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El texto de Rubén Rolandi conserva ciertas marcas ritualizadas del discurso narrativo oral, p. ej., hace terminar cada uno de sus kásos con la fórmula ha upépe opa («y ahí se acaba»).

 

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Cf. Lustig 1996, donde se comentan algunos aspectos lingüístico-literarios de este texto. Una nota biográfica sobre la autora, así como un extracto de Ramona Quebranto, está disponible en el mencionado sitio de la Biblioteca Virtual Cervantes (http://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/088146068722516830624842/02766c78-82b2-11df-acc7-002185ce6064_16.html#29).

 

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Sobre la lírica moderna en guaraní compárese Lustig 1997 en la antología de Méndez-Faith, la cual ofrece una visión de conjunto de la lírica en guaraní desde finales del siglo XIX.

 

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Profesora titular de Literatura Hispanoamericana de la Universidad «San Cirilo y Metodio», de Veliko Tarnovo (Bulgaria). Ha publicado diversos artículos sobre autores hispanoamericanos. En la actualidad ha centrado su interés en la última narrativa hispanoamericana y más concretamente en el género del cuento. Tiene compilados dos volúmenes antológicos de cuentos hispanoamericanos: Espejos Cóncavos (Sofia, Heizel, 2000) y El cuento hispanoamericano actual (Sofia, 2000), antología muy destacable consumada en el Grupo Latinoamericano de Sofia.

 

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Esta investigadora paraguayo-estadounidense es profesora del St. Anselms College, universidad católica del noreste de los Estados Unidos. Doctorada en Filosofía y Letras por la Universidad de Michigan (Ann Arbor) en 1979, es una de las investigadoras que mayor empeño ha puesto en la regulación y el ordenamiento de datos y obras de la literatura paraguaya, cuyos frutos son su Breve diccionario de la literatura paraguaya, del cual prepara su tercera edición y es obra de indispensable consulta y referencia para el acercamiento al tema, junto a sus antologías Narrativa paraguaya de ayer y de hoy, Poesía paraguaya de ayer y de hoy, y Teatro paraguayo de ayer y de hoy. Su tesis doctoral se editó posteriormente con el título de Paraguay: novela y exilio. Entre otros numerosos trabajos sobre literatura de Hispanoamérica, fue la autora de las entradas de los autores paraguayos incluidos en el Diccionario de la Literatura Española e Hispanoamericana, dirigido por Ricardo Gullón, publicado en 1993.

 

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Según Efraím Cardozo, en su Breve historia del Paraguay, Buenos Aires, Eudeba, 1965. Agrega él que de 1.300.000 paraguayos vivos a principios de la guerra, sólo quedaron 300.000 al final, en su mayoría mujeres y niños.

 

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Dentro de esa línea tradicionalista, iniciada por el argentino Martín de Goycoechea Menéndez -glorificador de la Guerra Grande y mitificador de la literatura nacional- habría que mencionar las obras histórico-costumbristas de Natalicio González, Teresa Lamas de Rodríguez Alcalá, Concepción Leyes de Chaves y Carlos Zubizarreta.

 

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Ver su Historical Dictionary of Paraguay, 2nd ed., Metuchen, N. J. & London, The Scarecrow Press, Inc., 1993, p. 118. Indica él también allí que: «Some 60,000 Bolivians and 30,000 Paraguayans lost their lives, many from the effects of the harsh climatic conditions of the war-zone».

 

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Ejemplifican dicha renovación temática: Cruces de quebracho (1934) de Arnaldo Valdovinos, Ocho hombres (1934) de José Santiago Villarejo, ambas inspiradas en la Guerra del Chaco, y especialmente El guajhú (1938) de Gabriel Casaccia, colección de cuentos donde su autor da el golpe definitivo a la visión literaria idealizada y romántica, totalmente falsa del campesino paraguayo.

 

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Es interesante constatar que mientras la narrativa concebida y publicada fuera del país produce varios textos con el tema del exilio, en esos años hay solamente una novela publicada en 1965 en Paraguay: Imágenes sin tierra de José-Luis Appleyard.