11
En Las madres
abandonadas se aprecia una clara intención
reivindicativa, en idéntica línea de la peripecia
argumental que desarrollan los cuentos que configuran la serie
denominada Cuentos de Salón. La víctima
siempre es la mujer inexperta, joven, que actúa
desinteresadamente y sin egoísmo alguno. A ella y a quienes
no saben juzgarla va el mensaje de Frontaura: «Entre todos los seres desgraciados, ninguno lo
es más que la madre abandonada. Entre todos los culpables,
ninguno lo es quizá menos que la madre abandonada. La ley
castiga lo mismo al asesino que al miserable que arma su brazo y le
induce al crimen. El castigo es justo. La sociedad castiga
cruelmente en la mujer el pecado del hombre; la sociedad
sería justa si castigase la culpa imponiendo la mayor pena
al fuerte, sin el cual no hubiera podido ser culpable el
débil»
, op. cit.,
págs. 115-116.
12
Es frecuente la
reproducción de párrafos o textos literarios
pertenecientes a escritores de la época para apoyar con
fundamento lo expuesto en sus cuentos. Por ejemplo en el presente
relato extracta un párrafo de la obra de A. Karr titulada Les filles-mères. Dicho fragmento
constituye el eje esencial de los expuesto por Frontaura en el
cuento Las madres abandonadas: «Es una crueldad, dice el espiritual novelista
[Karr], que una mujer burlada, que se decide a ser a la vez padre y
madre de su hijo, a trabajar día y noche para sostenerle, a
no comer si es preciso para que tenga que comer el hijo de su
corazón; es una crueldad, repito, que esa mujer que se
impone una obligación heroica, obligación de todos
los días y todas las horas, esa mujer, a quien todos
deberíamos admirar y prestar decidido apoyo, sea rechazada
en todas partes, humilladas siempre, y siempre objeto de general
desprecio»
, op. cit.,
pág. 119.
13
Sería el caso del artículo de costumbres de José Calvo Martín -El médico- perteneciente a Los Españoles pintados por sí mismos, Madrid, Boix, 1843-1844.
14
Las referencias al médico las encuentra el lector en los artículos debidos a Ángel Mondéjar Mendoza -El Estudiante de medicina- y Federico de Jacques -El Homeópata-, pertenecientes a Los españoles de ogaño, colección de tipos de costumbres dibujados a pluma por los señores..., Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1872, vol. I, págs. 221-227 y 356-373, respectivamente.
15
Op. cit., pág. 70.
16
Las españolas pintadas por los españoles, op. cit., págs. 205-210.
Sólo existen sutiles diferencias entre el cuadro de Eduardo del Palacio y el de Frontaura y sí numerosos puntos de coincidencia. La económica es un tipo de mujer que se opone por regla general al más nimio capricho de su esposo, pues todo le parece un gasto superfluo. Por el contrario la heroína del cuento de Frontaura es un ejemplo de virtuosismo, incapaz de crear una atmósfera adversa al marido. Frontaura no olvida la premisa que mueve el corpus cuentístico Las Madres. Cuentos de Salón: el elogio y la reivindicación de la mujer.
17
Op. cit., pág. 184.
En páginas
posteriores Frontaura dedica varias páginas al terrible tema
de la cesantía, considerada como algo común en esta
etapa histórica. Sin embargo el protagonista, Antonio
Carranque, al igual que el célebre esposo de Rosalía
de Bringas, don Francisco, no militó en las filas
de la cesantía, circunstancia extraña en esta
época «porque, aunque,
según costumbre en la administración pública,
se hacían en su oficina unos quince arreglos cada mes, y
quedaban cesantes y excedentes muchos empleados, y luego
volvían a entrar, y después a salir, el bueno de
Carranque fue respetado [...]»
, ibid.,
pág. 206.
18
Hilario Peñasco de la Puente y Carlos Cambronero, Las calles de Madrid. Noticias, tradiciones y curiosidades, Madrid, Administración, s. f. [1889], pág. 124.
19
El distanciamiento
cada vez más patente entre madre e hijo se produce por la
insistencia de la madre en educar a su hijo como si de un
aristócrata o burgués se tratara. Clase media, de
origen humilde, que debe su fortuna gracias a la laboriosidad y al
esfuerzo. En un lugar opuesto está la sociedad de buen tono,
entrampada, endeudada e inmersa en un fatuo orgullo. La
vergüenza que siente el hijo por su origen indica a las claras
lo pernicioso de una educación basada en prejuicios sociales
absurdos. El joven protagonista, avergonzado de su origen,
adoptará los hábitos y costumbres de los
jóvenes lions: «Todas las
tardes iba a la Fuente Castellana, a caballo, o en su elegante
victoria, y no había de ir en coche a aquella calle
tan excéntrica. ¿Qué hubieran dicho el lacayo
y el cochero si hubiera ido su amo a la bollería?... Ellos
no sabían que el señor era hijo de un bollero; acaso
se figuraban que era un príncipe de la sangre. Por la noche,
las reuniones, el Casino, los teatros reclamaban su presencia, y
por las mañanas..., para él no habían
mañanas, porque se acostaba de madrugada y no se levantaba
hasta la tarde»
, op. cit.,
pág. 151.
20
En un
entreacto Carlos Frontaura expone su ideario estético,
en concomitancia con el postulado de los maestros del
género: «Cuando se estrena una
comedia, drama o zarzuela, tomo mi butaca de una de las primeras
filas para ver y oír bien, y si hay adulterio, pasado,
presente o futuro, si hay hijos que no son de legítimo
matrimonio, o chistes y equívocos atrevidos, canallescos, de
mal gusto [...] Hemos visto desfilar por la escena toda la
chulería y toda la flamenquería, y hemos
oído hablar un lenguaje desvergonzado [...] Un lenguaje
chabacano, esmaltado groseramente de frases grotescas y mal gusto
[...]»
, op. cit.,
págs. 67-68. Los
dramaturgos Moratín, Bretón, Vega, Hartzenbusch,
Tamayo, García Gutiérrez, Ayala y Serra son, a su
juicio, los escritores modélicos, pues «escribieron comedias bien entretenidas y
amenísimas, poniendo de manifiesto vicios y defectos de la
época, y jamás necesitaron para excitar el entusiasmo
del auditorio exponer al desnudo las llagas sociales, las
aberraciones y las monstruosidades que ahora se nos ponen de
manifiesto»
, ibid., pág. 69. Frontaura en el cuadro
La madre de la dama joven, perteneciente a la
colección Las españolas pintadas por los
españoles op. cit.,
vol. II, págs. 257-272, ofrece un copioso
material noticioso sobre el teatro desde una doble óptica.
En primer lugar, desde la experiencia de la dama joven que da sus
primeros pasos en la escena española y, en segundo lugar,
desde la óptica del autor, desdoblado en diversos personajes
que reflejan los distintos comportamientos de quienes protagonizan
la vida teatral de la época.