Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente



  —[83]→  

ArribaAbajoLibro

L

La ventana de la casa de la Luna estaba llena de escarcha. Era una casita pequeña de madera de abeto, donde no le cabía más que la cara. Los lobos la llevaron un día a la tierra para asustar a los niños, pero nadie se asustó. Sólo los espantapájaros le hicieron caso. Desde entonces, hay en los jardines hombres de palo con sombrero para hacer reír a la luna, a los pájaros y a los niños.


M.ª Teresa León, Rosa-Fría, patinadora de la Luna.                


  —[84]→     —[85]→  

La L de letra, de lengua, de lápiz y de LIBRO. Libros que en algunas casas no caben, pero que jamás han entrado en otras. Muchas son las personas que no leen nunca un libro pero, aunque un día lo intentasen, estarían perdidos entre los millares que se publican cada año. Por este motivo es necesario presentar los libros.

Animar un libro en nuestros colegios y bibliotecas es una tarea más fácil de lo que pueda parecer. Presentar un libro, motivar al niño a su lectura, animar a toda una clase en torno a los personajes de un cuento o novela es algo al alcance de todos, que puede resultar una tarea agradable, sobre todo si se realiza de forma diferente.


ArribaAbajoPrerrequisitos para animar un libro

Los requisitos previos para empezar a animar un libro son sólo unos pocos; el principal es el buen ánimo del profesor o bibliotecario y una cierta capacidad de encantar, de comunicar y motivar a los alumnos. Pero aún con esto necesitaremos:

1. Una pequeña (si es grande mejor) biblioteca de aula, donde se puedan encontrar los libros que animemos y otros muchos adecuados a la edad y nivel lector de los alumnos.

2. Posibilidades de ir incorporando nuevos libros a esta biblioteca, bien a través de los fondos del colegio, de los padres, de donaciones o bien de ayudas de instituciones.

3. Organización mínima de esta biblioteca, con un control sobre los préstamos y unos responsables de ella,   —86→   planteando la lectura de libros como una tarea escolar más.

4. Un hueco en el horario cada cierto tiempo para la animación de un determinado libro y las actividades a que éste dé lugar.




ArribaAbajoPresentación en sociedad del libro

La presentación de un libro empieza por su selección: aquel título que consideramos adecuado y con gancho entre los futuros lectores. Luego viene un tiempo de preparación que, además de la lectura del libro por parte del animador-profesor, requiere organizar actividades para trabajar con el título, los personajes o la portada.

La ambientación previa de la clase o la biblioteca también es importante: carteles, dibujos ampliados del libro, portadas enormes, títulos multicolores, fotografías o dibujos del autor y el ilustrador... Pueden irse colgando también los dibujos y producciones que vayan realizando los niños y niñas.

Ir creando una atmósfera de interés en torno al libro sería el objetivo. Los enigmas y misterios pueden ser los mejores aliados para ello y la estrella puede ser un juego de pistas, actividad de animación explicada en la letra «Q».

Dos pequeñas ideas que conviene tener claras:

* Se presenta un libro con todos los sentidos.

* Se presenta con la participación de los niños.




ArribaAbajo¿Cómo jugar con el título?

El título es la quintaesencia del libro, el que lo representa, resume, motiva, lo que recordamos y otras muchas cosas más. Por ello, a la hora de presentar podemos trabajar jugar con él. Estas son algunas posibilidades:

  —87→  

1. Mensaje oculto: Tiene muchas modalidades, pero quizás la más visual continúen siendo los acrósticos. El título o su personaje central se esconderá en forma de mensaje acróstico, donde cada letra es la inicial de otra palabra: ELVIS =

Es

Listo

Valiente

Inteligente

Sueco.

Lobo

  —88→  

2. Gestos en el aire: El aire de la biblioteca se puede poblar de líneas y de gestos. Si utilizamos las líneas podremos dibujar en el aire el título o nombre del protagonista, adivinándolo primero para recrearlo después. El gesto puede acompañar como auxiliar o ser él mismo el centro, dando lugar a descubrir a través de la gesticulación el título.

3. Preguntas-Respuestas: Se hacen en torno al título, para ir formando una historia imaginada de lo que puede ocurrir en el libro: ¿Por qué son los cuentos por teléfono? ¿Quién es el que llama? ¿Desde dónde?... Siempre se puede recurrir a la cuestión de Juan Ramón (Jiménez): «¿Y qué más?».

4. Mezcolanza de sugerencias (o cómo decir rápidamente otras ideas en torno al título): Un resumen veloz de otras ideas en torno a la presentación una vez desvelado el título:

-Cambiar el nombre del protagonista: Raúl y las cigüeñas o Carmen y los sapos... y hablar-inventar-crear a partir de aquí.

-Repetir el nombre a coro, todos a una, por grupos o de la forma que se nos ocurra, trabajando al mismo tiempo aspectos como la velocidad (más rápido o más lento y cambios de ritmo), la intensidad o el tono.

-Añadir adjetivos al personaje: Julieta la inquieta, Julieta pizpireta... Y crear a partir del resultado.

-Elegir otro título, alejándose de o acercándose al original.

-Plasmar el título en un rótulo o cartel, decorarlo y realizar todo lo que la plástica dé de sí aplicada a la literatura infantil y al libro.

Se puede, y debe, elegir una u otra forma diferente de presentación según el auditorio y el objetivo del animador. El resultado de todo ello será el conocimiento-nacimiento de un libro que a partir de entonces crecerá solo de la mano de los jóvenes lectores y lectoras.





  —[89]→  

ArribaAbajoMuseo

M

... -No importa, Balbalú, peor para ellos -se dijo Gabi a media voz.

Balbalú era su otro nombre, su personalidad secreta. Cuando estaba sola, o cuando estaba acompañada y no le gustaba la compañía; cuando estaba triste o cuando estaba alegre, o sea casi siempre, Gabi se sentaba en un rincón y se ponía a imaginar la trepidante vida de Balbalú. Se podía estar horas así, quieta como un lagarto y soñando despierta. -¡Ya está pensando en las musarañas! -gruñían entonces sus padres-. Pero, no. Pensaba en Balbalú. Y Balbalú era fuerte, intrépida, infatigable; recorría sin miedo los mundos más extraños, hacía siempre lo que se le antojaba y todas las personas la amaban y admiraban. Prefería con mucho ser Balbalú a ser Gabi. Pero hoy ni siquiera este recurso la servía...


R. Montero, El nido de los sueños.                


  —[90]→     —[91]→  

Menudo lío en que nos hemos metido, sobre todo en esta M de largas patas y sabor a malvasía. Esta M de Muñeca que, como una Matrioska, oculta en su interior varias sorpresas, la primera es un Museo, pero no un museo cualquiera..., no, no..., un MUSEO DE CUENTO; es decir, un lugar donde se exponen objetos reales pertenecientes al mundo de los cuentos y por ende de los libros. Muchas son las maneras de comenzar, pero a continuación os proponemos una atrayente y con cierto aire brumoso.

«Aquel día subí al desván, como hacía muchas tardes de otoño; estuve mucho tiempo ojeando viejos libros del abuelo. Miré debajo de una cómoda carcomida en busca de su diario de navegación y solo hallé polvo y telarañas. La claridad penetraba entre las tejas, la tarde estaba llegando a su fin, cuando me dispuse a mirar en el interior de un polvoriento arcón desconocido para mí. Al levantar la tapa los goznes chirriaron airadamente; un cosquilleo recorrió mis manos; miré con impaciencia y la desilusión barrió los destellos de mi curiosidad. Ante mis ojos apareció un montón de sábanas viejas con fuerte olor a alcanfor. Removí algunas hasta llegar al fondo y... ¡nada! Me disponía a cerrar, cuando observé una alargada bolsa de cuero negro, amarrada a uno de los herrajes interiores. La solté con cuidado; era áspera y parecía llevar allí mucho tiempo. Desaté el nudo y de su interior se deslizó suavemente una flauta; el velo de los años aún dejaba vislumbrar el tono malva de la madera; en su extremo inferior unas muescas oblicuas parecían dibujar los últimos destellos del sol, que ya nos había olvidado. La cogí entre mis dedos e intenté hacerla sonar;   —92→   a pesar de mi dificultad para la música, conseguí que brotara un sonido dulce y encantador.

Aquella noche estuve hablando con el abuelo al calor de la chimenea. Me contó con su quebrada voz que el baúl había pertenecido a su bisabuelo y que lo había adquirido en una subasta en las Islas Azores, durante uno de sus últimos viajes. La misteriosa flauta había pertenecido a un famoso flautista dedicado a liberar pueblos y ciudades de las plagas de ratones, muy frecuentes en aquellos tiempos. Hamelin fue el lugar donde más fama adquirió. Esta flauta que tenéis ante vuestros ojos no es otra que la de...».

Muy bien se puede empezar así, o de otras mil y una maneras que se os ocurran. El éxito de esta aventura depende en buena medida de nuestra capacidad de seducción y, sobre todo, de la fuerza de la fantasía. Cuando les presentemos algunos objetos, pocos y con atractivo, es muy importante que les descubramos la verdad de los mismos. No todos los días se puede ver de cerca la manzana de Blancanieves, la escoba de Cenicienta o las botas de Pulgarcito.

Momentos intensos nos esperan cuando los chavales de la clase, del ciclo, del colegio o de la biblioteca empiecen a traer sus cosas; pero, ¡cuidado!, no vale todo, no. Cada uno de los elementos que van a conformar la exposición debe reunir una serie de requisitos que evidencien su linaje: pertenecer a un cuento o libro concreto, ser natural y de materiales nobles (madera, hierro, oro...), ofrecer un aspecto añejo y despedir un cierto olor a rancio.

Una vez aceptado el utensilio, a cada uno de ellos le colgamos una etiqueta con diversos datos sobre su procedencia, material, cuento, mecenas... ofreciendo con ello una precisa y valiosa información a los futuros visitantes.

Pasado un tiempo, cuando ya dispongamos de un buen número de piezas, las exponemos en un lugar apropiado   —93→   para tan solemne ocasión, como la biblioteca, el salón de plenos de la casa consistorial o la sala de exposiciones de la villa. La sede del museo vestirá las mejores galas posibles, con una entrada como la de la cueva del Trenti y paredes tan vistosas como las de la casa de la Anjana.

Munia

No se dejará entrar a aquella persona, hombre o mujer, ojáncano o nuberu, príncipe o fregona, que no pague, ¡por adelantado!, su entrada recitando un poema, luengatrabando un trabalenguas, entonando un romance o adivinando una adivinanza. Este asunto es   —94→   especialmente importante para conseguir crear una atmósfera insólita, divertida y fantástica el día de la inauguración, que debe haberla, bien oficial y ceremoniosa.

Una vez abierto, el Museo de los Cuentos se convierte en el marco idóneo para contar cuentos y narrar historias al amor de la lumbre. Los niños, los maestros, las bibliotecarias, los padres y las abuelas se convertirán en contadores por unos momentos, pintando el aire con hazañas, desengaños, miedos, amores y ternura.

De esta matrioska con sabor dulce y fragante, sale otra M, que trae de la mano el MUSEO DE MACHADO. Lleva el nombre del poeta de Sevilla porque esto es un abcd..., pero puede tener el título de cualquier personaje insigne y merecedor de este homenaje.

Esta variante necesita una buena preparación con los alumnos. Tenemos que dar a conocer la vida y obra de Machado antes de empezar a recoger objetos, libros, fotos, poemas... La ambientación de la muestra será más íntima y personal, ya que podemos reproducir espacios de su vida especialmente significativos, como «un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero» o el lugar donde escribía versos. En este museo, los cuentos dejarán paso a la recitación de poemas y a las canciones que ellos han generado: Serrat, por ejemplo. Este museo, como ya habréis apreciado, tiene un cariz más escolar que la anterior.

La última muñeca rusa lleva dentro más museos: el temático, el regional, el etnográfico... y el estelar, lleno de los sueños que vamos anhelando cuando miramos las estrellas.



Anterior Indice Siguiente