Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

ArribaAbajo

Acto 2º



ESCENA 1ª

GUTTERMANN y FLEISCH

GUT.     ¿Habéis vuelto a verlo?

FL.     No: no quería verlo sin acudir antes a vos. Llegar a él sin que procurarais disuadirlo de su sospecha, hubiera sido en mí imprudente locura.-¡Habladle, sed bondadoso, tened piedad de su desesperación y mi peligro!-

GUT.     ¿Qué teméis?-Nace con los delitos el temor: (movimiento de Fleisch como para hablar)-nada me digáis. Yo os respetaba y os quería porque amabais a Grossermann, porque él hallaba en vos olvido de esas exaltaciones que lo engrandecen tanto para la tierra, pero que debilitan y devoran su existencia.-Decidme, Fleisch-¿Dónde pudisteis hallar más noble criatura, más alto y enamorado hombre que él? Llégase a concebir que una débil mujer trueque por otro amor el amor de un marido que la abandona y la desprecia:-horrible es esto siempre, pero concebible al fin.-Entiéndese que la estúpida ira de los celos robe a un marido una honra de que cuida poco:-todo esto, que es odioso, se llega a entender:-mas que una mujer tan vivamente querida, una mujer que sabe que de ella ha hecho un hombre encanto y felicidad, trueque por un capricho momentáneo del deseo,-que ha de traerle vergüenza y oprobio-un amor constante, noble, profundo, un amor que la realza y que la honra,-¡olvidarlo es dar el alma al apetito!

FL.     ¡Guttermann!

GUT.     Cierto, Fleisch:-¿por qué ha de avergonzarse la maldad porque se la llame por su nombre?-No es error, no es debilidad, no es caída que merezca compasión:-¡liviandades torpes alientan en la mujer que engaña a su marido!

FL.     ¿Y si algún día dejase de amarlo?

GUT.     ¡Se le dice! ¡No se mancha con una corrupción el tálamo nupcial!

FL.     ¡Callad, callad por favor!-Vos no creéis que yo haya dejado de amar a Grossermann. Decidme: ¿es posible dejar de amar sin que quede en el corazón odio o desprecio? Pues yo admiro a Grossermann: contenta lo escucho: triste me siento cuando no me habla como me habla siempre: lo amo, sí, lo amo.-Pero no sé qué alucinación extraña, qué miel en las palabras me cautivó un instante de ese hombre.-

GUT.     (Con ira.) ¿Conque lo amasteis?

FL.     No lo amé.-Fascinóme aquel hombre; dejaba en mis oídos frases ardorosas; pasaba ante mis ojos pálido y triste: decíame muchas veces que era su muerte mi rigor.-

GUT.     Y vos ¿por qué lo visteis una vez siquiera? De cera son los oídos de la esposa para las palabras del marido: ¡de hierro para las impuras palabras del amante!-

FL.     ¡Ah! ¡no sé qué fue! Andaba Grossermann aquellos días distraído; veíalo yo a él desde el jardín-mirábame constante y profundamente: un día llegó...

GUT.     ¡Calladlo, señora!

FL.     Nada quiero ya ocultaros.

GUT.     ¡Calladlo os digo! Harta ignominia tenéis con haberla cometido: ¡no la hagáis mayor diciéndomela a mí!

FL.     ¡Guttermann!

GUT.     ¡Lo manchasteis! ¡lo vendisteis!

FL.     ¡No! no lo manché. Yo no sé adónde me hubiera conducido aquella ceguedad: vos me detenéis a tiempo, vos me hacéis horrorizar de mi conducta de hoy.

GUT.     (Lenta y reflexivamente.) ¡Ay, Fleisch! Harto ha vivido ya en vos; harta culpa es el principio de una culpa tan grande. Decidme ¿sabéis vos si el placer de esos hombres, máquinas viles de quebrar mujeres, es-más que triunfar de ellas,-triunfar para publicar luego que lograron algo de ellas?-Miserable es quien roba a dos almas la paz: decid ¡quién puede contener la lengua de un miserable! (Exaltándose.) Cuando vea a Grossermann, rodará por sus labios sonrisa de burla, lo señalará a sus amigos, diránlo éstos, sabráse quizá, y estas burlas infames caerán sobre él con insoportable pesadumbre. ¡Maldito sea el que así ha de burlarse de mi amigo!-decidme quién es:-¡yo iré a buscarlo, yo provocaré su ira, yo haré que de grado me jure callar eternamente, o vaya por la fuerza adonde el vivir es eterno callar!

FL.     Me dais terror...

GUT.     ¡Decidme quién es!...

FL.     Y ¿vos queréis a Grossermann? Oculta está mi desventura. Si conocéis a ese hombre, lo buscaréis, lo mataréis quizá, y nadie ignorará entonces lo que hoy nadie sabe todavía.-

GUT.     Verdad, verdad es.-Por temor a una injusticia del mundo, queda sin castigo una maldad.-

FL.     Buscad remedio mejor, buscad pretexto a mi frase fatal.-¡Llegue él a creer en mí como antes creía!

GUT.     Yo le hablaré, yo haré por llevar a su ánimo mentira que alivie su pesar.

FL.     ¡Dios haga que vuestros esfuerzos sean útiles!

GUT.     Sin Dios, sin más Dios que vos misma, mis esfuerzos no hubieran sido necesarios.-No en Dios, que es confianza ciega, en vos misma confiad para que vivan siempre aquí la calma y el honor. Dios ha dado a cada criatura un alma que la dirige y que la anima:-mientras viven en la tierra, Dios no cuida de sus criaturas; dueñas de un alma, de ella usan, y de ella responden, y a ella únicamente han de acudir en la vida. (Fleisch quiere hablarle.) Yo hablaré a Grossermann-nada más me digáis:-id, id en paz.-(Se va Fleisch por la puerta de la izquierda.)



ESCENA 2ª

GUTTERMANN (solo)

GUT.     Y no dice la verdad. No se arrepiente esta mujer. ¿Cómo pudo cautivar a mi amigo tan baja criatura como ésta? ¡Sus ojos, avarientos de cariño, fijáronse locamente en ella, y cegaron!- ¡Pusiera Dios en los ojos el pensamiento, y no fuera el hombre infeliz!

     ¿Cómo convencer a Grossermann?-«No digáis nada a mi marido»-dijo Fleisch, y en su cabeza atormentada por la historia de Frank y el suceso de mi desventura narrado en mal hora, exaltada hasta el temor por la frialdad de su mujer, estallaron ardientes las dudas con el culpable misterio de la esposa.-Vilo luego, y no me oyó:-he vuelto a verlo, he querido razonar con su dolor, y me ha contestado: «mi mujer no es de nadie más que mía: los dolores que de ella me vengan míos nada más han de ser».-¡Diéranme que volviesen con mis palabras a Grossermann la confianza y la paz!-Mentira serán esta vez las razones con que lo convenza, mas no hallarán esa mujer ni ese malvado espacio a turbar nuevamente su ventura.-Amigo es como ser de nuestro ser, como continuación de sí mismo.



ESCENA 3ª

GROSSERMANN y GUTTERMANN

GUT.     (Al verlo entrar.) Honda huella va dejando en su rostro el dolor.-

GROS.     (Entra lentamente, como decaído y abismado en su pesar.) Yo había entrevisto un cielo.-Cielo era nuestro santo cariño: cielo mi confianza en su ternura:-de él caigo rudamente a la impía realidad-torpe que confié,-necio que creí.-

GUT.     (Retirado un poco al fondo.) Ni un instante lo abandona el pesar.-

GROS.     Parecía imposible que unos ojos tan puros me mintieran; no, no es verdad. Las mujeres no tienen el alma en los ojos.-

GUT.     (Adelantando hacia él.) ¡Grossermann!

GROS.     (Como sobresaltado.) ¡Ah, tú!-Llega, llega amigo: parecióme una nueva desgracia que me llamaba.-Pero no, Guttermann, no me alejo de ti. Almas somos que nos entendemos bien, almas que si se van de la tierra separadas, tanto se quieren en esta vida que no podrían vivir sin hallarse en otra.-(Como asaltado de una idea.) Dime: yo ofrecí ayudarte sin descanso en el remedio de tu desventura; yo ofrecí buscar contigo al que robó a tu hermana paz y honor... ¿me ayudarías tú a mí? ¿me ayudarías tú a mí si yo tuviese que buscar a algún villano?-

GUT.     ¿Estás en ti, desventurado?

GROS.     (A sí mismo.) ¿Que si...? ¡Ah! ¡Es verdad, es verdad! ¡Suerte nueva de tormento es éste del ultrajado esposo que duda y no puede decir que duda a nadie!-Si es verdad, debo morirme sin decirlo... Si no es verdad, la mancho infamemente... ¡A nadie, a nadie, ni a mí mismo quisiera yo decirme que me engaña!-(Volviéndose a Guttermann.) No, Guttermann, no: ha sido pensamiento extraviado, locura mía.-Tú sabes que a mí me dicen loco.-A nadie, a nadie tengo yo que buscar.-

GUT.     En vano ocultas tu mal, ¿qué te aqueja así?-

GROS.     ¿Que qué me aqueja? No; no creas tú que yo dude de Fleisch, no: aquello que tú viste fue momento de loca exaltación. Pensaba en Frank; pensaba en ti; parecióme oír frase culpable... no, no creas tú que dude yo de mi mujer. (Con interés exagerado en que lo crea Guttermann.)

GUT.     (Con tono de reproche.) Te quejabas de mí hace unas horas porque te ocultaba mi pena: ingrato me llamaste, y yo te abrí mi corazón,-sufres tú ahora, y te alejas de mí:-ingrato y desconfiado eres en verdad.

GROS.     ¿Desconfiado de ti?-¿para ti ingrato?-Pudiera ser que me olvidase de mí mismo:-nunca de tu solicitud y tu cariño.-Mas hay días de tristeza para el alma, días sombríos, días negros.-No me hagas caso hoy: ando yo en ellos.-

GUT.     ¿Luego tienes un pesar; y no es mío?-¿Qué te hace sufrir?

GROS.     (Levantándose del sillón donde había estado sentado.) ¿Amaste tú alguna vez? ¿Hubo en ti nunca este hondo afecto que en un día de sentido cobra en el alma tanta fuerza como si allí hubiera vivido toda una vida?-De afecto es mi pena; de enamorado y suspicaz cariño.-

GUT.     ¿Que amas tú a nadie más que a Fleisch?

GROS.     ¡Amar a otra mujer!-

GUT.     Y ¿dudas tú de ella?

GROS.     No, no, Guttermann. ¿Quién te dice que yo dude? ¿En qué conoces tú que dude yo?-¡Horror fuera dudar! Es que inmensamente la quiero:-es que teme sin cesar quien quiere como yo.-

GUT.     ¿Tanto hace sufrir el amor?

GROS.     El amor cierto, el amor honrado, el amor único de la vida, sí.-(En el centro de la escena.) No es amor ese zumbido estúpido con que revolotean tantos necios alrededor de las mujeres-. No es amor ese deseo de los ojos que quema con su ardor la pureza del alma que incautamente los mira. No es amor la necedad de los presuntuosos, ni las vanidades de la mujer, ni los apetitos de la voluntad:-amor es sentimiento tal que no se puede sentir más que una sola vez en la existencia, y hay criaturas que se van de la existencia sin sentirlo,-porque vivieron ciegas, o porque fueron pequeñas para él.-¡Amor es que dos espíritus se conozcan, se acaricien, se confundan, se ayuden a levantarse de la tierra, se eleven de ella en un solo y único ser;-nace en dos con el regocijo de mirarse;-alienta con la necesidad de verse.-Concluye con la imposibilidad de desunirse!-No es torrente; es arroyo; no es hoguera, es llama; no es ímpetu, es paz.-Dime tú, pues amo a Fleisch, si puedo amar a otra mujer;-dime si es posible amar dos veces;-¡puede arrancarse nuestra alma sin hacerla pedazos de aquella otra alma en que vivió y se confundió!-Mas oye, Guttermann, ¿no sufrías tú?-¿No tenías tú afán por hallar al que te robó tu hermana?

GUT.     (¡Pudiera yo con mis propias penas distraerle de las suyas!) (A Grossermann.)-Sí sufro, Grossermann: con afán incansable busco a ese hombre; con ira creciente miro pasar las horas sin hallarlo,-estas horas de vergüenza que dejan a mi hermana sin ventura, y a mí sin honor.

GROS.     ¿Tú sin honor? (Apoyando las dos manos en la silla, levantándose lentamente y yendo hacia Guttermann.)-Pues, ¿qué es honor? ¿Tan miserable cosa es que lo destruyen la voluntad de un malvado y la impureza de una mujer?-no, amigo, no: la deshonra es de la mujer y del malvado: tu honor está íntegro y puro.-La deshonra es del villano que pone manchas de deseo donde hay vida de felicidad:-de la mujer maldita-no de la débil-que cede a los halagos de una mezquina voluntad.

GUT.     Fuera tan noble como el tuyo el juicio del mundo: no tendría tantos ejecutores la venganza.

GROS.     ¿El mundo? Pues, ¿qué es el mundo?-Conjunto de creaciones impenetrables y divinas-no masa uniforme de almas que a tiempo juzgue, y ame y odie a un tiempo,-¡cuando a veces un alma sola (como respondiendo a su propia situación) batalla consigo misma entre odiar o amar!-Si el mundo fuera verdad, la verdad no lo sería.

     ¡Es anarquía de mentes, confusión de juicios encontrados, conjunto informe, masa sin conciencia, tan temible, sin embargo, para publicar el daño ajeno (con dolor, como respondiendo a su propio temor) que, a marchar unido y a la vez, daría su obra espanto y vergüenza al mismo Dios!-Luz hay, y no la vemos: ¿quién es, pues, el hombre? ¡Cárcel odiosa, condenación y tortura de sí mismo!

GUT.     (¡Pudieran estas reflexiones hacerle olvidar de sus sospechas!)

GROS.     El único mundo temible es nuestra propia conciencia, que de cerca nos mira, y de la que nada podemos esquivar.-Obra bien, cumple bien, cumple tu deber, conténtate a ti mismo. ¡Necio el que se somete a aprobación o censura de los necios!

GUT.     Luz divina se enciende en tu alma.-

GROS.     Igual luz que la mía está encendida en cada alma.-Sólo que los hombres mismos se la apagan con sus errores y placeres.-Rayo es de Dios:-claridad hermosa:-adivinación de lo futuro.-¡Por ella, el dolor es costumbre benéfica,-el sacrificio vida,-el deber, necesidad,-el amor gozado presunción del cielo,-el amor perdido... ¡ay!... (cayendo de nuevo en su anterior dolor) el amor perdido es un presagio de los infernales sufrimientos!-

GUT.     De nuevo vuelves a tu idea fatal.-

GROS.     (Cuya exaltación va creciendo por momentos.) Pues, ¿cuándo se fue de mí? ¿Cuándo la olvidé yo? ¿Cómo pude yo olvidarme de esta bárbara idea?-¡No me ama Fleisch:-vanas son para ella mi gloria y mi bondad;-tinieblas esta luz que todos-menos ella-ven aquí encendida! ¿Qué memoria pudiera olvidar esto jamás?-(Como si no hablara ya con Guttermann.)

GUT.     Sea mi certeza de tu engaño consuelo para ti.-

GROS.     (Volviéndose bruscamente y con ira a Guttermann.) Pero ¿que todavía me oyes? ¿Qué haces aquí? ¡Te he dicho que no quiero que me oigas!-

GUT.     Pero, ¿si Fleisch es honrada y fiel esposa tuya, a qué ese dolor?

GROS.     (Exaltado a lo sumo.) ¡Honrada y fiel!-Pues ¿quién te dice que no lo sea? ¿por qué dudas tú de que lo sea?

GUT.     Antes quiero convencerte de tu engaño.-

GROS.     ¡Si yo no necesito convencerme! ¡Si yo sé que ella es honrada! ¡Si nada quiero saber! (Guttermann va a hablarle.)-¡Déjame, ya!-(Y entra por la puerta primera de la derecha.)-



ESCENA 4ª

GUTTERMANN (solo)

GUT.     Nada en estos instantes lograría calmarlo. Lucha él mismo entre lo que oyeron sus oídos y lo que desea su enamorado corazón ¡ay de él si llegaran a ver algo sus ojos!-¡mas llega Fleisch!-(Yendo hacia la primera puerta de la derecha.)-



ESCENA 5ª

GUTTERMANN y FLEISCH

FL.     (A tiempo que sale.) ¿Lo visteis ya?

GUT.     Ya lo vi:-habéis abierto honda herida en su confianza y tal parece que cada instante aumenta su dolor...

FL.     ¿Qué va a ser entonces de él y de mí?

GUT.     Cada razón mía moría en mis labios al nacer ahogada por su vehemencia. Preguntábame unas veces si lo queríais, si sabía yo que lo honrabais, y de pronto, como arrepentido de que nadie más que él dudase de vos, erguíase iracundo, se retiraba confundido, ¡apartóse al fin de mí!

FL.     Y crece con sus dudas mi peligro: decidme una manera de arrancárselas.

GUT.     ¿Que no adivináis que él, que huye de vos, os busca con afán?-¿que él-que cree en su desventura-está ansiando no creer? ¿que ahora, que aún no os ha visto, no anhela más que veros? Id, id a él: que entienda que le buscáis, que os oiga decir que le amáis, que os vea enamorada y cariñosa:-¡Sin trabajo os creerá el infeliz!-Él confiaba en vos infinitamente: no ha podido acostumbrarse todavía a creer que engañáis su confianza.

FL.     Haré lo que me decís: dejaré que temple un instante con la soledad la exaltación que le ha producido vuestro empeño: iré a él: ¡quiera mi buena fortuna que sea como decís!

GUT.     Será: tiene el mísero necesidad de creeros.-Y, miradlo, Fleisch-mirad de frente a vuestro esposo:-Preguntaos cómo habéis podido engañarlo un instante.-Avergonzaos de vos misma, ¡que el arrepentimiento no empieza sino en el horror y vergüenza de la culpa!-(Se va.)



ESCENA 6ª

FLEISCH (sola)

FL.     Hiélanme las palabras de este hombre:-de tal manera me reprende que no hallo en mí osadía que oponer a su serenidad.-Yo querría no hacer sufrir a mi marido; yo querría hacerlo feliz:-mas díceme tan dulces palabras el gallardo Possermann-quiéreme con tal ardor, que no sé cómo tendré yo fuerza para separarlo de este empeño:-aquí le dije que lo esperaba esta tarde:-(Yendo un poco hacia la primera puerta de la derecha)-Grossermann se ha encerrado en su alcoba.-Guttermann fue a ver su habitación:-él vendrá ahora quizás-¡ojalá pueda yo alejarlo de aquí!-



ESCENA 7ª

FLEISCH y POSSERMANN

POS.     (Saliendo cautelosamente por la puerta del fondo.) ¡Fleisch mía! (Yendo a ella con los brazos abiertos.)

FL.     (Con alegría y tendiéndole los brazos.) Helo aquí ya: en ti pensaba, aquí te esperaba... (tristemente) mas... Possermann, vete al punto, no retardes el irte.-Yo te amo, pero es imposible que nos amemos. Las sospechas devoran en este instante a mi marido:-Él es para mí bueno y generoso:-él me quiere también... ¡vete! ¡por mi salvación y por la tuya!-

POS.     ¿Que él te quiere?-Quiere él como padre: no con este ardiente y poderoso cariño.-

FL.     Mas Guttermann te ha visto...

POS.     (Como sorprendido y contrariado.) ¡Guttermann!

FL.     (Con terror.) ¡Sí! ¿le conoces?-¡ay de mí, si te conoce él! Es el amigo mejor de mi marido.

POS.     (Como si mintiera.) No, no le conozco.

FL.     Pero él te ha visto ya, él te vio cuando besaste mi mano,-¡él quiso correr esta mañana en pos de ti!

POS.     (Apasionado en toda la escena.)-Descuida, Fleisch.-¿Dices que quiere como hermano a Guttermann?-En él está seguro nuestro amor.-Él callará porque quiere a Grossermann, porque sabe que la confianza en ti es su vida...

FL.     ¡Ah! ¡y lo engaño!

POS.     ¡No, amor mío, no lo engañas!-me amas a mí, que te brindo juventud y vida en cambio de aquel cariño seco que te brinda su helada cabeza:-no lo engañas:-ámaslo a él como a padre:-a mí que en ti bebo amores, a mí que ciego con el esplendor de tu hermosura, a mí que tiemblo a tu lado de delirio y de pasión, ¡ámame con suavísimo cariño, con dulce e infinito amor!-(Tiene tomadas las manos de Fleisch.)

FL.     (Desasiéndose de él, y mirando con terror a la segunda puerta de la derecha.) ¡Oh! ¡calla! ¡calla! alguien sale de la habitación de Guttermann.-

POS.     (Con brusquedad.) Nunca he de verte un instante en calma.-

FL.     ¡Vete, vete sin tardar!

POS.     (Sacando una carta que da a Fleisch y ésta toma apresuradamente.) Presintiendo que no podría hablarte, aquí te he escrito y señalo lugar donde podremos vernos sin temor:-(dispuesto ya a salir por la primera puerta de la izquierda:) léelo hoy, dime hoy mismo si allí podemos vernos...

FL.     Hoy, hoy lo leeré: ¡mas huye, huye, por Dios!-(Van hacia la puerta de la izquierda.-Guttermann ha salido por la segunda puerta de la derecha.)

POS.     ¡Lleguen pronto para nuestro amor días felices!-(Ya en la puerta.)



ESCENA 8ª

FLEISCH y GUTTERMANN

GUT.     (Al dar unos pasos en la escena repara en Fleisch y Possermann.) ¡Con él esta malvada,-aquí con él!

FL.     (Que se ha vuelto al oírle e intenta detenerlo junto a la puerta.) ¡Teneos, teneos aquí!-(Todas sus frases con angustia.)

GUT.     ¡Dejadme salir!-(Queriendo desasirse de ella.)

FL.     (Sin dejarlo.) ¡Yo os lo diré todo, todo lo sabréis!

GUT.     (Con ira y sin poder desasirse todavía.)-¡Dejadme ya!

FL.     ¡Esperad! ¡esperad, por Dios! ¡ved que me perdéis! ¡ved que todo se pierde!

GUT.     (Desasiéndose violentamente de ella, y como apartándola de sí.) ¡Dejadme, mujer infame!-Piérdase aquí la honra de mi amigo: voy a traérsela limpia y pura-(Dando un paso que lo separa de la puerta, como yéndose.)

FL     (De rodillas tendiendo los brazos.) ¡Teneos por Dios!-

GUT.     (En el umbral de la puerta.) Dios no oye a los viles:-¡Él me ayudará! (Y sale.)



ESCENA 9ª

FLEISCH (sola)

FL.     (Levantándose espantada.) ¡Dios mío!... ¡Va a buscarlo!... ¡Va a matarlo!... (Mirando hacia la puerta primera de la izquierda.) ¡Corre ya tras él!... (Con gran angustia y desaliento.) ¡Ay de Possermann si no ha saltado la tapia!-(Como recogiéndose en sí misma.) ¡Por mi culpa,-por mi locura,-por mi amor funesto!-Grossermann habrá oído... (Yendo hacia la primera puerta de la derecha.) Vendrá aquí: (Deteniéndose y mirando pero sin cesar de hablar.) ¡Allí viene!-¡Dios mío! (Como si huyera de sí misma.) ¡Piedad! ¡piedad para mí! (Desaparece por la segunda puerta de la derecha.)



ESCENA 10ª

GROSSERMANN (solo)

GROS.     (Sale por la primera puerta de la derecha como si viniera precipitadamente desde adentro, creyendo que Fleisch estaba allí, se para de pronto; mira por toda la habitación, y dice como dudando.) ¡Me pareció que era ella!-Su voz en todas partes: ¡imborrable ante mis ojos su adorada memoria!-Nunca me han parecido los suyos como ahora que no miran para mí:-¡nunca vi tanta luz en su frente como ahora que de mí la esquiva!

     (En tono reflexivo.) Dable es que no me ame.-Frágil sería ella, y la fragilidad no es culpa de los hombres... Mas que abandone mi amor inmenso, leal, potente:-que trueque esta vida que le doy, alma que he dejado en su alma, regocijo inmenso del espíritu-por liviano deseo o grosero apetito... ¡eh! ¡idea vil!-Si no cabe en mí esta idea ¿cómo ha de caber villanía semejante en su corazón?

     Ponen las almas fuertes a los humanos pies calzado de espinas:-púsemelo yo, y anduve sin errores por las tinieblas de la vida.-Luz se llama al extremo del camino,-dolor la senda que a él conduce,-amigo del dolor, que es fiel amigo, miré al Sol, sentíme fuerte, anduve,-y la luz fue mi compañera, y el sol altivo brilló en mí.-

     Engendro raquítico es en lo común el hombre. Yo me alcé de mí por mi propio poder.-Ni ambición-que es miseria:-ni soberbia-que es pequeñez:-ni gloria-que es mentira,-tuve yo.-Tuve que, al abrir los ojos, vi error; tuve escasez, ruda y amorosísima maestra:-tuve que me oprimían, y como el fuego comprimido estalla más violento, creció el fuego,-abrasó mi corazón,-encendió mis ojos:-¡vil!

     Vi la debilidad, lo deleznable, la tiniebla.-Miré a la tierra; miré con afanes.-Bien la llaman en verdad: no había en ella más que tierra.-

     Y todo lo veía mi exaltable razón.

     Yo amé a mi madre inmensamente-que era mi madre,-y la amé falible y mujer.

     Yo amé a mi padre-que era hombre-y lo amé errable y débil.

     Nunca tuve desengaños, porque nunca tuve engaños. ¡Nunca tuve desilusiones porque no tuve ilusiones jamás!-Mas hubo un día en que unos ojos se fijaron en los míos,-ojos puros y serenos,-ojos claros que dieron celos al día. Sentí que mi cerebro se iba a mi corazón; sentí que latía más la sangre en el pecho que en la frente-¡sentí que amé!-

     Y cuando en brazos de esta ilusión encantadora me alzaba de la vida,-cuando creía una vez, la ilusión se rompe; el amor me engaña, los brazos se abren,-y caigo manchado de error, a esta tierra que olvidé.-

     ¡Bien, bien a fe!-Hombre fui creyente y necio:-¡sufra yo-ser mezquino-los mezquinos dolores del hombre!-

     Tú, alma, llega.-¿Quién era que te dejaste vencer?-Si carne,-¿por qué la amaste? Si impura,-¿por qué no viste?-Ciega eres, o carne también.

     Tú, ser, oye.-«Tú eres Dios-me decías;-Dios encadenado, Dios preso. Dios caído: ¡rompe el hierro, escala el cielo, sube, sube!-tú bajaste de él.»-Y subía, subía con ardor, herido y ensangrentado subía;-y porque creí, porque amé, porque gocé,-tú, ser; ¡vuélveme al hierro maldito, a la prisión odiosa, al humano dolor!

     Si Dios ¿por qué no veo?-Si hombre ¿por qué concibo a Dios?-¡Ea, cráneo!-¡rómpete! ¡cárcel de la razón,-montón estúpido de huesos:-polvo y cal! (Y da precipitados pasos y se sienta en el sillón, mientras aparecen por la segunda puerta de la izquierda Guttermann y Fleisch, como si trajeran de dentro diálogo vehemente.)



ESCENA 11ª

GUTTERMANN, GROS. y FLEISCH

     Sin ser notados por Grossermann, que sigue como abismado en su sillón. El diálogo tendrá lugar cerca de la segunda puerta de la izquierda, viva y rápidamente.

FL.     ¡Oh! ¡Callad, callad! (Sin reparar en Grossermann.)

GUT.     (Señalándole a Grossermann.) ¡Callad vos ahora! Grossermann está allí-vedlo; atormentado, extraviado, loco,-vedlo; ¡sin esperanza, sin honor! (Movimiento de Fleisch para hablar. Guttermann repite con energía aunque siempre en voz baja.) ¡Sin honor! Saltó ese hombre la tapia a tiempo tal que ya no lo hallé:-con él se iba vuestra vergüenza, la de Grossermann, la mía:-¡encomendadlo a Dios, si os oye!-Aquí vendrán por mi mano limpias y puras las honras que vuestra liviandad mancilla;-mas si aún sois capaz de honrado intento,-dad calma a ese infeliz.-Mentidle, si ya no cabe en vos amor, mas distraedle de su bárbaro penar.

FL.     ¡Ah! ¡pueda yo lograrlo!-¡Oídme luego! Vos también me escucharéis.

GUT.     (Rechazando con repugnancia la idea.) ¡Yo! ¡hablad, hablad a Grossermann!-Buscadme después.-(Se va por la puerta del fondo.)



ESCENA 12ª

GROS. y FLEISCH

FL.     (Nada al menos dirá a Grossermann.-Yo le avisaré del peligro; yo le pediré que se aleje de aquí. No lo conoce este hombre, mas el peligro de hoy renacería cada vez que nos viéramos.) (Oye a Grossermann que habla y adelanta unos pasos hacia donde está, y se para.)

GROS.     (Sentado sin reparar en ella y con desaliento.) Mía es su alma, decíame yo locamente, y el regocijo vivía en mí. ¡Ya no es mía, ya no me ama, ya no tengo donde me quepa mi dolor! Mas..., si sólo me ocultaba sencillez qué hago yo grave con mi necio temor,-¡si me quisiera todavía! ¡Ah!, ¡no! ¡no! (Desechando su esperanza.) ¡No me quiere ya!-preguntárame que sufro; no huyera de mí: ¡aquí viniera a calmar mi dolor! ¿quién huye del que ama? anda, y se detiene: «La culpa huye.»-Si me amara vendría.-¡Pero me deja solo!

FL.     (Que se ha ido acercando por un lado al sillón, de modo que al decir la última frase Grossermann, le dice ella muy cariñosamente, y poniendo una mano en su hombro con amor; no exagerado.) ¡Solo! ¿En qué piensas?

GROS.     (Saltando del sillón rudamente sorprendido y haciéndose atrás.) ¡Eh!... ¡Eh!... (Yendo hacia ella y con gran vehemencia.) ¿Me amas? ¿Me amas? (Fleisch queda como confundida por este exabrupto; él dice naturalmente, mas con dolor.) En ti, en ti pensaba; en ti que me amaste; en ti que fuiste luz de mi alma, mujer mía.-

FL     ¿Y ya no?

GROS.     ¡Ya no! Ya eres mujer. Mujer pura es ángel..., mujer caída por seducción es ángel todavía. Mujer envilecida por su voluntad, mujer manchada por el deseo, ¡es carne, es polvo, es fango, es vil!

FL.     Y, ¿piensas tú eso de mí? ¡Ay! Yo creí que algún día no me amarías: pero nunca creí que me ultrajaras.

GROS.     ¿Que te ultrajé? Perdón: yo no quise ultrajarte. Pero la criatura engañada, el ánimo devorado por una bárbara sospecha, no ultraja aunque ultraje, no ofende con ofender. Es que el alma alzada al cielo de la venturosa confianza y súbito caída por engaño traidor a las realidades de la tierra...

FL.     ¿Que yo te engaño?

GROS.     ¿Que lloras?-Oye: a mí me han dicho que las mujeres lloran cuando quieren. ¿Es esto verdad? No, no lo es. Mujer era mi madre y lloró: ¡no crea yo nunca que mi madre envileciese al llanto! En ojos de mujer, ¿qué cosa viste tú más bella que las lágrimas de amores, que lágrimas honradas y sinceras?-¡Llora: llora!-Así, aunque me engañes, creeré que no me has querido engañar. Así, aunque no me ames, creeré que te arrepientes de no haberme amado.-(Sentándola.)

     (Con tono de débil esperanza.) Yo hacía de ti mi vida; de ti hice yo necesidad y adoración:-confiado en tu afecto, dábame por ti con alegría a los más rudos y afanosos trabajos. «Espéranme-decíame yo con regocijo-los brazos de mi amada esposa: cuando ella sepa que he hecho este bien, que he alcanzado esta gloria recibiráme en ellos con entusiastas alegrías, dará a mi frente con sus besos suave y enamorado calor.»-Fui por ti más laborioso;-por ti mejor, por ti más afectuoso y caritativo:-para que tú me amaras, parecíame poco lograr los intentos de todos los hombres, todos los triunfos de este mundo:-por ti creí menos en Dios, por ti amé yo la gloria, que es la más necia de las creaciones de la tierra, porque con el amor de todos los hombres te quería a ti yo.

FL.     (¡Ay de mí!)

GROS.     Y cuando a ti venía en busca de caridad y de ternura, cuando abrumaba mi espíritu historia fatal,-¡historia de fuego que me está abrasando la frente!-cuando hubiera deseado hallarte más cariñosa...

FL.     (¡Necia de mí!)

GROS.     Te hallé fría a mi ardor, inmóviles tus brazos, inquieta y sin sosiego como si ansiaras desasirte de mí.

FL.     ¡Si es que tus celos exaltados ven cuerpos en la sombra!

GROS.     Y me dijiste que no entibiaban en mí los años el ardor...

FL.     Díjelo sólo...

GROS.     Tú lo dijiste... Tú, que decías que me amabas tuviste tiempo para pensar en que yo tenía años.-Tengo yo canas.-Cuarenta veces en mi vida he visto cómo los árboles-compadecidos en el invierno de la tierra,-le envían para protegerla del hielo sus hojas secas y marchitas:-cuarenta veces he visto tornarse a la primavera las hojas caídas en flores hermosísimas, porque eran hijas del agradecimiento y de la luz:-cuarenta veces ha abrumado mi frente el peso sombrío de la melancólica atmósfera de otoño: ¿pero entiendes tú un espíritu tan potente que anime con su fuego las entrañas heladas del invierno, que rompa por encima de toda pesadumbre, que doble con su peso el cuerpo que lo aprisiona y que lo encierra?:-¡ése es mi espíritu!-¡El cuerpo cada día se me hunde: el alma, más libre cada día, es por instantes más enérgica y alta!-La nieve de mis canas no es la ceniza que deja el fuego al morir; es la capa blanca que rodea al hierro ardiente y encendido.-Eres bella; yo no te amaría si la belleza no fuese lo menos hermoso de ti, si las flores perdurables de tu alma-porque, aunque no me ames, ¿tú serás pura?-¿verdad, luz mía, que tú serás siempre pura?-no valiesen más, mil veces más que esas flores perecederas de tus mejillas.-¿No estás pálida, verdad, tú no estás pálida? ¡Desventurada tú, desventurada la mujer en quien la belleza de las formas es la prenda mejor!-¡Barro innoble,-carne muerta,-carne imbécil! carne serías tú si no entendieras estas sombrías exaltaciones de mí alma. (Alzándose bruscamente del escaño.)

FL.     (Afectando amargura.) ¡Ah! ¡Grossermann! ¡Sólo lo grande de tu dolor disculpará tanta injusticia para mí! (Levantándose.) Tú consolaste mi soledad...

GROS.     (Creciendo en ansiedad a cada pregunta.) ¿Verdad que la consolé?

FL.     Tú fuiste padre, hermano, esposo enamorado...

GROS.     ¿Verdad que lo fui?...

FL.     (Creyendo que él la cree.) Débote la paz de mi vida, el bienestar de que gozo, la calma que disfruto...

GROS.     ¿Verdad que sí?...

FL.     Débote amor tan grande que nunca lo vi igual...

GROS.     Sí, verdad, verdad... (Irguiéndose.) Pues si todo eso es verdad, ¿por qué no me amas?-(Con desesperación.)

FL. (Afectando energía.) ¡Injusta idea que ya ni quiero rechazar! ¿qué gozas en atormentarte? ¿que pierdes la razón?

GROS. (Con dolor al principio y un vehemente acento de pasión en el resto de estas frases.) ¡Ah! ¡no! ¡no!-Es que te pierdo, y lucho desesperadamente por retenerte,-porque tú-mujer amada, adorada criatura, ser que se hizo mi deseo fantástico y divino, ¡tú eres lo único de la vida que yo no quisiera perder! Dime, dime que me quieres, dime que el fuego de mis ojos enciende en tu alma ardiente y vehementísimo cariño,-dime que me amas... ¡aunque no sea verdad!-(Con acento de súplica apasionada:) mas que lo sea... que no me engañes... que no olvides tú con qué pasión inmensa en ti se fijan mis ojos, con qué enamorado regocijo te miro, te estrecho, te hablo, y me parece que lentamente, gota a gota, instante a instante se me va llenando de cielo el corazón! (Con viveza:)-verías tú cómo no hay mayor felicidad que esta honrosa ventura, esta dulce confianza, esta inefable delicia del santo y lícito amor. Verías tú con qué dulcísimo contento...

     (En el entusiasmo de estas frases, Grossermann se ha acercado completamente a Fleisch, y al llegar a esta frase, mira su pecho, ve un papel, y súbitamente herido por duda más ruda que nunca se echa para atrás estupefacto, como no queriendo creer...)

FL.     (Con acento de ternura.) ¿Qué tienes? ¿Por qué no me hablas? ¡Si vieras cuánto me gusta oírte hablar!...

GROS.     (Un papel...) (Como absorto.) Fleisch, Fleisch.-

FL.     (Con solicitud extrema.) ¿Qué, qué es?

GROS.     Tú tienes... un papel.-

FL.     (Aterrada y llevando como sin poder evitarlo la mano al pecho.) Yo... yo... yo no tengo papel alguno.-

GROS.     (Con ira y como yendo a tomárselo.) ¿No? ¿no?-(Afectando calma.) Me pareció que tenías un papel.-Dime: ¿sabes tú la historia de Frank?

FL.     No.-¿Por qué hablarme ahora de ella? ¡Háblame de ti!-

GROS.     ¿No la sabes?-es una historia de que se burla mucha gente, que hacen sin sentir muchas miserables mujeres.-(Con ira mal disimulada.) ¿Me engañarías tú a mí? (Fleisch baja la cabeza confundida.) Pues su mujer engañó a mi amigo:-mira tú, mira tú si es torpe y vil-(Pausa: Fleisch no habla.)-Frank la amaba. Frank la amaba como yo te amo, y cuando se ama, así, las sospechas caen en el alma como fuego voraz, los pensamientos se aglomeran en tumulto, la razón se olvida, el amor se acaba, la ira empieza... ¡Mujer, dame ese papel!-

FL.     Si yo no tengo papel alguno, si es sueño de tus celos.

GROS.     ¡Mientes!-Hermana infame es la mentira de la culpa.-Dime ¿no sientes que la vergüenza te ahoga, no te desprecias, no te mueres delante de mí?-Mírame, mírame bien-yo fui quien consoló tu soledad, (Tomando la mano de Fleisch, que a cada frase vuelve la cara como para alejarse de él)-yo fui tu padre, tu hermano, tu esposo enamorado;-tú me debes el bienestar que gozas, la calma que disfrutas;-tú me debes amor tan grande que no tuvo jamás amor igual:-yo te hice mi compañera. (Fleisch vuelve el rostro como si quisiera no oírlo.) ¡Mírame!-yo te dí bienestar, consuelo, calma, paz;-yo te dí mi alma, yo te dí mi honra:-¡mírame!-

FL.     (Como intentando, pero sin violencia, desasirse de él.) ¡Oh! ¡me martirizas!

GROS.     (Sin dejarla) ¡Mírame! (Dejándola bruscamente y alejándose unos pasos de ella.) Mas no; no me puedes mirar: ¡el fango no tiene ojos, el fango no se levanta de la tierra! (Volviendo precipitadamente a ella.) Tú, un papel que me ocultas. (Con calma forzada.) Dámelo.

FL.     (Siempre confusa.) ¡Si es locura de tus dudas!

GROS.     (Creciendo a cada frase en ira.) Mira que la sangre se me agolpa a los ojos.

FL.     Si sueñas...

GROS.     Mira que la razón se va de mí. (Yendo a ella e intentando quitárselo.)

FL.     (Resistiendo no demasiado.) No, no lo tengo.-

GROS.     ¡Dámelo! ¡Dámelo!

FL.     (Que defiende con sus manos el pecho.) ¡Oh!-me haces daño...

GROS.     Dámelo.-

(Cae el papel al suelo.)

FL.     ¡Ah! (Y se echa de rodillas sobre él.-Grossermann va a lanzarse sobre ella.-Entra Guttermann precipitadamente por la puerta del fondo.)



ESCENA 13ª

GROS., GUT. y FLEISCH

GROS.     (Volviéndose bruscamente a él.) ¡Eh!... ¡Eh!... ¿qué quieres? (Volviéndose al público y afectando calma.) No... no... no es nada... ésta que se ha conmovido, (Volviéndose a Fleisch con ira) ¿verdad que te has conmovido?-Sí, Guttermann, con la historia de Frank.-(Guttermann alza a Fleisch.) ¡Historia cruel, historia tremenda y fatal!-(Volviéndose a Guttermann.) Dime, ¿qué hizo Frank al amante de su mujer?

GUT.     (Con asombro y reconvención.) ¡Grossermann!

GROS.     (Con ira e insistencia.) ¿Qué hizo Frank al amante de su mujer?

GUT.     (A él de la mano, y mirándola a ella, como si no hubiera querido responder.) ¡Lo mató! (Movimiento de terror y súplica al cielo, de Fleisch. Grossermann se adelanta a un lado de la escena, como recogido en una idea, y se dice a él mismo con voz sombría.) ¿Conque... lo mató?...

CAE EL TELÓN

Arriba