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A Bago1, poeta

[El Solfeo, n.º 603, 8 de julio de 1877]

Leopoldo Alas





«Nosotros, en fin, hemos tenido el honor de la lira (barbitos policordos2, que dijo el griego), cantando y llorando (canentes et flentes3, que hubiera dicho el latino) en todas las ocasiones en que el hado, ya favorable, ya protervo, envió a la patria prosperidades o desdichas».


(La derrota de los pedantes)                



   Bago, que el cielo me depare oídos
para sufrir los burdos consonantes
que tienes preparados y escondidos;
—749→
   sé que limpias y dejas rutilantes,
las cuerdas –o las sogas– de tu lira,  5
víctima de ratones discordantes.
   Y no vale que digas que es mentira,
porque todo lo sé por la patrona,
que no te da principio y que te admira.
   Me ha dicho tan verídica persona  10
que empleas de tu ropa los harapos
en desbrozar la trompa de Belona,
   y que a fuerza de aceite y sacatrapos
del metálico tubo rimbombante
expeles las culebras y los sapos.  15
   Tú, como en mayo el mísero estudiante
candil y torpe sueño despabila,
en busca de adecuado consonante
   pasas las noches: y ella, que vigila,
el ama, cuya cháchara provoco,  20
me dice que la tienes intranquila.
   Como ella de medir sabe muy poco,
cuando cuentas las sílabas por dedos
jura y perjura que te vuelves loco;
   mas tú disiparás todos sus miedos  25
al dar a luz el anhelado fruto
de tus partos difíciles y acedos.
   Ya, según por mis cálculos computo,
raudo se acerca el venturoso día
de vomitar cien odas al minuto.  30
   Tú, que a los grandes de la patria mía
uno por uno, sin dejar a Caco,
cantaste al son de ronca chirimía,
   aguza el vil ingenio rudo y flaco
y corre a los confines de Pajares,  35
porque no se adelante algún bellaco.
   Invoca los recuerdos seculares;
que los robustos ecos de los montes
lleven tu voz a todos los hogares;
—750→
    ve descorriendo velos y horizontes,  40
y retroceda el curso de la historia
para que tú, erudito, la remontes;
   apréndete los nombres, de memoria,
de cuantos grandes en el mundo han sido,
para uncirlos al carro de tu gloria.  45
   Bago, no pecarás de comedido,
que aunque digas doscientos disparates,
no ha de darse el fiscal por ofendido;
   conviene que deprimas y maltrates
los grandes nombres que la fama abona,  50
y los tengas por locos o petates.
   Para ti sólo es grande una persona:
aquella que te escucha y que te paga
los adefesios que tu lira entona.
   Del torpe incienso que el sentido halaga  55
pródigo sé, y en cada verso flojo
pon un grano por ver si alguien lo traga.
   No cedas en tu empresa, ten arrojo;
si logras con tus odas un empleo,
ganarás el sustento sin sonrojo.  60
   Agita el tirso, y con furor pimpleo
di, bajo tu palabra, cien mentiras,
si a mano viene, en verso asclepiadeo;
   dirá algún demagogo que deliras,
y un criticastro audaz querrá morderte  65
porque en la pobre adulación te inspiras;
   mas no podrán sus gritos contenerte,
que así, arrastrando, como tú, mil Bagos
llegaron hasta el colmo de la suerte.
   Aunque tenga el oficio malos tragos,  70
cual este de sufrir burla y desprecio,
todo, por fin, se cambiará en halagos;
   Hoy no eres nadie y pasarás por necio;
mas si sabes doblar como una espada
el espinazo vil, tendrás gran precio;  75
—751→
   pronto verás tu lira venerada,
cual sagrado instrumento, en los salones,
y a ti con una cruz y una embajada.
   Bien haces, Bago, si el magín dispones,
y si, el común sentido torturando,  80
todo a tus alabanzas lo pospones.
   No temas infringir ni ley ni bando
por decir que ya Asturias se engrandece
por la conciliación que está mandando;
   y asegura también que te parece  85
que toma parte en nuestra dicha el cielo,
que Cánovas, por cierto, lo merece.
   Polvo mortal sacuda el patrio suelo,
pon de punta los huesos de Pelayo,
y hable en su tumba sin venir a pelo.  90
   Y aprovechando el consonante en ayo,
en aras de tu loca fantasía,
vuela de Covadonga hasta Moncayo.
   Eso podrá no ser la poesía,
pero tú te acreditas, y esto importa,  95
de amante de la docta mayoría.
   Ya verás que, a la larga o a la corta,
algún Mecenas, conde de Toreno,
tus canciones recibe y las soporta.
   Saldrás, por fin, del polvo (no del cieno);  100
pero debes temer en tu fortuna
otro Bago mayor que te haga bueno;
   acaso en prosa vil; más oportuna,
ponga las glorias del poder que alaba
más allá de los cuernos de la luna,  105
y entonces, Bago, tu favor acaba.

CLARÍN.





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