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Los embustes de Celauro

Lope de Vega



[Indicaciones de foliación en nota.1]



  —fol. 216r→  
PERSONAJES
 

 
GERARDO,   viejo.
LUPERCIO,   su hijo.
FULGENCIA,    dama.
[ESTEBAN,   niño.]
[ENRIQUE,   niño.]
CELAURO,   gentilhombre.
LEONELA,   hermana de Celauro.
OTAVIO,   caballero.
SABINO,   su criado.
RISELO,   su criado.
ALFREDO,   su criado.
ARISTO,   su criado.
FELICIO.
PINARDO.
ORFINDO2.
SIRENO.
BELARDO.





ArribaAbajoActo I

 

GERARDO, padre; LUPERCIO, hijo.

 
GERARDO
¡Traidor! ¿Con una mujer
tan loca y pobre te casas?
LUPERCIO
Siempre para bien hacer
tienes las manos escasas,
y largas para ofender.5
Padre, el báculo reporta.
GERARDO
¿Por qué, si me rompe y corta
tu infamia el de mi vejez,
y yo sé bien que esta vez
volverle espada me importa?10
Y no ha estado más tu vida
que en traer esta cayada,
en vez de la espada, asida,
para la mano arrugada,
no para el lado ceñida.15
LUPERCIO
¡Pluguiera a Dios que lo fuera,
porque menos me afrentara
cuando la muerte me diera,
y esta sangre de mi cara
—fol. 216v→
honradamente saliera!20
Soy tu hijo, y caballero.
GERARDO
Pues ¿qué tiene de grosero
que uno y otro la derrame?
LUPERCIO
Porque es la del palo infame
y honrada la del acero.25
GERARDO
Luego las leyes del duelo,
¿tocan a los padres?
LUPERCIO
Tocan
a cuantos hoy cubre el cielo.
GERARDO
Tus locuras me provocan
a honrar de tu sangre el suelo.30
LUPERCIO
Tu ira, señor, contenta;
mas ¿por qué no está a mi cuenta?
GERARDO
Porque el padre y el señor,
la justicia y el mayor,
no pueden hacer afrenta:35
antes yo me vengo en ti
de la que me has hecho a mí,
si un loco puede afrentar.
¡Tú te pretendes casar
sin mi gusto!
LUPERCIO
Escucha.
GERARDO
Di.
40
LUPERCIO
¿Quién te ha dicho que me caso?
GERARDO
El pueblo, que es voz de Dios.
LUPERCIO
No es su voz en cualquier caso:
ni es pueblo un hombre o dos,
o una calle por quien paso.45
GERARDO
¿Cómo no?
LUPERCIO
Pruébolo.
GERARDO
Di.
LUPERCIO
Si aquel que me envidia a mí
lo dice de malicioso,
voz de Dios y de envidioso
no puede ser.
GERARDO
Es ansí.
50
Mas di: la justicia en Dios,
¿no es atributo?
LUPERCIO
Sí es.
Cristianos somos los dos;
y que esta temáis después
es ejemplo para vós.55
GERARDO
Pues Dios, para castigar,
¿no suele a veces tomar
los malos por instrumento?
Luego es llano el argumento:
justicia se han de llamar.60
LUPERCIO
En cuanto aquel ministerio.
GERARDO
Pues aqueste vituperio
de mi honor por tu ocasión
tiene esta misma razón,
y yo en ti paterno imperio...65
pero ¿para qué disputo
contigo, si tengo en ti
poder [pleno y]3 absoluto?
LUPERCIO
¿Qué tienes tú contra mí
si tu mandado ejecuto?70
GERARDO
Mi sangre.
LUPERCIO
La que has sacado,
por eso no te la pido.
GERARDO
¿Cómo?
LUPERCIO
Porque me la has dado.
GERARDO
¡Ah cordero en el vestido
y en piel de lobo aforrado!75
Dime luego la verdad:
¿quién es aquesta mujer?
LUPERCIO
Mujer es de calidad.
GERARDO
Luego ¿haste casado?
LUPERCIO
Ayer.
GERARDO
¿Hay tan notable maldad?80
¡Justicia venga del cielo
sobre ti!
LUPERCIO
Tente, señor,
que no fue en esto mi celo
más que probar tu rigor.
¿Vesme aquí echado en el suelo?85
GERARDO
¿Que no lo has hecho?
LUPERCIO
Quería,
pero ya que sé tu gusto,
es tu voluntad la mía:
con ella mi gusto ajusto.
GERARDO
Y yo te engendro este día.90
Hoy has nacido, Lupercio;
hoy, con solo obedecer,
mi amor has crecido un tercio;
deja esa vana mujer
y su lascivo comercio;95
deja, hijo de mi vida,
el vano amor, y repara
que has de dejar ofendida
—fol. 217r→
la sangre y virtud más clara
que ha sido vista, ni oída.100
Bien sé qué es tener pasión:
mozo fui; pero ya basta
su infame conversación:
juega, come, viste, gasta,
busca otra nueva pasión,105
haz una gala costosa,
rinde un caballo andaluz
con la espuma rigurosa,
o con el presto arcabuz
el ciervo4 o liebre medrosa.110
¿Qué quieres?, ¿qué has menester?
¿Quiérete coger cercado
por pobre aquesa mujer?
¿Qué debes?, ¿qué te han prestado?
¿Qué es lo que empeñaste ayer?115
No tengas vergüenza: dame
esos brazos, y mi amor
deshaga el amor infame.
LUPERCIO
Deja que a tus pies, señor,
tu sangre en agua derrame.120
No más perdición pasada;
tabla nueva soy desde hoy:
escribe en mí.
GERARDO
No me agrada
que seas papel.
LUPERCIO
Pues soy
piedra en tus manos labrada.125
GERARDO
Esto que ahora te imprimo
quiero que dure, pues es
mi honor el que solo estimo;
no le venza el interés,
pues a tus gastos me animo.130
En esta bolsa contados
van ciento y veinte ducados,
que son, y doce escudos,
dos reales y otros menudos,
por una deuda pagados.135
Espera, ¿quiéreslo ver?
LUPERCIO
No, señor, no es menester,
que así tu crédito afrentas.
GERARDO
Bien se ve, pues no los cuentas,
que no los has de volver.140
Gasta, huélgate, y pasea,
y mi bendición te alcance.
LUPERCIO
Llorar me has hecho.
GERARDO
¿Hay quien vea
tu humildad?
LUPERCIO
¡Dichoso lance!
GERARDO
Que tus desatinos crea.145
Adiós.
 

(Vase GERARDO.)

 
LUPERCIO
Él te guarde, y guarde
la vida del ángel mío,
¿qué miro?, ¿qué estoy cobarde?,
¿cómo este plus no le envío?
Que para amor todo es tarde.150
Corre con el pensamiento
como tiene alas amor.
Pero, ¿hay tan gracioso cuento?,
¿hay tal padre?, ¿hay tal rigor?,
¿hay tan lindo casamiento?155
Pues, señor viejo, paciencia,
que vive Dios que está hecho,
y que es vana resistencia
de un determinado pecho
castigo ni diligencia.160
Piensa un padre que no hay más
de cásate y no te cases,
y que no exceda jamás
un hijo destos compases,
y amor no danza a compás.165
Es muy vieja esta pasión,
con mil trabajos prolijos
para más confirmación,
y con dos hermosos hijos,
sellos desta provisión,170
y no pendientes de seda
sino de tan blanco pecho,
que no hay nieve que no exceda,
y lazo que es tan estrecho
no es bien que romper se pueda.175
  —fol. 217v→  
 

(Entre SABINO, criado.)

 
SABINO
Basta que has dado en la treta
de quien debe, pues te escondes
cuando el pagar te inquieta;
mal a la deuda respondes,
no es satisfación discreta.180
Hoy prometiste llevar
dineros para Fulgencia
y hasla mandado esperar,
sobre su misma paciencia,
plazo que no ha de llegar.185
Advierte que, si es mujer
y se sustenta de ver
tu talle a falta de todo,
que hay dos niños que de un modo
saben llorar y comer.190
Avisa si ha de empeñarse
otra basquiña o baquero.
LUPERCIO
Si un triste quiere ahorcarse,
nunca falta un majadero
que le ayude a rematarse.195
SABINO
¿Estarás muy triste?
LUPERCIO
Estoy,
Sabino, para matarme.
SABINO
¡Deso comeremos hoy!
¿Qué no hay plata?
LUPERCIO
Ni un adarme.
Ahora a venderme voy.200
SABINO
¿De qué estás tan descompuesto?
LUPERCIO
Desta manera me ha puesto
el buen viejo a puros palos.
SABINO
En verdad que no son malos
para no comer tan presto.205
¡Oh!, ¡que le acabe la gota!
LUPERCIO
No, sino el mar de mi amor.
Cuando su campo alborota,
esperaba su favor.
SABINO
Tras tanta brújula, sota.210
¿Qué hemos de hacer?
LUPERCIO
Morir.
SABINO
Bueno.
LUPERCIO
A Italia me quiero ir.
SABINO
Y que se quede al sereno
tu mujer y hijos.
LUPERCIO
O asir
algún vaso de veneno.215
SABINO
¿Querrás brindarme?
LUPERCIO
No quiero
sino bebérmele entero.
SABINO
Si en la mano le tuvieras,
sospecho que dél me dieras.
LUPERCIO
A la ocasión me refiero.220

 (Alce la bolsa.) 

¿Beberé?
SABINO
Ten, pesia tal.
¿Es bolsa?
LUPERCIO
Pues ¿no lo ves?
¿Estarate el medio mal?
SABINO
¡Y aunque todo me le des!
¿Es oro?
LUPERCIO
Sí.
SABINO
Rico metal.
225
LUPERCIO
Fuera como oro potable.
SABINO
Dime, señor, quién te dio
su epictima favorable.
LUPERCIO
Del mismo palo salió
el antídoto admirable.230
Toma, y a la plaza irás,
donde de cenar traerás
con que excedas las comidas
de Cleopatra.
SABINO
¡Eres un Midas!
LUPERCIO
Mido esta bolsa y no más.235
Camina.
SABINO
Traeré un capón.
LUPERCIO
Trae un pavo.
SABINO
¿Habrá perdiz?
LUPERCIO
Con su pimienta y limón,
que es deste invierno el tapiz
y, para el vino, un jamón.240
SABINO
De lo de a dos pelos saco.
LUPERCIO
Yo en tanto a Fulgencia aplaco
desta mi ausencia tardía.
SABINO
¡Ha, cómo Venus se enfría
si faltan Ceres y Baco!245
 

(Váyanse.)

 
 

(Entren FULGENCIA y CELAURO.)

 
CELAURO
Digo que el no haber venido
de lo que digo procede.
  —fol. 218r→  
FULGENCIA
¿Tanto mi desdicha puede?
CELAURO
Mucho en el querer lo has sido
porque, si eres estremada250
en discreción y hermosura,
fue pensión de tu ventura
ser en amor desdichada.
FULGENCIA
¿Que mi Lupercio, Celauro,
quiere bien a otra mujer?255
CELAURO
Su amistad quiero ofender,
porque tu vida restauro.
Digo, Fulgencia, que sí,
y que el no venir a casa
es que por ella se abrasa,260
y no se acuerda de ti.
FULGENCIA
¿De mí no se acuerda?
CELAURO
No.
FULGENCIA
¿Qué dice Celauro?
CELAURO
Digo
que no es Lupercio mi amigo
después que tu fe rompió.265
¡Jesús!, ¿quién imaginara
que, por viles ocasiones,
a tales obligaciones
pudiera volver la cara?
¿Esto es amor?, ¿esto es fe?,270
¿esto es años de amistad?,
¿esto es gusto?, ¿esto es lealtad?,
¿esto en los hombres se vee?
Hombre soy, y desde aquí,
para que mejor te asombres,275
quiero estar mal con los hombres:
quiero comenzar por mí.
FULGENCIA
Dame un poco de lugar
para que mi sentimiento
se pueda de mi tormento280
más a la larga informar;
que, si dél ansí te quejas,
y no te importando a ti,
no sabré yo para mí
las injurias que me dejas.285
En fin, ¿dices que este hombre
quiere bien a otra mujer?
CELAURO
Y digo que lo has de ver,
y saber su casa y nombre.
FULGENCIA
Digo que es poca lealtad290
de una mujer como yo,
a quien Lupercio obligó
con su hacienda y voluntad,
creer dél esta bajeza
sin remitillo a la vista.295
CELAURO
Quien la costumbre conquista
desmiente5 a naturaleza.
El trato te hace estar
tan confïada del daño,
pues no puede el desengaño300
tu loco amor derribar.
Si no juzgas por traición
ser de Lupercio enemigo,
ven esta noche conmigo:
verás su loca afición;305
verás que lo que se goza
se tiene en poco o fastidia,
y que ha de engendrar tu envidia
celos de una hermosa moza.
FULGENCIA
¿Que eso podré ver?
CELAURO
¡Y cómo!,
310
si es secreto que me fía.
FULGENCIA
¡Notable paciencia mía!
Como de burlas lo tomo;
ahora bien, ¿de qué manera
podré verlo?
CELAURO
Rebozada,
315
o como hombre disfrazada
al descuido desde afuera.
FULGENCIA
¿A qué hora?
CELAURO
Entre las doce
y la una la ha de hablar
y, como él acierte a entrar,320
ten por cierto que la goce.
Y si aquesto no te obliga
a estimar mi voluntad,
y su mucha deslealtad
no te ofende y desobliga,325
desde allí me verás ir
donde nunca más me veas.
  —fol. 218v→  
FULGENCIA
Que haré lo contrario creas,
que no me quiero morir.
Somos todas las mujeres330
de un humor tan bien dispuesto,
que nos consolamos presto.
CELAURO
Basta decir que lo eres.
Está a punto prevenida,
que Alfredo vendrá por ti.335
FULGENCIA
¿Qué?, ¿también lo sabe?
CELAURO
Sí,
que es testigo de mi vida.
Ya sabes que los crïados
no se escusan al secreto,
porque son para este efeto340
enemigos no escusados.
En fin, es hombre de bien.
FULGENCIA
Pues llama en siendo ocasión.
CELAURO
Él te hace a ti traición,
y yo a Lupercio también.345
Pero, en fin, más te debía
y menos bien te ha pagado,
pues yo estoy por ti abrasado,
y él entre fuego se enfría.
Voyme. ¡Plega a Dios que sea,350
Fulgencia, para tu bien!
FULGENCIA
Celauro, aun el bien no es bien
para quien no le desea.
CELAURO
Todas estas cosas dichas
verás en dando las once.355
 

(Vase CELAURO.)

 
FULGENCIA
El alma tiene de bronce
quien quiere ver sus desdichas.
La mano pone en la caliente cama
del áspid que el veneno ardiente espira,
desde cerca a las piedras flechas tira,360
el vidrio quiebra, y el licor derrama;
su infamia dice al vulgo y a la fama,
al hambriento león incita a ira,
al toro silba, al basilisco mira,
al vivo fuego quiere asir la llama;365
la jaula rompe al tigre y abre al loco,
en el mar busca la perdida joya,
y escupe cuando menos a los cielos;
la espada del contrario tiene en poco,
y el caballo de Grecia lleva a Troya,370
quien quiere averiguar sus propios celos.
 

(LUPERCIO entre.)

 
LUPERCIO
Mi señora, en hora buena
mis ojos merezcan veros
y se alegre el alma6 llena
de la luz de esos luceros375
de la noche más serena;
norabuena, mujer mía,
—fol. 219r→
salga el sol de mi alegría
y, para dar gloria al suelo,
el aurora de mi cielo380
abra las puertas al día;
norabuena, mi Fulgencia,
vertiendo perlas y rosas,
corra el alba sin licencia
las cortinas temerosas385
de la noche de mi ausencia;
norabuena yo merezca,
después que el sol amanezca,
ver un ángel como vós,
donde la imagen de Dios390
más al vivo resplandezca,
y norabuena os lo diga,
no, amiga, en breve amistad,
mas mujer que a eterna obliga;
aunque si digo verdad395
nunca fuistes más mi amiga:
mil horas, y todas buenas,
por mi gloria, os dan mis penas.
FULGENCIA
¡Qué gracioso habéis llegado!
Las horas que habéis tardado400
me pagáis en horas buenas,
y a quien sin verme se pasa,
hasta en cortesía escasa
la gente de fuera imita,
que norabuena y visita405
es muy de fuera de casa.
¿Qué habéis hecho tantos años?
Horas digo, perdonad.
LUPERCIO
Son mis padres tan estraños,
que anda su riguridad410
a caza de mis engaños.
Mi viejo dice que estoy
casado con vós, mi bien.
FULGENCIA
Dirá cuán indigna soy.
LUPERCIO
Dirá el alma que también415
por un cabello os la doy.
Habla como padre, en fin.
FULGENCIA
No habrá cosa más rüin7
que yo en aqueste lugar.
LUPERCIO
Veneno suele sacar420
un araña de un jazmín.
Mal lo toma si le toco
en que es casamiento justo;
yo niego y sosiego al loco,
porque lo que da disgusto425
se ha de tragar poco a poco;
y así, con no frecuentar
vuestra casa como suelo,
pienso a mi padre engañar.
FULGENCIA

 [Aparte.] 

Bien dijo Celauro. ¡Ha cielo!,430
¿qué tengo más que probar,
que acá no quiere venir?
LUPERCIO
No le podrá persuadir
todo el mundo, si se enoja.
FULGENCIA
¿Eso, señor, os congoja?435
LUPERCIO
¿Quién se lo podrá decir?
FULGENCIA
Que no, mi bien, no, señor,
mejor será desvelalle.
¿No venir acá es mejor?
LUPERCIO
Sí, porque desengañalle440
es dar fuerza a su rigor.
Vendré de noche y vendré
secreto siendo de día
hasta que seguro esté.
FULGENCIA
Ya de la desdicha mía445
bastantes pruebas hallé.
¿Esto hace un hombre?, ¿ansí
paga un hombre a una mujer?
LUPERCIO
¿Qué decís?
FULGENCIA
Pensaba en mí
si era bien ausencia hacer450
por algún tiempo de aquí.
Con mis hijos y licencia
me iré donde vós mandéis,
a Zaragoza o Valencia,
por cuatro meses o seis,455
que podré sufrir de ausencia;
y creed que a esto me atrevo
—fol. 219v→
porque, a casos tan prolijos,
no sin vós, con vós me muevo
que, llevando vuestros hijos,460
en dos pedazos os llevo;
y como ya para vós,
aunque para mí no, es carga,
quiero os dividir en dos,
que al fin la jornada es larga.465
LUPERCIO
¿Lloráis? ¡Oh qué bien, por Dios!
Pues yo os prometo que es día
para tener alegría.
 

(Entre CELAURO.)

 
CELAURO
¿Está aquí Lupercio?
LUPERCIO
Estoy.
CELAURO
Escucha.
FULGENCIA
Sin duda hoy
470
se traza la muerte mía.
Hablándole está al oído:
debe de ser el concierto
entre los dos prevenido;
si esto escucho, si esto advierto,475
¿qué aguardo al mayor sentido?
¿Si hablaré?, ¿si le diré
mis celos a mi enemigo?
LUPERCIO
Cuanto me mandas haré,
que el peligro en el amigo480
es la prueba de su fee.
Fulgencia, adiós.
CELAURO
Mi señora,
perdonad; que no se escusa
a lo que vamos agora.
LUPERCIO8
Parece que está confusa.485
CELAURO
Es que a lo que vas ignora.
¿Has de salir?
FULGENCIA
Venga Alfredo.
 

(Vuélvase a ella CELAURO.)

 
CELAURO
Pues mira que has de callar.
FULGENCIA
Yo sé que cumplir lo puedo
porque, cuando quiera hablar,490
atará mi lengua el miedo.
 

(FULGENCIA quede sola.)

 
FULGENCIA
¡Ay desdichada mujer
entre cuantas han nacido!
Lupercio, esto vengo a ver:
la posesión de marido495
te ha enseñado aborrecer.
Si marido vituperas
la que mis brazos te dan,
y otra que pierdas esperas,
más te quisiera galán500
para que amor me tuvieras.
Hoy muero sin duda alguna.
 

(Entre RISELO, criado.)

 
RISELO
Ya parece que nos mira
favorable la fortuna.
Fulgencia está aquí, y suspira:505
humidad tiene la luna.
Señora...
FULGENCIA
¡Oh Riselo amigo!
RISELO
¿De qué estás triste?
FULGENCIA
No sé.
RISELO
¿No estaba agora contigo
Lupercio?
FULGENCIA
Y de aquí se fue
510
con su amigo y mi enemigo.
RISELO
Alégrate que he topado
a Sabino, su crïado,
hecho un rico despensero,
que la flora del dinero515
ya debe de haber llegado:
pavos, perdices, capones,
buena ternera y jamones
alegre estaba comprando
y, comprándolo, trocando520
muy regalados doblones.
FULGENCIA
¿Qué dices?
RISELO
Lo que te cuento.
FULGENCIA
¡Ay triste!
RISELO
¡Qué!, ¿no ha llegado?
FULGENCIA
Ni lo tiene en pensamiento,
que todo lo que ha comprado525
es con otro fundamento.
  —fol. 220r→  
RISELO
Yo le hablé y es para ti,
que no es para el viejo, no.
FULGENCIA
¿Que, en efeto, te vio?
RISELO
Sí,
y digo que le hablé yo530
y el oro y la cena vi.
FULGENCIA
Cree que es para otra parte
donde ya Lupercio vive.
 

(Entre SABINO.)

 
SABINO
Eso dejarás aparte
y lo demás percibe,535
si sabes del gusto el arte:
capón y perdices asa
y pon el pavo a lo fresco,
que la mano más escasa
hoy hace un brindis9 tudesco540
a la gente desta casa.
FULGENCIA
¿Qué hay, Sabino?
SABINO
Soy veedor
esta noche de una cena
que quiere dar mi señor.
RISELO
¿Ves que para ti se ordena545
toda esta gira y favor?
FULGENCIA
¡Ay Riselo, ya lo entiendo!
Como vio que tú le vías
el oro destribuyendo,
viene para fiestas mías550
este convite fingiendo.
Dame tú que no le vieras,
que nunca viniera acá.
SABINO
¡Qué!, ¿tenemos ya quimeras?
RISELO
No sé, por Dios, triste está.555
SABINO
No debe de ser de veras.
¿Diote cincuenta doblones
Lupercio en una bolsilla?
FULGENCIA
¡Bueno vienes de invenciones!
Pero ¿tal es la cartilla560
donde te enseñan traiciones?
SABINO
Veinte10 escudos me dio a mí,
de ciento y veinte que ahora
sacó al viejo, y yo los vi,
y sé que dijo, señora,565
que eran todos para ti.
Ea, desecha el recato,
porque mostrarte inhumana
parece en tu pecho ingrato,
como quien niega que gana570
por no obligarse al barato11.
¡Linda cena te he traïdo!,
y para mañana un pavo
pequeño, gordo y manido.
FULGENCIA
Hoy de conocerte acabo.575
¡Cuán cierto Celauro ha sido!
¡Ay de mí!
SABINO
Baste.
FULGENCIA
A ver voy
esos regalos.
 

(Vase FULGENCIA.)

 
SABINO
¿Qué es esto12?
RISELO
De todo inocente estoy.
SABINO
¡En qué confusión me ha puesto!580
RISELO
Poco espantadizo soy
que, como conozco amantes,
nunca sus enojos creo,
porque son muy semejantes
a las lunas en que veo585
sus crecientes13 y menguantes.
Ellos llueven y hacen sol
cuando los viene al capricho
el ñublado o arrebol.
SABINO
Sí, pero lo que me ha dicho590
no es bueno, a fe de español.
Entra y mira en lo que entiende,
porque es amor como duende
que siempre escucha y acecha.
RISELO
Voy.
SABINO
Mas de qué la aprovecha
595
si Lupercio no la ofende.
  —fol. 220v→  
 

(Entren CELAURO y LUPERCIO.)

 
CELAURO
Desdicha ha sido, y para mí de suerte,
por haberos sacado desta casa,
que no es menor dolor el de la muerte,
con tal rigor el corazón me pasa.600
LUPERCIO
Menos, por vida vuestra, me divierte
que así mi condición notéis escasa.
Celauro, yo he perdido, ya está hecho,
y es todo sentimiento sin provecho.
Sabino.
SABINO
¿Mi señor?
LUPERCIO
¿Qué hay de Fulgencia?
605
SABINO
La cena truje, y a mirarla es ida.
LUPERCIO
Parte y dile que salga a mi presencia,
que ya espero tenella desabrida.
SABINO
También estotro viene de pendencia,
la vista en los bigotes escondida.610
¡Oh amor! ¿Quién templará tus instrumentos
siendo tus cuerdas locos pensamientos?
 

(Váyase SABINO.)

 
CELAURO
Conozco yo la casa de Ricardo;
díjeos mil veces que no entraseis dentro,
que allí nadie se viste paño pardo.615
LUPERCIO
Mi dinerillo en fin volvió a su centro.
CELAURO
Parábades también a lo gallardo.
LUPERCIO
¡Nunca entre mil azares un encuentro!
CELAURO
¿Qué perdéis? La verdad.
LUPERCIO
Siempre la digo,
que de fanfarrias nunca he sido amigo.620
CELAURO
¿Perdéis seiscientos?
LUPERCIO
Bueno, y cien escudos
de a once reales y de tres cuartillos
recién nacidos, solos y desnudos,
de miedo de mis manos, amarillos.
CELAURO
Con eso ya esta noche iremos mudos,625
que es del gusto el perder cadena y grillos.
LUPERCIO
No puede el interés perdido tanto;
vós veréis que de alegre taño y canto.
¿Dónde decís que viven esas damas?
CELAURO
Todo se os ha olvidado con el juego;630
por la que yo me abraso en vivas llamas,
celoso el padre, pierde su sosiego;
yo, por guardar sus honras14 y sus famas,
—fol. 221r→
a su ventana disfrazado llego;
el padre me conoce y se ha corrido635
de que le ofenda quien su amigo ha sido.
Ella con el castigo ha confesado
que es otro, y no soy yo, y en esta prueba
queda para esta noche concertado
que, como no sea yo, mejor lo lleva;640
llegad a la ventana disfrazado,
que engaños en amor no es cosa nueva
y, como el viejo vea el desengaño,
no temeremos de su enojo el daño.
LUPERCIO
Casi os entiendo, pues si aquesto pasa645
como se traza, el padre se asegura.
CELAURO
Y como antes entraré en su casa,
que es lo que el alma de mi amor procura.
 

(FULGENCIA entre.)

 
FULGENCIA
La mano liberal, la vista escasa
trae Lupercio en esta coyuntura.650
¿Es acaso Celauro convidado?
CELAURO
No es nuevo el verme en vuestra casa honrado,
pero de buena gana lo aceptara
a no tener qué hacer, y así, Fulgencia,
licencia os pido.
FULGENCIA

 [Aparte.] 

¡Qué traidora cara!
655
LUPERCIO
Responde.
FULGENCIA
Vós tenéis, señor, licencia.
CELAURO

 [Aparte a LUPERCIO.] 

En fin, aguardo.
LUPERCIO

 [Aparte a CELAURO.] 

En mi temor repara
y no me hables secreto en su presencia.
 

(Váyase CELAURO.)

 
FULGENCIA
¿Para qué es tan espléndida comida?
LUPERCIO
Para serviros; para vós, mi vida.660
FULGENCIA
¿Para servirme a mí?
LUPERCIO
Pues ¿a qué efeto?
FULGENCIA
¡Rico sin duda estáis!
LUPERCIO
Antes muy pobre,
que el rico a la miseria está sujeto
y el pobre gusta que el sustento sobre.
FULGENCIA
Pues ¿el dinero me tenéis secreto?665
LUPERCIO
Si moneda de oro, plata o cobre
yo tengo en mi poder, Dios me destruya.
  —fol. 221v→  
FULGENCIA
¿Hase visto maldad como la suya?
¿Que no tienes dinero?
LUPERCIO
Ni una blanca.
FULGENCIA
¿Ni hoy tu padre te ha dado cien ducados?670
LUPERCIO
¡Sí que es su mano liberal y franca!
¡Allí los tiene para mí contados!
Si entrara yo en la cueva en Salamanca
y sacara seis diablos conjurados,
no le sacara de un doblón arriba.675
FULGENCIA
¿Así viva mi Esteban?
LUPERCIO
Así viva.
FULGENCIA
¿Que no os ha dado nada?
LUPERCIO
¿Qué es aquesto?
FULGENCIA
¿Por vida de Enriquito?
LUPERCIO
Y de vós propia.
FULGENCIA
Miraldo bien.
LUPERCIO
Verdad os digo en esto,
si palos, para dar, no es voz impropria,680
que por vuestra defensa, descompuesto
su báculo, me ha dado tanta copia
que hoy me costáis la sangre deste lienzo.
FULGENCIA
Mostrad.
LUPERCIO
Este es.
 

 (Muéstrele el lienzo con sangre que trae15 en la faltriquera.) 

FULGENCIA

 [Aparte.] 

¡Qué presto que me venzo!
¿Es posible que aquesto sea mentira?,685
¿es posible que, en trato de diez años,
quepa maldad que así me mueva a ira?
Amor, déjame estar en mis engaños.
LUPERCIO
Vuélveme el lienzo, mi señora, y mira.
FULGENCIA
¿Qué me queréis, crüeles desengaños?690
LUPERCIO
¡Qué divertida estás! El lienzo suelta.
FULGENCIA
Deja, que el alma va en su sangre envuelta.
LUPERCIO
No le laven, señora, por tus ojos;
déjale por testigo deste día.
FULGENCIA
Lavaranle mis lágrimas y enojos.695
LUPERCIO
Con esas perlas no, señora mía.
FULGENCIA
Antes, mi bien, con sus corales rojos,
guardarlas en el lienzo amor podría
y en memoria a los cielos ofrecerlas.
LUPERCIO
¡Qué rico lienzo de coral y perlas!700
FULGENCIA
Vente a cenar, mi bien.
LUPERCIO
Soy tu marido.
FULGENCIA
Habla bajo, no lo oiga algún crïado,
pues por tu padre tan secreto ha sido
—fol. 222r→
que nadie ha de saber que estás casado.
LUPERCIO
De no poder decirlo, estoy corrido,705
que mucho gana el bien comunicado.
FULGENCIA
Tu esclava soy.
LUPERCIO
¡Jesús!, amor lo ha hecho.
FULGENCIA
Aún llevo el corazón fuera del pecho.
 

(Entren LEONELA y CELAURO.)

 
LEONELA
¡Estraña es esa invención!
¿Que hable a Lupercio me mandas?710
Celauro, ¿en qué pasos andas?
CELAURO
En pasos de mi pasión.
LEONELA
¿Y que él me ha de requebrar?
CELAURO
Haz esto por mí, Leonela.
LEONELA
Poner puedes una escuela715
de fingir y de engañar.
CELAURO
Vame en aquesto la vida.
LEONELA
Pues ¿qué resulta en tu bien?
CELAURO
Que la posesión me den
de una esperanza perdida.720
Haz, hermana de mis ojos,
esto ahora por tu hermano.
LEONELA
Que he de obedecerte es llano
y que lo son mis enojos,
pero mira, hermano mío,725
que desdice a tu valor
que yo muestre a un hombre amor.
CELAURO
Del tuyo esto y más confío.
LEONELA
¿No me dirás a qué efeto
eres tercero conmigo730
de tu amigo?
CELAURO
Ser su amigo
y tener dél buen conceto,
porque quiere amartelar
una dama con quien habla.
LEONELA
Bien mi negocio se entabla735
si me pretendes casar.
Mira, señor, lo que haces.
CELAURO
Leonela, tu honor pretendo;
haz esto que te encomiendo,
que así mi amor satisfaces.740
LEONELA
Ve con Dios, que yo estaré
en la ventana esperando.
CELAURO
Y yo a verle requebrando
su ingrata dama traeré.
LEONELA
Eso te debe de hacer745
que intentes eso tan ciego.
CELAURO
Cosas, Leonela, te niego
que un ciego las puede ver.
LEONELA
¿Quieres bien?
CELAURO
Tengo perdida
el alma.
LEONELA
Tu hermana soy,
750
habla.
CELAURO
Satisfecho estoy.
LEONELA
Pues di.
CELAURO
Escucha, por tu vida:
en una casa de juego,
donde reina la fortuna
más que en el mar y en palacio,755
entre lisonjas y burlas,
hice amistad con Lupercio,
un hombre en quien viven juntas
cuantas gracias pensar puedes,
que es poco, aunque pienses muchas;760
pasados algunos días,
de dos almas hizo una
amor, el trato o la estrella
que nuestros pechos ajusta;
confïome sus secretos,765
pareciéndole segura
el arca en que los guardaba,
pero no hay fuerte ninguna;
llevome a ver una dama...
No la consideres rubia,770
así te dé Dios contento,
que harás a mi gusto injuria;
no pienses que de su rostro,
restándome amor la pluma,
—fol. 222v→
quiero hacer vanas quimeras775
con fabulosas pinturas;
no robaré a los jardines,
entre los cuadros de murta,
los jazmines y claveles,
oro al indio, plata al fúcar;780
no diré que es sol, ni imagen,
Venus clara o blanca luna,
sino que es una mujer
que vi por mi desventura,
roca del mar en firmeza,785
tigre de Hircania en la furia,
sibila en la discreción,
y fénix en la hermosura.
Vila en efeto, Leonela,
y que enamorara juzga,790
no digo a un hidalgo noble,
pero a un villano de Asturias;
pasé gran tiempo callando
y, entre estas penas y angustias,
con ser yo quien me sufría,795
fue insufrible mi locura.
Lo que he dicho y lo que he hecho
a quien ama lo pregunta:
pero es labrar en un jaspe
con un vidrio una figura;800
viendo, pues, que no tuvieron
mis penas remedio nunca,
pretendo descomponerlos
y dar principio a las suyas;
quiero que Fulgencia vea805
que de otras mujeres gusta
el más firme de los hombres,
y que a estas horas las busca;
que yo sé que, aunque no olvide
amor que ha tanto que dura,810
dará gusto por venganza
a esta vida, sangre tuya.
Si te parece traición,
mira adónde el amor triunfa,
a Egisto, Tarquino y Paris815
que, amarrados, me disculpan.
¡Y plega a Dios que me vea
en una galera turca,
si es vicio mi pretensión,
sino del amor la culpa!820
LEONELA
Las doce, hermano, han tocado;
déjame que arriba suba
mientras que vas a llamarle.
CELAURO
¡Oh hermana, mi intento ayuda!
LEONELA
Parte, que en la reja espero.825
CELAURO
Advierte que, si te turbas,
me puedes quitar la vida.
LEONELA
Quien ama, todo lo duda.
 

(Vanse.)

 
 

(OTAVIO, caballero; ARISTO, criado.)

 
OTAVIO
Si supieras qué es celos,
yo sé que mi cuidado disculparas.830
ARISTO
No lo quieran los cielos,
que para no ver cosa con dos caras
hay muchas opiniones,
que son aborrecibles los doblones.
OTAVIO
¿Celos tienen dos caras?835
Dime de qué manera, por tu vida.
ARISTO
Si en los celos reparas,
—fol. 223r→
verás bien que no hay cosa más fingida.
OTAVIO
Eso saber deseo,
que entiendo menos, cuando más poseo.840
ARISTO
Cuando un celoso quiere
averiguar sus celos, luego llama,
pues por saberlos muere,
amigas o crïadas de su dama
y, jurando secreto,845
dice que importa para cierto efeto;
no le han desengañado
cuando, escondiendo el que mostraba tierno,
les muestra el rostro airado
y se convierte en furia del infierno:850
ya ves aquí dos caras.
OTAVIO
Digo que por estremo lo declaras.
ARISTO
Pues, si habla con su dama,
verás que la regala y la requiebra
y que su bien la llama,855
y está como una víbora o culebra
oculto entre las flores:
¿estas no son dos caras?
OTAVIO
¡Qué mayores!
ARISTO
Pues todo cuanto intentan,
hablan, regalan, piensan, imaginan,860
fabrican, trazan, cuentan,
prometen, disimulan, determinan,
todo tiene dos caras.
OTAVIO
Luego ¿téngolas yo?
ARISTO
Que se veen claras.
¿No dejaste a Leonela865
esta noche segura?
OTAVIO
Amor me abrasa.
ARISTO
Luego ha sido cautela
volver celoso a ver su calle y casa;
quien ama, ese confía.
OTAVIO
Quien ama teme, cela y desconfía.870
ARISTO
Amor es confïanza.
OTAVIO
Amor es miedo y posesión medrosa
después que el bien alcanza.
ARISTO
Quien quiere está en su centro, allí reposa.
OTAVIO
No hay reposo en quien ama;875
solícito es amor, temor se llama.
ARISTO
Quien duda y teme ofende
—fol. 223v→
la confïanza de la cosa amada.
OTAVIO
Temiendo la defiende,
que del amor es el temor la espada.880
ARISTO
Gente viene.
OTAVIO
Aquí espero.
ARISTO
Mas ¿si fuese tu miedo verdadero?
 

(Entren CELAURO y LUPERCIO en hábito de noche.)

 
LUPERCIO
Quisiera que te hallaras en la cena,
porque fue por estremo regalada.
CELAURO
Para ti por lo menos lo sería.885
LUPERCIO
No lo digas de burlas, que no hay cosa
como la mesa para dos que se aman;
aquel hacer el plato, aquel partirle
lo más sabroso y ver que, si lo come,
parece que es del que lo da sustento890
no tiene igual con los tesoros de Indias.
CELAURO
Dices muy bien, que en esas ocasiones
trinchan los ojos y hace salva el alma,
pues que el saber que gusta de una cosa,
y el haberla buscado con cuidado,895
y ver que come en ella juntamente
la voluntad con el sustento, creo
que puede de placer matar un hombre.
LUPERCIO
¿No estoy bien empleado, por tu vida?
CELAURO
¿Eso preguntas? Es Fulgencia un ángel;900
no he visto yo virtud como la suya.
LUPERCIO
Ni has visto voluntad como la mía.
CELAURO
Lo mismo quiero que, en oyendo a Flérida,
digas de mi firmeza y su hermosura;
la reja es esta; llega, que aquí aguardo.905
LUPERCIO
¿Y saldrá con la seña?
CELAURO
En el momento
que con el pomo en la rodela toques.
 

(Llegue LUPERCIO a la reja.)

 
OTAVIO
¿Qué te parece desto, Aristo?
ARISTO
Digo
que sois casi poetas los amantes.
OTAVIO
¿Parécete que es justo tener celos?910
—fol. 224r→
Prevén la espada.
ARISTO
Mejor fuera el ánimo.
 

(ALFREDO, y FULGENCIA en hábito de hombre.)

 
ALFREDO
Esta es la calle y esta es la ventana.
FULGENCIA
Un hombre está debajo de la reja.
ALFREDO
Si es hombre, no lo dudes que es Lupercio,
mas suele amor hacer de sombras, hombres.915
FULGENCIA
Señas hace.
ALFREDO
Ya sale la señora.
 

(LEONELA en lo alto.)

 
OTAVIO
¿Señas, Aristo? Cosa nueva es esta.
ARISTO
Más nueva me parece que ella sale.
OTAVIO
Matarle quiero.
ARISTO
Tente, que ha venido
bastantemente apercebido el hombre,920
que uno está rebozado en esta esquina
y dos vienen ahora en retaguarda,
de suerte que han de ser cuatro por fuerza.
Pues cuatro a dos es la mitad.
OTAVIO
¡Hoy muero!
ARISTO
Advierte el fin.
OTAVIO
El de mi vida espero.
925
LEONELA
¿Cómo, mi bien, no me habláis?
Que ha rato que estoy aquí.
LUPERCIO
Porque no hay fuerzas en mí
hasta que vós me las dais,
que, como hasta que el sol sale930
todo está mudo en silencio,
no menos me diferencio,
ni él más que esos rayos vale;
y que me habéis hecho salva
y decís que el sol espera,935
soy la calandria primera
que canta en saliendo el alba.
ARISTO
¡A fe que es hombre leído!
¿No ves la comparación?
OTAVIO
Leído habré su traición,940
que letra bastarda ha sido.
ALFREDO
¿No escuchas, Fulgencia bella,
a tu Lupercio?
FULGENCIA
No sé
si al alma crédito dé,
o al traidor que vive en ella.945
¡Que esto pasa!, ¡que esto ven
los ojos que este adoraba!
Hoy con la vida se acaba,
Alfredo16, el amor también.
¿Qué me tienes, honra infame?950
Déjame vengar mi afrenta.
OTAVIO
¿Qué es lo que tu furia intenta?
Oye, ¿quieres que le llame?
FULGENCIA
No, amigo, que aunque estoy loca,
guardo el rostro a mi opinión,955
reprimiendo el corazón
que viene ardiendo a la boca;
que, si faltase esta luz,
con una voz que daría
—fol. 224v→
del pecho se escaparía17960
como18 bala de arcabuz.
CELAURO

 (Aparte.) 

Todo se traza a mi gusto:
Fulgencia se va inquietando;
muere, pues matas amando,
de celos, rabia y disgusto.965
¿Hay bien que a mi bien se iguale?
¡Oh industria, cuánto aprovechas
para fortunas deshechas
donde19 la fuerza no vale!
LUPERCIO
Traigo contento el deseo970
de una esperanza tan loca,
que ya parece que toca
lo que pienso que poseo.
Suplico os que algún favor
confirme esta confïanza.975
LEONELA
Sí haré, por mi fee, si alcanza
tanto la mano de amor.
LUPERCIO
Con la vuestra me contento.
LEONELA
Es imposible alcanzar.
OTAVIO
¡Que a tanto puede llegar980
un cobarde sufrimiento!
FULGENCIA
¿Ves, Alfredo, cómo pide
la mano al galán?
ALFREDO
Sí veo.
LUPERCIO
Pues yo mido mi deseo,
tú, señora, tu amor mide.985
Llega mi deseo a ti,
que va por este favor;
baje a mí tu mano, amor;
verás su medida ansí;
aunque era mejor tu mano990
para esforzarme a subir,
pero ¿quién podrá medir
lo divino por lo humano?
LEONELA
¿No es bueno que sin amor
hablo a un hombre que no veo?995
LUPERCIO
¿No es bueno que sin deseo
estoy pidiendo favor?
OTAVIO
¿No es bueno, Aristo, que esté
aquí un hombre como yo?
FULGENCIA
¿No es bueno que le pidió1000
la mano? ¡Oh traidor sin fee!
ALFREDO
¿No es bueno que tú lo aguardes
pudiéndolo remediar?
OTAVIO
Déjame, Aristo, llegar,
que nunca hay celos cobardes.1005
CELAURO
¿No es bueno que estoy contento
de ver a Fulgencia ansí?
FULGENCIA
Déjame llegar a mí,
que me ahoga el sufrimiento.
ALFREDO
Detente.
FULGENCIA
Déjame hacer.
1010
 

(Llegue FULGENCIA arrebozada a LUPERCIO.)20

 
¡Ah, caballero!, ¿a quién digo?
LUPERCIO
¿Es amigo?
FULGENCIA
No es amigo,
que vós no lo sabéis ser.
LUPERCIO
¿En qué os ofendo?
FULGENCIA
En hablar
esta mujer.
LUPERCIO
¿Esto había?,
1015
¿es vuestra?
FULGENCIA
Si fuera mía,
yo la supiera guardar.
LUPERCIO
Pues ¿qué es lo que pretendéis?
FULGENCIA
Que dejéis este cuidado,
que yo sé que estáis casado.1020
LUPERCIO
¡Vós! Pues ¿de qué lo sabéis?
FULGENCIA
Esto basta, y dame pena
lo que aquí en su ofensa pasa,
y mal guardáis vuestra casa
mientras andáis por la ajena.1025
LUPERCIO
¿Es mi hermano?
FULGENCIA
Soy quien soy.
Salid de la calle luego.
CELAURO
Yo he de perder este juego
si a remediarle no voy.
¡Ha celos, que no guardáis1030
palabra que prometéis!
LEONELA
¡Ha caballeros!, ¿no veis
—fol. 225r→
que mi opinión infamáis?
ARISTO
Había un competidor,
y ya hay dos.
LUPERCIO
Vamos de aquí.
1035
FULGENCIA
Seguidme.
LUPERCIO
Venid tras mí.
¿Hay más estraño rigor?
ALFREDO
A reñir van, ¡qué remedio!
CELAURO
Alfredo, yo soy perdido
si aquesto queda entendido.1040
 

(A un lado riñen FULGENCIA y LUPERCIO.)

 
ALFREDO
Ven, que riñen.
CELAURO
Ponte en medio.
ALFREDO
Paso, señores.
FULGENCIA
No hay paso.
LUPERCIO
¿Quién es?
FULGENCIA
Apartaos de ahí.
LUPERCIO
Dejalde pues.
FULGENCIA
¡Pesia a mí!
De aquesta punta le paso.1045
CELAURO
¿No ves que estoy de por medio?
Lleva, Alfredo, a ese galán.
ALFREDO
Vamos, señor.
FULGENCIA
¡Qué no harán
celos! ¡Oh mal sin remedio!
 

(Váyase FULGENCIA, y ALFREDO, sosegándola.)

 
CELAURO
Echa tú por esta calle1050
y no os encontréis los dos.
LUPERCIO
¿Sabes quién es?
CELAURO
¡No, por Dios!
LUPERCIO
¡Qué buen mozo!
CELAURO
¡Gentil talle!
 

(Váyanse CELAURO y LUPERCIO.)

 
 

(Llegue OTAVIO a la ventana.)

 
OTAVIO
¡Ah señora!, ¿por quién son
las presentes cuchilladas,1055
o aquesta danza de espadas
hecha a vuestra devoción?
LEONELA
¡Ah señor! El que lo mira
y está en la calle envainado,
¿cuánto le cuesta el tablado?1060
ARISTO
¡Gentiles pedradas tira!
OTAVIO
Cuando riñen dos galanes
de una dama tan fingida,
no se ha de jugar la vida,
ni se han de hacer ademanes.1065
Y crea vuesa merced
que, cuando mi causa fuera,
a estocadas los cosiera
yo solo en esta pared.
Mas si con igual querella1070
riñen sobre este lugar,
ventana quiero alquilar
y ver los toros en ella.
LEONELA
¿Es mi Otavio?
OTAVIO
Soy el diablo.
LEONELA
Otavio, señor, espera.1075
OTAVIO
¿Que espere?, ¡gentil quimera!
LEONELA
Oye, escucha. ¿Con quién hablo?
ARISTO
Oye la, señor.
OTAVIO
No quiero.
LEONELA
Oye la satisfación.
ARISTO
Oye, señor, su razón.1080
OTAVIO
¡Déjame tú, majadero!
ARISTO
Mira que está haciendo estremos.
OTAVIO
Ya no hay hablarnos los dos.
LEONELA
¿No queréis?
OTAVIO
No.
LEONELA
Pues adiós,
que mañana nos veremos.1085

 
 
FIN DEL PRIMER ACTO
 
 

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