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Un estudio minucioso de los procesos de redacción de las novelas y volúmenes de artículos costumbristas peredianos puede leerse en González Herrán, 1983.

 

2

Para todos estos aspectos ver el interesante trabajo de González Herrán, «Los libros barceloneses de José María de Pereda», referenciado en la bibliografía.

 

3

La biblioteca Mignon había publicado en números anteriores al XI correspondiente a Para ser buen arriero... obras de Palacio Valdés, Clarín, Wagner, González Serrano, Juan Valera, Bonafoux, Jacinto Octavio Picón, Becerro de Bengoa o José Ortega Munilla, muchas de ellas ilustradas, y el editor anuncia en las páginas iniciales de este volumen que está a punto de publicarse Una anécdota del segundo imperio de Daudet, también con ilustraciones.

 

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Parece ser que Pereda elogió el libro indicando que «destaca en el poeta un raro dominio de la poesía que hay en la Naturaleza» (Belmonte Serrano, 2003:111)

 

5

Botrel indica que «Rodríguez Serra trata de ser parisiense y lo consigue» (Botrel, 1998)

 

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Pío Baroja escribió palabras elogiosas para el que consideraba el editor de la gente joven, en El Globo, con motivo del fallecimiento de Rodríguez Serra, y alabó su deseo de innovar el panorama editorial (recogido en Hojas sueltas, Madrid, Caro Raggio, 1973 pp. 130-132).

 

7

El 28 de julio de 1899 le envía Rodríguez Serra una carta a M. Pelayo en la que le solicita un prólogo o al menos unas líneas breves para su edición de La lozana andaluza, por lo que se compromete a pagarle 75 pesetas, lo que reconoce es un estipendio poco adecuado para el polígrafo. También le envía, como indicábamos, Aires murcianos, primer volumen de nueva coleccción que acaba de sacar. El 29 de agosto de 1899 le remitía Rodríguez Serra una nota a don Marcelino recordándole esta petición, pues este no había respondido. No sería raro que el polígrafo hubiera comentado estos datos (los referidos a la nueva colección Mignon) con Pereda, y ello hubiera animado al novelista a cederle su obra. En el año 1901 este editor le pide varios consejos sobre proyectos editoriales y comienzan a colaborar en la edición de una colección de Novelistas del siglo XVI y Rodríguez Serra pretende hacer una segunda edición de Historia de los Heterodoxos.

 

8

Señala Ricardo Gullón en su Vida de Pereda: «Por estos años don José sigue atendiendo la reedición de sus novelas, cada vez más solicitadas por una creciente masa de lectores. En este ápice de su popularidad un periódico madrileño convoca entre las lectoras un concurso para elegir al primer novelista del mundo, resultando triunfante Pereda de competidores tales como Cervantes, Balzac y María del Pilar Sinués de Marco. Simpático por su carácter popular, tal incidente le hizo reír de buena gana más de cuatro veces.» (Gullón, 1944:261-262)

 

9

El asunto de los grabados fue muy discutido por los novelistas en el siglo XIX, suscitándose un debate cuyos protagonistas fueron escritores tan importantes como Flaubert, Dickens, Twain, Galdós o Leopoldo Alas. La postura más intransigente era la del francés, que consideraba la literatura como una construcción verbal, en la que las ilustraciones resultaban pegotes para niños o analfabetos; justamente en el polo opuesto se situaban Dickens, Twain o Galdós, que concedieron gran importancia a la ilustración de sus obras, aunque paradójicamente la crítica actual ha olvidado a menudo este aspecto. (Ver Gutiérrez Sebastián, 2000:127)

 

10

Al análisis de la ilustración en esas dos novelas he dedicado dos artículos: Gutiérrez Sebastián, 2000 y 2003, referenciados en la bibliografía.