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135

Los infantes piden al Rey que les dispense de asistir a las cortes de Toledo. El Rey se lo niega. Reunión de la corte. Llegada del Rey. Recibimiento al Cid



Ya les va pesando          a los infantes de Carrión,  2985
Porque en Toledo          el Rey hacía corte;
Miedo tienen que allí vendrá          mío Cid el Campeador.
Toman su consejo          cuantos parientes son,
Ruegan al Rey          que les libre de esta corte.
Dijo el Rey:

Rey

¡No lo haré así me salve Dios!
 2990
Que allí vendrá          mío Cid el Campeador;
Le daréis derecho,          que ha rencor de vos.
Quien hacerlo no quisiese          o no fuere a mi corte,
Deje mi reino,          que de él no tengo sabor.

Narrador

Ya lo vieron qué hay que hacer          los infantes de Carrión;  2995
Toman consejo          cuantos parientes son;
El conde don García          en estas nuevas fue
Enemigo de mío Cid,          que siempre mal le buscó,
Este aconsejó          a los infantes de Carrión.
Llegaba el plazo,          querían ir a la corte;  3000
Entre los primeros va          el buen rey don Alfonso,
El conde don Enrique          y el conde don Remón,
Este fue padre          del buen Emperador;
El conde don Fruela          y el conde don Birbón.
Fueron allí de su reino          otros muchos sabios varones;  3005
De toda Castilla,          todos los mejores:
El conde don García          con infantes de Carrión,
Y Asur González          y Gonzalo Ansúrez los dos,
Y Diego y Fernando          allí están ambos a dos,
Y con ellos gran bando          que trajeron a la corte;  3010
Atropellarle cuidan          a mío Cid el Campeador
De todas partes,          allí juntados son.
Aún no había llegado          el que en buena hora nació;
Porque se tarda,          el Rey no tiene sabor.
Al quinto día ha venido          mío Cid el Campeador;  3015
A Álvar Fáñez,          delante le envió
Que besase las manos          al Rey su señor:
Bien lo supiese          que allí estaría esa noche.
Cuando lo oyó el Rey,          plúgole de corazón;
Con muchas gentes,          el Rey cabalgó  3020
E iba a recibir          al que en buena hora nació.
Bien preparado viene          con todos los suyos el Campeador,
Buenas compañas          que tienen tan buen señor.
Cuando lo tuvo a la vista          el buen rey don Alfonso,
Echose a tierra          mío Cid el Campeador;  3025
Humillarse quiere          y honrar a su señor.
Cuando lo vio el Rey,          por nada tardó:

Rey

¡Por san Isidro,          verdad no será hoy!
Cabalgad, Cid; si no,          no tendría de ello sabor;
Nos saludaremos          de alma y de corazón.  3030
De lo que a vos pesa,          a mí me duele el corazón.
¡Dios lo mande que por vos          se honre hoy la corte!

Cid

Amén,

Narrador

dijo          mío Cid el Campeador.
Besole la mano          y después le saludó:

Cid

Gracias a Dios          porque os veo, señor.  3035
Humíllome a vos          y al conde don Remón
Y al conde don Enrique          y a cuantos aquí son.
¡Dios salve a nuestros amigos          y a vos más, señor!
Mi mujer, doña Jimena,          dueña es de pro,
Bésaos las manos          y mis hijas ambas a dos.  3040
De esto que nos avino,          que os pese, señor.

Narrador

Respondió el Rey:

Rey

Sí me pesa,          ¡así me salve Dios!


136

El Cid celebra vigilia en San Servando antes de entrar en Toledo


Narrador

Para Toledo,          el Rey tornada da.
Esa noche mío Cid          el Tajo no quiso pasar:

Cid

¡Mereced, oh Rey,          así el Criador os salve!  3045
Pensad, señor,          en entrar en la ciudad
Y yo con los míos          posaré en San Serván;
Las mis compañas          esta noche llegarán;
Tendré vigilia          en este santo lugar;
Mañana por la mañana          entraré en la ciudad  3050
E iré a la corte          antes de yantar.

Narrador

Dijo el Rey:

Rey

Pláceme de voluntad.

Narrador

El rey don Alfonso          en Toledo ha entrado;
Mío Cid Ruy Díaz          en San Servando ha posado.
Mandó encender candelas          y poner en el altar;  3055
Sabor tiene de velar          en esa santidad,
Al Criador rogando          y hablando en puridad.
Y Minaya          y los buenos que allí hay
Acordados estuvieron          cuando vino la mañana.


137

El Cid advierte a los suyos y se prepara para ir a la corte. Presentación del Cid en la corte. Alocución del Rey. El Cid demanda reparación de los infantes y gana el pleito



Maitines y prima          dijeron hacia el alba;  3060
Dicha fue la misa,          antes que saliese el sol,
Y su ofrenda han hecho          muy buena y en sazón.

Cid

Vos, Minaya Álvar Fáñez,          el mi brazo mejor,
Vos iréis conmigo          y el obispo don Jerónimo,
Y Pero Bermúdez          y este Muño Gustioz  3065
Y Martín Antolínez,          el burgalés de pro,
Y Álvar Álvarez          y Álvar Salvadores
Y Martín Muñoz,          que en buen punto nació,
Y mi sobrino,          Félez Muñoz;
Conmigo irá Mal Anda,          que es buen sabedor,  3070
Y Galindo García,          el bueno de Aragón;
Con éstos, cúmplanse ciento          de los buenos que aquí son.
Velmeces vestidos          para sufrir las guarniciones;
Encima, las lorigas          tan blancas como el sol;
Sobre las lorigas,          armiños y pellizones;  3075
Y que no aparezcan las armas,          bien presos los cordones;
Bajo los mantos, las espadas          fuertes y de buen corte;
De esta guisa,          quiero ir a la corte
Para demandar mis derechos          y decir mi razón.
Si desmán buscaren          los infantes de Carrión,  3080
Do tales ciento tuviere,          bien estaré sin pavor.

Narrador

Respondieron todos:

Vasallos

Nos eso queremos, señor.

Narrador

Así como lo ha dicho,          todos preparados son
No se detiene por nada          el que en buena hora nació:
Calzas de buen paño          en sus piernas metió;  3085
Sobre ellas unos zapatos          que de mucha labor son;
Vistió camisa de ranzal,          tan blanca como el sol;
De oro y de plata,          todas las presillas son;
Al puño bien están,          que él así lo mandó;
Sobre ella, un brial          de excelente ciclatón;  3090
Labrado está con oro,          y relumbran por do son;
Sobre esto, una piel bermeja,          las bandas de oro son;
Siempre la viste          mío Cid el Campeador
Una cofia sobre los pelos          de una tela de pro;
Con oro está bordada,          hecha por razón  3095
Que no le molestasen los pelos          al buen Cid Campeador
La barba tenía larga          y atola con el cordón,
Por tal lo hace esto,          que lograr quiere todo su honor.
Encima se puso un manto          que es de gran valor;
En él tendrían que ver          cuantos allí son.  3100
Con estos ciento,          que preparar mandó,
Aprisa cabalga,          de San Servando salió.
Así iba mío Cid          preparado a la corte.
En la puerta de fuera          descabalga a sabor;
Cuerdamente entra mío Cid          con los suyos en la corte.  3105
Él va en medio          y los ciento alrededor.
Cuando lo vieron entrar,          al que en buena hora nació,
Levantose en pie          el buen rey don Alfonso
Y el conde don Enrique          y el conde don Remón,
Y, después, sabed,          todos los otros de la corte.  3110
Con gran honra lo reciben          al que en buena hora nació.
No se quiso levantar          el Crespo de Grañón,
Ni todos los del bando          de los infantes de Carrión.
El Rey dijo al Cid:

Rey

Venid a estar acá, Campeador,
En este escaño          que me disteis vos en don;  3115
Aunque a algunos pesa,          mejor sois que nos.

Narrador

Entonces dio muchas gracias          el que Valencia ganó:

Cid

Estad en vuestro escaño          como Rey y señor;
Aquí me sentaré          con estos que míos son.

Narrador

Lo que dijo el Cid          al Rey plugo de corazón.  3120
En un escaño torneado,          entonces mío Cid se sentó;
Los ciento que le escoltan          se sientan alrededor.
Catando están a mío Cid          cuantos hay en la corte
A la barba que luenga tenía          y presa con el cordón;
Con sus atavíos,          bien semeja varón  3125
No le pueden catar de vergüenza          los infantes de Carrión.
Entonces se puso en pie          el buen rey don Alfonso:

Rey

Oíd, mesnadas,          ¡así os valga el Criador!
Yo, desde que fui Rey,          no hice más de dos cortes:
La una fue en Burgos          y la otra en Carrión;  3130
Esta tercera en Toledo          la vine a hacer hoy
Por el amor de mío Cid,          el que en buena hora nació,
Que reciba derecho          de los infantes de Carrión.
Gran entuerto le han hecho          sabérnoslo todos nos;
Alcaldes sean de esto          el conde don Enrique y el conde don Remón,  3135
Y estos otros condes,          que del bando no sois.
Todos poned ahí atención,          que sois conocedores,
Para ejercer el derecho,          que entuerto no mando yo.
De una parte y de otra          en paz estemos hoy.
¡Juro por san Isidro!,          el que enredare mi corte  3140
Me dejará el reino,          perderá mi amor;
Con el que tuviere derecho          yo de esa parte estoy.
Ahora demande          mío Cid el Campeador;
Sabremos qué responden          los infantes de Carrión.

Narrador

Mío Cid la mano besó al Rey          y en pie se levantó:  3145

Cid

Mucho os lo agradezco          como a Rey y a señor,
Por cuanto esta corte          hicisteis por mi amor.
Esto les demando          a los infantes de Carrión:
Porque me dejaron mis hijas,          yo no tengo deshonor;
Pues vos las casasteis, Rey,          sabréis qué hacer hoy.  3150
Mas, cuando sacaron mis hijas          de Valencia la mayor,
Yo bien los quería          de alma y de corazón:
Les di dos espadas,          a Colada y a Tizón,
Estas yo las gané          a guisa de varón,
Que se honrasen con ellas          y sirviesen a vos.  3155
Cuando dejaron mis hijas          en el Robledo de Corpes,
Conmigo no quisieron tener nada          y perdieron mi amor
Denme mis espadas          cuando mis yernos no son.

Narrador

Otorgan los alcaldes:

Alcaldes

Todo esto es de razón.

Narrador

Dijo el conde don García:

Don García

A esto hablemos nos.
 3160

Narrador

Entonces salían aparte          los infantes de Carrión,
Con todos sus parientes          y el bando que allí son;
Aprisa lo iban tratando          y acuerdan esta razón:

Infantes

Aún gran favor nos hace          el Cid Campeador,
Cuando deshonra de sus hijas          no nos demanda hoy;  3165
Bien nos avendremos          con el rey don Alfonso.
Démosle sus espadas          cuando así acaba la voz,
Y, cuando las tuviere,          se acabará la corte;
Ya no tendrá más derecho          de nos el Cid Campeador.

Narrador

Con este acuerdo,          tornaron a la corte:  3170

Infantes

¡Merced, oh rey don Alfonso,          sois nuestro señor!
No lo podemos negar,          que dos espadas nos dio;
Cuando las demanda          y de ellas ha sabor,
Dárselas queremos          estando delante vos.

Narrador

Sacaron las espadas,          Colada y Tizón;  3175
Pusiéronlas en mano          del Rey su señor.
Saca las espadas          y relumbra toda la corte;
Los pomos y arriaces          todos de oro son.
Maravíllanse de ellas          todos los hombres buenos de la corte.
Recibió las espadas,          las manos le besó;  3180
Tornose al escaño          donde se levantó;
En las manos las tiene          y a ambas las cató;
No se las pueden cambiar,          que el Cid bien las conoció;
Se le alegró todo el cuerpo,          sonriose de corazón;
Alzaba la mano,          la barba se tomó:  3185

Cid

¡Por esta barba          que nadie mesó,
Así se irán vengando          doña Elvira y doña Sol!

Narrador

A su sobrino don Pero,          por el nombre le llamó;
Tendió el brazo,          la espada Tizón le dio:

Cid

¡Prendedla, sobrino,          que mejora en señor!  3190

Narrador

A Martín Antolínez,          el burgalés de pro,
Tendió el brazo,          la espada Colada le dio:

Cid

Martín Antolínez,          mi vasallo de pro,
Prended a Colada,          gánela de buen señor,
Del conde Remón Berenguer          de Barcelona la mayor.  3195
Por eso os la doy,          que bien la cuidéis vos.
Sé que, si os acaeciere,          con ella ganaréis gran prez y gran valor.

Narrador

Besole la mano,          la espada tomó y recibió.
Luego se levantó          mío Cid el Campeador:

Cid

¡Gracias al Criador          y a vos, Rey señor!  3200
Ya pagado soy de mis espadas,          de Colada y de Tizón.
Otro rencor tengo          de los infantes de Carrión:
Cuando sacaron de Valencia          mis hijas ambas a dos,
En oro y en plata          tres mil marcos les di yo;
Yo haciendo esto,          ellos cometieron la traición;  3205
Denme mis haberes,          cuando mis yernos no son.

Narrador

¡Aquí veríais quejarse          a los infantes de Carrión!
Dice el conde don Remón:

Don Remón

Decid sí o no.

Narrador

Entonces responden          los infantes de Carrión:

Infantes

Por eso le dimos sus espadas          al Cid Campeador,  3210
Que más no nos demandase,          que aquí acabó la voz.

Don Remón

Si agradare al Rey,          así decimos nos:
A lo que demanda el Cid          que le respondáis vos.

Narrador

Dijo el buen Rey:

Rey

Así lo otorgo yo.

Narrador

Levantose en pie,          el Cid Campeador:  3215

Cid

De estos haberes          que os di yo,
Decid si me los dais          o deis de ello razón.

Narrador

Entonces salían aparte          los infantes de Carrión;
No se ponen de acuerdo,          que los haberes grandes son;
Gastados los han          los infantes de Carrión.
Tornan con un acuerdo          y hablaban a su sabor:  3220

Infantes

Mucho nos apremia          el que Valencia ganó,
Cuando de nuestros haberes          así le prende el sabor;
Le pagaremos con heredades          en tierras de Carrión.

Narrador

Dijeron los alcaldes,          cuando enterados son:

Alcaldes

Si eso pluguiere al Cid,          no se lo vedamos nos;  3225
Mas en nuestro juicio,          así lo mandamos nos:
Que aquí lo entreguéis          en esta misma corte.

Narrador

A estas palabras,          el rey don Alfonso habló:

Rey

Nos bien la sabemos          esta razón:
Que derecho demanda          el Cid Campeador.  3230
De los tres mil marcos,          los doscientos tengo yo;
Entrambos me los dieron,          los infantes de Carrión.
Tornárselos quiero,          que tan arruinados son,
Entréguenlos a mío Cid,          el que en buena hora nació;
Cuando ellos los han de pechar,          no se los quiero yo.  3235

Narrador

Habló Fernán González:

Fernando

Haberes monedados no tenemos nos.

Narrador

Luego respondió          el conde don Remón:

Don Remón

El oro y la plata          lo dispendiasteis vos;
Por juicio lo fallamos          ante el rey don Alfonso:
Páguenle en especie          y préndalo el Campeador.  3240

Narrador

Ya vieron qué hay que hacer          los infantes de Carrión.
Veríais traer          tanto caballo corredor,
Tanta buena mula,          tanto palafrén de sazón,
Tanta buena espada          con toda guarnición.
Recibiolo mío Cid          como apreciaron en la corte.  3245
Sobre los doscientos marcos,          que tenía el rey Alfonso,
Pagaron los infantes          al que en buena hora nació;
Préstanles de lo ajeno,          que lo suyo no les cumplió.
Mal escapan juzgados,          sabed, de esta razón.


138

El Cid sigue pidiendo justicia por la mayor deshonra



Estos pagos en especie          mío Cid tomados los ha.  3250
Sus hombres los tienen          y de ellos se ocuparán;
Mas, cuando esto hubo acabado,          pensaron luego en algo más:

Cid

¡Merced, ay, Rey señor,          por amor de caridad!
El rencor mayor          no se me puede olvidar.
Oídme toda la corte          y os pese de mi mal:  3255
A los infantes de Carrión,          que me deshonraron tan mal,
A menos de retos,          no los puedo dejar.


139

El Cid acusa solemnemente a los infantes



Decid ¿en qué os ofendí,          infantes de Carrión,
En burlas o en veras          o en alguna razón?
Aquí lo repararé          a juicio de la corte.31
¿Por qué me desgarrasteis          las telas del corazón?  3260
A la salida de Valencia,          mis hijas os di yo,
Con muchos haberes          y con muy grande honor;
Si no las queríais,          ya, perros traidores,
¿Por qué las sacabais          de Valencia sus honores?
¿Por qué las heristeis          con cinchas y espolones?  3265
Solas las dejasteis          en el Robledo de Corpes
A las bestias fieras          y a las aves del monte;
Por cuanto les hicisteis,          menos valéis vos.
Si no recurrís,          véalo esta corte.


140

Confrontación entre García Ordóñez y el Cid


Narrador

El conde don García          en pie se levantaba:  3270

Don García

¡Merced, oh Rey,          el mejor de toda España!
Enviciose mío Cid          a las cortes pregonadas;
Dejola crecer          y luenga trae la barba;
Los unos le tienen miedo          y a los otros espanta.
Los de Carrión          son de estirpe tan alta  3275
Que no se las debían querer          a sus hijas por barraganas;
¿Y quién se las diera          por iguales o por veladas?
En derecho obraron          porque han sido dejadas
Cuanto él dice,          no se lo apreciamos nada.

Narrador

Entonces el Campeador          cogiose la barba:  3280

Cid

¡Gracias a Dios          que cielo y tierra manda!
Por eso es luenga          que con regalo fue cuidada.
¿Qué tenéis vos, conde,          para reprochar mi barba?
Que desde que nació          con regalo fue cuidada,
Que no me cogió de ella          hijo de persona humana;  3285
Ni me la mesó          hijo de moro ni de cristiana,
Como yo a vos, conde,          en el castillo de Cabra.
Cuando tomé a Cabra          y a vos por la barba,
No hubo allí rapaz          que no mesó su pulgarada;
La que yo mesé,          aún no es igualada.  3290


141

Fernán González rechaza despectivamente la acusación del Cid


Narrador

Fernán González          en pie se levantó;
Con altas voces,          oiréis lo que habló:

Fernando

Dejaos vos, Cid,          de esta razón;
De vuestros haberes          de todos pagado sois.
No acrecentéis la contienda          entre nos y vos.  3295
De linaje somos          de los condes de Carrión:
Debíamos casar con hijas          de reyes o de emperadores,
Que no pertenecían          hijas de infanzones.
Porque las dejamos          derecho hicimos nos;
Más nos apreciamos,          sabed, que menos no.  3300


142

El Cid incita a Pero Bermúdez para que conteste y rete a don Fernando


Narrador

Mío Cid Ruy Díaz          a Pero Bermúdez cata:

Cid

¡Habla, Pero Mudo,          varón que tanto callas!
Yo las tengo por hijas          y tú por primas hermanas;
A mí lo dicen,          a ti dan las orejadas.
Si yo respondiere,          tú no entrarás en armas.  3305


143

Pero Bermúdez desenmascara a don Fernando


Narrador

Pero Bermúdez          empezó a hablar;
Detiénesele la lengua,          no puede arrancar;
Mas, cuando empieza,          sabed, no le da vagar.

Pero Bermúdez

Os diré, Cid,          costumbres tenéis tales:
¡Siempre en las cortes          Pero Mudo me llamáis!  3310
Bien lo sabéis          que yo no puedo más;
Lo que yo hubiere de hacer          por mí no quedará.
¡Mientes, Fernando,          de cuanto dicho has,
Por el Campeador          valiste mucho más!
Las mañas tuyas          yo te las sabré contar:  3315
Acuérdate cuando lidiamos          cerca de Valencia la grande;
Pediste las heridas primeras          al Campeador leal;
Viste un moro,          fuístele a atacar;
Antes huiste          que a él te allegases.32
Si yo no te ayudase,          el moro te la jugara mal;
Pasé ante ti,          con el moro me hube de enfrentar;  3320
A los primeros golpes,          húbele de derribar;
Dite el caballo,          túvelo en puridad;
Hasta este día,          no lo descubrí a nadie;
Ante mío Cid y ante todos          te hubiste de alabar
Que mataras al moro          y que hicieras proeza tal;  3325
Creyérontelo todos,          mas no saben la verdad;
¡Que eres apuesto          mas mal barragán!
Lengua sin manos,          ¿cómo osas hablar?


144

Sigue don Pero Bermúdez que recuerda a don Fernando el episodio del león y, por fin, le reta



Di, Fernando,          otorga esta razón:
¿No te viene en mientes          en Valencia lo del león?  3330
Cuando dormía mío Cid          y el león se desató?
Y tú, Fernando,          ¿qué hiciste con el pavor?
¡Metístete tras el escaño          de mío Cid el Campeador!
Metístete, Fernando,          por lo que menos vales hoy.
Nos cercamos el escaño          para cuidar a nuestro señor,  3335
Hasta que despertó mío Cid,          el que Valencia ganó;
Levantose del escaño          y fuese para el león;
El león bajó la cabeza,          a mío Cid esperó;
Dejose prender por el cuello          y a la red lo metió.
Cuando se tornó,          el buen Campeador,  3340
A sus vasallos,          violos alrededor;
Demandó por sus yernos,          a ninguno halló.
Rétote el cuerpo          por malo y por traidor;
Esto te lidiaré aquí          ante el rey don Alfonso
Por las hijas del Cid,          doña Elvira y doña Sol:  3345
Por cuanto las dejasteis,          menos valéis vos.
Ellas son mujeres          y vos sois varones;
En todas guisas,          más valen que vos.
Cuando fuere la lid,          si pluguiere al Criador,
Tú lo otorgarás          a guisa de traidor;  3350
De cuanto he dicho,          verdadero seré yo.

Narrador

De estos ambos,          aquí quedó la razón.


145

Engreimiento de don Diego



Diego González          oiréis lo que dijo:

Diego

De linaje somos          de los condes más limpios,
¡Estos casamientos          no fuesen avenidos  3355
Por emparentar          con mío Cid don Rodrigo!
Porque dejamos sus hijas          no nos arrepentimos;
Mientras que vivan,          pueden tener suspiros:
Lo que les hicimos          les será retraído.
Esto lidiaré,          ante todo el más ardido:33
Que, porque las dejamos,          honrados nos sentimos.  3360


146

Martín Antolínez increpa a don Diego y acepta el reto


Narrador

Martín Antolínez          en pie se va a levantar:

Antolínez

¡Calla, alevoso,          boca sin verdad!
Lo del león          no se te debe olvidar:
Saliste por la puerta,          te metiste en el corral;
Te fuiste a meter          tras la viga lagar.  3365
¡No te vestiste más          el manto ni el brial!
Yo lo lidiaré,          por nada pasará:
Las hijas del Cid,          porque vos las dejasteis,
En todas guisas,          sabed, que más que vos valen.
Al final de la lid,          por tu boca lo dirás,  3370
Que eres traidor          y mentiste de cuanto dicho has.


147

Asur González entra en la corte


Narrador

De estos ambos,          la razón ha terminado.
Asur González          entraba por el palacio,
Manto de armiño          y un brial arrastrando;
Bermejo viene,          que había almorzado.  3375
En lo que habló,          había poco recaudo:


148

Asur insulta al Cid


Asur

¡Hola, varones!,          ¿quién vio nunca tal mal?
¿Quién nos daría nuevas          de mío Cid el de Vivar?
¡Fuese a río de Ubierna          los molinos a picar
Y prender maquilas,          como las suele cobrar!  3380
¿Quién le daría          con los de Carrión casar?


149

Muño Gustioz increpa y reta a Asur. El Rey sanciona los retos. Vienen mensajeros de Navarra y de Aragón para pedir las manos de las hijas del Cid, que aceptan el Rey y el Cid. Álvar Fáñez reta a los Beni Gómez. Le replica Gómez Peláez. El Rey prohíbe este duelo


Narrador

Entonces, Muño Gustioz          en pie se levantó:

Muño Gustioz

¡Calla, alevoso,          malo y traidor!
Antes almuerzas          que vayas a oración;
A los que das paz,          los apestas alrededor.  3385
No dices verdad          a amigo ni a señor;
Falso a todos          y más al Criador.
En tu amistad,          no quiero tener ración.
Yo te lo haré decir          que tal eres cual digo yo.

Narrador

Dijo el rey Alfonso:

Rey

Calle ya esta razón.
 3390
Los que han retado          lidiarán, ¡así me salve Dios!

Narrador

Así como acaban          esta razón,
He aquí dos caballeros          entraron por la corte;
Al uno llaman Ojarra          y al otro Íñigo Ximenoz;
El uno es del infante de Navarra          y el otro del infante de Aragón.34
Besan las manos          al rey don Alfonso;
Piden sus hijas          a mío Cid el Campeador
Para ser reinas          de Navarra y de Aragón;
Y que se las diesen          a honra y a bendición.  3400
A esto callaron          y escuchó toda la corte.
Levantose en pie          mío Cid el Campeador:

Cid

¡Merced, rey Alfonso,          vos sois mi señor!
Esto agradezco          yo al Criador,
Cuando me las demandan          de Navarra y de Aragón.  3405
Vos las casasteis antes,          que yo no;
He aquí mis hijas,          en vuestras manos son;
Sin vuestro mandato,          nada haré yo.

Narrador

Levantose el Rey,          hizo callar a la corte:

Rey

Ruégoos, Cid,          caboso Campeador,  3410
Que plega a vos          y lo otorgaré yo;
Este casamiento hoy          se otorgue en esta corte,
Que os crece en ello honra          y tierra y honor.

Narrador

Levantose mío Cid,          al Rey las manos le besó:

Cid

Cuando a vos place,          otórgolo yo, señor.  3415

Narrador

Entonces dijo el Rey:

Rey

¡Dios os dé por ello buen galardón!
A vos, Ojarra,          y a vos, Íñigo Ximenoz,
Este casamiento          os lo otorgo yo
De las hijas del Cid,          doña Elvira y doña Sol,
Para los infantes          de Navarra y de Aragón,  3420
Que os las dé          a honra y a bendición.

Narrador

Levantose en pie          Ojarra e Íñigo Ximenoz;
Besaron las manos          del rey don Alfonso;
Y, después,          de mío Cid el Campeador.
Hicieron las fes          y los homenajes dados son:  3425
Que, como es dicho,          así sea o mejor.
A muchos place          de toda esta corte,
Mas no place          a los infantes de Carrión.
Minaya Álvar Fáñez          en pie se levantó:

Minaya

Merced os pido,          como a Rey y a señor;  3430
Y que no pese esto          al Cid Campeador:
Bien os dejé vagar          en toda esta corte,
Algo de lo mío          querría ya decir yo.

Narrador

Dijo el Rey:

Rey

Pláceme de corazón.
Decid, Minaya,          lo que tuviereis sabor.  3435

Minaya

Yo os ruego          que me oigáis toda la corte,
Que gran rencor tengo          de los infantes de Carrión.
Yo les di mis primas          por mandato del rey Alfonso,
Ellos las tomaron          a honra y a bendición;
Grandes haberes les dio          mío Cid el Campeador;  3440
Ellos las han dejado          a pesar de nos.
Rétoles los cuerpos          por malos y por traidores.
De linaje sois          de los Beni Gómez
Donde salían condes          de prez y de valor;
Mas, bien sabemos          las mañas que tienen hoy.  3445
Esto agradezco          yo al Criador,
Cuando piden mis primas,          doña Elvira y doña Sol,
Los infantes          de Navarra y de Aragón.
Antes las teníais por parejas          para en brazos las dos;
Ahora besaréis sus manos          y las llamaréis señoras, vos;  3450
Las habréis de servir,          mal que os pese a vos.
¡Gracias a Dios del cielo          y aquel rey don Alfonso,
Así le crece la honra          a mío Cid el Campeador!
En todas guisas          tales sois cuales digo yo;
Si hay quien responda          o dice no,  3455
Yo soy Álvar Fáñez          para todo el mejor.

Narrador

Gómez Peláez          en pie se levantó:

Gómez Peláez

¿Qué vale, Minaya,          toda esa razón?
Que en esta corte          hartos hay para vos;
Y quien algo quisiese          sería su ocasión.  3460
Si Dios quisiere          que de esta bien salgamos nos,
Después veréis          qué dijisteis o qué no.

Narrador

Dijo el Rey:

Rey

Acabe esta razón;
No diga ninguno          de ella más alegación.
Mañana sea la lid,          cuando saliere el sol,  3465
De estos tres contra tres          que retaron en la corte.

Narrador

Luego hablaron          los infantes de Carrión:

Infantes

Dadnos, Rey, plazo          que mañana ser no puede.
Armas y caballos          tienen los del Campeador,
Nos antes tendremos que ir          a tierras de Carrión.  3470

Narrador

Habló el Rey          con el Campeador:

Rey

Sea esta lid          donde mandaréis vos.

Narrador

Entonces dijo el Cid:

Cid

No lo haré, señor;
Más quiero a Valencia          que a tierras de Carrión.

Narrador

Entonces dijo el Rey:

Rey

Sin duda, Campeador
 3475
Dadme vuestros caballeros          con todas vuestras guarniciones,
Vayan conmigo,          yo seré el protector;
Yo os lo aseguro,          como a buen vasallo hace señor,
Que no sufran atropello          de conde ni de infanzón.
Aquí les pongo plazo          dentro en mi corte:  3480
Al cabo de tres semanas,          en las vegas de Carrión,
Que hagan esta lid          estando delante yo;
Quien no viniere al plazo,          pierda la razón;
Además, allí sea vencido          y escape por traidor.

Narrador

Acataron el juicio          los infantes de Carrión.  3485
Mío Cid al Rey          las manos le besó
Y dijo:

Cid

Pláceme, señor.35
Estos mis tres caballeros          en vuestra mano son,
Desde aquí os los encomiendo          como a Rey y a señor;
Ellos están preparados          para cumplir su misión.
¡Honrados enviádmelos a Valencia,          por amor del Criador!  3490

Narrador

Entonces repuso el Rey:

Rey

¡Así lo mande Dios!

Narrador

Allí se quitó el capillo          el Cid Campeador,
Y la cofia de ranzal          que blanca era como el sol,
Y soltaba la barba          y sacola del cordón.
No se hartan de catarle          cuantos hay en la corte.  3495
Se dirigió al conde don Enrique          y al conde don Remón;
Abrazolos tan bien          y ruégalos de corazón
Que prendan de sus haberes          cuanto hubieren sabor.
A esos y a los otros          que de buena parte son,
A todos los rogaba          según tengan sabor;  3500
Tales hay que prenden,          tales hay que no.
Los doscientos marcos          al rey los soltó;
De lo demás tomó tanto          cuanto hubo sabor.

Cid

¡Merced os pido, Rey,          por amor del Criador!
Cuando todas estas nuevas          así puestas son,  3505
Beso vuestras manos          con vuestra gracia, señor,
E irme quiero a Valencia,          con afán la gané yo.

[Nota del editor.]36


150

El Rey se admira del caballo Babieca. El Cid se lo ofrece, pero el Rey no lo acepta. Alocución del Cid a sus lidiadores. Despedida del Cid y del Rey. Preparación de los retos que se celebrarán en Carrión. Pero Bermúdez vence a don Fernando


Narrador

El Rey alzó la mano,          la cara se santiguó:

Rey

¡Yo lo juro          por san Isidro el de León
Que en todas nuestras tierras          no hay tan buen varón!  3510

Narrador

Mío Cid en el caballo          adelante se llegó,
Fue a besar la mano          a Alfonso, su señor.

Cid

Me mandasteis galopar          a Babieca el corredor,
En moros ni en cristianos          otro tal no hay hoy;
Yo os lo doy en don,          mandadle tomar, señor.  3515

Narrador

Entonces dijo el Rey:

Rey

De esto no tengo sabor
Si a vos le quitase,          el caballo no tendría tan buen señor;
Mas tal caballo como éste          para tal como vos,
Para vencer moros en el campo          y ser perseguidor;
Quien a vos quisiere quitarlo          no le valga el Criador,  3520
Que por vos y por el caballo          honrados somos nos.

Narrador

Entonces se despidieron          y luego se partió de la corte.
El Campeador a los que han de lidiar          muy bien les aconsejó:

Cid

Ya, Martín Antolínez          y vos Pero Bermúdez y Muño Gustioz,37
Firmes estad en el campo,          a guisa de varones;  3525
Buenos mandados me vayan          a Valencia de vos.

Narrador

Dijo Martín Antolínez:

Martín Antolínez

¿Por qué lo decís, señor?
Hemos tomado la deuda          y se ha de cumplir por nos;
Podréis oír de muertos          que de vencidos no.

Narrador

Alegre fue con esto          el que en buena hora nació;  3530
Despidiose de todos          los que sus amigos son.
Mío Cid para Valencia          y el Rey para Carrión.
Las tres semanas de plazo          todas cumplidas son;
Helos al plazo          los del Campeador;
Cumplir quieren la deuda          que les mandó su señor;  3535
Ellos están bajo el poder          del rey don Alfonso el de León
Dos días esperaron          a los infantes de Carrión;
Vienen muy bien preparados          de caballos y de guarniciones,
Y todos sus parientes          con ellos son:
Que si los pudiesen apartar          a los del Campeador,  3540
Que los matasen en el campo          para deshonra de su señor.
El conspirar fue malo          que lo demás no se empezó,
Que gran miedo tuvieron          a Alfonso el de León
De noche velaron las armas          y rogaron al Criador.
Pasada es la noche,          ya quiebran los albores;  3545
Muchos se juntaron          de buenos ricos hombres
Por ver esta lid,          pues tenían de ella sabor;
Además, sobre todos,          allí está el rey don Alfonso,
Para amparar el derecho          y no consentir sinrazón.
Ya se metían en armas          los del buen Campeador,  3550
Los tres se ponen de acuerdo,          que son de un señor.
En otro lugar se arman          los infantes de Carrión;
Estábalos aconsejando          el conde García Ordóñez.
Estuvieron en consejo,          dijéronlo al rey Alfonso:
Que no usaran en la batalla          las espadas tajadoras Colada y Tizón.38  3555
Que no lidiasen con ellas          los del Campeador.
Muy arrepentidos estaban los infantes          por cuanto dadas son.
Dijéronselo al Rey,          mas no se lo concedió:

Rey

¡No sacasteis ninguna,          cuando tuvimos la corte!
Si buenas las tenéis,          de pro serán para vos;  3560
Otro tanto serán          a los del Campeador.
Alzad y salid al campo,          infantes de Carrión,
Es menester que lidiéis          a guisa de varones
Que nada quedará          por los del Campeador.
Si del campo bien salís,          gran honra tendréis vos;  3565
Y, si fuereis vencidos,          no nos culpéis a nos,
Que todos lo saben          que lo buscasteis vos.

Narrador

Ya se van arrepintiendo          los infantes de Carrión;
De lo que habían hecho,          muy arrepentidos son;
No lo querrían haber hecho          por cuanto hay en Carrión.  3570
Todos los tres son armados,          los del Campeador;
Íbalos a ver          el rey don Alfonso.
Dijeron          los del Campeador:

Caballeros del Cid

Os besamos las manos,          como a Rey y señor,
Que fiel seáis hoy          de ellos y de nos;  3575
En derecho valednos,          en injusticia alguna, no.
Aquí tienen su bando          los infantes de Carrión,
No sabemos          qué tramarán ellos o qué no;
En vuestra mano          nos puso nuestro señor:
¡Protegednos en derecho          por amor del Criador!  3580

Narrador

Entonces dijo el Rey:

Rey

De alma y de corazón.

Narrador

Tráenles los caballos          buenos y corredores;
Santiguaron las sillas          y cabalgan con vigor;
Los escudos en los cuellos,          que bien blocados son;
En mano prenden las astas          de hierros tajadores;  3585
Estas tres lanzas          traen sendos pendones;
En derredor de ellos,          muchos buenos varones.
Ya salieron al campo          donde estaban los mojones.
Los tres han acordado,          los del Campeador,
Que cada uno de ellos          fuese a herir a su competidor.  3590
Ved de la otra parte          a los infantes de Carrión,
Muy bien acompañados,          que muchos parientes son.
El Rey les dio fieles          para decir el derecho y más no;
Que no traten con ellos          de sí o de no.
Cuando estaban en el campo,          el rey don Alfonso habló:  3595

Rey

Oíd lo que os digo,          infantes de Carrión:
Esta lid en Toledo la hicierais,          mas no quisisteis vos.
Estos tres caballeros          de mío Cid el Campeador
Yo los traje a salvo          a tierras de Carrión;
Ejerced vuestro derecho,          entuerto no queráis vos;  3600
Que, quien entuerto quisiere hacer,          mal se lo vedaré yo;
En todo mi reino,          no tendrá buen sabor.

Narrador

Ya les va pesando          a los infantes de Carrión.
Los fieles y el Rey          enseñaron los mojones;
Salíanse del campo,          todos alrededor.  3605
Bien se lo señalaron          a todos los seis que son:
Que por allí sería vencido          quien saliese del mojón.
Todas las gentes          se apartaron alrededor,
Más de seis astas de lanza,          que no llegasen al mojón.
Sorteábanles el campo,          ya les partían el sol.  3610
Salían los fieles de en medio,          ellos cara a cara son.
Desde allí venían los de mío Cid          a los infantes de Carrión,
Y los infantes de Carrión          a los del Campeador;
Cada uno de ellos          al suyo presta atención.
Embrazan los escudos          delante los corazones,  3615
Bajan las lanzas          envueltas con los pendones,
Inclinaban las caras          sobre los arzones,
Aguijaban los caballos          con los espolones;
Temblar quería la tierra por donde iban veloces.
Cada uno de ellos          al suyo presta atención,  3620
Todos tres contra tres          ya juntados son:
Piensan que entonces caerán muertos          los que están alrededor.
Pero Bermúdez,          el que antes retó,
Con Fernán González          de cara se juntó;
Heríanse en los escudos          sin ningún pavor  3625
Fernán González a Pero Bermúdez          el escudo le pasó,
Diole en vacío,          en carne no le tocó,
Bien por dos lugares          el asta le quebró.
Firme estuvo Pero Bermúdez,          por eso no vaciló;
Un golpe recibiera,          mas con otro hirió;  3630
Quebrantó la bloca del escudo,          aparte se la echó,
Pasóselo todo,          que nada le valió;
Metiole la lanza por el pecho,          que nada le valió;
Tres mallas de loriga tiene Fernando,          esto le salvó;
Las dos se desgarran          y la tercera quedó;  3635
El velmez con la camisa          y con la guarnición,
Hasta dentro de la carne,          una mano se lo metió;
Por la boca afuera,          la sangre le salió;
Se le quebraron las cinchas,          ninguna le hubo pro,
Por la grupa del caballo,          en tierra lo echó.  3640
Así lo pensaban las gentes          que malherido es de muerte.
Él dejó la lanza          y mano a la espada metió;
Cuando lo vio Fernán González,          reconoció a Tizón;
Antes que el golpe esperase,          dijo:

Fernando

Vencido soy.

Narrador

Otórganselo los fieles,          Pero Bermúdez le dejó.  3645


151

Martín Antolínez vence a don Diego



Martín Antolínez y Diego González          hiriéronse con las lanzas,
Tales fueron los golpes          que se les quebraron ambas.
Martín Antolínez          mano metió a la espada;
Relumbra todo el campo,          tanto es limpia y clara;
Diole un golpe,          de través lo alcanzaba;  3650
El casco de encima          aparte se lo echaba;
Las correas del yelmo          todas se las cortaba;
Allá llevó el almófar,          hasta la cofia llegaba;
La cofia y el almófar          todo se lo llevaba;
Cortole los pelos de la cabeza,          bien a la carne llegaba;  3655
Lo uno cayó en el campo          y lo otro encima quedaba.
Cuando este golpe ha dado          Colada la preciada,
Vio Diego González          que no escaparía con alma;
Volvió la rienda al caballo          para tornarse de cara.
Entonces Martín Antolínez          recibiole con la espada;  3660
Un golpe le dio de plano,          con el filo no le alcanzaba.
Diego González espada tiene en mano          mas no la ensayaba.39
Entonces el infante          tan grandes voces daba:

Diego

¡Válgame, Dios glorioso,          señor, y líbrame de esta espada!  3665

Narrador

El caballo refrena          y, apartándolo de la espada,
Sacolo del mojón;          Martín Antolínez en el campo quedaba.
Entonces dijo el Rey:

Rey

Venid vos a mi compaña.
Por cuanto habéis hecho,          vencido habéis esta batalla.

Narrador

Otórganselo los fieles          que dice verdadera palabra.  3670


152

Muño Gustioz vence a Asur González. Los caballeros de Cid vuelven a Valencia. Alegría del Cid. Segundos matrimonios de las hijas del Cid. Muerte del Cid. Fin del Cantar



Los dos han vencido;          os diré de Muño Gustioz,
Con Asur González          cómo se comportó.
Dábanse en los escudos          unos tan grandes golpes;
Asur González,          forzudo y de valor,
Dio en el escudo          a don Muño Gustioz;  3675
Tras el escudo,          pasole la guarnición;
En vacío dio la lanza,          que en carne no le entró.
Este golpe recibido,          otro dio Muño Gustioz,
Tras el escudo,          pasole la guarnición,
Por medio de la bloca          el escudo le quebrantó;  3680
No le pudo guardar,          pasole la guarnición,
Aparte le cogió,          que no cabe el corazón;
Metiole por la carne adentro          la lanza con el pendón;
Por la otra parte,          una braza se la sacó;
Con él dio un giro,          de la silla lo movió;  3685
Al tirar de la lanza,          en tierra lo echó;
Bermejo salió el astil          y la lanza y el pendón.
Todos piensan          que herido es de muerte.
La lanza recobró          y sobre él se paró.
Dijo Gonzalo Ansúrez:

Don Gonzalo

¡No le hiráis, por Dios!
 3690
¡Vencido es el campo,          cuando esto se acabó!

Narrador

Dijeron los fieles:

Fieles

Esto afirmamos nos.

Narrador

Mandó despejar el campo          el buen rey don Alfonso;
Las armas que allí quedaron          él se las tomó.
Por honrados se parten          los del buen Campeador;  3695
Vencieron esta lid,          gracias al Criador.
Grandes son los pesares          por tierras de Carrión.
El Rey a los de mío Cid          de noche los envió,
Que no les diesen salto          ni tuviesen pavor.
A guisa de prudentes          andan días y noches;  3700
Helos en Valencia          con mío Cid el Campeador;
Por malos los dejaron          a los infantes de Carrión;
Cumplido han la deuda          que les mandó su señor;
Alegre fue con esto          mío Cid el Campeador.
Grande es la deshonra          de los infantes de Carrión:  3705
¡Quien a buena dueña escarnece          y la deja después,
Tal le acontezca          o siquiera peor!
Dejémonos de pleitos          de los infantes de Carrión;
De lo que han recibido,          tienen muy mal sabor;
Hablemos de éste          que en buena hora nació.  3710
Grandes son los gozos          en Valencia la mayor,
Porque tan honrados fueron          los del Campeador
Tomose la barba          Ruy Díaz su señor:

Cid

¡Gracias al Rey del cielo,          mis hijas vengadas son!
¡Ahora las tengan libres          las heredades de Carrión!  3715
Sin vergüenza las casaré          pese a quien pese o a quien no.

Narrador

Anduvieron en pleitos          los de Navarra y de Aragón;
Tuvieron su consulta          con Alfonso el de León;
Hicieron sus casamientos          con doña Elvira y con doña Sol.
Los primeros fueron grandes          mas estos son mejores;  3720
Con mayor honra las casa          que lo que primero fue:
Ved cual honra crece          al que en buena hora nació,
Cuando señoras son sus hijas          de Navarra y Aragón.
Hoy los reyes de España          sus parientes son;
A todos alcanza honra          por el que en buena hora nació.  3725
Dejado ha este siglo el día de quincuagésima.          ¡De Cristo haya perdón!40
¡Así hagamos nos todos          justos y pecadores!
Estas son las nuevas          de mío Cid el Campeador;
En este lugar,          se acaba esta razón.  3730
¡Quien escribió este libro          dele Dios paraíso, amén!
Per Abbat le escribió          en el mes de mayo,
En era de Mill e CC (e) XLV años.





El manuscrito termina con unos versos, añadidos sin duda para uso del pedigüeño juglar, que dicen así:


El román es leído,
dadnos del vino;
si no tenéis dineros,
echad allá unos peños,
que bien os lo darán sobre ellos.



 
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