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Colón y Pinzón, pág. 247.

 

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No dudaríamos en decir rotundamente que la Pinta era propiedad de Cristóbal Quintero, si fuese mejor la letra de unos documentos en que aparece un tal Ojer de Verástegui como «contador de la Pinta», «contador de la Prieta» y «contador de la carabela de Xptoval Quintero». No es pertinente obligar al lector a acompañar en su dolor al investigador que tenga dudas; pero por esta vez pedimos indulgencia mientras digamos que las palabras Pinta y Prieta escritas rápidamente en letra cortesana, pueden bien confundirse; eso además del hecho de que los escribientes hacían bastantes equivocaciones por descuido. Los archiveros peritos, a los cuales hemos llamado en ayuda, no se atreven más que nosotros a decir fijamente cuál de las dos palabras se lea en los casos críticos que tanto nos importan. La dificultad se agrava por la índole de las nóminas, en donde los afortunados marineros que han de ser pagados están seleccionados por razones más claras en aquel entonces que ahora. Cuando no había bastante dinero, y se impacientaban los navieros, los tesoreros hacían combinaciones de varias armadas en una misma nómina, que se prestan a muchas confusiones. Añádese a todo eso que Verástegui cesa como contador de una carabela, pero (como sigue con el mismo sueldo) ha debido de tomar el mismo oficio en otra, y por fin esperamos que el lector nos apruebe la decisión de dejar en el tintero aserciones hasta que podamos documentarlas.

Nuestra opinión particular es que la Pinta pertenecía a Cristóbal Quintero; pero esta opinión está fundada en probabilidades que a la hora de cerrar la prensa no se han cambiado en certidumbres.

 

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En otra página hemos dicho que no parece claro si Pedro Alonso Niño fué en la Niña o en la capitana. Hay testimonio tan diverso que cada miga vale algo, y esta conversación suena un poco como si en aquel momento Pero Alonso se hallaba entre la Santa María y la Pinta, pudiendo hablar con ambos aunque ellas no alcanzaban a hablar directamente entre sí.

Los navíos solían esperar y acercarse a la puesta del sol, así no guardaban siempre el orden de su velocidad; pero este orden habría puesto la nao Santa María detrás de las carabelas más pequeñas. (Véase en el Diario los días 18 y 22 de septiembre y 7 de octubre.)

Por supuesto, se podría interpretar el texto como conversación entre Colón y Pero Alonso en la misma nave; mas estando el testigo en otra, no me parece esta interpretación tan natural.

 

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Véase Pleitos, II, págs. 110-195.

 

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Sancho Ruiz de la Gama.

 

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El señor García de la Riega dice rotundamente en Colón español que este piloto era oriundo de cerca de Pontevedra; en «La Nao Gallega» le pone en la lista del apéndice de los Hijos ilustres de Pontevedra. En el texto dice (Pág. 83) que la circunstancia de llamarse Cristóbal García Sarmiento el piloto de la Pinta, le inspira sospecha de que fué gallego, porque los apellidos «en aquella época y aun hoy formaban un solo nada vulgar y muy notorio a la sazón en la comarca de la actual provincia de Pontevedra... Posible es, y muy probable, que un segundón de dicha familia hubiese abrazado la profesión de marino, y que, por conocer prácticamente aquella parte del océano hubiese dirigido la proa de la Pinta, en el viaje de regreso, y pasada la borrasca, al citado puerto de Bayona, en el cual fondeó. ¿Habrá sido piloto de la Gallega antes de que esta carabela formase parte de la expedición al occidente? Nuestra presunción no tiene nada de extravagante; por el contrario, su fundamento es racional.»

No estamos de acuerdo con la última frase, pero sí con la primera (sobre existencia de la familia noble gallega).

 

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La hija de Juan Niño, casada con Alonso de Vanegas, parece llamarse indiferentemente Leonor Niño y Leonor Quintera. Véase Ach. Ind., Pto. I. 3 6/26, hoja de servicios de Vanegas.

 

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Llamado por el señor Tenorio (y por eso por Vignaud) Juan de Lequeitio, que nos parece una lectura equivocada de la letra antigua (véase la nota en la página 40). Recientemente nos hemos dado cuenta de la probabilidad de otra lectura equivocada de nuestra propia parte. Tenemos entendido que chu es un sufijo diminutivo vizcaíno, y que Chanchu quiere decir Juanito, pero que debe estar la n. La letra de estas cuentas ofrece muchos rasgos que parecen sin significación, salvo que sirven para reunir el conjunto de las letras de una palabra: son, no obstante, iguales a las rayas que señalan la omisión de letras. El nombre aparece dos veces: una vez no tiene raya ninguna; la otra vez las sílabas están divididas por fin del renglón, y cada sílaba lleva su rayita. Que elija el lector entre las cuatro posibilidades.

En cuanto al vascuence, nos remitimos a los que lo saben.

 

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A veces no podemos dar la cita en los tres libros de la Contratación a causa de los desperfectos causados por el tiempo. Todo está completo hasta la segunda toma de cuentas, es decir, hasta el 3 de marzo de 1511. Antes de esta fecha tenemos siempre las tres citas en Sevilla con unas en Simancas (además de que hay otra copia simple en Simancas para los tres asientos que nos interesan en el año de 1508, aunque no llega a los demás). Pero cuando pasemos de la segunda toma de cuentas, pasamos también a otro Libro Mayor que ha sufrido bastante, perdiendo el principio y el fin y varias hojas sueltas del medio; y en la parte que falta estarían seis de nuestros asientos, los cuales, afortunadamente, tenemos en los otros libros. Además, la copia de la Cuenta general que está en Simancas (Contaduría 240) no pasa del finiquito de esta segunda toma de cuentas; el ejemplar de Sevilla es excepcional porque era propiedad del tesorero interesado, quien para su propia conveniencia añadió la nueva cuenta general a la otra, encuadernándolas juntas. Los dos ejemplares imperfectos de Simancas (Contaduría 229 y Estado 7) terminan o empiezan, respectivamente, en fechas que excluyen todos los asientos de la Navidad. Resulta que para los seis asientos de los años 1513 y 1514 tenemos sólo dos citas en vez de cuatro (o a veces cinco). Queda un solo asiento, último de todos; es el de Antonio de Cuéllar en el año 1515. En Simancas no hay detalles para esta fecha y en el Archivo de Indias pasamos a otro legajo (al 39 2 2/9), que también ha sufrido algo y que parece ofrecer una unión inusitada del Manual con el Mayor, con paginación incompleta y con papeles de dos tamaños. Hace difícil el citar, pero el asiento se encuentra en cada uno de los tres libros del legajo.

 

20

Véase Bartolomé García, arriba.

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