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1

31-17. Unico está aquí tomado en el sentido de «famoso, excelente, insigne», que también tiene en latín: «Nam tu poeta es prorsus ad eam rem unicus.» (Plauti, Asinaria, IV, 1, 3). (N. del E.)1.1

 

1.1

[Mantenemos con una misma numeración los dos tipos de notas que aparecen en el original. Las referentes al aparato crítico se diferencian por presentar numeración de página y línea; las eruditas no presentan indicación alguna.

El aparato crítico del original aparece en Novelas exemplares, edición de R. Schevill y A. Bonilla, Madrid, Gráficas Reunidas, 1922, tomo I, páginas 332 a 341 (N. del E.)]

 

2

31-22. El texto: issclemencias. (N. del E.)

 

3

32-25. Recuérdese el encuentro del Buscón (I, 9) con el viejo sacristán de Majalahonda, que ganaba buenos reales vendiendo a los ciegos coplas y oraciones, y pertenecía a la vida «de los locos que ganan de comer con los que lo son». (N. del E.)

 

4

33-2. Situados, probablemente, junto a la llamada puerta de Santa Bárbara, al N. de Madrid (final de la calle de Hortaleza). (N. del E.)

 

5

33-6. El 26 de julio. La fiesta de Santa Ana fue establecida por el Papa Julio II, en 1510.

El arrabal de Santa Ana estaba «habitado exclusivamente por gitanos, que tenían gran devoción a una imagen de Santa Ana que, colocada en una hornacina, existía en la posesión de los Herreras, quienes luego trasladaron la Santa a la iglesia de Santa María, labrándola capilla propia. Esto dio pretexto a los gitanos para celebrar una romería en la festividad de Santa Ana, bailando a la puerta de la iglesia.

»Referida la tradición, debemos hacer constar que Santa Ana era Patrona de Madrid en siglos anteriores; y, en prueba de ello, citaremos un pedimento de licencia para correr toros, en el que Hernando del Mármol Zapata, procurador general de esta Villa en 1557, dice que “Madrid tenía acordado correr toros el lunes después del día de Santa Ana, abogada y patrona de esta dicha Villa”. De modo que la fiesta no era motivada por los gitanos, ni exclusivamente suya, sino del vecindario de Madrid, que la celebraba el 26 de julio con romería y toros, las dos manifestaciones populares de los madrileños. Y no es sólo el documento citado el que abona nuestra opinión; son innumerables los que se conservan en el archivo municipal, referentes a la festividad de Santa Ana, alcanzando muchos de ellos hasta el siglo XV.

»Dice otra tradición que, en una terrible epidemia que hubo en Madrid, se descubrió en este sitio un nicho con una estatua de Santa Ana, y todos los enfermos de la calle curaron de repente.» (Hilario Peñasco y Carlos Cambronero: Las Calles de Madrid; Madrid, 1889; pág. 496.) (N. del E.)

 

6

33-23. La parroquia de Santa María (al fin de la calle de la Almudena) era la más antigua de las iglesias de Madrid. «Lo más notable de esta parroquia, es la espaciosa capilla dedicada a Santa Ana, que en 1542 se levantó a expensas de Juan de Bosmediano, según el gusto plateresco.» (P. Madoz: Diccionario etc.; tomo X; Madrid, 1847; pág. 708.) (N. del E.)

 

7

35-18. Véase la nota 54-22 del tomo IV de la edición de las Comedias y entremeses. (N. del E.)

 

8

36-2. El texto: meta. (N. del E.)

 

9

36-17. Alava y Viamont9.1 (El Perfecto capitán, 1590; fol. 28) llama batallón al «cuerpo compuesto de 8.000 soldados, repartidos en 32 compañías de a 250 hombres, mandadas por capitán, alférez, un sargento, un furrier y diez conservadores de disciplina, para tener a su cargo la de cada una de las diez escuadrillas de a 25 hombres». Se ve, pues, por el plan de Alava, que el número de capitanes del batallón había de ser reducido y fijo, y a esto aludirá Cervantes. (N. del E.)

 

9.1

Apud J. Almirante: Diccionario militar; Madrid, 1869. (N. del E.)

 

10

36-26. Véase la nota de la pág. 100, en el tomo VI de las Comedias y entremeses. (N. del E.)