Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Albatros

Jorge Eduardo Benavides





Lo primero que me sorprendió de la librería Albatros fue la variedad y calidad de sus títulos y lo muy al día que estaba su dueño, Rodrigo Díaz, en materia de novedades editoriales. Esto, que puede ser más o menos una obviedad en cualquier librería, cobra otro sentido si les digo que se trata de una pequeña librería de libros en español, situada en el corazón de Ginebra. Fue también mi primera visita a una ciudad que andando el tiempo se ha convertido casi en otra casa para mí, habida cuenta de que suelo ir con frecuencia a dictar talleres o a presentar libros y he terminado por hacerme con un plano mental del casco viejo y algunos otros barrios como Paquin, Plain Palais o Carouge en los que, paseando por sus calles o en torno al lago Leman siempre experimento el breve asalto de la felicidad, sobre todo cuando por las mañanas me instalo en la cómoda biblioteca municipal a escribir. Por todos lados brotan pequeños cafés y bistrots que parecen salidos de un apunte de George Grosz, callejas pulcras y sinuosas por donde cruzan atildados hombres de negocios e infinidad de restaurantes y brasseriès estupendos para disfrutar de un entrecôte o la olorosa fondue, regado todo con un buen vaso de vino de la región.

Pero Ginebra también son los amigos como Rodrigo Díaz, un librero que trabaja con entusiasmo para tener en su librería las últimas novedades editoriales no sólo españolas sino de otros países de habla hispana: Visitar Albatros es vivir siempre la acechanza de la sorpresa, pues allí es frecuente encontrar libros que resultan imposibles de hallar en España o incluso darse de bruces con joyas que sucumben en las librerías españolas ante la avalancha de títulos más ostentosos. Rodrigo no sólo es un librero cuidadoso y sagaz: ahí, en el pequeño espacio de Albatros, ha presentado libros de una larguísima lista de escritores españoles e hispanoamericanos y ha gestionado que muchos de ellos den conferencias, en colaboración con Daniel Ibarra, de la asociación Abanico, y con John Deighan, un profesor entusiasta y siempre presto a traer gente de los confines del mundo para satisfacer la curiosidad de sus alumnos.

Rodrigo es uno de esos gestores culturales que no saben que lo son pero que funcionan ellos solos con la laboriosidad y diligencia de un equipo al completo: te bombardea a correos electrónicos para dejar todo a punto, te recibe en el aeropuerto -pese a que no tiene coche- te instala donde te vayas a quedar, te consigue lo que necesites (por ejemplo, un imprescindible adaptador para los enigmáticos enchufes suizos) y luego siempre tiene tiempo y ganas para salir a tomar una copa. De manera que Albatros no sólo es uno de esos lugares referenciales para todo aquel que quiera encontrar una novedad editorial o un libro a punto de ser descatalogado, o para ir a escuchar a un escritor que viene a presentar su último libro o a dar una conferencia. Albatros es, en realidad, un centro cultural que aglutina a hispanoamericanos, españoles y suizos en torno a los libros y a nuestro sonoro español que allí, en la fría y educada Ginebra, resuena en todos los acentos posibles: es decir, cosmopolita. Y en estos tiempos de insensatez diferencial, es un pequeño milagro que ocurre en el centro mismo de Europa.





Indice