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Actividades económicas y desarrollo urbano en las pequeñas ciudades gallegas

José Rodríguez González

Bernardo Vázquez García


(Universidad de Santiago de Compostela.)

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Resumen

La inclusión de Galicia en el contexto económico occidental ha desencadenado un proceso de urbanización basado en la concentración espacial de la población y sus actividades económicas en pequeñas ciudades, que intervendrán en el auge económico de las zonas más atrasadas.




Abstract

The inclusion of Galicia in de occidental economic context has developed a process of urbanization based on the population spatial concentration and their economic activities in little cities, are involved in the economic progress of the more undeveloped areas.





En primer lugar interesa dejar claro a lo que nos referimos con el término pequeña ciudad para enmarcarlo en el proceso de configuración de redes urbanas y procesos de urbanización.

La definición de pequeña ciudad para Galicia puede parecer chocante para las personas que no pertenezcan a nuestra Comunidad Autónoma. Éstas se mueven en umbrales de población que oscilan entre los 2.000 y los 15.000 habitantes, con una vocación socio-profesional de marcado carácter terciario. La clasificación como urbana de una entidad de tan reducidos efectivos poblacionales parte de la imposibilidad de establecer una clasificación precisa de los distintos núcleos habitados utilizando criterios de volumen demográfico total, especialmente en el límite inferior que marca el inicio urbano (Lois González, 1993). Su consolidación dentro de la trama urbana gallega se debe a que son los indiscutibles enlaces económico-funcionales entre el mundo urbano y el rural.

La utilización del calificativo de urbano para asentamientos tan pequeños puede ser discutible, pero si partimos de una serie de transformaciones socioeconómicas y territoriales (como el nivel de desarrollo agrícola e industrial de   —164→   las áreas de influencia que organizan, las densidades demográficas o los niveles de renta) acaecidos en Galicia en las últimas décadas, veremos un cambio paulatino en las estructuras preexistentes hacia un nuevo modo de estructuración espacial centrado en esas pequeñas ciudades con independencia de su tamaño.

Este planteamiento metodológico proviene de la geografía francesa. En diversas obras clásicas sobre análisis de sistemas de organización urbana (Rochefort, 1960 # Dugrand, 1963) se utiliza el término petit ville, que puede ser asimilable al vocablo pequeña ciudad para Galicia. Estas obras definían a las petit villes como asentamientos terciarios con una población entre los 2.500 y los 20.000 habitantes que configuraban a su alrededor un área de influencia. Son lugares de localización de servicios y equipamientos público-administrativos, con buena accesibilidad y dotados de una serie de establecimientos comerciales que les permiten abastecer a un área rural que gravita sobre cada una de ellas.

Para esta exposición, utilizaremos de modo indistinto los términos pequeña ciudad, villa o cabecera comarcal ya que todos ellos son sinónimos en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma de Galicia.

La funcionalidad de estas villas respecto a su entorno más próximo es uno de los criterios básicos que nos permitirá entender su consolidación dentro de la organización espacial de la red urbana regional. Estos pequeños núcleos cuentan con una dotación de servicios, tanto públicos (administración, sanidad, educación,...) como privados (banca, seguros,...) y de una dotación comercial orientada al abastecimiento de su hinterland, que suele tener un carácter supramunicipal. Su incidencia en la organización territorial de Galicia es doble; por una parte sirven de nodo en la configuración de asentamientos comarcales, siendo el punto central de los flujos socioeconómicos establecidos en su área de influencia, por otra, tienen un papel equilibrador del territorio ya que funcionan como centros de desarrollo local (Precedo Ledo, 1994).

El origen de esta red de asentamientos lo encontramos en los cambios de las estructuras productivas que tuvieron lugar a partir de los años sesenta del presente siglo. Desde esas fechas, la industria toma un camino hacia la descentralización y comienzan a aparecer pequeñas empresas locales que aprovecharán los recursos propios de cada área geográfica. Así, surgirán pequeñas unidades industriales en villas y cabeceras comarcales que serán piezas clave en el proceso de urbanización de dichos asentamientos (Vázquez Barquero, 1988).

Tenemos así una adaptación del tejido industrial y empresarial a las potencialidades endógenas de cada territorio, las cuales van a repercutir en la fijación de población, en el incremento del nivel de atracción espacial y consideración de lugar central con la aparición de nuevas actividades de servicios y comercio. A nivel   —165→   meramente funcional también se observa un gran cambio derivado de las notables mejoras en las infraestructuras de comunicación, facilitando desplazamientos desde el rural al núcleo, mediante lo cual estas pequeñas ciudades se afirman en su función centralizadora de los desplazamientos humanos comarcales.

Otro factor que distingue a estos núcleos es la explosión edificativa que han experimentado, para bien o para mal, desde la década de los sesenta. La demanda constante de viviendas se debe a la capacidad que estas villas tienen para atraer tanto a individuos procedentes de las parroquias próximas que acceden a empleos no urbanos como a emigrantes retornados, los cuales prefieren asentarse, por su carácter urbano, en estas cabeceras comarcales. Hay también que reseñar que ese impulso constructivo se debe en gran parte a las remesas de dinero de la emigración que llegaron durante esos años y con las cuales se intentaba hacer una inversión de escaso riesgo financiero a medio plazo. Hoy en día esto se observa en muchas de las villas gallegas, donde gran cantidad de viviendas permanecen deshabitadas o sólo son ocupadas en los meses de estío como consecuencia de esta estrategia inversora y de que el emigrante construye para que en el momento de su retorno definitivo tener un lugar en el que residir.

Mapa sobre población en Galicia

Volúmenes de Población y Evolución Intercensal (1960-1991) de las pequeñas ciudades de Galicia.

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Elementos económicos que sustentan estas pequeñas ciudades

La red urbana gallega comienza a asentarse a partir de los años sesenta, con una trama que carece de núcleos urbanos de tamaño intermedio que puedan redistribuir los flujos económicos que se generan en las dos grandes áreas metropolitanas gallegas (A Coruña y Vigo), debido al cambio que sufrieron las estructuras productivas en dichos años, que pasarán de un sistema tradicional agrario a un contexto económico de corte capitalista (Souto González, 1988). Estos cambios afectarán de manera primordial a la agricultura y a la industria.

En el sector primario se pasa de un sistema casi autárquico de autoconsumo y subsistencia, a otro en el cual la mayor parte de la producción está encaminada al intercambio comercial. Esta capitalización de la agricultura gallega hará que el campesino se transforme en empresario, adquiriendo, progresivamente, una mentalidad capitalista para así rentabilizar mejor su producción con el cual obtendrá unos mayores beneficios que invertirá en los inputs necesarios para mejorar su explotación y asegurar una producción estable. Esto, a su vez, supone que en los núcleos próximos más importantes comiencen a aparecer una serie de actividades económicas complementarias que estimularán la expansión secundaria y terciaria. Coetáneamente tiene lugar un fuerte éxodo rural, producido por la capitalización y modernización del campo gallego hará que haya un exceso de mano de obra que será expulsada bien hacia la emigración exterior o bien hacia esas pequeñas ciudades en expansión con necesidad de mano de obra poco cualificada. Al mismo tiempo, en las villas del litoral gallego se produce un fuerte impulso del sector pesquero debido a una mejora en los aprovechamientos pesqueros y también por la mejora de las infraestructuras turísticas.

Por lo que se refiere al papel que la industria ha realizado en el desarrollo de estas villas, hay que decir que éste ha sido más moderado. Para el caso de Galicia, el escaso éxito obtenido tanto por los Planes de Desarrollo como por el de la Gran Área de Expansión Industrial de Galicia, el empuje necesario para consolidar el proceso de urbanización lo ha dado la nueva estructura industrial basada en la descentralización de las grandes empresas y en la organización de pequeñas y medianas industrias locales que utilizarán los recursos endógenos de cada área geográfica. Así, en esas pequeñas ciudades comenzarán a aparecer industrias de capital local que se convertirán en las verdaderas impulsoras del proceso de urbanización (Rodríguez González, 1994).

Esto repercutirá en la atracción de la población procedente, en gran parte del espacio rural circundante, y en el incremento de la centralidad funcional ejercida sobre su área de influencia debido a la multiplicación y diversificación de nuevas actividades de servicios y comercio.

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Por otro lado hay que señalar que estos cambios en las estructuras económicas y sus consecuencias van a incidir de manera muy notable en la morfología interna de esas pequeñas ciudades. La demanda constante de viviendas ha dado lugar a una fuerte especulación del suelo con un resultado la mayoría de las veces desastroso (elevación en altura excesiva, desaparición del patrimonio histórico, desequilibrios tipológicos, escasez de zonas verdes,...).

Todo ello dará como resultado que estos pequeños asentamientos adquieran una funcionalidad eminentemente urbana por concentrarse en ellos diversos establecimientos terciarios para abastecer a los habitantes de su hinterland.




Tipología de la red urbana

Una vez se ha formulado la existencia de un nivel dentro de la red urbana gallega organizada alrededor de estas pequeñas ciudades, pasaremos a presentar la diferenciación tipológica que presentan. Debido al gran número de entidades que existe, también nos encontraremos con una considerable variedad de tipologías, o lo que es lo mismo, diferentes procesos particulares de desarrollo urbano.

Atenderemos para ello a su papel funcional y a lo que representan de cara a la organización territorial gallega.

En una primera aproximación al mapa de distribución de estos núcleos en nuestra comunidad llama la atención la clara dicotomía en la localización de las villas: el litoral y la costa. Esto viene dado por los mayores niveles de ocupación humana con los que cuenta la zona costera gallega y por el potencial económico de su litoral, lo que conlleva una gran variedad tipológica de estos núcleos tanto en razón de su tamaño como de su funcionalidad. En cambio, las villas del interior, más escasas, se ajustan mejor a un modelo teórico de subsistemas de asentamientos comarcales formados por: núcleo rector, núcleos de apoyo, espacio agrario y flujos económicos.

Ésta sería una visión, somera, atendiendo exclusivamente a factores de tipo geográfico. Pero si queremos una mayor comprensión de esta red de asentamientos tendremos que inclinarnos a hacer un análisis basado en factores funcionales y de relaciones que establecen con otras áreas (Souto González, 1988). Aparecerán así villas con límites poco definibles y cambiantes dependiendo de su área de influencia.

Partiendo de las aportaciones que realizó X. M. Souto González (1988), tenemos que esta red urbana presenta un carácter bipolar alrededor de dos áreas metropolitanas: A Coruña y Vigo. Ambas cuentan con dos ciudades que se podrían considerar complementarias (Ferrol y Pontevedra respectivamente), entablándose   —168→   entre ellas fuertes vínculos económicos y humanos, aunque en ocasiones aparecen fricciones de todo tipo debido a su proximidad espacial.

Aparte de estas dos zonas, el resto del territorio se organiza a partir de las dos capitales del interior (Lugo y Ourense) y la capital regional, Santiago. Las dos primeras centralizan gran parte del aparato administrativo y burocrático provincial. Ninguna de ellas cuentan con núcleos urbanos complementarios de apoyo, debido sobre todo al modesto desarrollo industrial con el que cuentan. El caso de Santiago es muy diferente; su posición estratégica entre las dos grandes ciudades y su especialización funcional (Universidad, Administración autonómica, Sanidad,...) le ha permitido convertirse en la ciudad más accesible y centro de Galicia.

Detrás de este escalón principal nos encontramos con el que organizan estas villas y cabeceras comarcales que configuran pequeñas áreas de influencia, adquiriendo un carácter independiente de las ciudades de mayor rango, excepto para el acceso a bienes y servicios altamente especializados. Dicho esto pasaremos a estructurar de manera simple la tipología funcional de esta amplia red de asentamientos.




Villas vinculadas al desarrollo del sector primario

Dentro de este apartado haremos referencia a las pequeñas ciudades que vinculan sus actividades al sector pesquero y las que lo hacen al sector agrícola/ganadero.

* Modelo Pesquero: el auge económico de las últimas décadas paralelo al aprovechamiento de los recursos marinos y unido al proceso de industrialización inducida por éstos permite contar con un gran número de villas (en algún caso con tradición urbana fuerte). Éstas organizan y reparten áreas de influencia debido a su gran número y a su pequeño tamaño, explicable por las elevadas densidades demográficas y el alto grado de desarrollo económico. Así, podemos citar: en las Rías Bajas y Altas las de Vilagarcía, Marín, Bueu, Boiro, Noia, Muros, Betanzos, O Grove, Ribeira; en la Mariña a Ortigueira, Viveiro, Burela, Foz, Ribadeo,...

* Modelo agrícola/ganadero: como ya hemos dicho, Galicia ha experimentado desde mediados de este siglo un cambio tanto a nivel cualitativo como cuantitativo de su sistema agrario. Este impacto no se ha dejado sentir de igual forma en todo el territorio, dando lugar a una serie de espacios comarcales donde su incidencia ha sido desigual.

En los espacios en los que estas actividades son predominantes en las estructuras productivas nos vamos a encontrar con un desarrollo de actividades   —169→   de complementación de la agricultura y la ganadería. Aparecen así, empresas dirigidas a la fabricación de maquinaria agrícola, de fertilizantes, de piensos, almacenes, talleres,... y también industrias de transformación de esas producciones como fábricas de productos lácteos, mataderos, industrias cárnicas,...

Entre ese grupo de pequeñas ciudades, cuya principal misión es abastecer de bienes y servicios a las comarcas agrarias que organizan, podemos citar las de Negreira, Santa Comba, Melide, Arzua,..., y otras con un rango más importante debido sobre todo a un mayor desarrollo industrial y a una posición de mayor accesibilidad como pueden ser O Carballiño, Ordes, Vilalba, Verín,...

Dos villas que lo han hecho históricamente: Ribadavia y A Rúa. Ambas tienen su punto común en la industria vitivinícola. Además de las industrias de vinos y derivados, han aparecido también otras de corte complementario que han dado una mayor movilidad en el mercado a los productos elaborados, éstas son empresas de almacenaje, de transporte, comerciales,...




Villas vinculadas al desarrollo del sector secundario

* Modelo minero: a pesar del título vamos a ver que las villas a las que nos referiremos tienen su base económica centrada en el sector secundario. Nos encontramos aquí con dos modelos diferentes:

El de monocultivo industrial: lo representa la villa de As Pontes. Está regido por una sola empresa (ENDESA) que explota los lignitos que se encuentran en su subsuelo, la cual hace generar una serie de actividades complementarias con ella, tanto comerciales y de servicios orientados hacia sus trabajadores, como a ella misma (transportes, montajes mecánicos, construcción,...).

Otra variante en cuanto a este tipo de explotación es la villa de O Barco (explotación de pizarras). Aquí la estructura empresarial se sustenta en numerosas pequeñas y medianas empresas, contando con unas dotaciones terciarias (comercio, sanidad, educación,...) muy diversificadas.

* Modelo industrial diversificado: este tipo de pequeñas ciudades han consolidado su base productiva de carácter industrial basándose en recursos endógenos, permitiendo a sus núcleos urbanos unos crecimientos demográficos espectaculares desde los años sesenta. Los recursos en los que se basan no sólo son de carácter natural, sino también estratégicos como la accesibilidad respecto a los núcleos rectores, la existencia de una cultura empresarial, mano de obra abundante,... Todo esto ha permitido la consolidación de un número bastante elevado de pequeñas y medianas industrias altamente competitivas.

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Aquí podemos nombrar los ejemplos de villas como Sarria (construcción de muebles, plantas fabriles, aguas minerales,...); Lalín (sector textil, carpintería metálica,...); Carballo (construcciones mecánicas, conservas, maquinaria,...). Todo esto incide fuertemente en el desarrollo del entorno de estas pequeñas ciudades ya que la mayoría de los empleos industriales son ocupados por personas que residen en el medio rural, creando así unos movimientos pendulares y haciendo de ellas un centro comarcal de bienes y servicios.

* Modelo de villas incluidas en áreas metropolitanas: suelen encontrarse este tipo de asentamientos en municipios con carácter periurbano. Suelen ser áreas con una fuerte especialización, tanto industrial como residencial o de ocio. Así, tenemos que A Coruña ejerce su influencia en zonas como las de Arteixo, Sada, Miño,...; mientras que Vigo lo hace sobre Redondela, Baiona, Porriño, Tui, Aguarda, Cangas,...








Bibliografía

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PRECEDO LEDO, A. (1973): «Galicia: Red urbana y desarrollo regional», Boletín de la Real Sociedad Geográfica, tomo IX, pax. 162-219, Madrid.

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, R. (1993): Lalín, estudio de xeografía urbana. Memoria de licenciatura.

SOUTO GONZÁLEZ, X. M. (1988): Xeografía Humana, Vigo.

VÁZQUEZ BARQUERO, A. (1988): Desarrollo local, Madrid.



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