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221

Véase especialmente «Raquel et l’anti-absolutisme», en Sur la querelle du théâtre au temps de Leandro Fernández de Moratín, Tarbes, 1970, págs. 275-370; «La Raquel de Huerta y la censura», en H.R., XLIII (1975), págs. 115-139.

Sobre la misma tragedia también destacan los siguientes trabajos: Ph. Deacon, «García de la Huerta, Raquel y el motín de 1766», B.R.A.E., LVI (1976), págs. 369-387 y Russell P. Sebold, «Neoclasicismo y creación en la Raquel de García de la Huerta», en El rapto de la mente, Madrid, 1970, págs. 235-254.

 

222

«El que no quiera conocer el teatro español guíese por la colección de Huerta», Historia de las ideas estéticas en España, III, C.S.I.C., 1962, pág. 320.

 

223

Nuestra citada investigación nos ha permitido considerar esta polémica como un punto de referencia básico en la configuración y definición del grupo neoclásico.

 

224

Comedias y Entremeses de Miguel de Cervantes Saavedra (...) con una Disertación o Prólogo sobre las Comedias de España, Madrid, Antonio Marín, 1749, 2 vols.

 

225

Véase Robert E. Pellisier, The Neo-Classic Movement in Spain during the XVIII th. Century, Standford University, 1918, pág. 142.

 

226

La actitud de Huerta mostrada en el Theatro Hespañol no se puede considerar aislada, ni mucho menos como fruto de una demencia pasajera, tal y como ha pretendido la crítica.

 

227

«... y sea lo que quisiere del juicio de los demás, en el mío siempre serán sinónimos los nombres de Crítico, Satírico y Envidioso» (Lección Crítica a los lectores del papel intitulado «Continuación de las Memorias Críticas de Cosme Damián», Madrid, Imp. Real, 1785, pág. XXXI).

 

228

Huerta califica a Voltaire como «... ingenio audaz y bullicioso, que se juzgaba degradado siempre que no se producía con novedad, aunque fuese a pesar de su mismo conocimiento» (Prólogo, pág. LXXXIII).

 

229

La única excepción es Blas Nasarre, ante el cual Huerta mantiene una actitud paradójica. Comienza calificándole como «inicuo censor de Calderón» (Prólogo, pág. X), pero le defiende por haber rebatido a Du Perron de Castera (véase ibid., pág. CLXIV). En Huerta, la defensa de lo español hace desaparecer cualquier diferencia que pudiera existir entre los mismos críticos españoles.

 

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No existe ningún estudio concreto sobre la colección teatral de Huerta, aunque sea citada a menudo. Nuestro trabajo de investigación actualmente en curso pretende subsanar esta laguna en el contexto polémico de los últimos años del autor (1783-1787).