Escena II
|
|
HASSAN y AMALIA. Reconociendo a HASSAN, y acercándose precipitadamente.
|
AMALIA | Él es ¡Oh padre mío! compasivo
| | abridme vuestros brazos, que mi seno | | de alegría
palpite, cuando sienta | 25 | mi corazón unirse con el
vuestro. | | (Se abrazan.) |
|
|
HASSAN | ¡Oh cara prenda, que a mi desventura
| | sin duda concedió piadoso el cielo! | | en vano
tu placer y tu cariño | | quiere borrar la angustia
de mi pecho. | 30 | ¡Ah! yo te vuelvo a ver, ¡pero en qué
estado! | | privada de tu amante, a un yugo fiero | | unida con
violencia, abandonada | | aún de tu propio padre...
|
|
|
AMALIA | ¡Qué
recuerdos | | hacéis a mi ternura! Qué ¿vos mismo
| 35 | acusáis vuestro olvido? Yo os encuentro | | de verme
temeroso, y en un traje | | que me anuncia... ¡Gran Dios! Yo
no lo creo. | | No; tú mi desamparo has permitido,
| | mas no permitirás, que cuando vuelvo | 40 | a cobrar
a mi padre, esté su vida | | manchada con delito tan
horrendo. | |
|
|
HASSAN | ¡Oh hija mía! tu padre es delincuente;
| | tu padre es infeliz. |
|
|
|
HASSAN | Sí, Amalia; soy culpado,
aunque estoy libre, | 45 | falté a mi religión:
ese perverso, | | que se nombra tu esposo, con su astucia | | sorprehendió mi deber, y en el sendero | | del crimen
conducido por su mano, | | añadí la perfidia
al sacrilegio. | 50 |
|
|
|
HASSAN | No
es ocasión de revelarte | | la serie abominable de mis
yerros. | | Él va a morir: su muerte de mis labios | | romperá los candados. |
|
|
AMALIA | ¡Dios!
yo tiemblo | | Él va a morir... os hizo delincuente...
| 55 | ¿tranquilo me anunciáis su fin funesto, | | a mí,
que soy su esposa? Vos... mi padre... | | que sabéis
con qué amor su noble pecho | | se complace en hacerme
venturosa, | | ¿seréis de la traición el instrumento?
| 60 | ¡Ah! por piedad, decidme, qué os obliga | | a tanta
crueldad, y si mis ruegos | | pueden mover vuestra alma endurecida,
| | no me ocultéis tan bárbaro secreto. | |
|
|
HASSAN |
Tú le amas, hija mía, porque ignoras; | 65 | cómo
logró tu mano, y a qué precio; | | por más
que sus victorias del Egipto | | el vergonzoso yugo sacudieron;
| | por más que su poder y su grandeza | | se humille
a tu virtud, está muy lejos | 70 | de merecer el nombre
de tu esposo, | | que supo conseguir por viles medios. | | Es
al fin un esclavo, que elevaron | | de la sangrienta guerra
los sucesos; | | y a pesar de su gloria sólo puede | 75 | envilecer tu noble nacimiento. | |
|
|
AMALIA | Mi nacimiento ignoro:
mas vos mismo | | desde mis tiernos años me habéis
hecho | | conocer los deberes de una esposa. | | Yo los amo,
señor, yo los respeto, | 80 | como mi religión me
los impone. | | Entre vos, y mi esposo, sus afectos | | divide
mi ternura: ¡ah! padre mío, | | no me ocultéis
mi suerte: que a lo menos | | logre saber el verdadero nombre
| 85 | de quien me ha dado el ser. |
|
|
HASSAN | Ese
consuelo | | no te puedo negar. Oye, hija mía, | | lo
que esperas de mí. Yo soy Roberto, | | Conde de Basancur:
fui venturoso | | en la corte de Francia: el himeneo | 90 | de tu
madre Adelaida de Vandoma | | coronó mi fortuna en otro
tiempo. | | Amado de mi Rey, y de mi patria, | | la envidia,
que excitó mi valimiento, | | consiguió mi ruina,
y desterrado | 95 | por la intriga cruel del ministerio, | | pensé
hallar un asilo a mi desgracia | | en un clima ignorado y extranjero;
| | pero apenas contigo, y con mi esposa | | surque el mar
los anchurosos senos, | 100 | cuando de unos piratas la fiereza
| | nos redujo a terrible cautiverio. | | Tu corta edad, Amalia,
te hizo amable | | la misma esclavitud, y yo temiendo | | que mi nobleza hiciera más difícil | 105 | el rescate
anhelado, oculté cuerdo | | el nombre desdichado de
mi clase; | | y de la medicina el arte incierto, | | que
elegí por alivio de mis penas, | | es el fatal origen
de mis yerros. | 110 |
|
|
AMALIA | Lo es de vuestras virtudes, padre
mío: | | yo os he visto hacer de ella digno empleo,
| | socorriendo la vida de mi esposo. | | Si él viviese,
señor, de vos espero | | que olvidéis vuestras
quejas, vuestras iras, | 115 | y adjurando del crimen los excesos,
| | ante un Dios de bondad, menos culpable | | seréis
de sus piedades el objeto. | | (HASSAN se enternece.) | ¿Mi
llanto os enternece? mis suspiros, | | de la naturaleza el
lazo estrecho | 120 | (Tomándole afectuosamente la mano.) |
que nos une, reclaman: vanamente | | oponéis a sus voces
los esfuerzos | | de un odio sanguinario: nada importa | | el lustre de mi sangre, si no puedo | | conseguir que cediendo
a mi ternura, | 125 | feliz os haga el arrepentimiento. | |
|
|
HASSAN |
Sí, yo seré feliz, querida Amalia: | | mis delitos
borrar en breve espero. | | Tú en tanto de Mahomad
contemplar debes | | el antiguo rencor: no tu desprecio | 130 | extienda
hasta nosotros su ojeriza. | | De mis penas ha sido el compañero:
| | él te vuelve a mis brazos cariñosos, | | cuando no lo esperabas. |
|
|
AMALIA | El
perverso | | a su venganza solamente aspira. | 135 | Jamás
en sus oídos el lamento | | del infeliz halló
piedad, ni gracia. | |
|
|
HASSAN | Procura reprimir tus sentimientos...
| | (Mirando adentro.) | (AMALIA quiere irse, y HASSAN la detiene.) | él viene: no, no huyas. |
|
|
AMALIA | ¿Hasta
dónde | | queréis, señor, probar mi sufrimiento?
| 140 |
|
|
Escena III
|
|
Dichos y MAHOMAD.
|
MAHOMAD |
Mi presencia es odiosa a vuestros ojos: | | vos ignoráis,
señora, por qué medios | | pretendo asegurar
vuestra ventura. | | Si Ali-Bek violentó vuestro
deseos, | | yo procuro romper el triste yugo | 145 | que os impuso
la fuerza, y sólo quiero | | que veáis en Mahomad,
no un vil tirano, | | sino un libertador. |
|
|
AMALIA | Yo
sólo veo | | en ti un traidor infame, cuya vista,
| | cuyo artificio soportar no puedo. | 150 | Dime, ¿qué libertad;
di, que ventura | | por ti recibiré, si acaso el cielo
| | me priva se un esposo que idolatro? | | Gemir en tu poder,
y en llanto eterno | | vivir esclava la que fue adorada | 155 | del
corazón ilustre de un guerrero. | |
|
|
MAHOMA | Jamás
yo por esclava recibiera | | mujer tan orgullosa. Ese altanero
| | lenguaje no conviene al abatido. | | ¿Cómo vos,
que olvidando a vuestro dueño, | 160 | a Morad, que os colmó
de beneficios, | | habéis a su amores antepuestos | |
la fortuna, y la mano de un rebelde, | | de ultrajarme
tenéis atrevimiento? | | ¿sabéis lo que me debe
vuestro padre? | 165 | ¿sabéis que me acusáis, sin
conocerlo, | | de una traición, formada por mi astucia,
| | más que va a resultar en favor vuestro? | | Vos
ignoráis que ha sido vuestro amante | | el que unió
su venganza a mis deseos, | 170 | aspirando a cobraros por la muerte
| | de quien os ha robado a su despecho: | | y en fin, que le
ofrecí vuestra hermosura, | | y ayudó mi
rencor sólo a este precio. | |
|
|
AMALIA | ¡Yo precio de la
sangre de mi esposo! | 175 | ¡execrable maldad! ¡contrato horrendo!
| | pero digno de ti, digno de un monstruo, | | formado por la
cólera del cielo, | | para sembrar el crimen en
la tierra. | | Gran Dios, arroja de tu trono excelso | 180 | el rayo
abrasador, que lo sepulte | | del hondo abismo en el obscuro
centro. | | (Vase.) |
|
|
Escena IV
|
|
MAHOMAD y HASSAN. MAHOMAD quiere seguirla, y HASSAN lo detiene.
|
|
HASSAN | Mahomad,
calma tu enojo: | | compadece la angustia de su pecho.
| | Al nombre del delito la inocencia | 185 | se asusta fácilmente.
¡Oh! cuanto temo | | su desesperación. | |
|
|
MAHOMA | De
mis furores | | todos pueden temblar: cada momento | | se
atreven a insultarme los que deben | 190 | respetar de mis iras
el incendio. | | La rabia me consume y me devora: | | la muerte
de Ali-Bek sólo es el medio | | de aplacar mi rencor;
pero aún respira: | | ¿por qué tarda en morir?
¿cómo el veneno, | 195 | que corre por sus venas, no ha
sellado | | mi anhelada venganza? |
|
|
HASSAN | En
breve espero | | que lograda será. Mortal cicuta | | he
aplicado a su herida; mas su esfuerzo, | | con un licor
benéfico animado, | 200 | que bebió de mi mano, te
dio tiempo | | para justificarte ante las tropas, | | y te libra
también de los recelos | | que su improvisa muerte en
contra tuya | | pudiera fomentar. |
|
|
MAHOMAD | ¡Oh!
cuánto debo, | 205 | Hassan, a tu amistad. Si yo tuviera
| | el poder de Morad, por otros medios | | de una vez acabara
con la vida | | de mi odioso contrario: mas lo espero | | todo de la cautela. | (Mirando adentro.) |
|
|
|
Escena V
|
|
Dichos y MORAD.
|
MORAD |
Hassan, Mahomad, en el instante quiero | | hablar con Ali-Bek,
y dar respuesta | | a los cargos que me hace, convirtiendo
| | en infame baldón nuestra alianza. | |
|
|
MAHOMAD | No
te humilles, Morad, hasta ese extremo. | 215 | La ponzoña,
que corre por sus venas, | | asegura la muerte del soberbio:
| | ya pocas horas de vivir le restan. | |
|
|
MORAD | ¿Qué escuchó?
Dime, Hassan, ¿qué? será cierto... | |
|
|
HASSAN |
Sí; cierta es la venganza. Tú no sabes | 220 | nada
de mis agravios; pero luego | | que expire, te diré...
|
|
|
MORAD | Nada
me digas: | | no quiero saber más. Todo el ministerio
| | que has hecho de tus quejas, no te salva | | de ser un
asesino, que ha cubierto | 225 | de oprobio y de vergüenza
mi memoria. | | (A MAHOMAD lo que sigue.) | Y tú, que has
engañado mis deseos | | para hacerme testigo delincuente
| | de tu horrible perfidia, vete luego, | | huye de mi presencia.
|
|
|
MAHOMAD | ¿Por
qué causa | 230 | te irritas contra mí, cuando pretendo
| | coronar tu esperanza y tus amores? | |
|
|
|
MORAD | Lo
comprehendo; | | pero Ali-Bek sabrá vuestras maldades.
| |
|
|
|
MORAD | Salvar,
si puedo, | 235 | o su vida, o mi fama. |
|
|
MAHOMAD | ¿Qué
he escuchado? | | Sígueme, Hassan; sus iras frustraremos.
| | (Se van los dos.) |
|
|
Escena VI
|
|
MORAD y ALI-BEK.
|
MORAD | (Llamándole.) | Ali-Bek. | (Al tiempo
de salir.) |
|
|
|
MORAD | Tu
contrario: | | el que venció tu ebrio en campo abierto,
| | y el que se avergonzara si murieses | 240 | al rigor simulado
de un veneno. | | El corre por tus venas, y a tu herida | | lo
aplicó la traición; pero aún es tiempo
| | de atajar su violencia, si permites | | que mi piedad
te libre de este riesgo, | 245 | quitándote las plantas
ponzoñosas | | que al sepulcro te arrastran. Yo pretendo
| | hacerte conocer, cuando me infamas, | | porque a Mahomad
amparo, que mi esfuerzo | | abomina su astucia, y mis agravios
| 250 | satisfago lidiando cuerpo a cuerpo. | |
|
|
ALI-BEK | Generoso Morad,
deja que admire | | tu noble proceder; pero no creo | | que el
padre de mi esposa haya querido | | acabar con mi vida.
Ella me ha hecho | 255 | la tierna relación de los socorros
| | que a sus cuidados oficiosos debo. | | Yo respiro por él;
¿y qué pudiera | | moverle a cometer crimen tan feo?
| |
|
|
MORAD | Ignoro los motivos: ¿mas recuerda | 260 | si enmedio
de su largo cautiverio | | le hiciste algún agravio?
Sobre todo, | | piensa que quien negó con juramento
| | su Dios y religión, nunca perdona, | | ni olvida
las injurias que le hicieron. | 265 |
|
|
ALI-BEK | Yo nunca le agravié:
si sus temores, | | adjurando su ley, le condujeron | | hasta
vender infiel su propia sangre: | | si por cobardía
me hice dueño | | de la preciosa Amalia, ¿qué
le obliga | 270 | a procurar mi muerte? ¿cuál intento | |
oculta, despreciando mis favores, | | cuando esperar pudiera
de mi pecho | | más noble recompensa, que la infamia
| | con que Mahomad le brindará por premio? | 275 |
|
|
MORAD |
Tú me llenas de horror. ¿Será posible | | que
Hassan cause atentados tan funestos? | |
|
|
ALI-BEK | Hazle venir
aquí: yo de su boca | | procuraré indagar este
secreto. | |
|
|
MORAD | Vendrá: te lo aseguro; pero en
tanto | 280 | tu herida y tu peligro no olvidemos. | |
|
|
ALI-BEK | Tu
generosidad, que por dos veces | | quiere darme una vida que
aborrezco, | | es mi mayor peligro; si muriese, | | de una
vez acabarán mis tormentos. | 285 | Detesto tu piedad; y
de obtenerla | | por mano de un contrario me avergüenzo.
| | (Vase.) |
|
|
MORAD | ¿Por qué odias el vivir? ¿tú que
has logrado | | la posesión feliz de mis deseos? | | Amalia, por tu llanto, por tus quejas | 290 | defiendo a mi enemigo;
mas busquemos | | a tu pérfido padre, porque muera,
| | o revele sus bárbaros intentos. | | (Vase.) |
|
|