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Algunas noticias y catorce cartas inéditas para la biografía de Jacinto de Salas y Quiroga

Ana María Freire López

I. Introducción

Desde el propósito inicial de este trabajo, que trataba de los proyectados viajes al Nuevo Mundo de Jacinto de Salas y Quiroga, hasta su redacción definitiva, la propia investigación fue desviando el rumbo hacia los resultados que ahora presento.

Al indagar sobre la persona del escritor, además de los escasos pero impagables recuerdos de su amigo Eugenio de Ochoa (1840 y 1867), hallé el indispensable trabajo de Núñez de Arenas sobre «El pobre Salas» (1926) y el posterior de Alarcos (19762). La bibliografía más reciente -Cristina Patiño (2004), M.ª Esther Rincón (2009), Sebold (2009), Torres Nebrera (2012)- no se ocupa tanto de su persona como de su creación literaria.

Pero, a medida que fui leyendo unos y otros trabajos y las propias obras de Salas, me fue interesando más su prosa que sus versos, y todavía más su biografía, plagada de incógnitas. Lo que se ha escrito sobre ella procede, casi en su totalidad, de los papeles que manejó Núñez de Arenas, de lo que Salas deslizó en su propia obra literaria, y de algunos testimonios -pocos- de contemporáneos como Ochoa, el único que recuerda haber asistido a su tristísimo entierro.

La respuesta a mi interés fue el hallazgo imprevisto, en un lugar tan inesperado como Ámsterdam, de catorce cartas, no solo inéditas, sino desconocidas, dirigidas a Salas y Quiroga por destacados personajes de su tiempo1. El estudio de esas cartas fue una invitación a continuar investigando sobre la persona a la que iban dirigidas, lo que ahora me permite aportar una serie de datos hasta ahora ignorados para la biografía de Jacinto de Salas y Quiroga.

Que las cartas se hallaran en Ámsterdam tiene cierta explicación. El 26 de mayo de 1842, Jacinto de Salas y Quiroga era nombrado secretario de la Legación de España en los Países Bajos, sustituyendo a su amigo José de Espronceda, el cual, aunque nombrado, no había llegado a tomar posesión del cargo. Salas residió en La Haya durante año y medio: tomó posesión el 1 de agosto de 1842 y cesó el 1 de enero de 1844.

Todo hace suponer que este epistolario se halla en la Biblioteca de la Universidad de Ámsterdam desde el siglo XIX o, por lo menos, forma un corpus desde entonces, que inicialmente debió de constar por lo menos de veinte cartas, pues cada una de las que se conservan lleva un número de serie en el ángulo superior izquierdo, con caligrafía y tinta del XIX. Además, una mano también de entonces se ocupó de escribir en algunas de ellas la identificación, en varios casos errónea, de los personajes que las firman.

Según esa numeración, que no coincide con su orden cronológico, las cartas conservadas, una vez identificados sus verdaderos remitentes, resultan ser de Ramón M.ª Narváez2 (2), Manuel Cortina Arenzana3 (3), Francisco Luján Miguel y Romero4 (5), Francisco Serrano Domínguez5 (6), el Conde de Villanueva6 (8), Mauricio Carlos de Onís7 (9), Tomás Rodríguez Rubí8 (11), Fernando Miranda9 (13), Luis José Sartorius10 (15), Antonio González y González11 (16), José Joaquín de Mora12 (17), Manuel Eduardo de Gorostiza13 (18), Pedro Chacón Chacón14 (19) y José García de Villalta15 (20). Faltan, por tanto, seis cartas: 1, 4, 7, 10, 12 y 14.

Las fechas de redacción abarcan un amplio período, que sobrepasa ese año y medio que Salas pasó en Ámsterdam, pues la más antigua, la de García de Villalta, es del 18 de enero de 1833, y la más reciente, la del conde de San Luis, tiene fecha del 24 de octubre de 1847. Aunque no todas están fechadas, su contenido permite datar con bastante aproximación las que no lo están, excepto los breves billetes de Narváez, Lujan y Chacón.

Antes de referirme a su contenido, apuntaré que las direcciones que en ellas figuran aportan unas cuantas localizaciones de Salas hasta ahora no conocidas, ya sea el Hotel Sablonière en Leicester (Inglaterra), a donde le escribe su amigo Gorostiza en 1833; el número 3 de la Rue Joubert en París, que es la dirección a la que José Joaquín de Mora dirige la que le envía desde Londres el 3 de diciembre de 1841; o la calle Desengaño 12 de Madrid, que no sería la vivienda de Salas, sino la redacción del periódico que entonces dirigía -La Constitución- de la carta de García de Villalta. Le dirigen sus cartas al extranjero Gorostiza y Mora, que desde Londres le escribe a París, y Onís, Serrano y Antonio González, que le escriben a La Haya. Todas las demás cartas se las envían a Madrid desde Madrid, excepto la del Conde de Villanueva, remitida desde La Habana.

Pero por lo mismo que resultaban nuevas esas direcciones, el contenido de las cartas suscitó nuevas pesquisas sobre la biografía de Jacinto de Salas y Quiroga, al que incluso en publicaciones recientes, como el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, se le atribuye la autoría de obras escritas por uno de sus hermanos, José María. El resultado de esas indagaciones ha sido una serie de datos sobre Jacinto de Salas y Quiroga que, como piezas de un rompecabezas, van encajando en los muchos huecos que todavía existen para el conocimiento de su vida, tan breve como intensa.

2. La familia del pobre huérfano solitario

Los primeros datos se refieren a la familia del que conocíamos como huérfano solitario y desvalido, que a los diecisiete años, en 1830, tras el fallecimiento de su madre, partía hacia Burdeos, recomendado a la familia Cabarrús, dejando en Madrid a sus hermanos Agustín y Soledad.

Efectivamente existió un Agustín de Salas y Quiroga que, por fortuna para nosotros, alcanzó el grado de general, y cuyo expediente militar ha sido de enorme utilidad para conocer con certeza algunos datos sobre la familia de Jacinto de Salas y Quiroga.

Como ya apuntó Ochoa, su padre fue «uno de los magistrados de más crédito en Galicia». El expediente de Agustín y otras fuentes de archivo confirman que se llamó Miguel de Salas y Herrera y era natural de Granada, donde fue bautizado en la iglesia de los santos Justo y Pastor. Era hijo, a su vez, de Miguel de Salas y Josefa de Herrera. La madre del poeta fue doña Jacinta Quiroga y Acevedo, hija de Luis Antonio Quiroga y de Agustina Acevedo, ambos extremeños, él de Badajoz y ella de Plasencia. Desconocemos la profesión de don Luis Antonio, pero sabemos que en 1810 los abuelos maternos de Jacinto residían en La Coruña y en 1819, en Osuna.

El padre de Jacinto ejerció como juez en el partido de Maceda de Limia. Además, fue alcalde de Santa Marta de Ortigueira, y en esa localidad nacieron varios de sus numerosos hijos. El traslado de la familia a Madrid tuvo lugar entre 1820, en que todavía firma las Actas como alcalde de Ortigueira, y 1822, cuando ya consta su residencia en la capital en la Guía de Forasteros en Madrid para ese año. Se le recuerda como uno de los jueces del Trienio Liberal.

Pero no fue Ortigueira el primer destino del abogado don Miguel de Salas. Su hijo Agustín nació el 6 de noviembre de 1810 y fue bautizado al día siguiente en la parroquia de San Andrés de Santiago de Compostela. El 30 de noviembre de 1836, siendo capitán del Regimiento de Caballería del Rey, solicitó permiso para contraer matrimonio con M.ª de las Nieves Teresa Bayo, viuda. El 27 de junio de 1849 se le concedió el grado de coronel «por el mérito que contrajo en la acción de Castelflores». Ese mismo año, el de la muerte de Jacinto, desempeñó hasta finales de septiembre, la comisión de jefe de la Caballería de la 1.ª Brigada 5.ª División del Ejército de Operaciones de Cataluña, lo que explicaría su ausencia -si así ocurrió- en el entierro de Jacinto. El 11 de enero de 1868 fue ascendido a mariscal de campo. Falleció a primeros de octubre de 1883 (Cfr. La Iberia, 7-X-1883).

En 1817 nació Vicente, en Santa Marta de Ortigueira. El 12 de noviembre de 1834, cuando ya vivía en Madrid y era empleado de Telégrafos, fue admitido como cadete en el mismo regimiento en que se encontraba su hermano Agustín, a instancias de este. Resulta interesante que la descripción de Vicente a los dieciocho años, uno más que los que tenía Jacinto en la descripción que consignó Núñez de Arenas, sea tan semejante: «su estatura la de 5 pies 2 pulgadas (...) su estado soltero, su religión C. A. R.; sus señales pelo y cejas negro, ojos melados color trigueño, nariz regular». Vicente llegó a ser diputado provincial por el partido progresista, alcalde de Valencia en 1889 y gobernador civil. Falleció en Valencia en agosto de 1894 (Cfr. El Correo de España, 26-VIII-1894). Sus herederos donaron un retrato suyo al Ayuntamiento de Valencia (La Voz, 2-III-1926) y una buena suma de dinero para la fundación de escuelas. Cuando en 1929 se le dedicó en Valencia una calle, que todavía existe, se destacaba que había combatido a las tropas carlistas, y su decisiva intervención en la toma de Segorbe. Entre muchos otros datos de interés, en su expediente militar se encuentra un autógrafo de Jacinto, del 23 de noviembre de 1836, dirigido al «Excelentísimo Señor Inspector de Caballería», en el que, en nombre de su hermano Vicente, solicitaba copia de la fe de bautismo que este había presentado cuando pidió ser admitido como cadete. En noviembre de 1883, Vicente dejó un legado a la Universidad de Valencia, del que forman parte varias obras de sus hermanos Jacinto y José María.

José María de Salas y Quiroga nació en Santa Marta de Ortigueira el 5 de febrero de 1819, cuando su padre era alcalde mayor de la villa. En su partida de bautismo, a la acostumbrada mención de los padres y abuelos paternos y maternos, se aporta un dato que añade dos hijos más al matrimonio Salas y Quiroga, pues los padrinos de José María fueron Miguel y María, hermanos del bautizado. Las inclinaciones personales de José María se asemejaban a las de Jacinto pues, como él, fue poeta y escritor y, como él, fue diplomático. En los años cuarenta se trasladó a Cuba donde, además de a la creación literaria, se dedicó al periodismo. Como redactor de El Faro Industrial de La Habana, en julio de 1846 hizo un viaje a España -también se proponía hacerlo a Francia e Inglaterra- con objeto de lograr que la prensa, especialmente la española, llegara sin dificultad a Cuba (Cfr. El Popular, 9-IX-1846). El año anterior había publicado en La Habana sus Ensayos poéticos (M. Soler, 1845), que erróneamente se han atribuido en varias ocasiones a Jacinto. Su Compendio de la Historia Antigua (La Habana, Establecimiento tipográfico del Faro, 1846) fue declarado texto obligatorio para la enseñanza en la isla (Cfr. El Español, 8-XI-1846). Falleció en La Habana, siendo cónsul en Cayo Hueso en septiembre de 1858, en circunstancias trágicas. La sentida necrológica aparecida en El Museo Universal del 15 de septiembre aporta datos interesantes sobre su vida y su muerte:

Según las noticias recibidas de La Habana, el señor Salas y Quiroga fue encontrado muerto en el baño, donde se supone que hallándose solo hubo de ser atacado de algún accidente. El señor Salas y Quiroga, hermano de don Jacinto, arrebatado también por la muerte en temprana edad, era un literato nada vulgar: emigrado por causas políticas en 1848, residió en Francia varios años desempeñando el cargo de intérprete en Burdeos; en 1851 volvió a su país, y habiendo traducido al español una obra francesa, nada peligrosa por cierto, pero cuyo título inspiró recelos al gobierno, fue condenado a una enorme multa que le obligó de nuevo a emigrar, hasta que en 1854 pudo regresar otra vez, siendo nombrado para el destino que ejercía cuando murió. Su residencia anterior en la isla de Cuba le había proporcionado los medios de estudiar las cuestiones que más interesan a aquel país; y tenía escritos sobre esta materia algunos opúsculos de un mérito superior que han quedado, y probablemente quedarán por mucho tiempo, inéditos. Nosotros, que le conocíamos y le estimábamos, deploramos su pérdida como la de un hombre de mérito, modesto y útil a su país.


Otro hermano de Jacinto fue Luis, que en agosto de 1840 era «teniente en cargo de capitán», y cesante, ese mismo año, del ramo de contabilidad en León, donde fue secretario del Gobierno Político (Cfr. El Espectador, 21-XI-1844). En 1842 era secretario de la Junta Política de Navarra y miembro de la Sociedad Los Amigos del País de Pamplona16. Fue autor de un Diccionario Geográfico de la Provincia de León, que comenzó a publicarse por entregas en 1844.

Probablemente el menor de los hermanos fue Ángel, nacido el 4 de junio de 1820 en Santa Marta de Ortigueira. Estuvo empleado en el Cuerpo Administrativo del Ejército y debía de padecer alguna limitación o minusvalía pues, además de la corta permanencia en cada uno de sus destinos, en varios documentos de su expediente militar se habla de «la situación poco agradable en que se veía colocado frecuentemente por sus condiciones físicas», de «sus poco favorables circunstancias personales (...) aun cuando no son culpa suya», y «de su corta capacidad y de la imposibilidad en que se halla de ejercer las funciones de Comisario». No obstante, cuando falleció en Valencia, el 22 de octubre de 1882, era Comisario de Guerra de segunda clase retirado.

De modo que Jacinto de Salas y Quiroga tuvo cinco hermanos de los que poseemos datos, y por lo menos otros tres -Miguel, María y Soledad- de los que, de momento, solo conocemos sus nombres.

3. La muerte de Salas y Quiroga

Si a esto añadimos que «hacia 1847 Jacinto se casa con Leonor, cuyo apellido es desconocido» (Sebold, 2012, 16) resulta más desconcertante que Eugenio de Ochoa no recordara

haber asistido jamás a entierro alguno menos concurrido que el suyo (...) Fuera de algún pariente, otros dos amigos y yo, nada más, dejamos en el cementerio de la Puerta de Toledo sus despojos mortales, en una huesa sin lápida, que muchas veces he buscado después y no he podido encontrar. ¡Pobre Salas!

(Ochoa, 1867, 277).



Tampoco se conocía fecha de su muerte, más que el haber ocurrido en 1849. Una breve y sentida noticia en la prensa nos confirma que tuvo lugar el 21 de septiembre:

Ayer ha fallecido en esta corte el apreciable literato D. Jacinto de Salas y Quiroga, secretario que ha sido de nuestra legación en Holanda, y persona que ha figurado mucho, tanto en la esfera política, como en la escena literaria. Vivamente sentimos esta desgracia. En el espacio de seis meses han fallecido tres hermanos

(La Época, 22-IX-1849).



En este breve suelto, redactado por algún amigo, no se menciona el motivo de su fallecimiento, en todo caso inesperado, ya que pocos días antes se encontraba bien de salud y con proyectos en marcha y para el futuro17.

Muchos años después, Ricardo Catarineu, el periodista amigo de Galdós, recordaba, como quien habla de algo conocido, que

El famoso Salas y Quiroga (...) acabó por entregarse al opio, llegando a resistirle en tan grandes dosis, que ya no había médicos que se avinieran a recetárselas, ni farmacias donde se las quisieran despachar (...)

Un día cierto amigo de Salas y Quiroga buscóle una casa de huéspedes. Era un jueves por la mañana. El poeta se acostó, y el amigo volvió por la tarde a informarse de cómo se hallaba.

La patrona apareció asustadísima y hablando así:

-Ese señor que usted me ha recomendado está loco. Se acostó en cuanto usted se fue; llamó a la campanilla y me dijo: «Si el domingo por la tarde no me he levantado, entre usted a llamarme»

(La Correspondencia de España, 31-X-1898).



Es imposible afirmar con certeza que ese jueves fuera el 20 de septiembre de 1849 -que en efecto fue jueves- y que la patrona no esperara al domingo para entrar a despertar a su huésped, pero el hecho es que la muerte de Salas tuvo lugar el viernes 21.

Si el desenlace fue voluntario o fortuito nunca lo sabremos. Lo que sí conocemos es que Eugenio de Ochoa recordaba que Salas «Un día en que llegó a estar tan miserable y desesperado que quiso de una vez acabar con su vida ahorcándose, uno de ellos [un amigo], a quien confió su loco proyecto y la repugnancia que sentía a la idea de ejecutarlo con su propia mano, se ofreció generosamente a ahorcarle... de balde. ¡Y lo hubiera hecho!» (Ochoa, 1867, 276).

El tristísimo entierro, la ausencia en él de sus familiares y de amigos y el silencio de la prensa, con la que tuvo tanta relación, hacen todavía más enigmática la silenciosa desaparición de Jacinto de Salas y Quiroga que, consciente o inconscientemente, Ochoa enlaza, a renglón seguido, con otro recuerdo que viene a su mente:

¡Pobre Larra también! ¿Quién hubiera dicho al verle tan excéptico (sic), tan frío al parecer, con aquellas apariencias frívolas, tan dado a todas las elegancias de la vida, que la horrible locura del suicidio había de contar en él una de sus víctimas?

(Ibidem, p. 277).



4. Las cartas halladas en Ámsterdam

Pero volvamos a las cartas que desencadenaron esta investigación. Su contenido abarca dos facetas de la actividad de Salas: la literaria y la política. Las cartas prueban las fluidas relaciones de Salas y Quiroga con destacados personajes de su tiempo; se advierte un tono de gran confianza con algunos de sus corresponsales, con referencias de carácter familiar en algún caso, como la del futuro general Serrano que, a vuelta de otras noticias, le comenta: «mamá buena en Andalucía». Antonio González y Pedro Chacón dan cuenta en sus cartas de peticiones y recomendaciones de Salas, que han podido satisfacer o no -Chacón en concreto se refiere a sus gestiones en favor de uno de los hermanos de Jacinto-, de cargos, de puestos, de sueldos. En otros casos se trata de billetes -Narváez, Cortina, Sartorius, Luján- para comunicarle cuándo y dónde le recibirán.

Las breves notas de García de Villalta y de Fernando Miranda se refieren a trabajos literarios o periodísticos. García de Villalta le envía un «semi-anuncio» para que Salas lo inserte en el próximo número del periódico La Constitución, y el dibujante Fernando Miranda le adjunta un apunte para una publicación, advirtiéndole «que convendrá alterar algo en lo material de la redacción».

Las cartas más extensas son la del conde de Villanueva, la de Tomás Rodríguez Rubí y la de José Joaquín de Mora. El conde de Villanueva le escribe desde La Habana y el contenido de la carta confirma el propósito que Salas tuvo de fundar una publicación periódica en la isla, para lo que el prócer le ofrece su respaldo, además de referirse al libro de viajes que hoy conocemos como Viajes. Isla de Cuba. La carta de Rodríguez Rubí interesa en relación con el todavía no estudiado teatro de Salas y Quiroga, además de confirmar que Salas estaba casado, pues termina disculpándose por no poder acudir a decirle en persona lo que le cuenta en la misiva y ponerse «a los pies de su señora».

La más extensa, y una de las más interesantes, es la de José Joaquín de Mora, que contesta a otra carta que Jacinto había enviado a Pepe (José María de Mora, hijo del escritor), que en ese momento «está navegando para el Nuevo Mundo. Va a pasar algunos meses en Guatemala (...) creo que estará de vuelta en Mayo».

5. Las cartas en la biografía de Jacinto de Salas y Quiroga

Por lo que se refiere a la ubicación de estas cartas en la trayectoria vital de Jacinto de Salas y Quiroga, la de Manuel Eduardo de Gorostiza, fechada el 18 de enero de 1833, cuando Jacinto acababa de regresar a Europa de su primer viaje a Sudamérica, lo sitúa en Leicester. En junio de ese año todavía Jacinto no había podido regresar a España, por falta de recursos18 . Cuando por fin lo consiga, residirá en España hasta 1839, primero en Madrid y después en Palencia, por haber sido nombrado, a finales de 1834, oficial segundo de aquel Gobierno Civil. En Palencia están datadas varias de sus composiciones poéticas, pero regresa a Madrid, donde vive años intensos, mientras trata de encontrar un destino que realmente le acomode. En 1838 pasa varios meses en Andalucía, la tierra de su familia paterna. Allí conoce la noticia de su nombramiento como oficial segundo de Correos en Puerto Rico, a donde arribará el 24 de junio de 1839. Alegando cierta enfermedad de la vista -de la que no hay la menor huella en el libro de viajes que entonces escribió-, se traslada a Cuba, donde desembarca el 25 de noviembre. Un año después renuncia a su cargo en Puerto Rico y, ya en España, publica Viajes. Isla de Cuba (Madrid, Boix, 1840).

En la Guía de Forasteros en Madrid de 1840, Jacinto de Salas y Quiroga consta como Vicecónsul nombrado de Mazatlán en los Estados Mejicanos, cargo del que no solo no tomó posesión, sino que ni siquiera llegó a aceptar el nombramiento, que acabó dándose por revocado o anulado.

En esta etapa madrileña puede ubicarse la carta de Tomás Rodríguez Rubí, en la que le da cuenta de su intento fallido de colocar «en la empresa de Talía» una obra de Salas, ya que la actividad teatral de Salas pertenece a este período. Rodríguez Rubí confiesa que tampoco ha tenido éxito en «el otro encargo que tubo (sic) V. a bien confiarme», sin explicar de qué se trata pero, desde luego, de algo teatral, «pues se me ha contestado de una manera vaga, y por último se me ha dicho que las circunstancias han variado mucho desde la época en que la promesa se hizo, que son otras las ecsigencias (sic) del público, y otras razones que no recuerdo, pero que me hacen comprender la poca esperanza que se debe tener acerca de su representación por ahora».

También es de esta época la breve misiva de Cortina, entonces ministro de la Gobernación en el gobierno de Espartero, en la que le ruega que pase a verle.

Jacinto de Salas y Quiroga había escrito el 1 de diciembre de 1840 al conde de Villanueva y de nuevo el 1 de enero de 1841. A ambas cartas le contesta por extenso el conde el 3 de abril, y le habla de su libro sobre Cuba y del proyecto de Salas de fundar un periódico en la isla, para el que Villanueva le ofrece su apoyo; no obstante, prefiere hablar antes con Arazoza19 para estudiar cuál sería el mejor modo de favorecer la empresa.

De 1841 o 1842 es la carta que José García de Villalta fechó un 10 de mayo, dirigida al «Sr. D. Jacinto de Salas y Quiroga u otro Sr. Redactor del periódico titulado La Constitución»20, ya que esta publicación era órgano semioficial del gobierno de Espartero, que fue Regente de 1840 a 1843.

En 1841 Salas viajó a París y allí recibe una extensa carta que le escribe en Londres José Joaquín de Mora el 3 de diciembre. A sus manos había llegado una de Salas, del 30 de noviembre, dirigida a su hijo Pepe, que en aquellos momentos estaba navegando hacia Guatemala, «en misión de una casa de aquí que le ofrece algunas ventajas». El tono de la carta pone de manifiesto la confianza de Mora, que entonces tenía cincuenta y ocho años, con Salas, amigo de su hijo Pepe. Y continúa hablándole de los deseos que muchas veces había tenido, desde su llegada a Londres, de ponerse «en comunicación con gentes que tubiesen (sic) relación con la Habana. Jamás lo he conseguido, y creo que V. debe inferirlo por las preguntas que Pepe hizo a V. sobre aquella isla». Se disculpa por no poder hacer «la menor averiguación sobre el señor Silva21 y añade que «con la ida de Pepe, se han suspendido todos los proyectos de Revista. Veremos, cuando vuelva, si las circunstancias permiten atacar la empresa». El último párrafo de la carta de Mora encierra una invitación a que Salas visite Inglaterra, «este país, tan interesante para un buen observador como V. y sobre todo para un literato, habiendo aquí una mies tan rica y tal superabundancia de publicaciones incesantes, de gran mérito, en tan distintos ramos. Venga V. a hacer una cosecha de que podrá sacar gran partido, en Madrid, aunque no sea más que bajo el punto de vista de la novedad».

Dado que las empresas periodísticas de Salas y Quiroga -aquellas en que dirige la publicación- son anteriores a su nombramiento como Secretario de la Legación en los Países Bajos, puede datarse antes del 26 de mayo de 1842 el breve billete remitido por Miranda, el ilustrador de tantas publicaciones del momento. Con ella le envía un «apunte sobre lo de Toledo».

En el verano de 1842, Salas se trasladó a La Haya. Allí recibió la carta que el 10 de septiembre fechaba en Madrid Mauricio Carlos de Onís, en la que le agradecía la postdata que Salas había puesto para él en una carta del «amigo Bazo22», con el que compartía destino diplomático en Holanda. Onís lo imagina feliz, «gozando de los hermosos paseos del Haya, y de su amenidad, mientras qe aquí nos achicharramos».

El 9 de diciembre le escribe Francisco Serrano desde Barcelona, contestando a la carta que Salas le había enviado el 18 de noviembre, y en la suya le explica que los sucesos de esa ciudad lo arrancaron de Madrid, y que, por haber sido nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército, se encuentra abrumado de trabajo. Le habla de cuestiones políticas y económicas y le asegura que hará con gusto lo que Salas le ha encargado.

También recibe en La Haya la carta de Antonio González, fechada en Madrid el 26 de enero de 1843. El político se disculpa por haber retrasado su contestación debido a sus ocupaciones, pero afirma que no olvida a Salas y que hará por él cuanto esté en su mano. De momento, le tranquiliza, pues «Ya tiene V. algún alivio con el aumento de sueldo, y más adelante veremos lo que puede hacerse a su favor y para ello no olvidaré sus deseos». Y añade que un corresponsal en París propuesto por Salas ha sido admitido en condiciones económicas favorables.

La carta más tardía está fechada por L. J. Sartorius, el 24 de octubre de 1847, veinte días exactos desde que hubiera sido nombrado por Narváez ministro de la Gobernación. Es poco más que un billete, en el que se disculpa por no haberle contestado antes debido a una indisposición, y le ofrece recibirle en la secretaría al día siguiente a las tres de la tarde.

Las relaciones de Jacinto de Salas y Quiroga con quienes ocupaban el poder en cada momento, fueran progresistas o moderados, quedan patentes en esta correspondencia. Si Chacón y Luján, ministros con Espartero, se interesan por sus asuntos personales, con Narváez tiene Salas la suficiente confianza como para que este, en su breve recado, le invite a visitarle en su casa, aunque se encuentre enfermo en la cama.

6. Una investigación en curso

Esta investigación no está concluida y lo escrito es parte -y parte incompleta- de un todo, que quizá nos permita conocer y comprender mejor a Jacinto de Salas y Quiroga, cuya breve vida asombra por su fecundidad.

Aunque se le conoce, sobre todo, como fundador y director de la emblemática revista romántica No me olvides, en sus treinta y seis años de vida dirigió en Sevilla El Paraíso y en Madrid La Constitución y La Revista del Progreso, y escribió en numerosas publicaciones como El Castellano, El Renacimiento, El Artista, El Laberinto, La Alhambra, El Espectador, El Guardia Nacional, Museo de las Familias, Semanario Pintoresco Español o Los españoles pintados por sí mismos.

Sin entrar ahora en valoraciones sobre su producción, consignaré que a los veintiún años publicó en Madrid sus Poesías (Eusebio Aguado, 1834) y años más tarde una novela nada desdeñable, El dios del siglo (Madrid, Imprenta de J. M. Alonso, 1848)23. Escribió para el teatro obras originales (Claudia, 1834; Alen Ferrando o El Cruzado, 1835; El spagnoleto, 1840) y tradujo otras (Luisa, 1838; Stradella, 1838).

También se dedicó a los estudios históricos. En 1846 se publicaron en Madrid su Historia de Inglaterra y su Historia de Francia. Cuando falleció tenía en curso de publicación una Historia del partido moderado español desde 1843 hasta 1849, que iba a constar de dos tomos, pero de la que solo vieron la luz las dos primeras entregas (Cfr. La Esperanza, 18-IX-1849). Antes, había proyectado escribir la Historia del gobierno español en los Países Bajos (Cfr. El Laberinto, 16-1-1844). Y además, se le debe la traducción de España bajo el reinado de la Casa de Borbón de Guillermo Coxe (Mellado, 1846-1847).

Salas cultivó el ensayo de carácter político: Formación de un ministerio de Ultramar, Madrid, 1840 (Cfr. Boletín del Centro Artístico de Granada, Gutiérrez, p. 121) y Del casamiento de la reina (Madrid, Impr. de D. R. E. García, 1845).

Y hasta redactó el prospecto de un Atlas de España de Bachiller para los establecimientos de educación, que vio la luz el mismo año de su muerte (Madrid, Litografía de Bachiller, 1849), del que se conserva un ejemplar en la biblioteca del Palacio Real.

Jacinto de Salas y Quiroga participó activamente en la vida cultural, política y social de su tiempo: fue vicesecretario de la Academia de Ciencias Eclesiásticas (El Español, 11-XII-1837); socio de la Sociedad Económica de Granada; miembro del Liceo granadino; miembro de la Junta Directiva del Colegio Español Hamiltoniano, cuyo presidente era Alberto Lista, donde pronunció conferencias, al igual que en la Academia de San Isidro (1836). Y realizó viajes por Europa y América, que tuvo el proyecto de relatar por escrito.

Como diplomático recibió el nombramiento, aunque no llegó a aceptarlo, de Vicecónsul de Mazatlán en los Estados Mejicanos y fue Secretario de la Legación de España en La Haya, además de haber sido comisionado por el gobierno para escribir un Manual diplomático (El Eco del Comercio, 26-X-1841).

Fue un hombre de grandes proyectos, algunos de los cuales no llegó a emprender ni otros a culminar, trazados de antemano con todos sus pormenores. El que tuvo de escribir sus viajes lo recogió El Guadalhorce (Málaga) el 16-VIII-1840. El Tesoro histórico o sea colección de tratados de historia de todas las naciones de Europa lo publicó El Heraldo el 25-V-1846. La Historia del Derecho español desde 1843 a 1849 se encuentra en El Clamor Público, 14-IX-1849.

Jacinto de Salas y Quiroga fue sin duda un artista, un espíritu sensible e inquieto, un romántico de la primera hora. Los recuerdos de Ochoa nos muestran a un Salas bueno y generoso y también abatido por problemas que le afectaron más que otros de sus contemporáneos menos sensibles: «Grave y muy lenta, doblada la frente bajo el peso de un infortunio tenaz, la pálida y doliente sombra de Salas y Quiroga vaga sola como si aun en la muerte de persiguiera un injusto desvío» (Ochoa, 1867, 276).

Es hora de interrumpir este trabajo, aunque no de darlo por terminado. Algunas de las cuestiones aquí expuestas de forma escueta son susceptibles de ampliación y desarrollo, gracias a materiales de archivo, pero habrá que esperar a una ocasión posterior.

Transcripción de las cartas, ordenadas cronológicamente

Mui S.r mío y am.°. La S.ª de Barragán se hallaba en Burdeos hace algunos meses; p.º me persuado que después puede haber regresado a México con su marido.

Quedo de V. s[iem]pre aff.mo servor q. s. m. b.

M. E. de Gorostiza

18 de En.º de / 833

[Con tinta antigua y otra mano, en la parte inferior:]

M.r Gorostiza Poète comique espagnol, ministre et diplomate mexicain.

[Con lápiz azul más reciente, inmediatamente sobre lo anterior:]

Gorostiza (Manuel Edouard de). Auteur dramatique Mexicain, né 1790. Ambassadeur à Londres. Conseiller d'etat etc. à Madrid.

vap. 760

[En el sobre, que es el reverso de la misma carta:]

To

J. Salas [ilegible]

Sablonière Hotel

Leicester [ilegible]

[Matasellos de 1833]

S. D. Jacinto de Salas y Quiroga

Muy S. mío y respetable amigo: habiendo sido yo el que ha tenido la honra de presentar su comedia de V. a la empresa de Talía, se ha creído en ella por este solo hecho que la producción era mía, por lo que no se me ha permitido tomar parte en su censura. Ayer me la han devuelto con la carta que original acompaño, y juzgue V. cuál habrá sido mi sorpresa, cuando esperaba yo un éxito completamente favorable.

No he sido más feliz tampoco en el otro encargo que tubo V. a bien confiarme, pues se me ha contestado de una manera vaga, y por último se me ha dicho que las circunstancias han variado mucho desde la época en que la promesa se hizo, que son otras las ecsigencias del público, y otras razones que no recuerdo, pero que me hacen comprender la poca esperanza que se debe tener acerca de su representación por ahora.

Si no me encontrara indispuesto a consecuencia de un repentino ataque de sangre a la cabeza que anoche me acometió, iría personalmente a dar a V. cuenta de sus encargos y a P. a los P. de su S[eño]ra, pero no me escuso de hacerlo cuando me restablezca, y entre tanto créame V. su afectísimo y verdadero amigo

T. Rod. Rubí

[Con otra mano y tinta antigua en la parte inferior de la hoja:]

M.r Rubí, poète comique tres distingué

Am.° Quiroga: ruego a V. me vea antes de irme a la S[ecreta]ria

Cortina

S/ oy En.º 9/41

[Con otra mano y tinta antigua en la parte inferior de la hoja:]

M.r Cortina ancien Ministre sous Espartero. Deputé Chef de Sopprefetura liberal avocat.

Habana 3 de Abril de 1841

Mui Sr. mío: cuando recibí la apreciada carta de V. de 1º de Diciembre, y los apuntes sobre esta isla que presentó al Sr. Ministro de marina, estaba recién llegado del campo, de donde vine para despachar el correo, y aunque ahora se añaden a las ocupaciones estraordinarias que esto trae consigo, las circunstancias de hallarme convaleciente de una gran indisposición y en los días del duelo por el fallecimiento de mi madre política, no quiero perder la ocasión de contestarla en unión a la de 1° de Enero que también obra en mi poder.

Luego que salga el correo y me vea más desahogado y con el espíritu más tranquilo, haré llamar a Arazoza y conferiré con él acerca de los medios más ventajosos de favorecer la naciente empresa del periódico de V. a la que auxiliaré con mi subscrición y mis recomendaciones, añadiendo desde ahora que podrá adquirir suficiente circulación si se cuida de remitirlo con puntualidad y a un precio cómodo, pues la falta de una u otra de estas dos circunstancias ha causado el abandono de otros papeles que en diferentes épocas se han remitido a esta isla.

Doi a V. las más atentas gracias por sus ofertas, de que no dejaré de valerme si la ocasión se presenta, y deseando se haya realizado la elección que me indica, queda de V. su atento servidor Q. S. M. B.

El conde de Villanueva

Sr. D.n Jacinto de Salas y Quiroga

[En el reverso, que es el propio sobre:]

A D.n Jacinto de Salas y Quiroga.

Correo de la Empresa

Madrid.

[Con otra mano y tinta antigua:]

Le C.te Villameira (sic) Intendant de la [Ilegible] depuis plus de 25 ans [Ilegible] d'une inmense consideration et d'un plus grand credit par ses fabuleuses richesses.

Madrid 10 Mayo

S.r D. Jacinto de Salas y

Quiroga

Mi estimado amigo: ¿Me haría V. el favor, y vaya de cuento, de incluir el adjunto semi-anuncio en su prístino número, o séase en el número próximo venturo?

De V. s[iem]pre fiel y verdadero amigo Q. S. M. B.

José García de

Villalta24

Es preciso q.e sea

en el número de hoy.

[En el sobre, que es el reverso de la carta:]

Desengaño n.º 12

_

Sr. D. Jacinto de Salas y

Quiroga u otro Sr. Redactor

del periódico titulado la

Constitución

J. G. de Villalta

[Con otra mano y tinta antigua:]

M.r Villalta publiciste chargé d'affaires à Athénes

Sr. D. Jacinto de Salas y Quiroga

Londres 3 de Diciembre de 1841

Mi apreciado amigo.

Una casualidad ha traído a mis manos la estimada de V. a Pepe de 30 de Nov.e y V. extrañará que yo llame casualidad el arrivo de una carta con un sobrescrito exacto: pero el caso es que habiéndome asesinado a cartas desde el continente gentes cuya correspondencia no me interesa, no recibo otras que las que vienen por las embajadas, en lo que estoi de acuerdo con todos mis amigos, como creo lo estaba Pepe con V. durante su permanencia en Madrid. Creo que no será difícil a V. valerse de este mismo medio en París, único modo de que correspondamos.

Pepe está navegando para el Nuevo Mundo. Va a pasar algunos meses en Guatemala, en misión de una casa de aquí que le ofrece algunas ventajas: creo que estará de vuelta en Mayo.

Muchas veces, desde mi llegada a esta, he querido ponerme en comunicación con gentes que tubiesen relación con la Habana. Jamás lo he conseguido, y creo que V. debe inferirlo por las preguntas que Pepe hizo a V. sobre aquella isla (A propósito, la respuesta a que V. alude en su última no ha llegado). Así, pues, mi amigo, siento decirle que no me es posible hacer la menor averiguación sobre el Sr. Silva. Sin embargo, preguntaré a un conocido que puede saber algo, y si la respuesta es satisfactoria la sabrá V. al instante.

Con la ida de Pepe, se han suspendido todos los proyectos de Revista. Veremos, cuando vuelva, si las circunstancias permiten atacar la empresa.

No creo que vuelva V. a pasar los Pirineos sin dar un salto a este país, tan interesante para un buen observador como V. y sobre todo para un literato, habiendo aquí una mies tan rica y tal superabundancia de publicaciones incesantes, de gran mérito, en tan distintos ramos. Venga V. a hacer una cosecha de que podrá sacar gran partido, en Madrid, aunque no sea más que bajo el punto de vista de la novedad.

Reciba V. expresiones de Mad. y créame su afmo.

J. J. de Mora

[Con otra mano y tinta antigua:]

M.r J. J. de Mora publiciste distingué

[En el sobre, que es el reverso de la carta:]

Monsieur

Monsieur J. de Salas Quiroga

3 Rue Joubert Paris

Mi amigo d.n Jacinto: va el adjunto apunte sobre lo de Toledo que convendrá alterar algo en lo material de la redacción

Suyo afmo

Miranda

[Con otra mano, en lápiz azul la identificación errónea:]

Francisco Miranda, General espagnol, né 1790, + 016 dans la prison à Cádiz.

[Con pluma antigua en el reverso, también equivocadamente:]

M.r Miranda premier engenieur espagnol.

Madrid 10 de Septe

1842

Mi estimado amigo: Gracias por la P. D. puesta en la del amigo Bazo. Feliz V. q.e está gozando de los hermosos paseos del Haya, y de su amenidad, mientras q.e aquí nos achicharramos.

De pagas estamos mal, y ya verá V. pr los papeles como andamos todos.

La familia agradece ese recuerdo y yo quedo su afto Amigo

Onís

Sr. D. Jacinto Salas Quiroga

[En el reverso, con tinta antigua y otra mano:]

M.r Onís Ancien Ministre et diplomate

S. D. Jacinto de Salas y Quiroga

Bar[celo]na 9 dic.e 1842.

Querido amigo. Los sucesos de esta me arrancaron de Ma.d a mi llegada he sido nombrado Gefe del E. M. G. del Egto. y estoy siempre abrumado de trabajo como V. puede figurarse.

Me ha sorprendido muy agradablemente su carta del 18 del pasado, y si se reúnen de nuevo las Cortes, haré con gusto cuanto V. me encarga, tanto en punto a los Ministros [ilegible], como a sueldos y [ilegible] el presupuesto.

V. save soy su verdº amigo y que le deseo mil felicidades. - Mamá buena en Andalucía.

Suyo afmo. servidor y amigo q. s. m. b.

F.co Serrano

[Con otra mano y tinta antigua:]

Le General Serrano ancien [ilegible] influent en 1847 sur l'ésprit de la reine d'Espagne.

Mad.d 26 En.º 1843

Sr. D. Jacinto Salas

Muy Sr. mío: Mis ocupaciones no me permitieron contestar a tiempo su apreciable, y ahora le pongo estas letras p.ª decir a V. q.e no le olvido y q.e haré en su obsequio cuanto de mí dependa. Ya tiene V. algún alivio con el aumento de sueldo, y más adelante veremos lo q.e puede hacerse a su favor y ello no olvidaré sus deseos.

D. Saturnino escrivirá a V. decirle q.e el corresponsal de París q.e V. recomendó queda admitido p.r 100 f.s mensuales, bajo las condicion.s q.e se le indicarán.

Deseo lo pase V. bien y sin otra cosa disponga de su at.to af.mo S.

Q. B. S. M.

Ant° González

[En el reverso, con tinta antigua y otra mano:]

Antonio González president du Conseil de ministres sous Espartero grand Cordon du Lion Neerlandais

Sr. D. Jacinto de Salas y Quiroga

Muy Sr. mío y de mi aprecio: no he contestado antes a sus apreciables por haber estado dos días en cama.

Mañana a las tres de la tarde puede V. servirse pasar por esta Secretaría y haciéndose anunciar tendrá el gusto de recibirle su af.mo a. y s. q. b. s. m.

L. J. Sartorius

24 Oct.e / 847.

[Con otra mano y tinta antigua, en la parte inferior de la hoja:]

Sartorius (L. J.) Ministre sous Narváez.

Hoy 4

Señor D. José25 Salas y Quiroga

Muy Sor. mío: me hallo en cama, y no saldré de casa en todo el día. Cuando V. guste puede tomarse la molestia de venir. Tendrá una satisfacción en hablarle su segº serr

Q. B. S. M.

Ramón M.ª Narváez

S.r D. J. Salas y Quiroga

Amigo mío: aguardo a V. en el ministerio desde ahora hasta las 5 - y tráigame V. el [ilegible] si V. lo tiene.

Soy de V.

Fr. de Luxán

[Con otra mano y tinta antigua en la parte inferior de la hoja:]

M.r Luxán deputé de l'opposition. Orateur remarquable.

5 Ag.to

S. D. J. de S. y Quiroga

Amigo mío: Suspendí contestar a V. hasta tener alguna cosa q. decirle sobre el consavido asunto.

Me contaron hoy q.e estaba completo el númº de los ind.s de la Secret.ª de la Junta de Ordenanzas; p.° van a ver si podría haber alguna elasticidad en favor de su Sr. hermano de V. Avisará el resultado definitivo su at.º y af.mo amigo de V.

q. b. s. m.

Pedro Chacón

[Con otra mano y tinta antigua en la parte inferior de la hoja:]

Pedro Charon (sic), Général ministre de la guerra sous Espartero

[En el reverso de la hoja unas cuentas, con grafías de la época]

Bibliografía

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  • BOZAL, Valeriano (1995): Historia del Arte en España, Madrid: Istmo, 2 vols.
  • CLAVERÍA ARZA, Carlos (1974): Los Amigos del País de Pamplona en el siglo XIX, Pamplona: Gómez.
  • GUTIÉRREZ, M. (1889): «Jacinto de Salas Quiroga (Apuntes)», en Boletín del Centro Artístico de Granada (1-IV-1889).
  • MONGUIÓ, Luis (1967): Don José Joaquín de Mora y el Perú del ochocientos, Madrid: Castalia.
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  • RINCÓN CALERO, María Esther (2009): «De la ficción a la historia: La biografía del viajero romántico Jacinto de Salas y Quiroga», en Crítica Hispánica 31.2, pp. 187-203.
  • SALAS Y QUIROGA, Jacinto de (1834): Poesías, Madrid: Aguado.
  • SALAS Y QUIROGA, Jacinto de (1845): Ensayos poéticos, La Habana: M. Soler.
  • SALAS Y QUIROGA, Jacinto de (2006): Viajes. Isla de Cuba. Edición facsímil con Estudio preliminar de Luis T. González del Valle, Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela.
  • SEBOLD, Russell P. (2009): «Jacinto de Salas y Quiroga, poeta huérfano, cosmopolita y romántico», en Salina: Revista de Lletres 23, pp. 67-78.
  • SEBOLD, Russell P. (2012): «Introducción» a El dios del siglo de Jacinto de Salas y Quiroga, Madrid: Cátedra.
  • TORRES NEBRERA, Gregorio (2012): «La poesía del "bardo sombrío" Salas y Quiroga», en Aún aprendo. Estudios dedicados al profesor Leonardo Romero Tobar, Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, pp. 259-268.