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1

Se ha dicho, hasta constituir una especie de teoría dramaturgia, que la escena del Barroco practicaba un «horror vacui» constante. Sin que llegue esta explicación a ser anulada totalmente -pues no es aquí el lugar-, sí que deseamos destacar que este recurso de escenario vacío aunque sonoro -teatralmente tan eficaz al crear expectativas-, no es excepcional. El mismo Calderón lo usa en otras ocasiones, vid. vg. La Plazuela de Santa Cruz, vv. 19-26, y también una situación parecida en El sacristán mujer, vv. 22 y, ss.

 

2

Tarabilla: tropel de palabras dichas con prisa (DA). Cf. nota a v. 12 de La Franchota y v. 204.

 

3

Exento: carente de vergüenza (DA).

 

4

Pedrada: exclamación para indicar que uno merece castigo por alguna acción (DA).

 

5

Navidad. En plural se toma por lo mismo que muchos años (DA). Es una pulla que, con frecuencia, se aplica al Vejete en los entremeses incluso entrado el siglo XVIII. Así, Torres Villarroel en Sainete del Valentón (cd. J. Hesse, Madrid, Taurus, 1969, p. 45): «anturión sumergido en Navidades».

 

6

Alusión a las actrices María de Riquelme, esposa de Manuel Vallejo, de cuya compañía formó parte en 1631, muriendo en 1656 (Rennert, p. 481), y María de Heredia, que participó en los escándalos más novelescos de la época llegando a estar encarcelada. Murió sobre 1658 (Rennert, pp. 408-409).

 

7

Patillas: nombre vulgar dado al diablo (DA). Así la frase es una deformación de la tópica «¡Vade retro, Satanás!».

 

8

Debe tratarse de las típicas «quesadillas» de Carnestolendas, tortas hechas de queso o mazapán. En los vv. siguientes se citan otros ejemplos de la gastronomía de Carnaval.

 

9

Toda la exposición del Vejete (vv. 30-37 y 52-66) es un condensado cuadro de las costumbres carnavalescas, por ejemplo la de arrojar «huevos de olor», es decir, conteniendo líquidos perfumados. Explicaremos en notas sucesivas algunas de estas peculiares costumbres, a partir de la información que proporcionan casi todos los autores que se han acercado a la historia cotidiana de la época, sobre todo nuestro infatigable gacetillero Deleito y Piñuela, También se divierte el pueblo, Madrid, Espasa-Calpe, 1954. Para un estudio rigurosamente etnológico de esta fiesta, vid. J. Caro Baroja, El Carnaval, Madrid, Taurus, 1979, quien, por cierto, utiliza el entremés de Calderón para ilustrar las celebraciones del antiguo rito de los Carnavales (pp. 52 y 58 y ss.) como ya hiciera F. Pérez González, «Comedias y bailes en Carnestolendas». La Ilustración Española y Americana, XLVIII, 1904, t. I, pp. 70-71, 87, 90, 103, 106, 119, 122. Entre los costumbristas del seiscientos fue Zabaleta el que dejó mejor relación de la fiesta (El día de fiesta por la tarde, ed. J. M. Díez Borque, Madrid, 1977, pp. 176-193). En los mismos entremeses encontramos relaciones muy semejantes a la del Vejete que iluminan con gran riqueza descriptiva estas costumbres. Sirvan de ejemplo La maestra de gracias, de Luis Belmonte (Rainillete, pp. 155-156, vv. 19-37), y El Abadejillo, de Quiñones (Cotarelo, t. II, pp. 581b-582a).

 

10

Civil, vid. nota al v. 117 de La Casa de los Linajes.