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73-19. Lugar picaresco, entrada a la mancebía de Sevilla. «Estuvo situada la mancebía de Sevilla en un punto que entonces era extremo de la ciudad, adosada al muro antiguo que corría desde la puerta vieja de Triana a la del Arenal, y separada de la ciudad por una tapia que tenía una sola puerta, en el sitio que se llamó luego arquillo de Atocha. El espacio que se extendía delante de la puerta de la casa pública, era llamado el Compás, nombre que ha conservado hasta hace muy pocos años.» (José María Asensio: Cervantes y sus obras; Barcelona, 1902; pág. 408 y siguientes.) (N. del E.)

 

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74-19. Los moluscos que hoy llamamos mejillones, y que el Diccionario de Autoridades denomina morcillos y músculos. (N. del E.)

 

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75-7. El texto: ayra. (N. del E.)

 

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75-8. Acidalia era sobrenombre de Venus (de Imagen = la que excita el deseo). El texto: la hermosura. (N. del E.)

 

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76-5. Entre algunos papeles manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid, relativos al reinado de Felipe III, se conservaba una Relacion de la despedida del duque de Umena (Humene), embajador de Francia, escrita por un Fernando de Quincoces.

Álvarez Baena, en sus Hijos de Madrid, cita a un Fernando Francisco de Quincoces, nacido en 1674, hijo de D. Francisco Antonio Quincoces, de la Orden de Santiago. En el Indice de pruebas de esta Orden figura, entre otros Quincoces, un Juan de Quincoces y Sáenz de Torrezar, natural de Orduña (Vizcaya), con la fecha de 1642. (N. del E.)

 

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76-10. Aphrodisia y Cythera. (N. del E.)

 

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76-13. Lo mismo que garrafa. Alusión a las aficiones vináticas de D. Quincozes. (N. del E.)

 

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76-16. Puede haber aquí otra encubierta alusión a las aficiones báquicas de D. Quincozes. Baco tuvo por ayo o pedagogo a Sileno. (N. del E.)

 

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77-11. El adjetivo cano, aplicado al mar, es usado con mucha frecuencia por los poetas de los siglos XVI y XVII.


«No bañes en el mar sagrado i cano»,


dice Fernando de Herrera (Elegía III); y el mismo Cervantes, en La Entretenida (jorn. II):

«Por ti surca las aguas del mar cano.»

Gonçalo Pérez, en su traducción de La Vlyxea de Homero (Anuers, 1556), lib. XII, fol. 221 r., dice:


«Començaron
a herir con los remos el mar cano.» (N. del E.)


 

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78-3. Así, por Gnido o Cnido, en Caria, donde estaba la famosa estatua de Venus, esculpida por Praxíteles. (N. del E.)