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La Petra y la Juana o El casero prudente o La casa de Tócame-Roque


Ramón de la Cruz



[Nota preliminar: Edición digital a partir de la de Agustín Durán en Colección de sainetes tanto impresos como inéditos de Ramón de la Cruz, Madrid, Imprenta de Yenes, 1843, 2 vols. y cotejada con la edición crítica de José Francisco Gatti (Barcelona, Labor, 1972, pp. 295-334).]



PERSONAJES
 

 
PETRA,   maja.
JUANA,   maja.
UNA CAPITANA.
UNA VIUDA.
AQUILINA,   criada de la CAPITANA.
CELIDONIA,   criada de la VIUDA.
NICANORA,   costurera.
JORGE,   sastre.
LA SASTRA,   su mujer.
EL MORENO,    novio de la PETRA.
EL CASERO,   amigo de la JUANA.
UNA VIEJA.
UN ALGUACIL.
UN INVÁLIDO.
UN ALFÉREZ.
UN VALENCIANO.
GERVASIO,    bordador 1.º
ARMENGOL,   bordador 2.º
UNA CIEGA.
UN CIEGO.
OTRO VALENCIANO.
UN ABOGADO.
UNA PASIEGA.
MAJOS MÚSICOS.
 

La escena se supone en Madrid.

 



 

El teatro representa el patio de una casa de muchas vecindades. En él habrá una fuente al foro y tres puertas debajo de un corredor, que son de tres vecinos, y a cada lado del tablado habrá otras dos, con sus números, desde 1 hasta, 7. Por un ángulo del patio se verá parte de la escalera que sube al corredor, que será usado, y en él se verán las puertas de otros cuatro vecinos, y sobre el tejado dos buhardillas, a que se asomarán después dos personas.

 
 

Las puertas todas estarán cerradas a excepción de la del número 1, a la que estará el MORENO, de majo, sentado y de mal humor. A la del número 7 estarán sentados JORGE y la SASTRA, cosiendo de sastrería y cantando cuando se prevenga. La del número 3 estará entreabierta. La NICANORA y CELIDONIA, lavando a la fuente y cantando las seguidillas siguientes, lo más alto que puedan, según su carácter. De rato en rato se asomará al corredor alguno de los bordadores, que viven al número 11, observando a las que lavan.

 
 

(Seguidilla manchega.)

 
    «Vale una seguidilla
de las manchegas
por veinticinco pares
de las boleras.
    Mal fuego queme 5
la moda que hasta en eso
también se mete».
MORENO
¡Oh vísperas celebradas
de San Juan y de San Pedro!
Todos cantan tales noches; 10
sólo suspira Moreno.
 

(Canta la SASTRA al aire de jota o tirana. Ínterin canta, sale el ALGUACIL, de golilla, y se entra en el número 5.)

 
SASTRA
    «Dijo una niña a su madre,

 (Música.) 

porque la mandó coser:
menos coser, madre mía,
de todas labores sé. 15
    ¡Cuántas niñas hay en este mundo
que presumen de todas labores
y con esto escarmientan al bobo,
que se casa con ellas sin dote!
    Ésta sí que es tira-tirana; 20

 (A dúo con el SASTRE.) 

ojo alerta, cuidado, señores,
que aunque tengan las caras de plata,
muchas tienen las manos de cobre».
PETRA
¿Qué haces ahí fuera sentado?

 (Sale de número 1.) 

MORENO
Lo propio que en pie allá dentro: 25
rabiar.
PETRA
Pues antes que muerdas,
a saludarte.
MORENO
¡Qué genio
tienes!
PETRA
¿Dempués de dos años
ahora salimos con eso?
MORENO
Repudrido estoy.
PETRA
Pues antes
30
que apestes, al basurero
de las Vestillas.
MORENO
¿Te estorbo?
PETRA
Me calientas el asiento,
y hace calor. Ahúpa y marcha.

 (Le levanta.) 

MORENO

 (Con sosiego.) 

Mira, Petra...
PETRA

 (Resuelta.) 

No cansemos
35
al auditorio; u orquesta
con todos los enstrumentos,
como le dio a la Juanilla
de arriba su macareno
la víspera de San Juan, 40
o hacer cuenta que se han muerto
las manos y las palabras
que te di de ser mi dueño.

 (Vase cerrando la puerta y llevándose la silla.) 

MORENO

 (Suspenso y arrimado a la tapia.) 

¡Qué perra es! Y cuanto más
me enrita, más la requiero 45
y me encanija... ¡Ah, fortuna,
cuántos hombres de provecho
has perdido y han perdido
sus gustos y sus aumentos
sólo por la friolera 50
de que no tienen dinero!...
Adelante.

 (Pensando.) 

SASTRA

 (A media voz.) 

¿Jorge, has visto?...
SASTRE
Abundia, canta y callemos.
MORENO
Adiós, señores.

 (Vase determinado.) 

SASTRES
Él vaya
con usted, señor Moreno. 55
 

(Sale y pasa el INVÁLIDO, con un pollo en la mano, que va a su buhardilla.)

 
SASTRE

 (Canta.) 

    «Al amanecer, por seda
envió a su mujer un sastre,
y no la halló del color
hasta las tres de la tarde.
    ¡Qué dolor era ver a la sastra 60
por las lonjas, la plaza y las calles
con la muestra buscando una onza,
sin hallar quien la diera un adarme.

 (A dúo.) 

    Esta sí que es tira-tirana
esto sí que son duros afanes, 65
buscar uno lo que le hace falta
y no hallarlo por bien que lo pague».
MORENO
¿Petra?

 (Sale.) 

PETRA
Perdone por Dios,

 (Dentro.) 

hermano.
MORENO
No me chanceo.
PETRA
Ya lo oigo: ¿qué quieres?

 (Dentro.) 

MORENO
Abre,
70
y lo sabrás.
PETRA
¿Qué tenemos?

 (Sale.) 

MORENO
Ya tienes música.
PETRA
¿En forma?
MORENO
Mira, he topado al maestro
de capilla de los niños
dotrinos, que tiene un yerno 75
que toca la chirimía
como un clarinete.
PETRA
Bueno.
MORENO
Dice que él traerá un bajón
y un bajoncillo, lo mesmo
que un órgano. Que también 80
vendrá su vecino el ciego
con la gaita zamorana,
el lazarillo y el perro.
PETRA
Anda fuera.

 (Dando con el pie.) 

MORENO
Y si me da
mi camarada el sargento 85
de Suizos el tamborón
de la retreta, yo apuesto
a que aturdimos el barrio:
y a que no se da en el reino
otra música como ella 90
esta noche de San Pedro.
Prevén confites y vino,
para que tome un refresco
la orquesta, y deja a mi cargo
lo demás del lucimiento 95
de la función. ¡Con qué envidia
oirá la Juana el estruendo!
¿A qué hora vendrán?
PETRA
¿A qué hora?
Te vas tú a la...
MORENO
Ya.
PETRA
¿Con ellos?
¡Pencado te vea yo, amén, 100
y arrancando los cimientos
del Peñón de Gibraltar
con los dientes!
MORENO
Ve diciendo:

 (Contoneándose.) 

si quieres ver a los tuyos
bailar en tierra el bolero, 105
antes que venga la orquesta,
que todavía me acuerdo
de que soy hombre...
PETRA
¿Qué?
MORENO
Hombre;
aunque no tenga dinero.
PETRA
¿Sin plata y hombre? Tú solo 110
tendrás ese privilegio:
porque, como el otro dijo,
las gentes dan el aprecio
sigún su peso a la plata,
y al hombre sigún sus pesos. 115
MORENO
¡Lo que sabes!
PETRA
Más que tú;
que te metes en empeños
con mujeres tal cual de honra
y no sabes salir de ellos.
MORENO
Si el hombre más alto... ¿Qué hombre? 120
Si el sol dende el quinto cielo
se atreviera a cortejar
el menor zapato viejo
que tú desechas, verías
el hombre que soy yo. Entremos 125
y te diré lo demás.
PETRA
Si ya lo sé: además de eso,
que está mi madre en vesita
a vesitar un enfermo,
y aunque sabe lo que sabe 130
de nuestras cosas. no quiero
que sospeche mal. Dempués

 (Torciendo el hocico.) 

de la música hablaremos
por la reja, que estaré
desvelada del estruendo 135
del tamborón, para darte
las gracias por el obsequio,
y adiós... Hasta nunca.

 (Enfadada.) 

¡Vaya,
que eres hombre de provecho!

 (Cierra la puerta.) 

MORENO
Esto se acabó a capazos. 140
¿Si no hay blanca, qué remedio?
SASTRES
Ji, ji.

 (Riéndose.) 

MORENO
¿Se ríen ustedes?
SASTRE
¡Pues si ésta ha pegado medio
par de calzones en vez
de una manga a este chaleco! 145
MORENO
¿Qué, no sabe pegar mangas
la señora?
SASTRES
No, por cierto.
SASTRA
No mientas.
SASTRE
¡Como soy sastre,
que es verdad!
SASTRA
¡Ya eres tú bueno!
SASTRE
Aunque sea poco devoto, 150
bien sabes tú que en los tiempos
que hay más procesiones es
cuando más pendones llevo.
MORENO
¡Mal arbitrio! Pero no

 (Pensativo.) 

hay otro.

 (Resuelto y se va.) 

ALGUACIL
¿Señor Moreno,
155

 (Sale de majo y le detiene.) 

dónde va usted?
MORENO
Aquí a un recado.

 (Vase.) 

SASTRE

 (En tono de chisme.) 

Amigo, va hecho un veneno,
porque la Pretona quiere
que la dé música, y creo
que no tiene un cuarto.
ALGUACIL
¡Es lance!
160
SASTRE
Pues usté, a lo que sospecho,
alguno tiene de cuenta,
porque ha venido corriendo
a quitarse el uniforme,
y en un santiamén se ha puesto 165
de majo.
ALGUACIL
¿Y lo extraña usted?
SASTRE
Sí.
ALGUACIL
¡Pues algo será ello!...

 (Hace que se va y vuelve.) 

¡Ah! ¿Sabe usted para qué
me envía a llamar el casero?
SASTRE
Ni quiera Dios que lo sepa. 170
ALGUACIL
A bien que no está muy lejos.

 (Al irse.) 

VIEJA
¡Qué infamia! ¡Yo le aseguro

 (Sale.) 

al bribón del carnicero!...
ALGUACIL
¿Qué es eso, tía Celestina?
VIEJA
¿Cuándo está usté de repeso, 175
señor don Trifón?
ALGUACIL
Mañana.
VIEJA
¡Pues no me ha dado el perverso,
en media libra de carne,
más de una libra de hueso!
ALGUACIL
¿Y sabe usted cuál ha sido? 180
VIEJA
Sí, señor.
ALGUACIL
Pues yo la ofrezco
que la pagará: usté acuda
tempranito y nos veremos.

 (Vase.) 

VIEJA
¡Y cómo que acudiré!
SASTRE
¿Nos da usté un polvo?
VIEJA
No quiero.
185
SASTRE
¡Si se le ha antojado a ésta!...
VIEJA
No importa; que yo me acuerdo
que fui... ¡ah, tristes memorias!
antojadiza en extremo;
y el que pudre, a puro azote, 190
me quitó el achaque presto
y de raíz. Haga usted
con mi vecina lo mesmo.

 (Vase muy aguda por hacia el foro a su buhardilla.) 

SASTRA
¡El demonio de la vieja...,
que si la cojo, de un vuelo 195
la he de echar!...

 (Se levanta.) 

SASTRE
Mujer, no hagas
fuerza, ni aun de pensamiento;

 (Sosegándola.) 

que hay pocos sastres y puedes
malograr nuestro heredero.
ALFÉREZ
Dios guarde a ustedes.

 (Sale receloso.) 

SASTRA
¿A quién
200
busca este oficial?
SASTRE
Veremos.
ALFÉREZ
Número diez me parece
que me dijo.

 (Reconociendo.) 

No le veo.
CELIDONIA
¡Ay! Un oficial. Recoge,
chica, que si le ven nuestros 205
bordadores, mal estamos.
ALFÉREZ
Perdona el atrevimiento,

 (Llega a NICANORA.) 

niña, y dime.
CELIDONIA
No respondas.
ALFÉREZ
El número diez.
NICANORA
No entiendo
de números.
GERVASIO
Nicanora,
210

 (Desde el corredor.) 

despacha cuanto más presto
puedas, que tengo que hablarte.
NICANORA
Si estamos ya recogiendo...
GERVASIO
Que tú te recojas es
lo que importa y yo pretendo. 215

 (Se entra.) 

ALFÉREZ
¿El número diez?

 (Llega al SASTRE.) 

SASTRE
Arriba.
¿Busca usted a un extremeño
que vende chorizos?
ALFÉREZ
No,
señor.
SASTRA
Si es el aposento
de Juanita.

 (Gritando.) 

Doña Juana,
220
que la buscan a usted.
ALFÉREZ
Quedo;
yo acertaré: muchas gracias.
Mucha vecindad tenemos.

 (Aparte. Se entra corriendo.) 

SASTRE
¿Si traerá éste después la
música del regimiento? 225
SASTRA
Puede ser.
JUANA
¿Quién me llamaba?

 (Sale del número 10.) 

SASTRE
Allá va ya un caballero
oficial.
JUANA
Ya sé quién es.
Una prima, donde suelo
verle, le envía sin duda 230
para ir juntas a paseo.
ALFÉREZ
A los pies de usted, señora.

 (En el corredor.) 

JUANA
Pase usté adelante.
ALFÉREZ
Vengo...
JUANA
Ya sé a lo que viene usted.
Ahora al instante saldremos. 235
GERVASIO
¿Nicanora?

 (Vuelve.) 

NICANORA
Ya me falta
poquito.
GERVASIO
Pues despachemos.

 (Se entra.) 

 

(Sale AQUILINA, criada despilfarrada, con un talego de ropa sobre la cabeza.)

 
AQUILINA
¡Reniego de mi fortuna,
que tan mala es, y reniego
de mi ama! ¿Ha preguntado 240
si he venido?
SASTRE
No por cierto.
AQUILINA
Pues que espere o que se muera,
que con el calor y el peso
no puedo más.

 (Suelta el talego.) 

SASTRE
Pues descansa,
hija mía, y hablaremos 245
en tanto de tu señora.
SASTRA
Me han contado que ha supuesto
ser mujer de un capitán;
y como ha ya mes y medio
que ustedes viven arriba, 250
número nueve, y no vemos
entrar oficial alguno
de tropa... ni un mal sargento
siquiera; y es así maja...
AQUILINA
¡Hay tanto que hablar en eso! 255
SASTRE
Pues cuéntalo, que si llama
los dos te disculparemos.
 

(Se sienta sobre el talego de la ropa que traía en la cabeza; los SASTRES se la acercan; hablan con interés, y en tanto recogen la ropa las que lavan, cantan la seguidilla que sigue. Un poco antes de acabar se sube la NICANORA y entra en el número 8 del corredor, y la CELIDONIA se detiene un poco junto a su puerta número 3.)

 
 

(Seguidilla.)

 
    «El dueño de mi vida,
cuando enamora,
no tiene compañero, 260
porque lo borda.
    Tiene mi peto
su corazón bordado
y un ay en medio».
ARMENGOL
Chis. ¿Ha venido tu ama? 265

 (Desde el corredor, a CELIDONIA.) 

CELIDONIA
Todavía no.
ARMENGOL
¿Y hablaremos
a la noche?
CELIDONIA
Por la reja.
ARMENGOL
¿Es muy ligera de sueño?
CELIDONIA
A veces.
ARMENGOL
Ya viene allí.

 (Se retiran.) 

 

(Sale la VIUDA gazmoña.)

 
VIUDA
El Señor conserve nuestros 270
corazones en su santa
paz y nos libre de genios
chismosos, que nos la quieran
perturbar. Amén. Muy buenos
días, señores.
SASTRE
Son tardes.
275
VIUDA
Como es vigilia, y yo creo
que ayunares no comer,
y lo acostumbro, no cuento
las horas. Voy a tomar
tres pares de huevos frescos, 280
que serán mi colación
y comida al mismo tiempo.
La paz, repito, mi amada
paz, no se aparte del seno
de nuestro corazón.
SASTRE
Dios
285
se la dé en abundamiento,
señora doña Cleofé,
VIUDA
Amén... ¿Pero qué estoy viendo?
¿No eres tú la criadilla
de la capitana? ¡Bueno! 290
¡Tu ama te estará esperando,
y tú con tanto sosiego
en conversación! ¿Vecina?

 (Gritando.) 

AQUILINA
Calle usted, por Dios.
VIUDA
No quiero.
¿Mi sa doña Sinforiana? 295

 (Gritando.) 

CAPITANA
¿Qué sucede?

 (Sale del número 9.) 

VIUDA
Que al momento
despida usté a su criada,
o la prive el chismoteo
con los sastres.
SASTRE
Poco a poco
con los sastres.
AQUILINA
Si yo vengo
300
del río...
CAPITANA
Desvergonzada,
sube la ropa.
AQUILINA
¡Y que luego
me casque usted!
CAPITANA
Subelá.
AQUILINA
Por usted...

 (A la VIUDA.) 

VIUDA
¿Qué estás diciendo,
muchacha? ¡Pues soy yo amiga 305
de andar en chismes y cuentos!
CAPITANA
Si bajo te he de matar.
VIUDA
La paz de Dios... ¡Jesús, esto
no es para mí!... Celidonia,
abre, que me bamboleo. 310
 

(Abre CELEDONIA y se entra en el número 3.)

 
AQUILINA
¡La gazmoña!
CAPITANA
Una estaca
te he de romper en el cuerpo.
SASTRE
Ya verá usted lo que se hace;
y basta que esté por medio
mi persona.
CAPITANA
¡Puf! ¿Un sastre
315
podía quitarme el derecho
de reñir a mi familia?
SASTRE
¡Qué familia! Un arrapiezo
de criada.
AQUILINA
Dice bien:
pues yo soy su cocinero, 320
lavandera, costurera,
su modista, yo la peino,
yo la pinto y si se ofrece
alguna vez papeleo.
SASTRE
¿También eres secretaria? 325
AQUILINA
¡Mucho! ¡Ya me echará menos!
CAPITANA
¿Yo a ti?
AQUILINA
¿Lo quieren ustedes
ver? Pues la ropa me llevo
en prendas de mi salario;
y si no me echa un empeño, 330
ha de tener ocho días
más la camisa en el cuerpo.

 (Vase.) 

CAPITANA
Tío Jorge, sígala usted.
SASTRE
Voy a ponerme al momento

 (Despacio.) 

decente. Sácame medias, 335
mujer...
 

(Sale JUANA, de basquiña y mantilla, con el ALFÉREZ.)

 
JUANA
Oiga usté un secreto,
señor Jorge.
CAPITANA
Está ocupado.
JUANA
Soy su parroquiana y creo
me atenderá.
SASTRE
Sí, señora.
CAPITANA
Yo le tenía primero 340
empleado.
JUANA
Si usted calla,
le despacharé más presto.
¿Sabe usté si a doña Petra
la da música el Moreno
esta noche, a qué hora es, 345
y de cuántos estrumentos?
SASTRE
Quince había la otra noche
en la de usted.
JUANA

 (Irónicamente.) 

¡Oh, de aquello
hay poco! Pero habrá más
esta noche y no lo quiero 350
perder, que voy a salir.
SASTRE
No sé.
JUANA
¿Habrá repartimiento
de esquelas naturalmente?
 

(Sale PETRA.)

 
PETRA
Cuando convide al entierro
de alguna amiga, usaré 355
de todo ese cumplimiento.
JUANA
Petra, ¿y quién es esa amiga?
PETRA
Juana, la que me está oyendo.
JUANA
¿La capitana?
CAPITANA

 (Enfadada.) 

Pues calla
la capitana, callemos; 360
porque ésa, si la preguntan,
suele responder muy recio.
PETRA
La que yo digo, quisiera
ya ser capitana; pero
la ha dado una alferecía 365
hoy de repente y recelo
que no llegue ni a tinienta.
JUANA
¿Y tú a qué llegarás?, que eso
ya es provocación: a mueble
de otro mueble, tan en cueros 370
naturales que no tiene
la víspera de San Pedro
para pagar una mala
bandurria o un par de ciegos.
PETRA
Lo tiene, y lo gastaría, 375
si yo tuviera tu genio;
pero yo no quiero ruidos
en mi galán, sino afectos.
JUANA
¡Agua va!
PETRA
Échate de golpe,
te apararé en un pañuelo, 380
para que no se nos quiebre
o se lastime ese cuerpo
de alfeñique.
JUANA
Como el tuyo;
hija, no nos engañemos,
que entre las dos no hay dos onzas 385
de diferencia en el peso.
PETRA
Pero esto es oro macizo.
JUANA
Podías prestarle al Moreno
un trozo de aquella parte
adonde te hiciera menos 390
falta; tendrías orquesta,
y el barrio, divertimiento.
PETRA
Bien dicen, que cada gallo
canta allá en su gallinero,
y empingorotao.
JUANA
Si
395
no me oyes, verás qué presto
estoy abajo.
ALFÉREZ
Señora...

 (Se apartan para bajar.) 

JUANA
No se perderá el paseo:
siga usted.
SASTRE
Señora Petra,
métase usted allá adentro. 400
PETRA
¿Yo?
SASTRE
Sí, señora; yo como
amigo se lo aconsejo,
no haya lo que haya, y después...
VIUDA
¿Y qué se mete él en eso?
Cuando la provocan, ¿debe 405
callar? El toro más lerdo
respinga cuando le clavan
las banderillas de fuego.
Hija, nadie es más amante
de la paz, pero hay extremos 410
en que la lengua y las manos
deben usar de sus fueros,
que para algo nos dio ésta,

 (Señala a la lengua y manos.) 

naturaleza sin hueso,
y estotras con tantas uñas 415
y tan flexibles de nervios.
PETRA
Quedo enterada.
 

(Sale JUANA por el patio terciando la mantilla.)

 
JUANA
Aquí estoy.
¿Qué la estaba usted diciendo?

 (Al SASTRE.) 

SASTRE
Que ya que esta noche no haya
música, que haya silencio. 420
VIUDA
La dije lo que conviene
hacer en casos como éstos.

 (Se retira.) 

PETRA
¿Qué pudiera decir doña
Cleofé que no fuera bueno?
JUANA
Y muy conforme a la paz. 425
SASTRE
Ya estoy aquí.
PETRA
Ya te veo.
JUANA
¿Y qué quieres, pierna o lomo?
PETRA
Suelo tirarme al pescuezo
a veces.
JUANA
Y yo a la falda.
PETRA
¡Provocativa!
JUANA
Es incierto,
430
que yo hablaba con don Jorge.
SASTRE
Ése soy yo.
PETRA
No lo niego.
¿Pero qué hablabas?
JUANA
De ti...,
que nos estás corrompiendo
con fanfarria y eres una... 435
pobre.
PETRA
Podía no serlo:
que antes que tú te mudaras,
el sobrino del casero
me quiso a mí cortejar.
JUANA
¿Y de eso a mí?...

 (Contenida.) 

PETRA
Ya te entiendo.
440
SASTRE

 (Con bufonada.) 

Señor alférez, si gusta
retirarse usted, bien creo
que le va a decir a Petra
algo del otro cortejo
a la Juana.
ALFÉREZ

 (Turbado.) 

Esa señora
445
de su voluntad es dueña,
y a mí no me importa. Doña
Juanita, allá fuera espero.

 (Vase.) 

JUANA
Aguarde usted. ¡Vecinillas

  (Al ALFÉREZ. Poniéndose la mantilla.) 

por fin! La culpa me tengo 450
yo de vivir, sino en casas
de gentes de fundamento.

 (Vase.) 

LAS MUJERES
¡Cómo vecinillas! Es
una infamia aguantar esto.
Agarrarla.
SASTRE
Cuando vuelva
455
mejor es cogerla en medio
y echarla a dormir al Prado.
TODAS
¡Viva, viva el pensamiento!
PETRA
Pues naide se niegue.
TODAS
¡Viva!
 

(Sale el ABOGADO, con golilla, muy serio.)

 
ABOGADO
Ahí detrás viene el casero 460
con don Trifón, el ministro,
y una mozuela que han preso.
TODOS
Chis, chis.
 

(Todos los vecinos que la curiosidad de la camorra sacó a las puertas, al oír al ABOGADO, se encierran; los sastres recogen, de suerte que se queda todo en el mayor silencio, y el ABOGADO, solo y suspenso; y luego va a llamar a la puerta número 6, mirando a todas partes.)

 
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