carenados, válida en este caso por la abundancia de fragmentos recogidos.

Son de interés las vasijas de base plana, en las que recientemente se ha querido ver un elemento del Bronce avanzado8. Si esto fuera así, se trataría de una reactivación de la moda que estuvo vigente siglos atrás. Estas bases son muy abundantes en Los Millares, por ejemplo, yacimiento eneolítico con cuyas vasijas pueden compararse perfectamente los cuencos de La Macolla9. En los poblados villenenses, la base plana cubre desde el Eneolítico hasta el Bronce avanzado (Cabezo Redondo), a través de un Bronce antiguo como el de Terlinques10.

También en Los Millares se da el cuenco de borde exvasado como en dos de nuestro yacimiento11.

Por lo que se refiere a la decoración, la incisión en ángulo de nuestro cuenco núm. 1 (fig. 6) aparece también en los niveles medios de la Ereta del Pedregal12 y en la cueva eneolítica de los Blanquizares de Lébor (Totana, Murcia)13.

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Cerámicas ornadas

Fig. 8.- La Macolla: cerámicas ornadas. 1: con botones en serie; 2: con impresión circular; 3: con surcos paralelos

El motivo de los botones en serie (fig. 8, núm. 1) es de tan amplia difusión espacial y cronológica que no puede tomarse como elemento comparativo. Digna de destacarse es, sin embargo, su abundancia en la comarca villenense, especialmente en yacimientos de la Edad del Bronce: Las Peñicas, Cabezo de la Escoba, La Lagunilla, Cabezo Redondo, etc.

En cuanto a los surcos paralelos, se dan con abundancia en los niveles neolíticos y eneolíticos de la cueva de la Carigüela, de Píñar (Granada)14.

Un elemento decorativo que va resultando típico en los yacimientos villenenses es el adorno a base de puntos gruesos y profundos. Un exacto paralelo

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Cuencos

Fig. 9.- La Macolla: cuencos

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a nuestros tiestos núms. 3 y 4 de la fig. 7 lo hallamos en la Casa de Lara, con el mismo tema decorativo y la misma técnica de impresión15. Aparece también en algunos fragmentos campaniformes del Puntal de los Carniceros16, y aun en el Bronce argárico del Cabezo Redondo17.

Fuera de nuestra comarca, hacia el Sur, encontramos un tiesto cercano a nuestros fragmentos núms. 1 y 2 en la cueva eneolítica de la Loma de los Peregrinos (Alguazas, Murcia)18; un trozo puntillado en el poblado de La Gerundia (Antas, Almería)19; otro, con banda quebrada rellena de puntos anchos y profundos, en el sepulcro megalítico del Cabecico de Aguilar (Mojácar, Almería)20; dos fragmentos, con bandas paralelas sembradas de puntos tan profundos que dan la impresión de estar calados, en la Cueva Alta de Montefrío (Granada)21; un trozo similar, con fino bruñido, en la sepultura de El Minguillo (Villanueva de Córdoba)22, y varios fragmentos puntillados de la Cueva de la Mujer, en Alhama de Granada23.

Ya en Portugal, podemos aducir varios fragmentos con puntos profundos del castro de Vilanova de San Pedro24, y las dos vasijas de Monte Velho 3, cubiertas de puntos fuertemente impresos25.

Hacia el Norte, sólo en la Cueva de la Moreva, de Marsá (Tarragona), hallamos un fragmento de borde de vasija muy similar al nuestro núm. 1 (fig. 7) y al de la Loma de los Peregrinos26. El inventario se completa, por lo que hasta ahora conocemos, con cuatro fragmentos hallados en la Galería Cubierta de Puig Roig (Torrent, Gerona), ornados de triángulos con puntos profundamente impresos27.

En cuanto a la «pastilla» de nuestro fragmento núm. 2 (fig. 8), que no es sino una variante de la impresión con caña, no tiene paralelos próximos, pero

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es un motivo ornamental que perdura en la Edad del Bronce, como atestiguan un tiesto del Cabezo Redondo28 y un vaso fragmentado de Pic dels Corbs (Sagunto, Valencia), que lleva además triángulos incisos29.

Cerámicas con perforaciones

Fig. 10.- La Macolla: cerámicas con perforaciones

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Mencionemos, por último, dos elementos que tienen también sus paralelos en yacimientos eneolíticos: los cinceles de hueso, que se presentan en el Estrato III de la Ereta del Pedregal30, y el brazalete de caliza (fig. 5), presente también en la Casa de Lara31 y abundantísimo en las cuevas andaluzas: Nerja, Cueva del Agua, Píñar, Hoyo de la Mina, Cueva de Ambrosio, etc. Un ejemplar apareció en la Cueva del Montgó, de Denia32.

Sin la excavación del yacimiento y el análisis riguroso de sus materiales, pocas conclusiones firmes pueden obtenerse. Hemos de basarnos, pues, en paralelos tipológicos como los que hemos dejado esbozados y en la comparación con otros yacimientos mejor estudiados. De los resultados que obtuvimos en la Cueva del Lagrimal se deduce que al Mesolítico de base, le sucede un Neolítico no cardial, que evoluciona a su vez hacia un Eneolítico con puntas de flecha, hachas pulimentadas y punzones de cobre. Este nivel Eneolítico de Lagrimal II es de habitación y no de enterramiento33.

El mismo caso ha sido observado por Tarradell en la Cova d'En Pardo (Planes, Alicante)34.

Se trata, sin duda, de un Eneolítico inicial, con gentes que continúan practicando la milenaria vida cavernícola, pero que no tardan mucho en abandonar

Cuenco con mamelón

Fig. 11.- La Macolla: cuenco con mamelón hacia arriba

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Vasijas

Fig. 12.- La Macolla: vasijas de base plana

las cuevas para levantar sus poblados de pobres cabañas en el llano, reservando las cavernas únicamente para morada colectiva de sus difuntos.

Los tres poblados de Villena: Casa de Lara, Arenal de la Virgen y La Macolla, pertenecen, por lo menos en parte, a este momento, que cronológicamente puede fijarse entre el 2000 y el 1800 a. de J. C., según el análisis C-14 practicado en uno de los estratos inferiores de la Ereta del Pedregal35.

Quede todo ello como simple nota informativa, sujeta a las comprobaciones que sólo la excavación del yacimiento puede darnos.







 
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