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73-5. Conocidas son las descripciones de este tormento, que pueden leerse en los procesos inquisitoriales. El reo era tendido y ligado en el potro, y después de vueltas de garrote en las espinillas, muslos y brazos, se le ponía la toca sobre el rostro, cubriendo boca y narices, y se echaban sobre ella jarrillos de agua. Al penetrar ésta a través de la toca (y arrastrándola un tanto hacia el interior), impedía la respiración. (Compárese Francisco Fernández del Castillo: Libros y libreros en el siglo XVI, México, 1914; págs. 130 y 218. -H. Charles Lea: A History of the Inquisition of Spain; volumen III, pág. 19 y siguientes; New York, 1907.) (N. del E.)

 

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74-11. El texto: ensenada. (N. del E.)

 

53

M. omite «la». (N. del E.)

 

54

75-23. El texto: una. (N. del E.)

 

55

75-25. En Toledo, el mercado franco se celebraba los martes (vide Conde de Cedillo: Toledo en el siglo XVI; Madrid, 1901; pág. 58). Lo mismo ocurría en otros lugares, como Plasencia (vide El Fuero de Plasencia; edición Benavides; Roma, 1896; pág. 66); o Cuenca (Forum, edición Allen, 1, cap. XXVI). Pero en Sevilla (como en Teruel) la feria o mercado se celebraba los jueves (consúltese A. de Castillo Solórzano: La Niña de los embustes, cap. XVII y Rinconete, 228-14), y, probablemente, Cervantes confunde las especies. (N. del E.)

 

56

M.: «transformaremos». (N. del E.)

 

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76-15. Lo mismo que pringuen. «Pringar -escribe Covarrubias- es lardar lo que se asa, y los que pringan los esclauos son hombres inhumanos y crueles.»

«ABENZAR.
¿Así has querido tratar
los comisarios de Argel?
CLARINO.
Estaba ya tan cruel,
que los mandara pringar.»


(Lope de Vega, La Venganza piadosa, jorn. III.)                


(N. del E.)

 

58

M.: «libres y essentos». (N. del E.)

 

59

M.: añade «las». (N. del E.)

 

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81-19. El texto: liallado. (N. del E.)