Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


50

Ibid., p. 539.



 

51

Implicados y críticos han dejado bien clara la inexistencia de tal oposición, así, entre otros, Jorge Luis Borges se ha encargado de negar la existencia de la polémica y de dichos grupos (vid. comentario de Borges reproducido por F. Sorrentino, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Casa Pardo, 1974, pp. 16-17; cit. por J. Schwartz, ob. cit., p. 540, nota 6). Arturo Cancela ya se había referido humorísticamente, en 1925 y desde Martín Fierro, a tal división, proyectando una fusión bajo el nombre de «Floredo» (A. Cancela, «Carta abierta», Martín Fierro, n.º 19, julio 1925; cit. por Flora H. Schiminovich, La obra de Macedonio Fernández: una lectura surrealista, Madrid, Pliegos, 1986, pp. 69-70).



 

52

J. Schwartz, ob. cit., p. 538.



 

53

D. Ródenas de Moya, ob. cit., p. 31.



 

54

Ramón Gómez de la Serna, Retratos contemporáneos, Madrid, Aguilar, 1989, p. 170. Cito siempre por esta edición.



 

55

Ibid., p. 172. Los primeros trabajos publicados de Macedonio datan de 1892 (artículos y poemas aparecidos en revistas y periódicos), pero es a partir de 1920 cuando su figura empieza a dibujarse como punto de referencia para determinados ambientes de la escena literaria. No todo es vigilia la de los ojos abiertos... se edita en 1928. En 1922 ya había empezado a publicar en Proa (1.ª época) lo que después reuniría en Papeles de Recienvenido (1929). Publica, durante estos años veinte, diversas notas y artículos en diferentes revistas, y es uno de los fundadores de la Revista Oral. En el mismo año en que se edita No todo es vigilia..., Macedonio comienza a anunciar su Museo de la novela de la Eterna, con anticipos, cartas, comentarios... Así, por ejemplo, en 1938 publica Novela de la «Eterna» y la Niña de dolor, la «Dulce-persona» de un amor que no fue sabido -a la que alude Gómez de la Serna en sus Retratos contemporáneos (p. 172)-, anticipando pasajes de Museo... Para un seguimiento de su obra, vid. N. Salvador, «Cronología», en M. Fernández, Museo de la novela de la Eterna, edic. crít. de A. M.ª Camblong-A. de Obieta (coords.), España, Archivos-CSIC, 1993, pp. 339-345 (Archivos, n.º 29).



 

56

La crítica era de Lázaro Riet (Enrique Amorim) y fue publicada en la revista Latitud, n.º 1; la «Solicitada (de Agradecimiento)» de Macedonia apareció en Papeles de Buenos Aires, n.º 5 (mayo de 1945); cit. por Héctor René Lafleur; Sergio D. Provenzano, y Fernando P. Alonso: Las revistas literarias argentinas 1893-1967, edic. corregida y aumentada, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968, p. 247 (vid. también p. 196).



 

57

Para una caracterización de la «greguería», vid. César Nicolás, Ramón y la Greguería. Morfología de un género nuevo, Cáceres, Univ. de Extremadura, 1988.



 

58

«Los críticos devotos o simplemente afectos a la metamorfosis literaria impulsada por los jóvenes negaban que éstos escribieran novelas (puesto que novela valía tanto como novela realista) o aguardaban pacientemente que surgiera la primera novela «nueva», o (y esto es lo más enjundioso para la teoría y la historia de la literatura) consideraban que lo que hacían los jóvenes constituía un género narrativo neonato que estaba todavía a la espera de nombre y filiación» (D. Ródenas de Moya, ob. cit., p. 28).



 

59

El problema de la determinación de unas fechas exactas para el desarrollo de la vanguardia, que de manera aproximada vengo situando en torno a las décadas de los años veinte y treinta, cuenta además con el escollo de que algunas de esas obras se publicarán tardíamente, ejerciendo una especial influencia sobre propuestas posteriores, lo cual vuelve a conectar esa producción con el proceso general de renovación de la narrativa.



 
Indice