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80

Jorge Luis Borges, «Nota de un mal lector», en Ciclón, La Habana, vol. 2, n.º 1, enero de 1956, p. 28.



 

81

A propósito de la obra que inaugura el romanticismo argentino Elvira o la novia del Plato (1832), afirma Esteban Echeverría de su poema «que no hallará modelo alguno en la poesía castellana». (Cf. Rafael Alberto Arrieta, Historia de la literatura argentina, t. II, Buenos Aires, Peuser, 1958, p. 37). Afirmación, cuando menos, discutible.



 

82

Cito por Miguel de Unamuno, El gaucho Martín Fierro, Prólogo a José Hernández, Martín Fierro, Madrid, Giner, 1972, p. 61. (El estudio se publicó por primera vez en Revista Española, año 1, n.º 1, Madrid, 1894).



 

83

Cf. Mariano Iturbe, «The Martin Fierro and Borges: An Argentinean National Poem», en Hispanic Horizon, Journal of the Centre of Spanish Studies, Winter, 1996-1997, p. 115.



 

84

Cito por José Hernández, Martín Fierro, ed. de Jorge Luis Borges, con la colaboración de Margarita Guerrero, Buenos Aires, Columba, 1953, p. 28.



 

85

Ibidem, p. 29.



 

86

Ataca Borges en las páginas del Evaristo Carriego al escritor español J. M. Salaverría, a propósito de su libro El poema de la Pampa, Martín Fierro y el criollismo español. Sin mencionar a Unamuno, afirma de éste: «Otro Salaverría -de cuyo nombre no quiero acordarme, porque lo demás de sus libros tiene mi admiración [...]; pero el escritor es tan monótono, décimo, infinito, español, calmoso, desierto y acompañado, que no se fija que en el Martín Fierro no hay décimas». Cf. Jorge Luis Borges, Evaristo Carriego, Madrid, Alianza Editorial, 1979, p. 56.



 

87

Recogido ahora en Inquisiciones, Madrid, Alianza Editorial, 1998, pp. 42-49.



 

88

En una carta fechada en Buenos Aires en 1922 y dirigida a su amigo mallorquín Jacobo Sureda escribía Borges: «En Quevedo encontré 4 versos que copio casi panteístas y que mucho tienen que ver con el asunto: Medulas que han gloriosamente ardido». Cf. Carlos Meneses, «Del epistolario Borges-Sureda», Turia, n.º 21-22, octubre de 1992, p. 37. Esa temprana afición de Borges por Quevedo vendrá, posteriormente, a inscribirse en la relectura que del clásico hará la generación del 27. (Véase, para este último aspecto, José Luis Calvo Carrillo, Quevedo y la generación del 27, Valencia, Pre-Textos, 1992).



 

89

Antonio Machado, «Reflexiones sobre la lírica (El libro Colección del poeta andaluz José Moreno Villa (1924)», Revista de Occidente, año III, n.º XXIV, junio de 1925, p. 361. Luis Cernuda, al recordar aquel tiempo ultrametafórico, apostillaba: «La metáfora estaba de moda [en 1925] tanto que Ortega y Gasset, con su rara ignorancia en cuestiones poéticas, definió entonces la poesía como álgebra superior de las metáforas». Cf. Luis Cernuda, Estudios sobre poesía española contemporánea, Madrid, Guadarrama, 1975, p. 37.



 
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