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Poesías sueltas


Miguel de Cervantes Saavedra




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Introducción

La dificultad de reunir las poesías sueltas de Cervantes (deficientemente publicadas, en su mayor parte, y contenidas en raros libros, o en manuscritos poco accesibles), hace bastante penosa la tarea del editor. Por otro lado, si se exceptúan algunas, como la Epístola a Mateo Vázquez, o el soneto al túmulo de Felipe II, la mayoría de ellas dista mucho de acreditar la inspiración de la musa cervantina, y solo merecen conservarse por el renombre de su autor.

Nada de particular tendría el hallazgo de otras composiciones de Cervantes, que probablemente se encontrarán sepultadas en archivos y bibliotecas de España o del extranjero. Ni sería extraño que algunas de ellas figurasen como anónimas en los Cancioneros, sin que fundadamente podamos atribuirlas a su verdadero autor. Nosotros hemos cuidado de no incluir en esta colección, sino aquellas poesías cuya autenticidad esté en algún modo probada.

Indudable es que Cervantes no olvidó jamás a Garcilaso, y que influyeron en él notablemente sus contemporáneos de la segunda mitad del siglo XVI (Juan de la Cueva, Laynez, Figueroa, Padilla, etc.), a quienes imita en la   -4-   técnica, en las rimas y hasta en los pensamientos.

Abundan en la poesía cervantina las frases hechas (recuérdense el «suelo hispano», el «triste y bajo estado», la «alta cumbre», el «alto ingenio», etc.), y son frecuentes los contrastes («falta» y «sobra», «vida» y «muerte», «cielo» y «tierra», «paz» y «guerra», «invierno» y «primavera», etc.) Las imágenes, por lo general, son frías y rebuscadas (salvo alguna que otra de feliz ideación), y los conceptos, no muy profundos. Fáltanle soltura, fluidez, dominio del verso, en una palabra; y así debieron de reconocerlo sus contemporáneos, que nunca le alabaron resueltamente como poeta. Tuvo una idea elevadísima de la Poesía, y llegó a hacer de ella una especie de religión, diciendo que es «como una doncella tierna y de poca edad, y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traida por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios.» (Quixote, II, 16). Pero no poseyó, evidentemente, las dotes necesarias para ocupar puesto elevado en el sacerdocio de un culto semejante.





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- I -


Soneto a la reina Isabel de Valois1


Soneto de Mig[uel] de Ceruantes a la reyna D. Isabel 2.ª


    Serenissima reyna, en quien se halla
lo que Dios pudo dar a vn ser humano:
amparo vniuersal del ser christiano,
de quien la santa fama nunca calla:

    arma feliz, de cuya fina malla  5
se viste el gran Phelippe soberano,
inclito rey del ancho suelo hyspano,
a quien fortuna y mundo se avassalla:

    ¿qual yngenio podria aventurarse
a pregonar el bien que estás mostrando,  10
si ya en diuino viese conuertirse?

    Que, en ser mortal, abra de acobardarse,
y assi le va mejor sentir callando
aquello que es difizil de dezirse.

Consta la poesía en el ms. 373 [classement de 1860] de la Biblioteca Nacional de París, y su existencia fue por primera vez señalada en el Catalogue des manuscrits espagnols et des manuscrits portugais de A. Morel-Fatio [Paris, 1892; núm. 602: Recueil de poésies castillanes du XVI.e et du XVII.e siècle; fol. 73 v.]. La 1.ª edición vio la luz en la Revue Hispanique, tomo VI, 1899, pág. 508.



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- II -


Soneto-epitafio a la reina Isabel de Valois


Epitaphio


    Aqui el valor de la española tierra;
aqui la flor de la francesa gente;
aqui quien concordo lo diferente,
de oliua coronando aquella guerra2;

    aqui, en pequeño espacio, veys se encierra  5
nuestro claro luzero de occidente.
Aqui yaze enterrada la ex[c]elente
causa que nuestro bien todo destierra.

    ¡Mirad quien es el mundo y su pujança,
y cómo, de la mas alegre vida,  10
la muerte lleua siempre la victoria!

    Tambien mirad la bienauenturança
que goza nuestra reyna esclarescida
en el eterno reyno de la gloria.

Este soneto, y las tres composiciones que siguen, figuran en el libro: Historia y relacion verdadera de la enfermedad, felicissimo transito, y sumptuosas exequias funebres de la Serenissima Reyna de España Doña Isabel de Valoys, nuestra Señora... Compuesto y ordenado por el Maestro Iuan Lopez [de Hoyos], Cathedratico del Estudio desta villa de Madrid. [Madrid,   -7-   Pierres Cosin, 1569], a los folios 145-146, 148-149 y 157-162.

Compuso López de Hoyos otras obras semejantes, como la Relacion de la mverte y honras fvnebres del SS. Principe D. Carlos, hijo de la Magestad del Catholico Rey D. Philippe el segundo, nuestro señor (Madrid, 1568); el Real Apparato y svmptvoso recebimiento con qve Madrid (como casa y morada de su M.) rescibio a la Serenissima reyna D. Ana de Austria, viniendo a ella nueuamente, despues de celebradas sus felicissimas bodas (Madrid, 1572); el opúsculo In commendationem et encomivm parti triumphi funditus profligata, fortiter superata, ac penitus extincta potentissima classe Turcarum, ab inuictissimo foederis Christianorum Imperatori Ioanne Austr. classis praefecto Max. R. C Philip. II. fratre, Carol. V. Imp. filio: necnon in foeliciss. partum SS. Annae Austr. Philip. (¿Madrid, 1572?), y el In obitvm Illustrissimi ac Reverendiss. D. D. Didaci Spinosae S. E. R. P. Cardinalis... Epicedion (Madrid, 1572), todas ellas de escasísimo valor literario.

Se le encargó de la cátedra de Gramática de la villa de Madrid, en 29 de enero de 1568. Era clérigo, y fue cura de San Andrés. Murió en Madrid el 28 de junio de 1583, siendo aún preceptor del Estudio, Véanse, acerca de López de Hoyos, a Navarrete: Vida de Miguel de Cervantes, págs. 264-268; a Pérez Pastor: Documentos cervantinos, II, 355-363, y a D. A. González Palencia: El Testamento de Juan López de Hoyos (Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos; octubre a diciembre de 1920).

El transcrito Epitaphio (fol. 145 de la Historia) figura como de Cervantes en el Índice del libro de López de Hoyos, el cual escribe al fol. 148 v.:

«Estas quatro redondillas castellanas a la muerte de su Magestad, en las quales, como en ellas parece, se vsa de colores rethoricos, y en la vltima se habla con su Magestad, son, con vna elegia que aqui va, de Miguel de Ceruantes, nuestro charo y amado discipulo.»



  -8-  

Claro está que, el llamar López de Hoyos a Miguel de Cervantes, «nuestro charo y amado discipulo», en un libro impreso en 1569, no quiere decir que Cervantes no hubiera estudiado bajo su dirección bastante antes de tal fecha.






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- III -


Copla real a la muerte de Isabel de Valois


Redondilla castellana3

    Quando dexaua la guerra
libre nuestro hispano suelo,
con vn repentino vuelo,
la mejor flor de la tierra
fue trasplantada en el cielo.  5
    Y, al cortarla de su rama,
el mortifero accidente
fue tan oculto a la gente,
como el que no ve la llama
hasta que quemar se siente.  10

Consta en la citada Historia y relación, fols. 145 y 146, y figura como de Cervantes en el Índice.



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- IV -


Coplas reales a la muerte de Isabel de Valois


Quatro redondillas castellanas, a la muerte de su Magestad


    Quando un estado dichoso
esperaua nuestra suerte,
bien como ladron famoso,
vino lo inuencible, muerte4,
a robar nuestro reposo.  5
    Y metio tanto la mano
aqueste fiero tyrano,
por orden del alto cielo,
que nos lleuó deste suelo
el valor del ser humano.  10

    ¡Quán amarga es tu memoria,
o dura y terrible faz!
Pero, en aquesta victoria,
si lleuaste nuestra paz,
fue para dalle mas gloria.  15
    Y aunquel dolor nos desuela,
vna cosa nos consuela:
ver que al reyno soberano
a dado vn buelo temprano
nuestra muy chara Isabella.  20
-10-

    Vna alma tan limpia y bella,
tan enemiga de engaños5,
¿qué pudo merecer ella,
para que, en tan tiernos años,
dexasse el mundo de vella?  25
    Diras, muerte, en quien se encierra
la causa de nuestra guerra,
para nuestro desconsuelo,
que, cosas que son del cielo,
no las merece la tierra.  30

    Tanto de punto subiste
en el amor que mostraste,
que, ya que al cielo te fuiste,
en la tierra nos dexaste
las prendas que mas quesiste6.  35
    ¡O Isabella Eugenia Clara,
Cathalina, a todos chara,
claros luzeros los dos!
¡No quiera y permita Dios
se os muestre fortuna auara!  40

Consta en la Historia y relación, fols. 148 y 149.



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- V -


Elegía al cardenal Espinosa


La elegia que, en nombre de todo el estudio, el sobredicho compuso. Dirigida al Illustrissimo y Reuerendissimo Cardenal don Diego de Espinosa, etc. En la qual, con bien elegante estylo, se ponen cosas dignas de memoria

    ¿A quien yra mi doloroso canto,
o en cuya oreja sonara su acento,
que no deshaga el coraçon en llanto?
    A ti, gran Cardenal, yo le presento,
pues vemos te ha cabido tanta parte  5
del hado secutiuo vïolento.
    Aqui verás quel bien no tiene parte:
todo es dolor, tristeza y desconsuelo
lo que en mi triste canto se reparte.
    ¡Quien dixera, señor, que vn solo vuelo  10
de vna anima beata al alta cumbre
pusiera en confussion al baxo suelo!
    Mas ¡ay! que yaze muerta nuestra lumbre;
el alma goza de perpetua gloria,
y el cuerpo de terrena pesadumbre.  15
    No se passe, señor, de tu memoria
cómo en vn punto la inuincible muerte
lleua de nuestras vidas la victoria.
    Al tiempo que esperaua nuestra suerte
poderse mejorar, la sancta mano  20
mostro por nuestro mal su furia fuerte.
-12-
    Entristecio a la tierra su verano,
secó su parayso fresco y tierno,
el ornato anubló del ser christiano.
    Boluio la primauera en frio inuierno,  25
troco en pesar su gusto y alegria,
tornó de arriba abaxo su gouierno.
    Passose ya aquel ser que ser solia
a nuestra obscuridad claro luzero,
sosiego del antigua tyrania.  30
    A mas andar el termino postrero
llegó, que diuidio con furia insana
del alma sancta el coraçon sinzero.
    Quando ya nos venia la temprana
dulce fruta del arbol desseado,  35
vino sobre el la frigida mañana.
    ¿Quien detuuo el poder de Marte ayrado,
que no passasse mas el alto monte,
con prisiones de nieue aherrojado?
    No pisará ya mas nuestro orizonte,  40
que a los campos Eliseos es lleuada,
sin ver la obscura varca de Charonte.
    A ti, fiel pastor de la manada
Seguntina7, es justo y te conuiene
aligerarnos carga tan pessada.  45
    Mira el dolor que el gran Philippo tiene.
Alli tu discrecion muestre el alteza
que en tu diuino ingenio se contiene.
-13-
    Bien se que le diras que, a la baxeza
de nuestra humanidad, es cosa cierta  50
no tener solo vn punto de firmeza.
    Y que si yaze su esperança muerta,
y el dolor vida y alma le lastima,
que, a do la cierra, Dios abre otra puerta.
    Mas ¿que consuelo aura, señor, que opprima  55
algun tanto sus lagrimas cansadas,
si vna prenda perdio de tanta estima?
    Y mas si considera las amadas
prendas que le dexó en la dulce vida,
y con su amarga muerte lastimadas.  60
    Alma bella, del cielo merescida:
¡mira qual queda el miserable suelo,
sin la luz de tu vista esclarescida!
    Verás que en arbor verde no haze vuelo
el aue mas alegre, antes offresce  65
en su amoroso canto triste duelo.
    Contino en graue llanto se anochece
el triste dia que te ymaginamos
con aquella virtud que no perece.
    Mas deste ymaginar nos consolamos,  70
en ver que merescieron tus desseos
que gozes ya del bien que desseamos.
    Aca nos quedarán por tus tropheos,
tu christiandad, valor, y gracia estraña,
de alma sancta, sanctissimos arreos.  75
    De oy mas, la sola y afligida España,
quando mas sus clamores leuantare
al summo hazedor, y alta compaña,
    quando mas por salud le importunare
al termino postrero que perezca,  80
-14-
y en el vltimo tranze se hallare,
    solo podra pedirle, que le offrezca
otra paz, otro amparo, otra ventura,
quen obras y virtudes le parezca.
    El vano confiar y la hermosura  85
¿de que nos sirue, si en pequeño instante
damos en manos de la sepultura?
    Aquel firme esperar, sancto, y constante,
que concede a la fe su cierto assiento,
y a la querida hermana yr adelante,  90
    a donde mora Dios, en su apossento
nos puede dar lugar dulce y sabroso,
libre de tempestad y humano viento.
    Aqui, señor, el vltimo reposo
no puede perturbarse, ni la vida  95
temer mas otro tranze doloroso.
    Aqui con nueuo8 ser es conduzida,
entre las almas del inmenso choro,
nuestra Isabella, reyna esclarescida.
    Con tal sinceridad guardó el dechoro  100
do al precepto diuino mas se aspira,
que meresce gozar de tal thesoro.
    ¡Ay muerte! ¿contra quien, tu amarga yra
quesiste executar para templarme
con profundo dolor mi triste lyra?  105
    Si nos cansays, señor, ya descucharme,
aun dare9 de nueuo el roto hilo,
que la occasion es tal, que ha desforçarme.
    Lagrimas pedire al corriente Nilo,
vn nueuo coraçon (y) al alto cielo,  110
-15-
y a las mas tristes Musas triste estilo.
    Dire que al duro mal, al graue duelo
que a España en braços de la muerte tiene,
no quiso Dios dexarle sin consuelo.
    Dexole al gran Philippo, que sostiene,  115
qual firme bassa, al alto firmamento,
el bien o desuentura que le viene.
    De aquesto vos lleuays el vencimiento,
pues dexa en vuestros hombros el la carga
del cielo y de la tierra, y pensamiento.  120
    La vida, que en la vuestra ansi se encarga,
muy bien puede viuir leda y segura,
pues de tanto cuydado se descarga.
    Gozando como goza tal ventura
el gran señor del ancho suelo hispano,  125
su mal es menos, y nuestra desuentura10.
    Si el animo real, si el soberano,
thesoro le robó en vn solo dia
la muerte ayrada con esquiua mano,
    regalos son quel summo Dios embia  130
a aquel que ya le tiene aparejado
sublime assiento en lalta hiera[r]chia.
    Quien goza quietud siempre en su estado,
y el effecto le acude a la esperança,
y a lo que quiere nada le es trocado,  135
    arguyese que poca confiança
se puede tener del, que goze y vea
con claros ojos bienauenturança.
    Quando mas fauorable el mundo sea,
quando nos ria el bien todo delante  140
-16-
y venga al coraçon lo que desea,
    tienese de esperar que en vn instante
dara con ello la fortuna en tierra,
que no fue ni sera jamas constante.
    Y aquel que no ha gustado de la guerra,  145
a do se aflige el cuerpo y la memoria,
paresce Dios del cielo le destierra.
    Porque no se coronan en la gloria,
si no es los capitanes valerosos,
que lleuan de si mesmos la victoria.  150
    Los amargos sospiros dolorosos,
las lagrimas si[n] cuento que ha vertido,
¿quien nos puede de su vista hazer dichosos?11.
    El perder a su hijo tan querido,
aquel mirarse, y verse qual se halla  155
de todo su plazer desposeydo,
    ¿que se puede dezir, sino batalla
a donde lemos visto siempre armado
con la paciencia, ques muy fina malla?
    Del alto cielo ha sido consolado  160
concederle aca vuestra persona,
que mira por su honrra y por su estado.
    De aqui saldra a gozar de vna corona
mas rica, mas preciosa, y muy mas clara
que la que ciñe al hijo de Latona.  165
    Con el vuestra virtud, al mundo rara,
se tiene de estender de gente en gente,
sin poderlo estoruar fortuna auara.
    Resonará el valor tan excelente12
-17-
que os ziñe, cubre, ampara y os rodea,  170
de donde sale el sol hasta occidente.
    Y alla en el alto alcazar do se planta13
en mil contentos nuestra reyna amada,
si puede dessear14, solo dessea
    que sea por mil siglos leuantada  175
vna grandeza, pues que se engrandeze
el valor de su prenda desseada.
    Que [en] vuestro poderio se paresce
del catholico rey la summa alteza,
que desde vn polo al15 otro resplandesce.  180
    De oy mas dexe del llanto la fiereza
el afligida España, leuantando
con verde lauro hornada la cabeça.
    Que16, mientra fuere el cielo mejorando
del soberano rey la larga vida,  185
no es bien que se consuma lamentando.
    Y, en tanto que arriuare a la subida
de la inmortalidad vuestra alma pura,
no se entregue al dolor tan de corrida,
    y mas quel graue rostro de hermosura,  190
por cuya ausencia viue sin consuelo,
goza de Dios en la celeste altura.
    ¡O trueco glorioso, o sancto zelo,
pues con gozar la tierra has merecido
tender tus passos por el alto cielo!17.  195
-18-
Con esto sesse el canto dolorido18
magnanimo señor, que, por mal diestro,
queda tan temeroso, y tan corrido,
quanto yo quedo, gran señor, por vuestro.

Consta en la citada Historia y relación, fols. 157-162.






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- VI -


Soneto en honor de Bartholomeo Ruffino di Chiambery


Soneto de Miguel de Cerbantes, gentil hombre español, en loor del author


    ¡O quan claras señales haueis dado,
alto Bartholomeo de Rufino,
que de Parnaso y Menalo el camino
haueis dichosamente paseado!

    Del siempre verde lauro coronado  5
sereis, si yo no soy mal adiuino,
si ya vuestra fortuna y cruel destino
os saca de tan triste y baxo estado.

    Pues, libre de cadenas vuestra mano,
reposando el ingenio, al alta cumbre  10
os podeis leuantar seguramente,

    oscureciendo al gran Liuio romano,
dando de vuestras obras tanta lumbre,
que bien merezca el lauro vuestra frente.

Véase nuestro comentario al núm. VII de estas Poesías.



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- VII -


Soneto en alabanza del libro de Bartholomeo Ruffino di Chiambery


Del mismo, en alabança de la presente obra


    Si ansi como de nuestro mal se canta
en esta verdadera, clara historia,
se oyera de christianos la victoria,
¿qual fuera el fruto desta rica planta?

    Ansi qual es, al cielo se leuanta,  5
y es digna de inmortal, larga memoria,
pues, libre de algun vicio y baxa escoria,
al alto ingenio admira, al baxo espanta.

    Verdad, orden, estilo claro y llano,
qual a perfecto historiador conviene,  10
en esta breue summa está çifrado.

    ¡Felice yngenio! ¡Venturosa mano
que, entre pesados yerros apretado,
tal arte y tal virtud en si contiene!

Este soneto, y el anterior, figuraban en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Turín, que llevaba el siguiente título:

«Di Bartholomeo Ruffino di Chiambery, in Sauoia, Dottore in l' una e l' altra legge, e Auditore in Tunisj di la Natione Italliana, di presente schiavo del Re d' algierj - Sopra la desolatione della Goletta e forte di Tunisi. Insieme la conquista fatta da Turchi de Regni   -20-   di Fezza e di Marocco.» [111 hojas en 4.º, de las cuales eran útiles 105, y nueve en blanco.]

Constaban en el libro dos dedicatorias: una «Al Altezza del Serenissimo e invittissimo Pherto. Emanvel, Duca di Sauoia» (D' Algierj, a 3 febraio 1577); y otra, «Al Illstrissimo Signor il Signor de Riuaira, Gouernatore del Castello di Nizza» [donde solicita perdón el autor por las imperfecciones de su obra, «per esser scritta in lingua Italiana a me non materna»].

El primero que reprodujo los dos sonetos cervantinos, fue J. E. Hartzenbusch, en el tomo IV, págs. 363 y 364, de su edición argamasillesca del Quijote [1863]. Allí dice, por cierto, que el manuscrito de Ruffino se hallaba en «la biblioteca de S. A. R. el Duque de Génova». Años después, en septiembre de 1888, Antonio Sánchez Moguel examinó el manuscrito en Turín [véase La Ilustración Española y Americana de 22 de enero de 1889, pág. 50, col. 2.ª]. Por desgracia, dicho manuscrito, pereció en el incendio de 1904 [consúltese E. Mele: Miguel de Cervantes y Antonio Veneziano, en la Revista de Archivos de julio-agosto de 1913].

Lo poco que sabemos acerca de Ruffino, procede de la primera de las dos dedicatorias de su obra, Allí decía, entre otras cosas:

«Ho visto parte delle guerre di Francia doppo la presa di Bologna sopra mare, e di mano a mano le rouine della Picardia, la presa di Cales, la Rotta terribile che S. A. diede a Monsignor di Thermes, doue esso Sig.r di Thermes rimane p[r]igione, e finalmente la memorabile battaglia di S.º Quintino, doue S. A. riporto tanti trophei che per mezzo suo fu a Francia quella rouina. Per la pace generale tra Principi cristiani, riuoltomi alla toga, doppo che in Turino diedi principio, e in Padoa fine agli miei studj, piu curioso, passai in Affrica al expugnatione di Thunis, e iui restai auditore del terzo della felice memoria del Ill.mo Sig.r Pagano Doria e generalment di tutti gli Italiani. Per la innopinata rouina della Goletta e di Thunis, restai misero schiavo per esser priuo del tutto degli beni della   -21-   fortuna... riservato per altra disgratia mia in Algierj, nel bagno di detto Re»19.



Añadía, respecto del Sr. de Riuaira: «si era fatto mio Mecenate e patrone benignio, hauendo scritto a S. A. in fauore mio per liberarmj di queste miserie... mi comanda che io mandi a S. A. uno certo contexto della desolatione della Goletta e di Thunis






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- VIII -


Epístola a Mateo Vázquez20


De Miguel de Ceruante, captiuo, a M. Vazquez, mi Señor

    Si el baxo son de la çampoña mia,
señor, a vuestro oydo no ha llegado21
en tiempo que sonar mejor deuia,
    no ha sido por la falta de cuydado,
-22-
sino por sobra del que me ha traydo  5
por estraños caminos desuiado.
    Tambien, por no adquirirme de attreuido
el nombre odioso, la cansada mano
ha encubierto las faltas del sentido.
    Mas ya que el valor vuestro sobrehumano,  10
de quien tiene notiçia todo el suelo,
la graçiosa altiuez, el trato llano,
    anichilan el miedo y el recelo
que ha tenido hasta aqui mi humilde pluma
de no quereros descubrir su buelo,  15
    de vuestra alta bondad y virtud summa
dire lo menos, que lo mas no siento
quien de çerrarlo en verso se presuma.
    Aquel que os mira en el subido assiento
do el humano fauor puede encumbrarse,  20
y que no cessa el fauorable viento,
    y el se ve entre las ondas anegarse
del mar de la priuança, do procura,
o por fas o por nefas, leuantarse,
    ¿quien dubda que no dize: «La ventura  25
ha dado en leuantar este mancebo,
hasta ponerle en la mas alta altura:
    ayer le vimos inesperto y nueuo
en las cosas que agora mide y trata
tan bien, que tengo embidia y las apprueuo?»  30
    Desta manera se congoxa y mata
el embidioso, que la gloria agena
le destruye, marchita y desbarata.
    Pero aquel que, con mente mas serena,
contempla vuestro trato y vida honrrosa,  35
y el alma dentro, de virtudes llena,
-23-
    no la inconstante rueda presurosa
de la falsa fortuna, suerte o hado,
signo, ventura, estrella ni otra cosa
    dize ques causa que en el buen estado  40
que agora posseeis os aya puesto,
con esperança de mas alto grado;
    mas solo el modo del viuir honesto,
la virtud escogida, que se muestra
en vuestras obras y apazible gesto,  45
    esta dize, señor, que os da su diestra
y os tiene assido con sus fuertes laços,
y a mas y a mas subir siempre os adiestra.
    ¡O sanctos, o agradables dulces braços
de la sancta virtud, alma y diuina,  50
y sancto quien recibe sus abraços!
    Quien con tal guia como vos camina,
¿de que se admira el çiego vulgo baxo,
si a la silla mas alta se auezina?
    Y puesto que no ay cosa sin trabajo,  55
quien va sin la virtud, va por rodeo,
y el que la lleua, va por el attajo.
    Si no me engaña la experiençia, creo
que se vee mucha gente, fatigada
de vn solo pensamiento y vn desseo.  60
    Pretenden mas de dos llaue dorada;
muchos, vn mesmo cargo, y quien aspira
a la fidelidad de vna embaxada.
    Cada qual, por si mesmo, al blanco tira
do assestan otros mill, y solo es vno  65
cuya saeta dio do fue la mira.
    Y este quiça q'a nadie fue importuno,
ni a la soberbia puerta del priuado
-24-
se halló, despues de visperas, ayuno,
    ni dio, ni tuuo a quien pedir prestado:  70
solo con la virtud se entretenia,
y en Dios y en ella estaua confiado.
    Vos sois, señor, por quien dezir podria,
y lo digo y dire sin estar mudo,
que sola la virtud fue vuestra guia,  75
    y que ella sola fue bastante y pudo
leuantaros al bien do estais agora,
priuado humilde, de ambicion desnudo.
    ¡Dichosa y felizissima la hora
donde tuuo el real conosçimiento  80
notiçia del valor que anida y mora
    en vuestro reposado entendimiento,
cuya fidelidad, cuyo secreto,
es de vuestras virtudes el cimiento!
    Por la senda y camino mas perfeto  85
van vuestros pies, que es la que el medio tiene,
y la que alaba el seso mas discreto.
    Quien por ella camina, vemos viene
a aquel dulce, suaue paradero,
que la felizidad en si contiene.  90
    Yo, que el camino mas baxo y grosero
he caminado en fria noche escura,
he dado en manos del atolladero,
    y en la esquiua prision, amarga y dura,
adonde agora quedo, estoy llorando  95
mi corta, infelizissima ventura,
    con quexas tierra y çielo importunando,
con suspiros el ayre escuresçiendo,
con lagrimas el mar accrescentando.
    Vida es esta, señor, do estoy muriendo,  100
-25-
entre barbara gente descreida
la mal lograda juuentud perdiendo.
    No fue la causa aqui de mi venida,
andar vagando por el mundo acaso,
con la vergüença y la razon perdida.  105
    Diez años ha que tiendo y mudo el passo22
en seruiçio del gran Philippo nuestro,
ya con descanso, ya cansado y lasso;
    y, en el dichoso dia que, siniestro
tanto fue el hado a la enemiga armada,  110
quanto a la nuestra fauorable y diestro,
    de temor y de esfuerço acompañada,
presente estuuo mi persona al hecho,
mas de sperança que de hierro armada.
    Vi el formado esquadron roto y deshecho,  115
y de barbara gente y de christiana
roxo en mill partes de Neptuno el lecho;
    la muerte ayrada, con su furia insana,
aqui y alli con priessa discurriendo,
mostrandose a quien tarda, a quien temprana;  120
    el son confuso, el espantable estruendo,
los gestos de los tristes miserables
que entre el fuego y el agua iuan muriendo;
    los profundos sospiros lamentables
que los heridos pechos despedian,  125
maldiziendo sus hados detestables.
    Eloseles la sangre que tenian,
quando, en el son de la trompeta nuestra,
su daño y nuestra gloria conosçian.
    Con alta voz, de vencedora muestra,  130
-26-
rompiendo el ayre claro, el son mostraua
ser vencedora la christiana diestra.
    A esta dulçe sazon, yo, triste, estaua
con la vna mano de la espada assida,
y sangre de la otra derramaua.  135
    El pecho mio, de profunda herida
sentia llagado, y la siniestra mano
estaua por mill partes ya rompida.
    Pero el contento fue tan soberano
q'a mi alma llegó, viendo vençido  140
el crudo pueblo infiel por el christiano,
    que no echaua de ver si estaua herido,
aunque era tan mortal mi sentimiento,
que a veces me quitó todo el sentido.
    Y en mi propia cabeça el escarmiento  145
no me pudo estoruar que, el segundo año23,
no me pussiesse a discreçion del viento;
    y al barbaro, medroso, pueblo estraño,
vi recogido, triste, amedrentado,
y con causa temiendo de su daño;  150
    y al reino tan antiguo y celebrado,
a do la hermosa Dido fue rendida
al querer del troyano desterrado,
    tambien, vertiendo sangre aun la herida
mayor, con otras dos, quise hallarme24,  155
por ver yr la morisma de vençida.
-27-
    ¡Dios sabe si quisiera alli quedarme
con los que alli quedaron esforçados,
y perderme con ellos, o ganarme!
    Pero mis cortos, implacables hados,  160
en tan honrrosa empresa no quisieron
que acabasse la vida y los cuydados,
    y, al fin, por los cabellos me truxeron
a ser vencido por la valentia
de aquellos que despues no la tuuieron.  165
    En la galera Sol, que escuresçia
mi ventura su luz, a pesar mio,
fue la perdida de otros y la mia25.
    Valor mostramos al principio y brio;
pero despues, con la esperiençia amarga,  170
conosçimos ser todo desuario.
    Senti de ageno yugo la gran carga,
y en las manos sacrilegas malditas
dos años ha que mi dolor se alarga26.
    Bien se que mis maldades infinitas,  175
y la poca attriçion q'en mi se ençierra,
me tiene entre estos falsos ismaelitas.
    Cuando llegué vençido, y vi la tierra27,
tan nombrada en el mundo, q'en su seno
tantos piratas cubre, acoge y çierra,  180
    no pude al llanto detener el freno,
-28-
que, a mi despecho, sin saber lo que era,
me vi el marchito rostro de agua lleno.
    Offresçiose a mis ojos la ribera
y el monte donde el grande Carlos tuuo  185
leuantada en el ayre su vandera,
    y el mar que tanto esfuerço no sostuuo,
pues, mouido de embidia de su gloria,
ayrado entonçes mas que nunca estuuo.
    Estas cosas boluiendo en mi memoria,  190
las lagrimas truxeron a los ojos,
mouidas de desgraçia tan notoria.
    Pero si el alto çielo en darme enojos
no está con mi ventura conjurado,
y aqui no lleua muerte mis despojos,  195
    quando me vea en mas alegre estado,
si vuestra interçession, señor, me ayuda
a verme ante Philippo arrodillado,
    mi lengua balbuziente y quasi muda
pienso mouer en la real presençia,  200
de adulaçion y de mentir desnuda28,
    diziendo: «Alto señor, cuya potençia
sugetas trae mill barbaras naçiones
al desabrido yugo de obediencia:
    »a quien los negros indios, con sus dones,  205
reconosçen honesto vassallage,
trayendo el oro acá de sus rincones:
    »despierte en tu real pecho el gran corage,
la gran soberbia con que una vicoca
aspira de contino a hazerte ultrage.  210
    »La gente es mucha, mas su fuerça es poca,
-29-
desnuda, mal armada, que no tiene
en su defensa fuerte, muro o roca.
    »Cada vno mira si tu armada viene,
para dar a sus pies el cargo y cura  215
de conseruar la vida que sostiene.
    »Del amarga prision, triste y escura,
adonde mueren veinte mill christianos,
tienes la llaue de su cerradura.
    »Todos, qual yo, de alla puestas las manos,  220
las rodillas por tierra, solloçando,
cercados de tormentos inhumanos,
    »valeroso señor, te estan rogando
bueluas los ojos de misericordia
a los suyos, que estan siempre llorando;  225
    »y, pues te dexa agora la discordia
que hasta aqui te ha opprimido y fatigado,
y gozas de paçifica concordia29,
    »haz, ¡o buen rey! que sea por ti acabado
lo que con tanta audaçia y valor tanto  230
fue por tu amado padre començado.
    »Solo el pensar que vas, pondra vn espanto
en la enemiga gente, que adeuino
ya desde aqui su perdida y quebranto.»
    ¿Quien dubda que el real pecho begnino  235
no se muestre, escuchando la tristeza
en que estan estos miseros contino?
    Bien paresce que muestro la flaqueza
de mi tan torpe ingenio, que pretende
hablar tan baxo ante tan alta alteza;  240
-30-
    pero el justo desseo la defiende.
Mas a todo silencio poner quiero,
que temo que mi pluma ya os offende,
y al trabajo me llaman donde muero.

Vanos han sido nuestros esfuerzos para dar con el original de esta Epístola. Hallose en el archivo del conde de Altamira, el año 1863, en un legajo que contenía, además, bajo el rótulo «Diversos, de curiosidad», varios escritos de Lope de Vega (entre ellos la comedia autógrafa El Primer Benavides ?), las cuentas del Gran Capitán y una Biblia en vitela. La primera edición se publicó en La Época de 23 de abril de 1863 (plana tercera, col. 2.ª), «conservando, hasta donde lo permiten los actuales tipos de imprenta, la ortografía del original». Luego se imprimió también en el Boletín bibliográfico español de Dionisio Hidalgo (núm. 9, de 1 de mayo de 1863); en El Museo Universal de 3 de mayo de 1863 (pág. 142); en la edición argamasillesca del Quixote, dirigida por J. E. Hartzenbusch (vol. IV; página 357 y siguientes; Argamasilla, 1863); en la Vida de Cervantes de Jerónimo Morán (Madrid, 1863; página 59 y siguientes); en la revista La Abeja (Barcelona, 1864; tomo III, pág. 150 y siguientes); en la edición de las Obras de Cervantes, impresa por Rivadeneyra (tomo VIII; pág. 449 y siguientes; Madrid, 1864), y en Madrid, 1905, por E. Cotarelo. Hay una admirable versión inglesa, por James Gibson, con el texto castellano, en el tomo Journey to Parnassus, impreso en Londres el año 1883. También hay una traducción al francés, en prosa, de la Epístola, en el libro de J. M. Guardia: Le Voyage du Parnasse ... traduit en français pour la première fois, etc. Paris, 1864. Nosotros tomamos por base las ediciones de La Época, de Hartzenbusch, y de Jerónimo Morán, que procuran conservar la ortografía del manuscrito. Las demás, carecen de valor científico.

No puede negarse que encierra cierto misterio todo   -31-   lo relativo a esta Epístola. Ninguno de los que la imprimieron en 1863 describe el manuscrito. Hartzenbusch se limita a decir que «es copia de buena letra», sin afirmar nada respecto de la fecha probable de semejante copia. También es raro, a pesar de la actual dispersión del archivo de Altamira, que tan celebrado documento sea hoy «de ignorado paradero».

El compositor español Emilio (Juan Pascual) Arrieta (1823-1894) puso en música la Epístola a Mateo Vázquez.




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- IX -

Octavas a Antonio Veneziano


Al señor Antonio Veneziani


Señor mio:

Prometo a v. md., como christiano, que son tantas las imaginaciones que me fatigan, que no me an dexado cumplir como queria estos versos que a v. md. embio, en señal del buen ánimo que tengo de seruirle, pues el me a mouido a mostrar tan presto las faltas de mi ingenio, confiado en que el subido de v. md. recibira la disculpa que doy, y me animará a que, en tiempo de mas sosiego, no me oluide de celebrar como pudiere el cielo que a v. md. tiene tan sin contento en esta tierra, de la qual Dios nos saque y a v. md. llegue30 a aquella donde   -32-   su Celia viue. En Argel, los seis de nouiembre 1579.

De v. md. verdadero amigo y seruidor,

MIGUEL DE CERBANTES.



    Si el lazo, el fuego, el dardo, el puro yelo
que os tiene, abrasa, hiere y pone fria
vuestra alma, trahe su origen desde el cielo,
ya que os aprieta, enciende, mata, enfria,
¿que nudo, llama, llaga, nieue o zelo,  5
ciñe, arde, traspasa o yela oy dia,
con tan alta ocasion como aqui muestro,
un tierno pecho, Antonio, como el vuestro?31.

    El cielo, que el ingenio vuestro mira,
en cosas que son dél quiso emplearos,  10
y, segun lo que hazeis, vemos que aspira
por Celia, al cielo empireo leuantaros;
poneis en tal objecto vuestra mira,
que dais materia al mundo de embidiaros:
¡dichoso el desdichado a quien se tiene  15
embidias de las ansias que sostiene!

    En los conceptos que la pluma vuestra
de la alma en el papel a trasladado,
nos dais, no solo indicio, pero muestra
de que estais en el cielo sepultado,  20
-33-
y alli os tiene de amor la fuerte diestra
viuo en la muerte, a vida reseruado,
que no puede morir quien no es del suelo,
teniendo el alma en Celia, que es un cielo.

    Solo me admira el ver que aquel diuino  25
cielo de Celia encierre vn viuo infierno,
y que la fuerza de su fuerza y sino
os tenga en pena y llanto sempiterno.
Al cielo encaminais vuestro camino;
mas, segun vuestra suerte, yo dicierno  30
que al cielo sube el alma y se apresura,
y en el suelo se queda la ventura.

    Si con benino y fauorable aspecto
a alguno mira el cielo aca en la tierra,
obra ascondidamente un bien perfeto,  35
en el que qualquier mal de si destierra:
mas si los ojos pone en el objeto
airados, le consume en llanto y guerra,
ansi como a vos haze vuestro cielo:
ya os da guerra, ya paz, y fuego y yelo.  40

    No se ve el cielo en claridad serena
de tantas luzes claro y allumbrado,
quantas con rica haueis y fertil vena
el vuestro de virtudes adornado;
ni ay tantos granos de menuda arena  45
en el desierto libico apartado,
quantos loores creo que mereçe
el cielo que os abaxa y engrandeçe.
-34-

    En Scithia ardeis, sentis en Libia frio,
contraria operacion y nunca vista;  50
flaqueza al bien mostrais, al daño brio;
mas que un linçe mirais, sin tener vista;
mostrais con discreçion un desuario,
que el alma prende, a la raçon conquista,
y esta contrariedad naçe de aquella  55
que es vuestro cielo, vuestro sol y estrella.

    Si fuera un chaos, una materia unida
sin forma vuestro cielo, no espantara
de que del alma vuestra entristecida
las continuas querellas no escuchara;  60
pero, estando ya en partes esparçida,
que un fondo forman de virtud tan rara,
es marauilla tenga los oydos
sordos a vuestros tristes alaridos.

    Si es licito rogar por el amigo  65
que en estado se halla peligroso,
yo, como vuestro, desde aqui me obligo
de no mostrarme en esto perezoso;
mas, si me e de oponer a lo que digo,
y conduzirlo a término dichoso,  70
no me deis la ventura, que es muy poca,
mas las palabras si de vuestra boca.

    Dire: «Celia gentil, en cuya mano
está la muerte y vida y pena y gloria
de un misero captiuo que, temprano  75
ni aun tarde, no saldras de su memoria:
-35-
buelue el hermoso rostro, blando, humano,
a mirar de quien lleuas la victoria;
verás el cuerpo en dura carçel triste
del alma que primero tu rendiste.  80

    »Y pues un pecho en la virtud constante
se mueue en casos de onrra y muestra ayrado,
mueuale al tuyo el ver que de delante
te an un firme amador arrebatado;
y, si quiere pasar mas adelante  85
y hazer un hecho heroico y estremado,
rescata alla su alma con querella,
que el cuerpo, que está aca, se yra tras ella.

    »El cuerpo aca y el alma alla captiua
tiene el misero amante que padeçe  90
por ti, Celia hermosa, en quien se auiua
la luz que al cielo alumbra y esclareçe;
mira que el ser ingrata, cruda, esquiua,
mal con tanta beldad se compadeçe:
muestrate agradecida y amorosa  95
al que te tiene por su cielo y diosa.»

La carta y las mediocres octavas que preceden, figuran en un cancionero, titulado Celia, compuesto por Antonio Veneziano, compañero de cautiverio de Cervantes y «el primero -según él dice- que se decidió a dar a luz canciones sicilianas». Nació Veneziano en Monreal, el 7 de enero de 1543, y murió el 19 de agosto de 1593, en el incendio de la fortaleza de Castellammare (Palermo). En 25 de abril de 1579 salió de Palermo, con rumbo a España, en el séquito de D. Carlos de Aragón, duque de Terranova; pero, atacadas las galeras por corsarios argelinos, Veneziano fue cautivado y conducido   -36-   a Argel. En 28 de noviembre de 1580 había vuelto ya a Monreal.

Seguimos el texto publicado por D. Eugenio Mele en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (julio-agosto de 1913; págs. 82-90: Miguel de Cervantes y Antonio Veneziano). El Sr. Mele reproduce el texto de un códice de principios del siglo XVII, custodiado en la Biblioteca Nacional de Palermo (signatura XI-B-6). La carta y las octavas cervantinas se publicaron por primera vez en la edición de las Opere di A. Veneziano, poeta siciliano, riunite e tradotte pel sacerdote S. Arceri (Palermo, 1861).






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- X -


Soneto en honor de Pedro de Padilla


Soneto de Migvel de Seruantes al autor


    Ya que del ciego dios aueys cantado
el bien y el mal, la dulce fuerça y arte,
en la primera y la segunda parte,
do está de amor el todo señalado,

    aora, con aliento descansado  5
y con nueua virtud, que en vos reparte
el cielo, nos cantays del duro Marte
las fieras armas y el valor sobrado.

    Nueuos ricos mineros se descubren
de vuestro ingenio en la famosa mina,  10
que al mas alto desseo safisfazen,

    y, con dar menos de lo mas que encubren,
a este menos lo que es mas se inclina
del bien que Apollo y que Minerua hazen.

  -37-  

Este soneto figura en el Romancero de Pedro de Padilla, en el qval se contienen algunos successos que en la jornada de Flandres los Españoles hizieron, con otras historias y poesias differentes (Madrid, Francisco Sánchez, 1583; reimpreso en el tomo XIX de la Sociedad de Bibliófilos Españoles). Lleva el libro una aprobación del Maestro Juan López de Hoyos.

La primera parte de las obras de Pedro de Padilla está constituida por el Thesoro de varias poesias, impreso en Madrid el año 1580. La segunda parte fórmanla las Églogas pastoriles del mismo autor (Sevilla, 1582; con aprobación de «Pedro de Laynez», firmada en Madrid el 2 de noviembre de 1581, donde dice de Padilla que es «el primero que en este género de poesía comiença a enriquescer su lengua»).

Véase, sobre Padilla, la nota 27 del Canto de Caliope, en nuestra edición de La Galatea, y el Ensayo de Gallardo (III, cols. 1062-1073).

Muy probable es que Pedro de Padilla influyese en Cervantes, por lo que respecta a la técnica del verso y al estilo poético. Léese en el Thesoro de varias poesías cierto «Romance pastoril de la eleccion del alcalde de Bamba», en el cual pudo muy bien pensar Cervantes, cuando escribió su entremés sobre La Elección de los alcaldes de Daganzo.



  -38-  


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- XI -


Soneto en honor de Juan Rufo Gutiérrez


Soneto de Migvel de Cerbantes


    ¡O venturosa, leuantada pluma,
que en la empressa mas alta te ocupaste
que el mundo pudo dar, y al fin mostraste
al recibo y al gasto igual la suma!

    Calle de oy mas el escriptor de Numa,  5
que nadie llegará donde llegaste,
pues en tan raros versos celebraste
tan raro capitan, virtud tan summa.

    ¡Dichoso el celebrado y quien celebra,
y no menos dichoso todo el suelo,  10
que de tanto bien goza en esta historia,

    en quien enuidia o tiempo no haran quiebra,
antes hara, con justo zelo, el cielo,
eterna mas que el tiempo su memoria!

Figura este soneto, después de otro de D. Luis de Góngora, al frente de La Austriada de Juan Rufo Gutiérrez, impresa en Madrid el año 1584.

Acerca de Rufo, véase la nota 54 del Canto de Caliope, en nuestra edición de La Galatea.



  -39-  


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- XII -


Redondillas en honor de Pedro de Padilla


Redondillas de Migvel de Ceruantes, al habito de F. Pedro de Padilla

    Oy el famoso Padilla,
con las muestras de su celo,
causa contento en el cielo
y en la tierra maravilla.
    Porque, lleuado del ceuo  5
de amor, temor y consejo,
se despoja el hombre viejo,
para vestirse de nueuo.
    Qual prudente sierpe ha sido,
pues, con nueuo coraçon,  10
en la piedra de Simon
se dexa el viejo vestido.
    Y esta mudança que haze
lleua tan cierto compas,
que en ella assiste lo mas  15
de quanto a Dios satisfaze.
    Con las obras y la fe
oy para el cielo se embarca
en mejor jarciada barca
que la que libró a Noe.  20
    Y, para hacer tal passaje,
ha muchos años que ha hecho,
-40-
con sano y christiano pecho,
christiano matalotaje.
    Y no teme el mal tempero,  25
ni anegarse en el profundo,
porque en el mar deste mundo
es platico marinero.
    Y ansi, mirando el aguja
diuina, qual se requiere,  30
si el demonio a orça diere,
el dara al instante a puja.
    Y lleuando este concierto
con las ondas deste mar,
a la fin vendra a parar  35
a seguro y dulce puerto,
    donde, sin ancoras, ya
estara la naue en calma,
con la eternidad del alma,
que nunca se acabará.  40
    En vna verdad me fundo,
y mi ingenio aqui no yerra,
quen siendo sal de la tierra,
aueys de ser luz del mundo.
    Luz de gracia rodeada,  45
que alumbre nuestro orizonte,
y sobre el Carmelo monte
fuerte ciudad leuantada.
    Para alcançar el tropheo
destas santas profecias,  50
tendreys el carro de Elias
con el manto de Eliseo,
    y, ardiendo en amor diuino,
donde nuestro bien se fragua,
-41-
apartando el manto al agua,  55
por el fuego hareys camino;
    porquel voto de humildad
promete segura alteza,
y castidad y pobreza,
bienes de diuinidad.  60
    Y ansi los cielos serenos
veran, quando acabarás,
vn cortesano alla mas,
y en la tierra vn sabio menos.

Figuran en el Iardin Espiritval de F. Pedro de Padilla; Madrid, 1585. (N. del E.)






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- XIII -


Estancias en honor de Pedro de Padilla


Miguel de Ceruantes a F. Pedro de Padilla


    Qval vemos que renueua
el aguila real la vieja y parda
pluma, y, con otra nueua,
la detenida y tarda
pereza arroja, y, con subido buelo,  5
rompe las nuues y se llega al cielo,

    tal, famoso Padilla,
has sacudido tus humanas plumas,
porque con marauilla
intentes y presumas  10
-42-
llegar con nueuo buelo al alto assiento
donde aspiran las alas de tu intento.

    Del sol el rayo ardiente,
alça del duro rostro de la tierra,
con virtud excellente,  15
la humidad que en si encierra,
la qual despues, en lluuia conuertida,
alegra al suelo, y da a los hombres vida.

    Y, desta mesma suerte,
el sol diuino te regala y toca,  20
y en tal humor conuierte,
que, con tu pluma, apoca
la sequedad de la ignorancia nuestra,
y a sciencia santa y santa vida adiestra.

    ¡Que sancto trueco y cambio,  25
por las humanas, las diuinas musas!
¡Que interes y recambio!
¡Que nueuos modos vsas
de adquirir en el suelo vna memoria
que dé fama a tu nombre, al alma gloria!  30

    Que, pues es tu Parnaso
el monte del Caluario, y son tus fuentes
de Aganipe y Pegaso
las sagradas corrientes
de las benditas llagas del Cordero,  35
eterno nombre de tu nombre espero.

Figuran también en el citado Iardin Espiritval de F. Pedro de Padilla; Madrid, 1585.



  -43-  


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- XIV -


Soneto al seráfico San Francisco


Soneto al mismo santo32, de Miguel de Ceruantes


    Mvestra su ingenio el que es pintor curioso,
quando pinta al desnudo vna figura,
donde la traça, el arte y compostura,
ningun velo la cubra artificioso.

    Vos, seraphico padre, y vos, hermoso  5
retrato de Iesus, soys la pintura,
al desnudo pintada, en tal hechura,
que Dios nos muestra ser pintor famoso.

    Las sombras, de33 ser martyr descubristes;
los lexos, en que estays alla en el cielo  10
en soberana silla colocado.

    Las colores, las llagas que tuuistes
tanto las suben, que se admira el suelo,
y el pintor en la obra se ha pagado.

Figura en el citado Iardin Espiritval; fols. 230 v. y 231 r.



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- XV -


Soneto en honor de López Maldonado


De Miguel de Ceruantes en loor del autor y de la obra


    El casto ardor de vna amorosa llama
vn sabio pecho a su rigor subjeto,
vn desden sacudido, y vn affecto
blando, que al alma en dulce fuego inflama;

    el bien y el mal a que combida y llama  5
de amor la fuerça y poderoso effecto,
eternamente, en son claro y perfecto,
con estas rimas cantará la fama,

    lleuando el nombre vnico y famoso
vuestro, felice Lopez Maldonado,  10
del moreno etyope al cyta blanco,

    y hara que en valde de laurel honroso
espere alguno verse coronado,
si no os imita y tiene por su blanco.

Consta en el Cancionero de López Maldonado, impreso en Madrid el año 1586.

Acerca de Gabriel López Maldonado, véase la nota 23 del Canto de Caliope, en nuestra edición de La Galatea.



  -45-  


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- XVI -


Quintillas en loor de López Maldonado


Del mismo al mismo


    Bien donado sale al mundo
este libro, do se encierra
la paz de amor y la guerra,
y aquel fruto sin segundo
de la castellana tierra;  5

    que, aunque le da Maldonado,
va tan rico y bien donado
de sciencia y de discrecion,
que me afirmo en la razon
de dezir que es bien donado.  10

    El sentimiento amoroso
del pecho mas encendido
en fuego de amor, y herido
de su dardo ponçoñoso
y en la red suya cogido;  15

    el temor y la esperança,
con que el bien y el mal se alcança
en las empressas de amor,
aqui muestra su valor
su buena o su mala andança.  20
-46-

    Sin flores, sin praderias,
y sin los faunos siluanos,
sin nimphas, sin dioses vanos,
sin yeruas, sin aguas frias,
y sin apazibles llanos,  25

    en agradables conceptos,
profundos, altos, discretos,
con verdad llana y distinta,
aqui el sabio autor nos pinta
del ciego dios los effetos.  30

    Con declararnos la mengua
y el bien de su ardiente llama,
a dado a su nombre fama
y enrriquezido su lengua,
que ya la mejor se llama,  35

    y anos mostrado que es solo
faborecido de Apolo
con dones tan infinitos,
que su fama en sus escritos
yra deste al otro polo.  40

Consta en el citado Cancionero de López Maldonado.



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