Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoActo II


Escena I

 

DAVID, JOAB, AMNÓN por la puerta del pabellón. El coro que no ha dejado la escena.

 
DAVID

 (Al coro.) 

Retiraos vosotros.
 

(Se va el coro.)

 
Hijo amado,
después que se presenten mis ofrendas
por la mano del sumo Sacerdote
ante un Dios de justicia y de clemencia;
después de concederte que tu hermana 5
en tu alivio prodigue su asistencia;
contra la envidia intento asegurarte.
Hoy te dará David la mayor prueba
de su cariño, haciendo que las tribus
te aclamen sucesor de mi diadema. 10
Sé con dolor las tramas, las astucias,
con que Absalón tu hermano sus ideas
ambiciosas eleva hasta mi trono.
En tanto, que en los trances de la guerra
yo combatí el furor del Ammonita, 15
y aseguré la prometida tierra,
Absalón concertó los viles medios,
que a los traidores dicta la cautela,
para usurparte osado la corona,
que el cielo te destina por herencia. 20
Forzoso es precaver sus intenciones;
ven a mi lado a recorrer las tiendas
de mi ejército fiel: quiero mostrarles
su Príncipe a las tribus de Judea,
y disponer que al tiempo de mi triunfo 25
mi sucesor te jure su obediencia.
AMNÓN
Vuestro amor paternal ya me concede,
cuanto mi triste corazón anhela,
en la asistencia de Thamar; si al trono
Dios me destina, en vano la soberbia 30
de mi hermano Absalón podrá oponerse.
¿Y quién os ha informado de que sean
tales sus intenciones? ¿Quién se atreve
a denigrar con insidiosa lengua
las acciones de un príncipe? El osado, 35
que tal calumnia en su desdoro intenta,
preséntese a mi vista, hable, confirme
su acusación con infalibles pruebas.
DAVID
Habla, Joab.
AMNÓN
¿Eres tú?
JOAB
Yo soy; no teme
mi verdad vuestro enojo. La certeza 40
de que Absalón aspira a coronarse,
su popular conducta manifiesta.
¡Cuántas veces le vieron, afectando
un candor compasivo, de las quejas
de las tribus rebeldes ser apoyo! 45
¡Cuántas de los hebreos las molestas
súplicas defender, y de su padre
motejar las acciones en su ausencia!
Su mansión es asilo del delito;
Absalón, aspirando a la diadema, 50
aun antes de alcanzarla el aparato
digno del solio en su persona ostenta.
La pompa de su séquito lo anuncia;
de sí mismo idolatra la belleza,
despreciable en el hombre, y sus adornos 55
su vanidad y su ambición fomentan;
y aunque sus intenciones fuesen otras,
evitar de su padre la presencia
en el día en que vuelve victorioso,
su orgullo claramente nos demuestra. 60
DAVID
Amnón, ¿qué alegarás en su disculpa?
AMNÓN
Cuando Joab su encono manifiesta
contra Absalón en los falaces cargos,
con que infamar su proceder intenta;
nada puedo decir en favor suyo, 65
sin que a mi hermano agravie mi defensa.
No quiero degradarlo hasta el extremo
de dar satisfacción a las sospechas
de un vasallo atrevido, de un vasallo,
que tiene por delito la grandeza70
de un príncipe bizarro; que lo acusa
de que consuele al pueblo de Judea;
y en fin, que en su hermosura, don del cielo,
halla de vanidad y ambición pruebas.
¡Oh padre! Vos sabéis que la hermosura 75
arrastra nuestro amor; naturaleza
rara vez la concede al delincuente.
¿Será en Thamar delito ser tan bella?
Entonces, ¡ay de aquel, cuyo semblante
hermoso deslumbrase las potencias 80
del sensible mortal!... Una y mil veces
infeliz el amante en su amor fuera.
Y yo... ¡Qué digo!... Mi razón se abisma...
No. La beldad el crimen no fomenta.
DAVID
Advierto en tu discurso, hijo querido, 85
el desorden fatal de tus ideas.
No es crimen la hermosura; pero acaso
la de Absalón desgracias produjera:
y quizá sus efectos peligrosos
de Thamar ultrajaran la inocencia. 90
AMNÓN
Es imposible. La virtud defiende
a Thamar del amor.
DAVID
Hijo, tú tiemblas:
¿por qué causa?
AMNÓN

 (Violentándose.) 

No, padre; estoy tranquilo.
Alguna vez me agita la violencia
de este dolor involuntariamente; 95
mas yo sabré triunfar de su fiereza.
JOAB
Ceded de vuestro padre a los deseos.
La aclamación que el pueblo de Judea
tribute a vuestro nombre; el aparato
que ha de anunciar en vos la pompa regia, 100
desvanecerá en breve vuestros males.
DAVID
Ven, hijo amado.
AMNÓN
Nunca la diadema
alucinó con su esplendor brillante
mi corazón; ni puedo en mi dolencia
prestarme a tan augusta ceremonia. 105
El popular tumulto me atormenta.
Dejad que de Absalón en la presencia
parezca, y se avergüence quien lo acusa;
y entonces yo... ¿la veis?

 (Viendo venir a THAMAR.) 

Thamar se acerca.


Escena II

 

DICHOS, THAMAR por la puerta de Jerusalén.

 
THAMAR
Amado padre, al prevenido triunfo, 110
conque Jerusalén gozosa espera
celebrar vuestra gloria, mis desvelos
unirán de las jóvenes doncellas
los inocentes dones. Vuestro alcázar
con los festivos cánticos resuena 115
de las esposas de David, que al cielo
los puros votos de su amor elevan.
¿A qué esperáis? Jerusalén triunfante
en este día vuestra vista anhela.
Hija mía, no debo en su recinto 120
penetrar, sin que lleve las ofrendas
a Dios debidas; mientras mis guerreros
los sacrificios del Señor aprestan,
ven a mi pabellón. Será forzoso
que David se confíe a tu terneza 125
en la suerte fatal de tus hermanos.
Amnón, tú con Joab aquí me espera.
 

(Se entra con THAMAR en la tienda.)

 


Escena III

 

AMNÓN, JOAB.

 
AMNÓN
¡Cuál puede ser este secreto! Dime
Tú, que del Rey el corazón penetras,
la causa de este arcano. ¡David quiere 130
confiar a Thamar la suerte adversa
de sus hijos! ¿Acaso contra todos
ha logrado irritarlo tu cautela?
JOAB
¿Cómo vos, a quien ama mi respeto,
hacéis a mi lealtad tan grave ofensa? 135
Si de Absalón, David se desconfía;
si sus tramas han sido descubiertas
por mi verdad al Rey; en favor vuestro
resulta de Joab la diligencia.
AMNÓN
Mejor dijeras que en ventaja tuya; 140
pues habiendo envidioso por tu diestra
asesinado a Abner, para librarte
del castigo que el Rey quizá te diera,
abultando traiciones que no existen,
das pábulo en su pecho a las sospechas, 145
para que necesite de tu brazo.
¿Y contra quién tu astucia las fomenta?
Contra Absalón, contra el valiente hermano
de Thamar... este nombre me presenta
todo el horror de tu intención malvada: 150
conozco tu perfidia, y se avergüenza
mi noble corazón de que imagines,
que en ningún tiempo Amnón te la agradezca.
JOAB
Si otro que vos...


Escena IV

 

DICHOS, JONADAB por la puerta del pabellón.

 
JONADAB
Joab, David os llama.
JOAB
Su palabra es la ley de mi obediencia. 155
Vos, engañado príncipe, algún día
veréis de mis razones la evidencia.
 

(Se entra en el pabellón.)

 
AMNÓN
¡David de Amnón recata sus secretos,
y de un traidor confía sus ideas!
¿Qué es esto, Jonadab?
JONADAB
Yo lo sé todo.
160
El Rey, de la conducta que en su ausencia
ha observado Absalón, quiere informarse
de su hermana Thamar. Sin duda espera
que Joab se confunda, o se separe
de su insidiosa acusación.
AMNÓN
Mis penas,
165
privado de Thamar, en tanto crecen.
JONADAB
Ya David le ha ordenado tu asistencia.
AMNÓN
¿Qué dices? ¡Oh ventura suspirada!
JONADAB
Yo lo acabo de oír.
AMNÓN
Mi dicha es cierta.
¡Ah! Su vista es bastante a mis deseos, 170
y tiemblo a mi pesar en su presencia.
Temo que su hermosura me arrebate;
que a descubrirse llegue mi dolencia;
y que el amor...
JONADAB
Si dudas de ti mismo,
si tu razón o tu virtud flaquean, 175
aún es tiempo; tus males disimula,
y el riesgo evita de volver a verla.
AMNÓN
¡Qué profieres, cruel! ¡Yo condenarme
a no ver a Thamar! ¡Qué! ¿Yo pudiera
ser tan cobarde y bárbaro conmigo, 180
que, de mi amor temiendo la violencia,
de mi única ventura me privase?
No, Jonadab; si mi pasión se aumenta
con su vista, expirar ante sus ojos
es la sola esperanza que me resta. 185
JONADAB
Tu virtud reconozco; y más que nunca
confío en que Thamar con su inocencia
desvanezca tu amor. Su dulce nombre
no llegue a articular jamás tu lengua,
sin llamarla tu hermana; esta voz sola 190
puede triunfar de tu pasión funesta,
si acaso la ocasión...
AMNÓN
No me atormentes,
amigo, por piedad. Thamar se acerca.


Escena V

 

DICHOS, THAMAR por la puerta del pabellón.

 
THAMAR
Hermano.
AMNÓN

 (Aparte.) 

¡Oh nombre!
THAMAR
Nunca de mi padre
fue tan grato el precepto a mi obediencia, 195
como cuando a servirte me destina.
Id, Jonadab, y haced que las doncellas
que me asisten, festejos y placeres
para agradar a Amnón luego prevengan.
 

(JONADAB se va por la puerta del muro.)

 
¡Ah!, hermano; no es el único el afecto 200
que la sangre me inspira, el que me empeña
en procurar a tu dolor alivio.
AMNÓN
Pues ¿qué, Thamar, hay otro que merezca
en tu pecho el cuidado de mi vida?
THAMAR
Sí, Amnón.
AMNÓN

 (Aparte.) 

¡Qué escucho!
THAMAR
Debe mi fineza
205
mostrar mi gratitud. Sé que a mi hermano
Absalón defendiste en la presencia
de David, oponiéndote a la astucia
con que Joab su perdición intenta.
AMNÓN
¿Tu gratitud no más Amnón merece? 210
THAMAR
¿Y qué otro sentimiento en mí pudiera
serte más grato? Sabes que tu hermana...
AMNÓN
Thamar, no lo repitas; cesa, cesa.
THAMAR
Sí mi cariño aumenta tus pesares
en vano indagaré de tu tristeza 215
la fatal causa.
AMNÓN
¡Qué! ¿David acaso
la pretende saber?
THAMAR
A mí me ordena
que la descubra, y al remedio aspire.
AMNÓN
¡Ah Thamar! Solamente tú pudieras.
THAMAR
Pues habla, hermano mío.
AMNÓN
No: imposible.
220
Este incendio voraz, esta funesta
llama que me consume y me horroriza,
a par de mi desgracia será eterna.
THAMAR
Ya no puedo dudar, Amnón, que amas.
David de tu delirio lo sospecha; 225
y tu voz lo confirma.
AMNÓN
Si; yo amo.
Este amor fue inocente en mi edad tierna;
y a pesar de su imperio todavía
es puro y virtuoso, como aquella
que lo ha inspirado: su poder conoce 230
mi desesperación; naturaleza,
los mortales, el orbe, y aun el cielo
se oponen a mi dicha; la tremenda
justicia del Eterno vela siempre
sobre mi frente criminal suspensa. 235
THAMAR
¿Y a quién tu corazón habrá elegido
que te haga delincuente? Amnón, recuerda
quien eres, y cual es tu noble clase:
el sucesor del trono de Judea,
el hijo de David a su ventura 240
no puede hallar obstáculo en la tierra.
Aunque a tu amor se oponga el parentesco,
aunque la religión te lo impidiera,
a vista del peligro de tu vida
un cariñoso padre, un Rey pudiera 245
suavizar el imperio de las leyes.
¿Por qué obstinado en tu silencio intentas
víctima perecer de tu tormento?
¿Por qué, menospreciando la terneza
de David, su cuidado haces inútil? 250
Y en fin, ¿por qué a Thamar callas quien sea
la que tu amor merece? Dime, hermano,
dime, ¿quién es esa feliz hebrea?
Yo sabré persuadirla en favor tuyo,
si altiva o insensata te desprecia: 255
si es desigual a ti, yo de mi padre
obtendré con mi ruego, que consienta
tu suspirado enlace en este día;
y al extremo llegando mi fineza,
yo misma, porque fueses venturoso, 260
hasta el pie del altar la condujera.
AMNÓN
Calla. ¡Qué nueva especie de tormento
es el que sufro, que tu voz aumenta!
Thamar, ¿ignoras que a mi amor se oponen
las leyes de Moisés? Ellas gobiernan; 265
y Amnón no debe hollarlas. Defendido
por la santa virtud, mi resistencia
al delito es tan grande, como inmenso
mi amor. ¿Y serás tú la que presenta
a mis ojos la copa del deleite... 270
¿Por qué, Thamar, mis ansias lisonjeas?
No insultes mi pasión: teme esta llama
que me devora; de avivarla tiembla;
huye de mí; ¿no ves en mi semblante
la imagen de la culpa que me aterra? 275
¿No ves en torno mío la desgracia,
los vicios y el amor que me rodean?
Y tú también con ellos... ¡Dios eterno!
La virtud, que sostiene mi flaqueza,
como una luz sombría que ilumina 280
el seno del sepulcro, brilla incierta
en mi angustiado pecho en este instante,
para que el fondo del abismo vea.
Huyamos... ¡ah! No puedo... ¡Oh qué agonía!
Thamar, ten compasión de mí demencia; 285
tú me verás morir: mira mi frente
de palidez y de sudor cubierta.
¡Oh tú, a quien... Defenderme de mí mismo;
 

(Se acerca a THAMAR; se retira horrorizado del remordimiento.)

 
Salvadme de las furias que me cercan.


Escena VI

 

DICHOS, JONADAB, coro de doncellas por la puerta del muro. JOAB y coro de guerreros por la del pabellón.

 
JONADAB

  (A THAMAR.)  

Ya estáis obedecida... Mas ¿qué es esto? 290
JOAB

 (A los guerreros.) 

Venid: la voz de Amnón es la que suena.
THAMAR
¡Ay, amigos! Mirad mi triste hermano
entregado al furor de su dolencia.
AMNÓN
¿Adónde estoy?... Vosotros... ¡Oh delirio!...
Jonadab... Ocultemos mi vergüenza. 295
 

(Se entra precipitadamente por la puerta del muro.)

 
JONADAB
Sigámosle.
 

(Se entra tras él.)

 
THAMAR

 (A JOAB.)  

Ocultad al Rey mi padre
el estado de Amnón; pues mi terneza
aún espera aliviar su desventura,
y no lo puede abandonar en ella.

 (Al coro de doncellas.) 

Implorad la bondad de un Dios piadoso 300
en favor de mi hermano, compañeras,
y uniendo a mi cuidado vuestro acento,
Suba al cielo el clamor de la inocencia.
 

(Se va por donde AMNÓN.)

 
JOAB
¡Príncipe desgraciado! Aunque me injuria,
de su mal compadezco la violencia. 305
Ocultemos su estado; no se aflija
David, y Absalón cobre más soberbia.

 (A los guerreros.) 

Vosotros, pues las sombras de la noche
ya el horizonte y las montañas pueblan,
velad en su silencio, asegurando 310
vuestro celo el reposo de estas tiendas.
 

(El coro de los guerreros guarnece el foro y tiendas; el de doncellas a las puertas de Jerusalén. JOAB se va.)

 
 

Fin del acto segundo, y sigue el coro, que sirve de intermedio de éste al tercero.

 
 

(Coro de doncellas y guerreros.)

 
CORO
Alerta, alerta;
velad, velad,
contra el delito
y la maldad. 315
Mi vida incierta,
Señor, guiad;
Santo infinito,
Dios de Judá.
UNA DONCELLA
De la culpa insidiosa 320
defiéndase mi alma
y en apacible calma
felice vivirá.
DOS DONCELLAS

 (A dúo.) 

En mi aflicción llorosa,
con mi doliente acento, 325
invoco en mi tormento
del cielo la piedad.
CORO
Mi vida incierta,
Señor, guiad
Santo infinito 330
Dios de Judá.
UN GUERRERO
El santo Dios, el fuerte,
poniéndose a mi lado,
aniquiló al malvado,
que duda su verdad. 335
DOS GUERREROS

 (A dúo.) 

En la infelice suerte,
contra el destino adverso,
contra el hombre perverso
Dios me defenderá.
CORO
Contra el delito 340
y la maldad
alerta, alerta
velad, velad.