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37-31. «Dizen ser certissima señal de tempestad, quando andan saltando (los delfines) por encima de las aguas.» (Plinio: Historia Natural; lib. IX, cap. viij; traducción de G. de Huerta, publicada por vez primera en 1603.)

Así, en El Laberinto de Juan de Mena (estrofa 170) dice el Conde de Niebla, negando que haya indicios de tempestad:


«nin veo delfines de fuera mostrados,
in los marinos bolar a lo seco.» (N. del E.)


 

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38-23. El texto: muehos. (N. del E.)

 

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39-24. Don Luis Ferrer de Cardona, caballero valenciano. Perteneció a la Academia de los Nocturnos donde llevaba el seudónimo de Norte, y en cuyas actas figuran siete composiciones suyas. (Véase Cancionero de la Academia de los Nocturnos de Valencia, extractado... por D. Pedro Salvá, y reimpreso con adiciones y notas de F. Marti Grajales; Valencia, 1905-1912; cuatro tomos.) Colaboró con unas octavas en las Fiestas... de la beatificacion de... Fr. Luis Bertran (Valencia, 1608).

Lope le elogió en la Filomena y en el Laurel de Apolo.

Vivió en el último tercio del siglo XVI y en el primero del XVII. (N. del E.)

 

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39-30. Don Guillem de Castro y Bellvís, notable poeta y autor dramático valenciano. Nació en 1569, y murió en Madrid el año 1631. Su más famosa obra es Las Mocedades del Cid.

Véase, acerca de Guillem de Castro, el estudio de F. Martí Grajales, en el tomo III de la mencionada edición del Cancionero de la Academia de los Nocturnos (donde Castro llevaba el seudónimo de Secreto). (N. del E.)

 

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84. 39-32. Respecto de Cristóbal de Virués, véase nuestra nota 95 al Canto de Caliope, y el libro de H. Mérimée L’art dramatique à Valencia, depuis les origines jusqu’au commencement du XVIIe siécle; Toulouse, 1913. (N. del E.)

 

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40-1. Parece ser ingenio valenciano, según el lugar en que le coloca Cervantes. Menciona éste, en el Quixote (I, 39), a un alférez, llamado D. Pedro de Aguilar, «natural no sé de qué lugar de Andalucía, ...soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento; especialmente tenía particular gracia en lo que llaman poesía». Este Aguilar fue cautivado por los moros en el fuerte de la Goleta, y Gayangos le atribuye las anónimas Memorias del Cautivo en la Goleta de Túnez (Sociedad de Bibliófilos Españoles; Madrid, 1875). Nada de particular tendría que fuese el aludido por Cervantes en el Viage, puesto que no muestra seguridad en el Quixote respecto de su patria.

Un Pedro de Aguilar figura como testigo en el testamento de D.ª Isabel de Cervantes (1652). Véase a Pérez Pastor: Documentos cervantinos, II, pág. 342. (N. del E.)

 

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40-22. Acerca de Micer Andrés Rey de Artieda véase nuestra nota 93 al Canto de Caliope. (N. del E.)

 

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41-26. Tal vez Luis de Casanate, natural de Tarazona, en Aragón, que fue en 1596 catedrático de Vísperas de Cánones en la Universidad de Zaragoza, y que en 1610 era notabilísimo abogado en Madrid. Fue Fiscal del Supremo Consejo de Aragón, y Arcipreste de Daroca. Escribió varias obras jurídicas. Trata de él Latassa (Bibliotecas; edición Gómez Uriel; I, 299 y siguientes). Véase también a Pérez Pastor: Bibliografía Madrileña, III, 341. (N. del E.)

 

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42-2. Gaspar de Barrionuevo, contador que fue de la Armada del Marqués de Santa Cruz, nació en Toledo. Fue grande amigo de Lope de Vega, a quien acompañó en Valencia y en Sevilla. Marchó después a Italia, y murió en Sicilia, probablemente antes de 1628. (Véase la silva I del Laurel de Apolo, de Lope).

Hay un romance suyo en la Relacion de las fiestas que la imperial Toledo hizo al nacimiento del Principe N. S. Felipe IV (Madrid, 1605), y otros versos en el Elogio del juramento del serenísimo Principe Don Felipe-Domingo (Madrid, 1608), de Luis Vélez de Guevara. Véase también el Ensayo de Gallardo, I, número 1050. (N. del E.)

 

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42-6. Don Francisco de Rioja, elegante y delicado poeta, nació en Sevilla hacia 1583. Fue Secretario del Conde-Duque de Olivares. Murió en 1659.

Véase la edición de sus Poesías, por C. A. de la Barrera; Madrid, 1867.

Hubo otro Licenciado Francisco de Rioja, natural de Toledo, Racionero de la catedral toledana en 1613. (Véase C. A. de la Barrera: Adiciones a las poesías de D. Francisco de Rioja; Sevilla, 1872; pág. 55.) (N. del E.)