Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.




ArribaAbajoCanción II


ArribaAbajo    Si alguna vez mi pena
cantaste tiernamente, Lira mía,
y en la desierta arena
deste campo estendido
dende la oscura noche al claro día  5
rompiste mi gemido;
aora olvida el llanto,
y buelve al alto y desusado canto.

    No celebro los hechos
del duro Marte, y sin temor osados  10
los valerosos pechos,
la siempre insine gloria,
d' aquellos Españoles no domados;
que para la memoria,
que canto me da aliento  15
Febo a la voz, y vida al pensamiento.

    Escriva otro la guerra,
y en Turca sangre el ancho mar cuajado,
y en l' abrasada tierra
el conflito terrible,  20
y el Lusitano orgullo quebrantado
con estrago increíble;
que no menor corona
texe a mi frente el coro d' Elicona.

    A la grandeza vuestra  25
no ofenda el rudo son de osada lira;
que en lo poco que muestra,
gloriöso Fernando,
aunque desnuda de destreza espira,
el curso refrenando  30
el sacro Esperio río
mil vezes se detuvo al canto mío.

    El linage y grandeza,
y ser de tantos reyes decendiente,
la pura gentileza  35
y el ingenio dichoso,
qu' entre todos os hazen ecelente,
y el pecho generoso,
y la virtud florida,
de vos prometen una eroica vida.  40

    No basta no el imperio,
ni traer las cervizes umilladas
presas en cativerio
con vencedora mano;
ni que de las vanderas ensalçadas  45
el Cita y Africano
con medroso semblante,
y el indo y persa sin valor s' espante.

    Que quien al miedo obliga
y rinde el coraçón, y desfallece  50
de la virtud amiga;
y va por el camino,
do la profana multitud perece,
sugeto al yugo indino
pierde la gloria y nombre,  55
pues siendo más, se haze menos ombre.

    Los Éroes famosos
los niervos al deleite derribaron,
que ni en los engañosos
gustos, ni en lisongeras  60
vozes de las sirenas peligraron;
ante las ondas fieras
atravesando fueron,
por do ningunos escapar pudieron.

    Seguid, Señor, la llama  65
de la virtud, qu' en vos sus fuerças prueva;
que si bien os inflama
de su amor en el fuego,
viendo su bella luz, con fuerça nueva,
sin admitir sosiego,  70
buscaréis en el suelo
la que consigo os alçará en el cielo.

    No os desvanesca el pecho
la sobervia inorante y engañada,
ni lo mostréis estrecho;  75
que para aventajaros
entre las sombras desta edad culpada,
devéis siempre esforçaros,
que sólo es vuestro aquello,
que por virtud pudistes merecello.  80

    Aquél que libre tiene
d' engaño el coraçón, y sólo estima
lo qu' a virtud conviene;
y sobre cuanto precia
el vulgo incierto, su intención sublima,  85
y el miedo menosprecia,
y sabe mejorarse,
sólo señor merece y rey llamarse.

    Que no son diferentes
en la terrena masa los mortales;  90
pero en ser ecelentes
en virtud y hazañas,
se hazen unos d' otros desiguales,
estas glorias estrañas,
en los que resplandecen,  95
si ellos no las esfuerçan, s' entorpecen.

    Por el camino cierto
de las divinas Musas vais seguro;
do el cielo os muestra abierto
el bien, a otros secreto,  100
con guía tal, qu' en el peligro oscuro
de perturbado afeto
venciendo el duro asalto,
subiréis de la gloria en lo más alto.

    Y porque las tinieblas,  105
fatal estorvo a la grandeza umana,
no ascondan en sus nieblas
el valor admirable,
haré qu' en vuestra gloria soberana
siempre Talía hable;  110
y que la bella Flora,
y los reinos la canten de l' Aurora.




ArribaAbajoSoneto XXXV


ArribaAbajo    Por un camino, solo, al Sol abierto,
d' espinas y d' abrojos mal sembrado,
el tardo paso muevo, y voy cansado
a do cierra la buelta el mar incierto.

    Silencio triste abita este desierto;  5
y el mal, que ay, conviene ser callado,
cuando pienso acaballo, acrecentado
veo el camino, y mi trabajo cierto.

    A un lado levantan su grandeza
los riscos juntos, con el cielo iguales,  10
al otro cae un gran despeñadero.

    No sé, de quién me valga en mi estrecheza,
que me libre d' Amor, y destos males;
pues remedio sin vos, mi Luz, no espero.




ArribaAbajoSoneto XXXVI


ArribaAbajo    Llevarme puede bien la suerte mía
al destemplado cerco y fuego ardiente
de l' abrasada Libia, o do se siente
casi perpetua sombra y noche fría;

    qu' en la niebla tendré lumbre del día,  5
templança en el calor, aunqu' esté ausente
de vos, mi bien, y Amor siempre inclemente
me niegue la esperança d' alegría.

    Y no podrá mi áspero tormento,
y el inmenso dolor, que temo tanto,  10
turbarm' un solo punto de mi gloria;

    qu' en medio de mi grave sentimiento,
de mi ielo y mi llama, alegre canto
de mi dichoso mal la rica istoria.




ArribaAbajoSoneto XXXVII


ArribaAbajo    Mi bien, que tardo fue a llegar, en buelo
pasó, cual rota niebla por el viento;
y fue siempre terrible mi tormento,
después que me cercó el temor y el ielo.

    Alçava mi esperança al alto cielo;  5
pero en el començado movimiento
cayó muerta; y sin fuerça y sin aliento
llorando estoy desierto en este suelo.

    Do, sólo satisfecho de mi llanto,
huyo todas las muestras d' alegría,  10
ausente, aborrecido y olvidado.

    Membranças tristes viven en mi canto;
y, puesto en la presente pena mía,
descanso cuando estoy más lastimado.




ArribaAbajoSoneto XXXVIII


ArribaAbajo    Serena Luz, en quien presente espira
divino amor, qu' enciende y junto enfrena
el noble pecho, qu' en mortal cadena
al alto Olimpo levantars' aspira;

    ricos cercos dorados, do se mira  5
tesoro celestial d' eterna vena;
armonía d' angélica Sirena,
qu' entre las perlas y el coral respira;

    ¿Cuál nueva maravilla, cuál exemplo
de la inmortal grandeza nos descubre  10
aquesa sombra del hermoso velo?

    Que yo en esa belleza, que contemplo,
(aunqu' a mi flaca vista ofende y cubre)
la inmensa busco, y voy siguiendo al cielo.




ArribaAbajoSoneto XXXIX


ArribaAbajo    Pura, bella, suäve Estrella mía,
que sin, qu' os dañe oscuridad profana,
vestís de luz serena la mañana,
y la tierra encendéis desnuda y fría;

    Pues vos, por quien suspiros mil envía  5
mi alma, cual castísima Dïana,
movéis la empresa vuestra soberana
contra Venus y Amor con osadía;

    yo seré, como aquél, que su belleza
con hierro amanzilló; y el casto hecho  10
lo mostró con más gloria y hermosura.

    Pero tendré, de Ladmo en l' aspereza,
si Luna sois, del caçador el pecho,
y no del, qu' onró Arcadia, la figura.




ArribaAbajoSoneto XL


ArribaAbajo    Viví gran tiempo en confusión perdido,
y todo de mí mesmo enagenado,
desesperé de bien; qu' en tal estado
perdí la mejor luz de mi sentido.

    Mas cuando de mí tuve más olvido,  5
rompió los duros lazos al cuidado
d' Amor el enemigo más onrado;
y ante mis pies lo derribó vencido.

    Aora, que procuro mi provecho,
puedo dezir, que vivo; pues soy mío,  10
libre, ageno d' Amor y de sus daños.

    Pueda el desdén, Antonio, en vuestro pecho
acabar semejante desvarío;
antes que prevalescan sus engaños.




ArribaAbajoSoneto XLI


ArribaAbajo    Estoy pensando en mi dolor presente,
y procuro remedio al mal instante;
pero soy en mi bien tan inconstante,
qu' a cualquier' ocasión buelvo la frente.

    Cuando m' aparto, y pienso estar ausente,  5
de mi peligro estoy menos distante:
siempre voy con mis ierros adelante,
sin que de tantos daños escarmiente.

    Noble vergüença del valor perdido,
¿por qué no abrasas este frío pecho,  10
y deshazes mi ciego desvarío?

    Si tú me sacas deste error d' olvido;
podré dezir en onra deste hecho,
que sólo devo a ti poder ser mío.