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La madre de la mejor

Lope de Vega




Dirigida a D. Fr. Plácido de Tosantos, Obispo de Guadix, del Consejo de S. M.

La causa de no haber en España poetas famosos, no es, como piensa Juan Segundo Hagiense en el libro séptimo de sus Epigramas,


An vero paucis cum sis foecunda Poetis,
laudem de tumulo quaeris acerba meo,



sino el poco favor de los príncipes, tan diverso del que se usa en Italia y Francia, donde todos los reyes tenían un poeta que se llamaba regio, como se ve en Joannes Auratus, Leomovicense, en el Alemán y otros, y así en Italia florecieron tantos ingenios en tiempo de aquellos ínclitos y venerables Médicis, Cosme y Lorenzo, cuya memoria no faltará jamás del mundo, por Angelo Policiano y Pico de la Mirandola, y la de los insignes duques de Ferrara y la casa de Este, por Ludovico Ariosto, poeta en aquella nación aventajado a todos, aunque perdonen los críticos de España que celebran siempre más lo que menos entienden. El disfavor enfría el calor de los ingenios, como el cierzo las tempranas flores, y así no llevan fruto: la honra cría las artes, como el arte adorna y purifica la naturaleza, que cada uno siente privarse della, como lo afirma el filósofo en su Económica, y así tiene por opinión en las Éticas, que es premio de la virtud y del estudio. No niego que se quejaron Ovidio, Silio Itálico y otros poetas, remitiendo a sus cenizas su estimación, pero lo cierto es que la tuvieron viviendo, si bien no aquella que se pronosticaban fuera del límite de la vida donde la envidia no alcanza. Livio dijo que no sentían los hombres el peligro ni el trabajo de que sabían que les había de resultar honra y provecho. Muchos españoles han emprendido poemas heroicos de las hazañas de capitanes y príncipes, y desfavorecidos de sus sucesores los han dejado donde, con breve tiempo, las cubra olvido. De la República veneciana dijo Michael Leto en su libro De re nautica:


Venetum Respublica semper
vatibus aucta.



No lo dirán por la nuestra sus ingenios, entre los cuales, si tuvieran estimación o amparo, he conocido algunos que hubieran ilustrado nuestra nación con la elegancia de sus escritos; con la rudeza de mi ingenio (en mejores años que alcanzaron los pasadas versos) hubiera yo intentado alguna cosa digna de más nombre, pero viendo que los más echan por el camino cómico, he seguido con más gusto el agradecimiento provechoso que la opinión dudosa, y como un hombre que sueña, formando conceptos en figuras fantásticas. Entre las comedias que he escrito de las Sagradas historias, fue bien recebida La madre de la mejor, y así, dándola a luz, quise honrarla con el nombre de V. S., tan conocido al mundo, y pues siempre ha favorecido mis ignorancias, así en Italia como en España, le suplico no se tenga por deservido deste atrevimiento, por ser el sujeto de materia tan piadosa y santa, en que confío todas las faltas y defetos que hay de mi parte, pues hablando las leyes del contenido y del que contiene, dice que destructo continente currunt omnia in eo contenta. Yo tengo por más dignos de castigo y aborrecimiento los que, esperando dar alguna cosa grande, nunca dan nada. El divino ingenio de Usía, sus grandes letras y virtudes con que ha sido por tantos años un cristiano Demóstenes y un orador evangélico, no tienen necesidad de descubrirse al mundo ni en verso ni en prosa, como sería más conocimiento de su grandeza mirar al sol que oír sus alabanzas. Las de Usía se remiten a su elocuencia, porque los heroicos ingenios se alaban a sí mismos con merecerlas, y pues no a todos los pintores permitió Alejandro su imagen, no serán tan vanos mis pinceles que presuman en esta breve tabla ser Eróstratos de la poesía, derribando la vida inmortal de su nombre del templo de la Fama, porque viva en el mío, pero en otras ocasiones más graves diré con Aurato:


Condita quae servo maiora poemata vobis,
in lucem ut veniant mox animosus ero.



Dios guarde a V. S. muchos años.

Su aficionadísimo y obligado Capellán,
LOPE DE VEGA CARPIO.



FIGURAS DE LA COMEDIA
 

 
JOAQUÍN.
ANA.
RAQUELA.
BATO.
LISENO.
FARÉS,   pastor.
ELIUD,   pastor.
ISACAR,   sacerdote.
CLEOFÁS.
JOSEF.
JACOB,   viejo.
GABRIEL,   ángel.
ZACARÍAS.
ISABEL.
UN ÁNGEL.
DOS JUDÍOS.
Dos gitanos.
Dos negros.
LA MÚSICA.
EL REY HERODES.
JOSIPO,   su hermano.
EL DRAGÓN INFERNAL.
UN MINISTRO SUYO.
ADÁN.
EVA.
DAVID.
ABRAHAM.
ABEL.





ArribaAbajoActo I

 

Sale JOAQUÍN.

 
JOAQUÍN
Soberano Emperador
de los cielos y la tierra;
tú que para verlo todo
sobre el Querubín te asientas;
Dios, sin semejante alguno, 5
verdad y bondad inmensa,
padre de todas las cosas,
fortaleza y ciencia eterna,
admirable, incircunscripto,
cuya virtud y grandeza 10
solo cupiera en ti mismo;
Dios de la paz y la guerra,
solo bueno, solo santo,
a cuya hermosa presencia
las cristalinas columnas 15
del orbe estrellado tiemblan:
tú, donde tiempo y vejez
no pueden tener licencia,
porque es tu generación
de siglos eternos llena: 20
Dios sin principio, y de quien
todas las cosas comienzan;
Dios sin fin, y en quien se acaban,
como en soberana esfera:
anillo y círculo santo 25
que en la línea de tu esencia
tienes el principio y fin
sin que principio y fin tengas:
yo Joaquín, que, como sabes,
traigo noble descendencia 30
de la casa de David
y los Reyes de Judea,
del tribu sacerdotal
para mayor excelencia,
y de aquellos a quien diste 35
tu palabra verdadera
que dellos descenderías,
reiterando las promesas
dos mil y veintitrés años
después que hiciste la tierra, 40
a Abraham y al gran Jacob,
amante de Raquel bella;
prometo en tus santas manos,
si es bien que yo lo prometa,
como otras veces lo hice 45
en edad más justa y tierna,
de darte cualquiera cosa
que tú me des que te ofrezca
de Ana, mi esposa querida,
pues solo quiero que sea 50
para tu servicio y templo
cuando tanto bien merezca.
Veinte años hace, Señor,
que estoy casado con ella;
que obedeciendo tu ley 55
me casé con mi parienta;
ella viene de Belén,
yo vengo de Galilea;
ella es hija de los nobles
Estolano y Emerencia, 60
yo de Mathan y de Estha,
que en Sephor tuvo la hacienda;
no habemos tenido hijos;
has dado a su hermana Ismeria,
a Isabel, que Zacarías 65
tiene por amada prenda,
y a mi Ana no le has dado
hijo ni hija: ¡ay, si fuera,
pues lo parece en el nombre,
la madre de aquel Profeta 70
que fue sucesor de Elí!
Pero, Señor, solo sea
lo que fuere tu servicio
y tu voluntad inmensa.
 

(Salen RAQUELA, criada, y BATO, villano.)

 
RAQUELA
   ¡Nunca vinieras acá! 75
BATO
Denme lo que he menester,
que a la he que suelo ser,
huerte de salir de allá.
RAQUELA
   ¿Quién te ha mandado venir
del monte? ¿Mejor no fuera 80
que Eliso o Fares viniera?
BATO
Reortir, que Reortir.
   Muesamo me lo mandó
y me dijo: Venga Bato
de los pastores del hato, 85
que Bato me llamo yo.
RAQUELA
   ¡Linda bestia llevarán
los dos a Jerusalén!
BATO
Por eso vais vos también
de las mozas que aquí están; 90
   a la gana con que vengo
añadiréis voluntad.
¿Yo qué tengo en la ciudad?
Yo en las Encenias, ¿qué tengo?
    Si va a la fiesta Joaquín 95
como antaño y otros años
con Ana, y por los extraños
y deudos se huelga, en fin,
   Bato a solo trabajar
y llevar comida a cuestas. 100
RAQUELA
Sí en verdad, que en esas fiestas
no se sabe Bato holgar.
BATO
   Sí, huelgo de ver el templo
fábrica de Salomón,
en quien tanta religión, 105
tantas grandezas contemplo.
   Mas de andar en la ciudad
antes me causa tristeza,
porque es mi naturaleza
el silencio y soledad. 110
   Entre seis toscos pastores
ando con mayor contento,
oyendo al rudo instrumento
dulces canciones de amores:
   las glorias, las alabanzas 115
de los cielos generosos
que con los frutos copiosos
exceden las esperanzas.
   No viendo en Jerusalén
hinchados sabios escribas, 120
doctos en las primitivas
leyes del santo Moisén.
   No en corrillos de ignorantes
murmuradores de todo,
que como bestias en lodo 125
están sucios y arrogantes.
   Estos verás a la puerta
del templo en esta ocasión,
y no porque es la oración
cuidado que los despierta, 130
   sino para blasfemar
del que teme a Dios y ofrece
su hacienda a quien la engrandece,
vida y salud puede dar.
   Que hay hombre de tal ejemplo 135
y viciosa inclinación,
que tiene por invención,
rezar un hora en el templo.
   Nosotros, rudos pastores,
Raquela, humildes y llanos, 140
a los cielos soberanos
cantamos himnos y loores.
   Vaya en buen hora Joaquín
a las Encenias; que Bato
mejor estaba en el hato, 145
que es su natural, en fin.
RAQUELA
   Quedo, que está aquí señor.
BATO
¡Pardiez, que yo no le vía!
JOAQUÍN
Tarde os amanece el día.
BATO
Entra el claro resplandor 150
   del alba de mala gana
por resquicios de aposentos:
allá en los montes exentos
es todo el cielo ventana.
   Asómase todo el sol 155
de una vez dorando ramos
de encinas, y madrugamos
a su primero arrebol.
   Chillan las aves, y en flores
del prado alaban su dueño, 160
que son para nuestro sueño
relojes despertadores.
   Corre el agua, y con enojos
de la noche resplandece,
que parece que se ofrece 165
para lavarnos los ojos.
   Y cayendo el cristal frío
por nuestro rostros villanos,
sirve de paño de manos
el sol que enjuga el rocío. 170
   Así salen al ganado
los humildes pastorcillos;
que las sábanas son grillos
de cortesano acostado.
   Que su breve condición 175
de suerte se les olvida;
que la mitad de la vida
vienen a estar en prisión.
JOAQUÍN
   Bato, así dispone el cielo
las humanas voluntades, 180
los montes y las ciudades.
BATO
Más precio mi duro suelo
   que los colchones de pluma
del que se come las aves,
y que sus doradas naves, 185
mi techo que fuego ahúma.
   Manda que me dé Raquela
lo que tengo de llevar.
RAQUELA
Ya lo acabo de juntar:
¿que cuidado te desvela? 190
JOAQUÍN
Mira si mi Ana está
al camino apercibida.
RAQUELA
Ya pienso que está vestida.
BATO
Mi señora viene ya.
 

(Sale SANTA ANA.)

 
JOAQUÍN
    ¡Ana mía!
ANA
¡Mi Joaquín!
195
JOAQUÍN
Es hora de que partamos.
ANA
Cuando quisiéredes vamos.
BATO
¡Qué cara de serafín!
   Que no dé el cielo a mi ama
dos o tres hijos siquiera: 200
¡pardiez, si estéril no fuera,
que era matrona de fama!
RAQUELA
    Harto lo ruegan al cielo.
ANA
La ofrenda, Joaquín, junté:
pésame que corta fue 205
para nuestro santo celo.
   De las tres partes que hacemos
de nuestra haciendilla poca,
al templo santo le toca
esta que hoy le ofreceremos. 210
   Y la segunda tendrán
los pobres y peregrinos,
que por extraños caminos
lejos de su patria van.
   La tercera se acomoda 215
al sustento de los dos,
y así se le ofrece a Dios
toda, que de Dios es toda.
JOAQUÍN
    Ana, corona dichosa
de mi cabeza, Ana santa, 220
ramo de tan alta planta,
mi dulce y querida esposa.
   Al templo, a Jerusalén,
vamos los dos a llevar
a las aras del altar 225
nuestras ofrendas también.
   Años ha que nos casamos
y que a Dios le prometemos
que si algún fruto tenemos
desde luego se le damos. 230
   Hagamos lo mismo ahora,
con una santa esperanza,
que es la que de Dios alcanza
altos efetos, señora.
   Y no vais con desconsuelo, 235
que algún día querrá Dios,
Ana, escuchar de los dos
el santo y piadoso celo.
ANA
   Él sabe nuestra intención.
JOAQUÍN
¡Hola, Bato! En la pollina 240
parda, que llano camina
la mejor alfombra pon;
   Raquela en esotra irá.
Yo en la yegua quiero ir.
BATO
Antes de oírlo decir, 245
todo aderezado está.
JOAQUÍN
   En el jumento que vino
del monte lleva la ofrenda.
BATO
Y la comida y merienda,
que es un famoso pollino. 250
   Que como yo lo acomodo
llevará carga más alta:
solo murmurar le falta
para ser bestia del todo;
   es notable el jumentillo: 255
no queda mejor allá
en cuanto ganado está
desde la sierra al sotillo.
 

(Váyanse y salgan JACOB y CLEOFÁS y JOSEF y sus dos hijos.)

 
CLEOFÁS
   Deseamos que nos digas,
padre, por qué es esta fiesta 260
cada año en Jerusalén,
y por qué se llama Encenias.
JACOB
Hijos Cleofás y Josef,
pues justamente desea
vuestro amor saber la causa, 265
sabed que la causa es esta:
después que el valiente Judas,
que de la nación hebrea
fue el capitán más famoso
que de aquella edad se cuenta, 270
con los demás Macabeos
venció a Lisias en la guerra,
matando cinco mil hombres
con tan alta fortaleza,
que si no huyera a Antioquía, 275
aún no supieran las nuevas;
vio la santificación
del monte Sión desierta,
profanado el altar santo,
los atrios llenos de hierba 280
como en los bosques y montes
donde el ganado apacienta,
rasgándose los vestidos,
y cubriendo las cabezas
de ceniza, con gran llanto 285
se postraron en la tierra,
y dando voces al cielo
resonaron las trompetas:
entonces el fuerte Judas
ordenó que combatieran 290
los que el alcázar tenían,
que era de Sión la fuerza;
en tanto que sacerdotes
que para este efecto ordena,
limpiaban el santo altar, 295
y consumiendo las piedras
hicieron otro de nuevo,
nuevos atrios, aras nuevas,
luces, inciensos y vasos,
el candelero y la mesa 300
donde pusieron los panes,
y a veinticinco que cuentan
del mes nono, que se llama
Casleu en la lengua hebrea,
ciento cuarenta y ocho años, 305
de la Egresión con gran fiesta,
cítaras, órganos, flautas,
la renovación celebran.
Duró la dedicación
ocho días, y las nuevas 310
aras con el sacrificio
dejaron de sangre llenas.
Por las cornisas del templo
mil coronas de oro cuelgan,
escudos, despojos, armas, 315
que desde aquel tiempo quedan
por trofeos de victoria,
y deste nombre se precian;
nuevos pastoforios hacen;
las puertas también renuevan, 320
limpiando al templo de Dios
de los gentiles la afrenta;
y ordenaron que cada año
en la israelítica iglesia
aquesta fiesta quedase 325
por obligación perpetua;
cercaron la gran Sión
de fuertes muros, y en ella
hicieron mil torres altas
que coronaron de almenas, 330
con ejército y presidio
contra la gente Idumea.
Esta es la fiesta, mis hijos,
y esto significa Encenias,
que es como renovación, 335
y a quien de tan varias tierras
viene la gente que veis
para dar gracias inmensas
al gran Dios desta victoria,
restauración de la iglesia. 340
JOSEF
   Justamente, padre mío,
esta fiesta se ordenó,
y el pueblo gracias le dio
a quien mil gracias envío.
   Y justamente la gente 345
viene con tal devoción.
CLEOFÁS
Desde el arroyo Cedrón
cubren de Sión la frente.
   Aquí hay gente de Betel,
del Tabor, de Galilea, 350
de los montes de Judea,
de Senir y de Genel,
   de la parte del Jordán
los de Moab y de Nebo.
JOSEF
Hoy, padre, he visto un mancebo 355
que me dijo que aquí están
   mis tíos Joaquín y Ana.
JACOB
¿Pues ellos faltan jamás?
En el templo los verás
si no esta tarde, mañana. 360
JOSEF
    A buscarlos quiero entrar.
JACOB
No perturbes su oración.
CLEOFÁS
Voces dan.
JOSEF
Será quistión.
CLEOFÁS
El sacerdote Isacar
   y el que escribe las ofrendas 365
(Rubén pienso que es su nombre),
arrojan del templo un hombre
ya viejo y de buenas prendas.
 

(Sale ISACAR, sacerdote, y RUBÉN, escriba, y JOAQUÍN rempujándole.)

 
ISACAR
    ¿Desta manera sin razón te ciegas,
hombre inútil, a hacer tan gran delito? 370
¿Al altar del Señor a ofrecer llegas
tus dones, siendo estéril y maldito?
¿Por qué si de tu carne y sangre niegas
fruto divino a Dios, fruto bendito?
Parece que en tus bodas no lo fuiste, 375
ni que sus bendiciones mereciste.
   Antes parece que entre el pueblo junto
de Israel, puso en ti con ira y saña
sus santos ojos, pues en este punto
tu estéril condición nos desengaña; 380
tú del inútil álamo trasunto,
ingrato al río que los pies le baña,
todo te vistes de menudas hojas
con que sus aguas por Diciembre mojas.
   No permitiera Dios si te estimara 385
esta vil ceguedad que en ti contemplo,
que el fruto que tus canas alegrara,
fuera de amar tu bendición ejemplo;
¿quién sino tú con los demás entrara
que se le ofrecen en el santo templo? 390
Pues la vergüenza en ti correrse debe,
que no tiene color entre tu nieve.
   ¿Esperarás por dicha, loco y vano,
cuando ya el tiempo te convierta en hielo,
que mude estilo y proceder humano, 395
y retroceda por tu curso el cielo?
¿Flores esperas en invierno cano,
coger esperas de arenoso suelo
verdes espigas, o ignorante y loco,
esperas mucho y naces para poco? 400
   No tengas desde hoy atrevimiento
de entrar en este templo sacrosanto:
tu ofrenda no ha de dar a Dios contento,
pues con el fruto recibiera tanto.
Sal fuera deste pórtico al momento: 405
sal fuera, sal de presto.
JOAQUÍN
No levanto
los ojos de la tierra de vergüenza,
y porque el llanto a responder comienza.
RUBÉN
   Este debiera estar escarmentado,
Isacar, de mil veces que ha venido, 410
pero es anejo al necio el porfiado,
que sin porfía no lo hubiera sido.
ISACAR
Si Dios le diera fruto deseado
como él dice a sus manos ofrecido,
entonces venga al templo, mas no venga 415
hasta que el fruto que le falta tenga.
RUBÉN
   ¿Ahora quieres que éste espere fruto?
Parece que le pides al enebro,
al sauce, o al boj pálido y enjuto.
 

(Vanse los dos.)

 
JOAQUÍN
Con triste llanto mi dolor celebro: 420
vístase el alma de perpetuo luto:
las duras peñas que llorando quiebro
me sepulten en sí, si está ofendido
el cielo santo, a quien remedio pido.
   Mis parientes me han visto echar del templo 425
y mi hermano Jacob, aunque de madre,
está mirando mi lloroso ejemplo
sin ver consuelo que a mi llanto cuadre;
con la paciencia las afrentas templo.
¡Ay Dios! No merecí llamarme padre: 430
estéril soy, inútil soy. ¡Dios mío!
Lágrimas y no quejas os envío:
   Que aunque del agua el natural pesado
ha de bajar al centro, que es la tierra,
la del llanto, al contrario, el estrellado 435
cielo penetra para daros guerra;
cuando una fuente desde un monte helado,
por un conducto al arca que la cierra
baja veloz lo mismo que desciende,
ligera sube, y alcanzar pretende, 440
   y así mis ojos en la tierra puestos,
bajan, Señor, hasta el profundo el llanto,
para que puedan hasta vos dispuestos
subir el agua a vuestro cielo santo.
Las afrentas, oprobios y denuestos 445
que aquí me han dicho no me ofenden tanto
como ver la vergüenza de mi esposa,
honestísima, santa y religiosa.
   No queráis vos que yo le dé la culpa
y que por esa causa la aborrezca: 450
el sacerdote santo a mí me culpa,
y así es razón que yo el dolor padezca.
No quiero dar con la mujer disculpa,
ni que mi culpa a la de Adam parezca.
Yo solo soy culpado, y así digo 455
que merece Joaquín todo el castigo;
   Ana es buena, Señor: yo soy el malo,
Ana es Santa, Señor: yo quien no tiene,
aunque casado, el natural regalo
que por los hijos a los padres viene: 460
con estériles árboles me igualo,
y así vivir en montes me conviene:
no quiero ver la cara de mi esposa
por no la ver llorando o vergonzosa.
   Al monte quiero ir: no es bien que vuelva 465
a Nazarén, ni que a mi casa torne:
pase mi vida en una casa o selva
como el estéril boj, enebro y borne;
en esto es bien que mi dolor resuelva,
pues Dios no quiere que su templo adorne 470
de una imagen bendita que le ofrezco,
y que por mis pecados no merezco.
   Allí solo tratando mis pastores
esperaré la muerte con paciencia,
pues a la bendición de mis mayores 475
no dio lugar mi estéril descendencia;
las peñas dan cristal, las plantas flores,
yo solo, a quien de todos diferencia
el puro cielo, no doy flor ni fruto;
llorad, ojos, llorad mi eterno luto. 480

 (Vase) 

JACOB
   ¿Hay compasión semejante?
JOSEF
¿Por qué no hablaste, Joaquín?
JACOB
¡Ay, José, por verle en fin
para ablandar un diamante,
   no quise, si no me vio, 485
crecer su vergüenza justa.
 

(Sale SANTA ANA.)

 
ANA
A quien de trabajos gusta,
los mismos le ofrezco yo,
   ojos, dad muestras aquí
de mi justo sentimiento. 490
JACOB
Todas mis penas aumento;
Ana es aquesta.
ANA
¡Ay de mí!
   Pero ¿no es este Jacob
y mis sobrinos?
JOSEF
Señora,
pedid la paciencia ahora 495
al cielo, del santo Job.
   Presentes hemos estado
a vuestra vergüenza y pena.
ANA
De confusión vengo llena
y el rostro en llanto bañado. 500
   Vi la vergüenza que había
aquí mi Joaquín pasado,
vile corrido y turbado,
y todo por culpa mía.
   ¿Dónde fue? ¿Por qué, sobrinos, 505
no le detuvisteis?
JOSEF
¿Quién
tuviera a un hombre de bien
en sucesos tan indignos?
   Ni mi padre quiso, tía,
ni Cleofás, ni yo, en razón 510
de no darle confusión
a quien con tanta venía.
   Solo le oímos decir
que en el monte quiere estar,
que no se atreve a esperar 515
lo que vos podéis sentir.
   Sin duda con sus pastores
hasta el verano estará.
ANA
Al monte Joaquín se va
para crecer mis dolores. 520
   ¡Triste yo! ¿Qué haré sin él
qué haré sin él y sin mí
que sé que la causa fui
desta desdicha cruel?
   No quiso Dios darme fruto 525
de bendición.
JACOB
Ana ilustre,
de tus padres honra y lustre,
no des tan rico tributo
   de tus ojos a la tierra,
vuelve a tu casa, que Dios 530
os consolará a los dos.
ANA
Si Joaquín se va a la sierra,
   a una heredad quiero irme;
no he de volver a mi casa,
porque si él la vida pasa, 535
para no verme ni oírme,
   en tan dura soledad,
no quiero yo compañía.
JOSEF
Yo quiero, señora tía,
no solo por la ciudad, 540
   mas por el camino todo
ir con vos.
CLEOFÁS
Todos iremos,
Josef, pues todos tenemos
esa obligación de un modo.
   Ea, señora, consuelo 545
y buen ánimo.
JACOB
Mi Ana,
nunca fue esperanza vana
la que se puso en el cielo.
Venid con nosotros.
ANA
Llena
de lágrimas voy, en fin. 550
JOSEF
Calle, tía.
ANA
¡Ay, Joaquín,
solo siento vuestra pena!
 

(Vanse, y salen LISENO, FARÉS y ELIUD, pastores.)

 
LISENO
    Él viene con tal tristeza,
que no sé en qué ha de parar.
FARÉS
Con la edad suele mudar 555
el hombre naturaleza.
   La que él tiene ya sabéis
que está sujeta a sentir
las vísperas de morir,
que es la causa porque veis 560
   siempre tristes a los viejos.
ELIUD
Luego esos son los engaños,
porque quitarse los años
tienen por buenos consejos.
   Veréis un hombre que dice 565
que tiene cosa de treinta,
y con cara de setenta
él mismo se contradice.
   Los dientes se bambalean,
porque cada vez que abra 570
la boca, a cualquier palabra
todos juntos se menean.
   Tanto, que el que habla con él
teme que le dé con ellos,
y porque son los cabellos 575
de cecina como él;
   se quitará cuarenta años
y tratará casamientos
con notables pensamientos
y con notables engaños. 580
   Haráse rico, y dirá
que no se pudre de nada,
y vésele por la ijada
que hasta en el alma lo está.
   ¡Pardiez, que larga vejez 585
no es grande merced del cielo!
LISENO
No es Joaquín muy viejo, apelo.
ELIUD
No de su pelo esta vez.
   ¿Qué puede un hombre tener
con hacienda, con amigos, 590
con paz y sin enemigos,
y con hermosa mujer?
LISENO
   Años, y ver que los años
se van acercando al fin.
FARIS
Santísimo es Joaquín: 595
todos habláis con engaños.
   En templo y en pobres parte
su hacienda, todos sabéis,
que negarlo no podéis,
que guarda la menor parte 600
   para su familia y casa;
también sabéis su oración,
su ayuno, su devoción,
su caridad con quien pasa
   alguna necesidad. 605
LISENO
¿De qué te espantas, Farés?
Condición del mundo es
juzgar con temeridad.
   Verás el otro vicioso,
sin Dios, sin ley, sin razón, 610
guiado de su pasión
y del que es bueno envidioso,
   decir que es hipocresía
no ser uno deshonesto,
soberbio ni descompuesto 615
a la misma policía.
   De las costumbres morales
murmurador, lisonjero,
con el señor chocarrero,
y falso con los iguales. 620
   Y porque se arrepintió
de las mujeres y el juego,
y, como Eneas, del fuego
el alma en hombros sacó,
   matársela con deshonras, 625
que todas quedan en ellos,
porque los malos son ellos
y Dios, autor de las honras.
   Así, Joaquín siempre bueno,
que él no ha tenido en su vida 630
cosa que reprehendida
pueda ser de vicio ajeno,
   deste y de otros ignorantes
es juzgado por medroso
de la muerte.
ELIUD
Al virtuoso
635
de costumbres semejantes
nadie debe murmurar;
pero la virtud se nombra
sol de quien la envidia es sombra.
LISENO
Bato acaba de llegar: 640
no nos oiga tratar desto.
 

(Sale BATO.)

 
ELIUD
   ¡Oh Bato! ¿qué es la razón
de la grave confusión
en que Joaquín nos ha puesto?
BATO
   No falta, amigo Eliud, 645
Liseno y Farés, por qué
Joaquín santo triste esté.
FARÉS
Dilo, que tengáis salud.
BATO
   ¡Qué queréis! De Nazarén
salió con Ana, su esposa, 650
para la fiesta famosa
de la gran Jerusalén.
   Llegamos, entró en el templo,
y el sacerdote Isacar,
que de piedad suele dar 655
y modestia santo ejemplo,
por estéril le arrojó
con palabras descompuestas
a quien lágrimas honestas,
no palabras respondió. 660
Dejó su esposa, y aquí
viene a buscar soledad.
FARÉS
Él viene.
LISENO
Todos llegad.
¿Queréis que le hable?
LISENO
Sí.
 

(Sale JOAQUÍN.)

 
ELIUD
   Alzad los ojos del suelo, 665
patriarca generoso,
pues sabéis que Dios no hizo
para la tierra los ojos.
Si lloráis sobre esas canas,
pensarán campos y sotos 670
que sois viento de agua y nieve
y habéis de anegarlos todos.
Alegraos porque piensen
que sois Céfiro y Favonio
que traéis las varias flores 675
que espira su blando soplo;
mirad que vuestros ganados,
ya con los balidos roncos
se quejan de veros triste,
siendo vos su dueño solo; 680
mirad que las claras fuentes
murmuran por los arroyos
que les hurtáis el oficio,
haciéndolos por el rostro;
el eco triste repite 685
vuestras quejas temeroso,
y entre las alas del viento
huye lejos de nosotros.
¿Qué tenéis, qué os falta? Hablad.
LISENO
Bien dice. Alegraos un poco: 690
poned la vista, Joaquín,
en estos prados hermosos:
mirad cómo está el ganado
con salud, alegre y gordo,
que junto parece nieve 695
sobre renuevos de chopos;
mirad las traviesas cabras
trepando entre aquellos pobos,
que parece que se cuelgan
de aquellos ramos hojosos; 700
mirad rumiando la hierba
dese pradillo oloroso
vuestras parideras vacas
y vuestros manchados toros.
Ea, señor, no haya más. 705
FARÉS
¡Oh, patriarca famoso,
descendiente del pastor
que dio con la piedra al monstruo
   a quien cantaban la gala
cuando volvió victorioso! 710
Mandad algo a vuestros siervos,
puesto que pastores toscos,
que para alegraros hagan
en todo aqueste contorno,
y no estéis triste, señor. 715
BATO
Ea, señor amoroso,
señor bueno, señor santo,
señor que en nobleza os pongo
al igual de aquellos Reyes
que del soberano tronco 720
de José tienen principio,
y de aquel divino Apolo
que con el arpa a Saúl
sacó del pecho el demonio,
dad a este campo alegría 725
y a vuestros pastores gozo:
volved los ojos a ver
montes, prados y rastrojos,
cabañas, dehesas, fuentes,
huertas, viñas, pagos, pozos; 730
todo os ofrece sus frutos,
los montes altos, copiosos
robustos robles, y encinas,
castaños y sicomoros,
nogales, abetos, pinos, 735
jaras, enebros, madroños,
nísperos y cornicabras,
alcornoques, murtas, hornos,
palmas, tejos, acebuches,
laureles y cinamomos. 740
Los prados, hierbas y flores,
tomillos, mastranzos, olmos,
narcisos, violetas, trébol,
lirios azules y rojos.
Las huertas, frutos famosos 745
por el Junio caluroso,
la manzana envuelta en sangre,
y por otra parte en oro:
el rojo trigo las eras,
por la mitad del Agosto: 750
las blancas y negras uvas,
a la entrada del otoño,
las viñas, que en anchas cubas
rebose cociendo el mosto;
mirad que os cantan las aves 755
los más celebrados tonos
que vio la solfa del mundo
desde que Tubal famoso
puso a las cítaras cuerdas,
mano al órgano sonoro, 760
y del martillo tomaron
las voces, estilo y modo:
ea, señor, alegraos.
JOAQUÍN
Hijos, vosotros sois mozos:
bien os está el alegría; 765
que yo la tristeza escojo
para mi cansada edad,
que es el alivio que tomo;
dejadme solo un momento,
que renováis mis enojos 770
con decirme que me alegre.
BATO
Perdona. que bien conozco
la razón de tu dolor.
JOAQUÍN
Bien me pesa por vosotros.
BATO
Vamos, zagales, al prado, 775
que está ladrando un cachorro:
sin duda el lobo ha sentido:
¡guarda el lobo!
TODOS
¡Guarda el lobo!
 

(Vanse.)

 
JOAQUÍN
¿A dónde, claras fuentes,
hallará mi dolor consuelo en tanto 780
que están vuestras corrientes
suspensas a la furia de mi llanto,
pues no hay cosa que mire,
que no me obligue el alma a que suspire?
   Si aquella palma veo, 785
con la de enfrente, un siglo habrá, casada,
está para trofeo,
de racimos de dátiles cargada,
que parecen, maduros,
ambares rojos y topacios puros. 790
   Si miro aquel madroño cuando el
invierno asoma a los umbrales
del sazonado otoño,
parece de esmeraldas y corales,
esmeraldas las hojas, 795
y de puro coral las cuentas rojas.
   Si miro aquellas parras
que esta cabaña adornan, y que trepan
por moradas pizarras,
apenas hallan sitio donde quepan 800
racimos tan escasos,
que revienta el licor de verdes vasos.
   Si miro las espigas,
hallo de un grano proceder cien granos,
para que sus fatigas 805
alivie el labrador, entre las manos
la hoz, por cuyos dientes
muere la caña y viven tantas gentes.
   ¿Quién volverá los ojos
a ver los nidos de las libres aves, 810
tan llenos de despojos,
unas con picos dulces y suaves,
ensartando el sustento,
por el estrecho suyo al pollo hambriento?
   Otras sobre los huevos, 815
dando calor y vida a quien faltaba;
otras buscando cebos:
pues que si miro a toda fiera brava,
¿qué tigre, qué leona,
los tiernos hijos al amor perdona? 820
   Yo solo solamente
carezco deste bien por mis pecados.
¡Ay, Dios omnipotente,
si os doliesen mis ansias y cuidados,
y si llegase un día 825
que los tuviese de la prenda mía!
 

(Sale un ÁNGEL en hábito de mancebo.)

 
GABRIEL
   ¿Qué haces aquí, Joaquín?
¿No fuera mejor volver
a vivir con tu mujer,
   que es tu sangre y carne, en fin, 830
que no estar en la montaña
entre rústicos pastores?
JOAQUÍN
¡Qué divinos resplandores!
¡Su luz estos montes baña!
   Ya, generoso mancebo, 835
veinte años he vivido
con mi mujer; que no ha sido
mi desposorio tan nuevo.
   Dióme la santa Emerencia
a Ana, mi amada esposa, 840
tan hermosa y virtuosa,
que lloro y siento su ausencia.
   Ofrecíle a Dios el fruto
que de bendición me diese,
mas como no mereciese 845
darle este santo tributo,
   del templo me han arrojado
por estéril y maldito,
y así me vine al distrito
de mi rústico ganado. 850
   Aquí estoy con mis pastores;
desde aquí le daré a Dios
de las tres partes las dos
de mi ganado y labores.
   Que no quiero yo volver, 855
pues sé que su celo es santo,
a ver bañados en llanto
los ojos de mi mujer.
GABRIEL
   Joaquín, no temas, yo soy
Gabriel, de la jerarquía 860
de aquellos que Dios envía,
y que en su servicio estoy.
    Él me manda que te diga
que ya vuestras oraciones,
vuestras limosnas y dones, 865
con que Dios tanto se obliga,
   han llegado a ser acetas
de su sacra Majestad,
porque ve vuestra bondad
y las cosas más secretas. 870
   Él ha visto el gran dolor
y vergüenza que pasasteis;
mucho su pecho obligasteis
con tal paciencia y valor.
   Y está cierto que permite 875
tal vez sin generación
muchas que estériles son,
porque las sospechas quite
   que de apetito nació
lo que es por milagro raro; 880
como es ejemplo tan claro
Sara cuando a Isaac parió.
   Mira a la hermosa Raquel,
de su Jacob tan querida,
pariendo al fin de su vida 885
a José, luz de Israel,
   y al querido Benjamín,
y mira a Rebeca hermosa,
estéril infructuosa,
y madre dichosa en fin 890
   del más fuerte de los hombres
que fue santo Nazareno
porque del ejemplo ajeno
te alegres y no te asombres.
   Si Ana parió a Samuel, 895
a esterilidad sujeta,
fue porque tan gran profeta
se manifestase en él.
   Así, sabrás que de ti
concebirá tu mujer 900
una que Madre ha de ser
de Dios, que lo quiere así.
   Esa llamaréis María
y será santificada
en su concepción sagrada, 905
dando a la tierra alegría
   su dichoso nacimiento,
porque el Espíritu Santo
le ha de dar su gracia, y tanto
favor, lustre y ornamento, 910
   que sera siempre bendita.
Esta sola, y sin ejemplo,
vivirá en el santo templo,
y con Dios que en ella habita.
   No ha de estar entre la gente 915
del pueblo: aparte ha de estar,
que la quiere Dios mirar
más alta y secretamente.
   La señal desta verdad
es que a la puerta dorada 920
hallarás tu esposa amada
en la sagrada ciudad.
   Ve, que yo la avisaré,
y al instante la hallarás.
JOAQUÍN
Ángel santo, ¿ya te vas? 925
Deja que mil besos dé
   en la fimbria celestial
desta ropa soberana;
¡dichosos Joaquín y Ana,
que han de verse en gloria igual! 930
   ¡Oh! Bien haya el haber sido
estériles, y el dolor
que me ha dado aquel rigor
del sacerdote ofendido!
   ¡Yo hija de tal grandeza, 935
que el mundo se ha de alegrar,
y en quien Dios quiere mostrar
su gracia y su fortaleza!
   ¡Yo hija hermosa y María,
y que ha de ser para Dios, 940
¿cuánto merecisteis vos,
Joaquín, tan alta alegría?
    ¡Hola, pastores!
BATO
¡Señor!
 

(Salen pastores.)

 
JOAQUÍN
Yo voy a Jerusalén.
BATO
Yo voy también.
JOAQUÍN
¿Tú también?
945
LISENO
Siempre le has hecho favor.
ELIUD
    ¿Estás alegre?
JOAQUÍN
Y de forma
que me admiro de que vivo
con gozo tan excesivo,
que en sí mismo me transforma. 950
ELIUD
   ¿Pues no nos dirás lo que es?
JOAQUÍN
Estoy de prisa, pastores;
¡ea, Bato, a los mejores
cabritos ata los pies!
Pon tres o cuatro corderos, 955
queso y fruta, y ven tras mí.
ELIUD
¿Qué es esto?
BATO
Yo no lo vi.
 

(Vase JOAQUÍN.)

 
ELIUD
Por todos estos senderos
   juraré que no ha venido
un hombre.
LISENO
Con nadie habló.
960
BATO
¿Queréis que lo diga yo?
LISENO
Sí.
BATO
Lo que Dios fuere servido.
 

(Vanse, y salen JOSEF y RUBÉN.)

 
JOSEF
   He vuelto a Jerusalén,
siempre de extranjeros llena,
a negocios que me ordena 965
mi padre, amigo Rubén.
   Y por haberos hallado
doy gracias a Dios, pues creo
que me igualáis en deseo.
RUBÉN
Serviros he deseado. 970
   Josef, yo vivo en Sión,
si mi pluma os hace al caso,
la vida en su alcázar paso,
que sé que de Salomón
   sois ilustre descendiente. 975
Puesto que ahora os desvela
el oficio del azuela
y el cepillo humildemente;
   pero también fue David
pastor, y después rey, 980
y de la cabra y el buey
fue capitán, fue adalid.
   Y nuestro santo Moisén
bien sabéis que fue pastor.
JOSEF
La virtud es el honor 985
que ensalza a los hombres bien.
   Yo con mi sierra y cepillo
vivo contento en mi aldea:
esto quiere Dios que sea,
a cuyo gusto me humillo: 990
   id en buen hora y mirad
de lo que os puedo servir.
RUBÉN
Que no dejéis de venir,
buen Josef, a la ciudad,
   y a mi casa como a vuestra. 995
JOSEF
Guárdeos Dios.
RUBÉN
El mismo os guarde.
JOSEF
Arde el sol: allá a la tarde
será la partida nuestra.
   Esta es la puerta Dorada;
mas, ¡ay Dios! ¿qué es lo que veo? 1000
 

(Salen JOAQUÍN y BATO por una parte, y SANTA ANA con RAQUELA por la otra.)

 
ANA
Ya cumple Dios mi deseo,
dulce esposo.
JOAQUÍN
¡Esposa amada!
ANA
    ¡Mi Joaquín!
JOAQUÍN
¡Ana querida!
ANA
¿Quién te trajo?
JOAQUÍN
Quien a ti.
ANA
¿Sabías que estaba aquí? 1005
JOAQUÍN
Del monte fue mi partida
   en tan santa confianza.
ANA
¡Cuánto puede la oración!
JOAQUÍN
Dame esos brazos, que son
el puerto de mi esperanza. 1010
 

(Baje un Ángel, por una invención, que los ponga las manos en las cabezas, y canten dentro.)

 
Deste alegre día,
desta junta bella,
nacerá María,
de Jacob estrella.
 

(Tornan a tocar y sube el Ángel.)

 
JOSEF
   A daros el parabién 1015
bien puede Josef llegar.
JOAQUÍN
Y lo puedo yo pagar
con estos brazos también.
JOSEF
    ¿De dónde bueno los dos?
JOAQUÍN
Del monte vengo, sobrino; 1020
que este dichoso camino
es por voluntad de Dios.
ANA
   Yo vengo de mi heredad,
y con la misma he venido.
JOSEF
Dichoso en hallarme he sido 1025
en esta santa amistad.
   Juntos nos iremos hoy.
BATO
¿Qué hay, Raquela?
RAQUELA
Ya lo ves.
BATO
Bullendo me están los pies:
por dar un relincho estoy. 1030
RAQUELA
    ¿Traes que comer?
BATO
Muy bien.
JOAQUÍN
Ea, mi esposa: partamos
a nuestra casa, y vivamos
con paz santa en Nazarén.
ANA
    Pensando voy en María. 1035
JOAQUÍN
No me canso de pensar
en María, que ha de dar
a todo el mundo alegría.
   Mas solo en esto me fundo,
que queriendo Dios hacer 1040
de su mano una mujer,
será la mayor del mundo.
   Y siendo de tal valor,
tal fruto después tendrá,
que Ana su madre será, 1045
la madre de la Mejor.

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