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1

Bibliografía crítica de las obras de Miguel de Cervantes Saavedra, I; Madrid, 1895; págs. 145 y 146.1.1 (N. del E.)

 

1.1

[Mantenemos con una misma numeración los dos tipos de notas que aparecen en el original. Las referentes al aparato crítico se diferencian por presentar numeración de página y línea; las eruditas no presentan indicación alguna. (N. del E.)]

 

2

[se reproduce la portada en el original (N. del E.)]

 

3

2-9. No ha de confundirse a este doctor con el gran poeta sevillano de los mismos nombre y apellido. El poeta, nacido hacia 1520, murió antes de junio de 1557. El doctor, de que aquí se trata, fue vicario eclesiástico de Madrid, y su nombre figura en numerosas aprobaciones y licencias para la impresión de libros, durante el siglo XVII (por ejemplo: en la Tercera parte de la Historia Pontifícal y Católica de Luis de Bavia: Madrid, 1608; en la Prosodia en romance de Gabriel de Moncada: Madrid, 1611; en las Sagradas Poesías de D. Luis de Ribera: Sevilla, 1612; en las Rimas de D. Juan de Jáuregui: Sevilla, 1618; en El Caballero puntual de Salas Barbadillo: Madrid, 1614; etc., etc.)

Aprobó también las Novelas exemplares (Madrid, 1613) y la II parte del Quixote (Madrid, 1615). (N. del E.)3.1

 

3.1

[el aparato crítico del original aparece al final del texto, en las páginas 135 a 202 (N. del E.)]

 

4

3-13. El Maestro José de Valdivielso, toledano, nació en el último tercio del siglo XVI, y murió el 12 de junio de 1638. Fue capellán del rito mozárabe en la Iglesia de Toledo. Sus más notables obras son: el Romancero espiritual... del Santissimo Sacramento (Madrid, 1612), y los Doze autos sacramentales y dos comedias divinas (Toledo, 1622). Véanse, para su biografía y bibliografía, el Catálogo bibliográfico y biográfico del Teatro antiguo español de C. A. de la Barrera (Madrid, 1860) y la Bibliografía Madrileña de C. Pérez Pastor (parte III; Madrid, 1907; págs. 488 y 489).

El P. Miguel Mir, al prologar la edición del Romancero espiritual de Valdivielso, impresa en Madrid, el año 1880, decía: «Entre todos los escritos poéticos de nuestra literatura, así profana como sagrada, no habrá tal vez ninguno cuyo lenguaje sea tan suave, tan delicado, y sobre todo tan dulce y armonioso, como el de este maravilloso Romancero.» (N. del E.)

 

5

6-22. Jorge de Tovar Valderrama, natural de Toledo. Fue Secretario del Real Patronato y de Estado, miembro del Consejo Real, y disfrutó de notable valimiento en las Cortes de Felipe III y Felipe IV. De él dijo el Conde de Villamediana:


   «Quien tiene mucho dinero
y más no le quiere dar,
ese es Jorge de Tobar.»



Véanse A. Bonilla: Anales de la literatura española (Madrid, 1904; pág. 76 y siguientes) y E. Cotarelo: El Conde de Villamediana (Madrid, 1886; passim.) (N. del E.)

 

6

9-1. A D. Rodrigo de Tapia Alarcón y Luna. Nació en Madrid, hacia 1599. Era hijo del Licenciado Pedro de Tapia, del Consejo de Su Majestad, y de Ana Clara de Alarcón Luna. El padre era natural de Madrigal, e hijo de Rodrigo de Tapia, natural de Arévalo, y de D.ª Francisca de Rivera y Balmaseda, natural de Madrigal. La madre era de Loja, e hija de Pedro del Rosal Luna, natural de Loja, y de D.ª Ana de Alarcón Biezma, natural de Antequera.

Fue Rodrigo de Tapia caballero del hábito de Santiago, Alcaide y Regidor perpetuo de la ciudad de Loja, señor de las villas de Tapia y Alarcón, y menino de la reina Doña Margarita. Lope de Vega le alabó por su destreza en la jineta y en rejonear toros. Juan Bautista de Mesa le dedicó su versión del Libro de la Constancia de Justo Lipsio (Sevilla, 1616).

Del padre de Rodrigo, Pedro de Tapia, escribió Villamediana:


   «Quien hurtó medianamente
dinero con una escarpia,
ha sido Pedro de Ta(r)pia.» (N. del E.)



 

7

11-1. Muy probable es que D. Agustín de Casanate Rojas fuese pariente del Juan Luis de Casanate, mencionado en el cap. III del Viage. Hay dos quintillas suyas, en alabanza del autor, al frente de la versión de Los más fieles amantes, Leucipe y Cletifonte, de Aquiles Tacio, por D. Diego Agreda y Vargas (Madrid, 1617). Concurrió a las fiestas que hizo la villa de Madrid en la canonización de San Isidro, y figuran versos suyos, con tal motivo, en la Relacion de Lope de Vega (Madrid, 1622).

El epigrama latino (donde figuran voces, como carmineis y vela, que no son rigurosamente clásicas), podría traducirse así:

«Sacude, ¡oh hijo de Saturno!, la cerúlea espalda. ¡Que la fecunda Tetis perciba los latigazos de la cuadriga! La armada de Apolo, en vista de la nueva ofensa por él sufrida, surca las aguas del sacro mar, en bajeles de versos. Asombrados, abandonan: Proteo, sus rebaños marinos; Tritón, sus melodías; los monstruos, sus líquidos abismos. Cuida, empero, de las riquezas que de tu tridente dependen, no sea que, por ser tantas, arrastren las blandas riendas, si no alijas algunos versos. Miguel conduce a los claros vates, desde las orillas de Hesperia hasta el alta mar. Dirígese a la comarca de Delfos. Ea, pues: depón el temor; resiste en medio de los barcos, y encamínalos, viento en popa, a las riberas del Parnaso.» (N. del E.)

 

8

13-6. Cesare Caporali di Perugia (1531-1601). Sirvió al Cardenal Ottavio Acquaviva. Escribió, entre otras obras, el Viaggio in Parnaso, impreso en 1582 (Parma), con las Rime piacevoli. (Véase la edición de las Rime, con observaciones de Carlo Caporali, impresa en Perugia en 1770.) (N. del E.)

 

9

14-29. No es segura la identificación de este escritor. Puede tratarse del genealogista zaragozano Pedro Gerónimo de Aponte, notario que fue de los reinos de España en tiempo de Felipe II, y Receptor de la Real Chancillería de Granada, al cual se deben un Libro de los linajes de España, conocido también con el título de Lucero de la nobleza de España, y una Carta a Gerónimo Zurita (Madrid, 20 de marzo de 1565). (Véanse la Biblioteca de Latassa y el Catálogo de Salvá.) También puede referirse Cervantes al Dr. Aponte de Quiñones, Obispo de Oviedo, del hábito de Santiago, citado por Luis Cabrera de Córdoba, en su Historia de Felipe II (lib. VIII, cap. 3.º); o al licenciado Gonzalo de Aponte, del Consejo de Indias (Cabrera de Córdoba; obra citada; edición de Madrid, 1877; t. IV, pág. 332); o al P. Marcelo de Aponte y Ávalos, S. I., al que alude Diego Duque de Estrada, en sus Comentarios del Desengañado (edición de Madrid, 1860; pág. 16); o al Marqués de Morcón, D. Juan Francisco de Aponte. El lector puede elegir. (N. del E.)

 

10

14-30. Llamábase Beltrán de Galarza, y fue personaje muy popular en Sevilla y en Madrid, por sus chistes y procacidad. Don Juan de Arguijo, en sus Cuentos (edición A. Paz y Mélia, en la 2.ª serie de sus Sales españolas; Madrid, 1902; págs. 110, 111, 113, 115, 123, 131 y 170), recogió varias anécdotas de Galarza, a quien pinta, unas veces preso en la cárcel de Corte de Madrid, y otras en la de Sevilla. Citaremos las tres siguientes (la segunda de las cuales explica perfectamente la alusión cervantina):

«-Era su mujer muy alta y muy flaca, y decía que dormía siempre como ginete de costa: la lanza al lado.

-Diéronle a Galarza, por maldiciente, una cuchillada por la cara, y fue tan poco señalada, que apenas se echaba de ver. Dijo él mismo que no habían hecho en esta cuchillada sus enemigos mas que reglar para otro. Diéronle segunda, mucho mayor, y preguntándole cómo menudeaban tanto en darle cuchilladas, respondió: "Pago en ellas la alcabala de la lengua."

-Decía Galarza: Con sola una cosa que haga el Rey y el Duque de Lerma, no habrá tenido España tal Rey ni tal Privado jamás. -¿Qué cosa? -Respondió: Con deshacer todo lo que han hecho.»



Como se ve, por las palabras de Cervantes, Galarza había muerto en 1614. (N. del E.)